12.
Harry va a tener un bebé.
Ellos realmente van a tener un bebé. Aquellos simplemente se sentía como algo de otro mundo.
Aquella realidad acababa de golpear a Harry. Cómo si todo el proceso previo que llegaron a pasar antes le hubiese sucedido a alguien más y no a el.
Cómo si se hubiese estado reprimiendo del confiar, del esperar que funcionará por temor a fallar. Del soñar para después llorar.
Pero estaba sucediendo. Es real.
Le golpea tan firme y tan feroz cuando se ve al espejo. Cuando se dedica unos minutos para observarse más alla de su rostro por primera vez en tantos meses.
Y se permite creer y dejar de justificar todos esos pequeños cambios de su cuerpo.
Que sus caderas se habían ensachado con un pequeño cúmulo de grasa, suaves, amplias. No por estar comiendo fuera de su dieta dada sino porque tendría que cargar a un bebé con ellas. Y sonríe.
Se pone de lado y admira su cuerpo desnudo, observando su vientre plano sabiendo que los días estaban contados para seguir viéndolo de esa manera. Pasa su mano por encima, cerrando los ojos e imaginando cómo sentiría acariciarlo y sentir a su bebé moviéndose.
Y sube con sus caricias un poco más, mirando a su —ya no tan plano— pecho. Lo toca con miedo, intentando sentir algo diferente al músculo pectoral. Pero no hay nada. Suspira. Realmente no tendría porque pensar en ello. ¡Tendrían un bebé! No era momento de ponerse triste por si podría darle de comer o no... Es solo que, bueno, Harry realmente creía que la lactancia materna traía muchos beneficios a la salud del bebé y tras leer un montón sobre el tema se había convencido de que alimentarlo con fórmula no sería la mejor idea.
Y se supone que ayuda a crear lazos con tu bebé. ¿Y si no podía hacerlo? ¿Y su bebé aún no concebido llegaba a odiarlo?
Encima-
— Harry, amor, ¿estás bien? ¿necesitas algo? — Louis toca a la puerta.
— Si, si. — se viste con rapidez. — Está todo bien. Yo-yo voy enseguida.
Sale del baño para dejarse caer sobre su cómoda cama en un pequeño brinco. Dios, como la había extrañado. Louis se ríe, negando con la cabeza y apaga la luz de su mesa. Tomando las sabanas y encargándose de cubrirlos a ambos, se mueven en sincronía bajo las sábanas, amoldando con naturalidad su cuerpo al del otro y Louis abraza a Harry por detrás.
Harry puede sentir la respiración de Louis sobre su cuello, cálida, tranquila. Y su firme agarre en su cintura, con sus piernas enredadas y entonces el deja caer su cabeza hacia atrás. Quedando un poco más cerca, sonriendo.
— Louis — llama, sin saber si el ya se ha quedado dormido. Su voz es apenas audible y tal vez lo hace a propósito.
Si lo dice y el no lo escucha puede que aún se sienta mejor sacándolo de su mente. Pero entonces el responde.
— ¿Si, amor? — pasan unos minutos en silencio. Louis esperando a que su novio pronuncie alguna palabra.
— Tengo miedo. — dice, un nudo formándose en mi garganta. Louis lo aprieta un poco más fuerte, más cerca. Entonces, sintiéndose seguro, comienza a llorar. — Es solo que, vamos a tener un hijo Lou. ¿Que si no soy suficiente?
— Hazza, hemos llegado hasta aquí. Esto está siendo posible gracias a ti. Honestamente no creo que alguien más pudiese hacerlo hecho. Y tú vas a gestar a mi hijo. Nuestro bebé. Crear una vida de nada. Eres más que suficiente, eres perfecto y serás un excelente padre. ¿Sabes por que? — Harry niega tenuemente. Sus rizos le hacen cosquillas a Louis. — Porque lo haremos juntos. Te amo, te amo muchísimo.
— Ay, Lou. Realmente está sucediendo ¿verdad? Porque no quiero cerrar los ojos y despertar sabiendo que fue solo un sueño.
— Está pasando, bebé. Es tan real como el amor que siento por ti. No dudes de eso. — Louis besa su cuello, juguetón, causando cosquillas, y solo se detiene hasta que Harry se ha quedado sin aire de tanto reír.
— Lou, ahora de verdad que podemos tener estás conversaciones sin dejarlo como un juego de niños ¿Verdad? Es decir, podemos planear todo esto de nuevo. ¿Verdad?
— Si amor. ¿Aún tienes tu libreta? Esa que tenías cuando tenías dieciséis. Había un collage muy bonito ahí con todo ¿No?
— ¡Cierto! Debe de estar en la casa de Londres, tendré que sacarla para actualizar todo.
— Está vez podrás poner fotos de verdad y no solo recortes. — el corazón de Harry late fuerte con esa idea.
— Oh Louis, ¿donde vamos a tenerlo? Si viajamos tanto de aquí a allá.
— Podemos tenerlo en Londres. Para que tenga nuestra nacionalidad, tomarnos un tiempo y apenas sea lo suficientemente mayor viajar de nuevo. Nos las arreglaremos como siempre lo hemos hecho ¿te agrada esa idea?
— Si. Mucho. Londres será. Nuestro pequeño bebé será británico como nosotros.
Oh dios, ¿Crees que tenga un acento?
— No creo que los bebés tengan un acento, pero seguro que si. Cuando sea mayor y aprenda a hablar. Tendremos que platicarle mucho para que no hable como estadounidense. — Harry rie.
— Empezaremos apenas desarrolle un canal auditivo. Louis, podremos hablarle a mi pancita.
— Si amor. Podemos hablarle a tu pancita. Y vamos a cantarle, todos los días.
— ¿Crees que tengamos una niña o un niño?
— Cualquiera estará perfecto.
— ¿Pero que crees que tengamos? — Louis ríe.
— ¿Si tuviera que apostar? Una niña. ¿Has visto cuántas hermanas tengo? — ambos se ríen. Y quedan en un cómodo silencio, hasta aquí Harry habla de nuevo.
— No puedo dormir. — Louis suspira, sintiéndo los párpados pesados.
— ¿Hay algo que pueda ayudarte, bebé? — pregunta. — ¿Quieres que baje y te prepare una infusión? ¿Un masaje?
— ¿Me dejas darte una mamada?
— Harry, ya lo hiciste tres veces hoy.
— ¡Son órdenes del doctor!
— Harry.
— Louis.
— Creo que ya tienes las proteínas de mi semen muy bien asimiladas, amor.
— Pero Loueeeeeeeeh, por favor, por favor. Te ayudará a dormir, ¿si, daddy? Ni siquiera tienes que follarme la boca, puedo hacerlo todo yo ¿si? Prometo ser bueno.
Louis se ríe nuevamente. Apretando los labios enteramente divertido con la situación. Harry estaba disfrutando cada parte de todo esto.
Entonces niega con la cabeza y alza los brazos para apoyarlos por debajo de su cabeza, acomodándose en la cama y sonríe de lado.
— Cuidado con lo que prometes, bebé. — dice, puede ver un tenue sonrojo en el rostro de Harry, aún en medio de la oscuridad de su habitación. Tan precioso. — Apúrate. O voy a aburrirme.
— Si daddy. — Harry sonríe ampliamente, y el corazón de Louis se ensancha al verlo tan feliz.
Esos primeros dos meses pasan más rápido de lo que esperan, Harry aún se siente extraño con sus nuevos órganos trabajando y sus trabajos se cruzan en medio de sus planes.
Por lo que tres meses pasan antes de que Harry este lo suficientemente cómodo para querer intentarlo realmente. Y es de esa manera que diciembre los recibe.
Se habían ganado un corto periodo vacacional después del Jingle Ball y la temporada de premios de fin de año. Louis había dejado todo un álbum listo para ser liberado en un poco menos de un mes y habían viajado a Londres para pasar las fechas con sus familias.
Harry había conseguido su cuadernillo y pasaba unos minutos cada tarde puliendo detalles hasta sentirse listo.
Un día antes de noche buena, habían pasado toda la tarde horneando galletas para la cena navideña. Y tras crear un gran desastre en la cocina y limpiarlo se habían dispuesto a pasar una tarde de películas.
Con Louis recostado en su gran sofa, pijama de cuadros rojos, pies descalzos y una camisa azul que le queda grande pues originalmente era de Harry. Y con Harry en un corto short verde y camisa blanca, abrazado a Louis como si un panda se tratase, las piernas envueltas alrededor de sus caderas y cabeza al pecho escuchando sus latidos.
Si alguien entrara a su sala en aquel momento, podría pensar que Harry estaba en una incomoda posición todo doblado sobre el cuerpo de Louis. Sin embargo una tenue sonrisa de satisfacción adorna su rostro.
Había perdido el hilo de la película que tenían en pantalla. El solo quería una excusa para estar abrazado a Louis todo el día. Así que se concentra en el reloj de la pared contraria.
Contando los segundos antes de que marque la media noche.
Entonces es veinticuatro. Y el se levanta apenas un poco para observar a Louis directo a los ojos.
— Feliz cumpleaños, amor. — Louis sonríe. Sostiene el rostro de Harry y siente que sus ojos se vuelven de corazón, brillando ante una escena tan común y doméstica como el tener a Harry sobre el, en pijama, la madrugada de un martes.
— Te amo. — dice. Acaricia con dulzura el cabello de Harry y su rostro. Adorando cada detalle, admirando lo hermoso que se ve.
— He tomado la última pastilla por la mañana. La del código de color. — el dice, Louis asiente.
— Que bueno cariño. ¿Has sentido alguna molestía? — Harry niega y una sonrisa se contiene en sus labios.
— Hagamos un bebé, Louis.
Sus ojos azules se abren en demasia, posando sus manos en sus caderas.
— ¿De verdad, Hazza?
— Te amo, estoy listo, es tu cumpleaños. Y yo quiero un bebé tuyo dentro mío. Deja que sea mi regalo ¿si?
— ¿Vamos a la habitación?
— Vamos a la habitación. — Louis sonríe ampliamente y con firmeza agarra las caderas de Harry, poniendose de pie para cargar todo su peso y subir sus escaleras.
Lo deja caer con cuidado sobre la cama, acariciado con dulzura su rostro, sin dejar de mirar a sus ojos. Y saben, saben que aquella noche no habría un juego de por medio.
Simplemente serían Louis y Harry.
Se sacan las prendas con lentitud entre besos que no terminan. Hay suspiros u jadeos rodeados por un te amo.
Louis besa cada parte del cuerpo de Harry, adorando cada centímetro. Acaricia sus pezones, marca sus dedos en su cadera, muerde sus muslos y besa sus tatuajes.
Harry sigue buscando los labios de Louis a cada caricia sobre el bronceado cuerpo, y perdido entre gemidos araña su piel, marcándole por suyo también.
Lágrimas salen de sus ojos cuando su cuerpo se arquea al sentir a Louis sosteniendo sus piernas. Abriéndolo para el, tentandolo con su lengua. Debe apretar con fuerza las sábanas bajo el sintiendo como todo su cuerpo tiembla en placer y dirige su mano libre para acariciar el ya un poco más largo cabello de Louis. Enreda sus dedos, disfrutando de la cercanía.
Poco después de su lengua le abandona, y en su lugar llegan dos dedos lubricados. Expanden sus paredes con tal cariño, que se siente como si fuese la primera vez. Louis besa si cuello dejando marcas ahí también y entonces Harry se muestra desperado por unir sus labios.
Se besan hasta que los labios duelen, están rojos, e hinchados. Se besan hasta que hay tanto lubricante que la cama se ha manchado y los dedos de Louis dejan de parecer suficiente. Se besan porque las palabras de amor ya han sido todas dichas.
— Lou — Harry gime cuando Louis toca de nuevo su punto dulce, soltando un largo suspiro. Mueve sus caderas en busca de un poco más y con la mirada brillosa súplica. — Estoy listo. Muy listo. Por favor.
Louis asiente, aún besándolo. Saca sus dedos y alza su pierna. Sus cuerpos se enredan tan cerca sin estar lo suficientemente juntos.
— Te tengo, te tengo. — el dice. Entonces alinea su pene a su entrada dilatada y se desliza con tanta facilidad que a ambos les genera un nuevo jadeo. Louis comienza con dulce vaivén, encontrando al poco tiempo aquel punto ya tan conocido y sonríe al ver lo bien que hace a Harry sentir.
Este tiene sus brazos envueltos en Louis, manteniendolo cerca. Tan íntimo.
Sienten la presión acumularse, los latidos crecer. Sus miradas se encuentran y se funden en hermosos colores.
— Te amo, te amo tanto — dice Harry, sintiendo su orgasmo llegar. Su cabeza se aturde y se siente nuboso.
— Mío — jadea Louis, embistiendo un poco más fuerte. — Mi Hazza. — acelera el ritmo sobre los gemidos de Harry, todo se acumula y entonces termina también, sintiéndose cálido, pegajoso, apretado. — Tan lleno de mi, y de mi bebé.
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