Epílogo.
Nunca se sintió un frío como aquella mañana del miércoles, sin embargo, era lo menos importante para Felix.
Podía sentir la brisa del frío de nuevo en su cara, podía respirar tranquilamente sin ningún temor.
Era libre.
Superar cada experiencia traumática que vivió fue realmente duro para él, un año en terapias y aún faltaban muchas sesiones más para que su mente dejara de jugarle malas pasadas con los recuerdos, con las veces en las que creía haber observado a los hombres que le hicieron daño. A todos ellos y especialmente a uno, al que inició todo privándole la libertad.
La cicatriz de aquella noche en donde la bala impactó su cuerpo aún seguía en el mismo lugar, por suerte no fue tan grave y logró regresar a salvo a casa, con su familia y amigos.
Jamás fue tan feliz como ese día en el que despertó y los ojos de su hyung fue la primera cosa que pudo ver, pudo llorar libremente y deshacerse entre los abrazos de Hyunjin. Pudo permitirse todo porque ya estaba en casa, a salvo.
Existió otra cosa más complicada aún, la dependencia. Habían noches en las que Felix despertaba entre pesadillas, con la ansiedad haciendo presencia y empeorando su estado. Largas noches en donde no sabía si era real que fuera libre, noches en las que también pidió ver al sádico mercenario Christopher, fue un proceso demasiado doloroso y duro para él.
Sin embargo, ahora estaba ahí de pie un universitario soñando con ser médico, mejor renovado gracias a las infinitas terapias y el apoyo de su familia, incluyendo amigos también. No era un punto final aún, las crisis seguían ahí a pesar de todo, no estaba seguro de si algún día podría olvidar todo lo traumático.
Pero lo intenta.
Y saber que la mayoría de sus verdugos estaban pagando sus acciones le hacía sentir esperanza de salir a la calle sin temor, no miente, casi lloró de felicidad al saber que Han Jisung estaba siendo procesado en Europa por las constantes demandas acerca del consumo de carne humana que hacía en su restaurante.
Que Lee Minho estaba en la cárcel por fraude y otros delitos más.
Y sí todo salía bien, Christopher también tendría una sentencia justa.
Suplicaba que fuera así.
—Felix, ¿seguro que te encuentras bien?—Escuchó la voz de su hyung cuestionarle con angustia, él asintió dedicándole una pequeña sonrisa.
—Nunca estuve tan bien como ahora, Hyunjin hyung.
—¿Le querías mucho?
Felix, ahora con el cabello completamente azul y mucho más renovado asintió.
—Le quería lo suficiente como para estar agradecido, Mark Tuan fue bueno conmigo. —Declaró alzando la sombrilla que tenía en sus manos para poder observar a Hyunjin. —Y en donde quiera que esté, quiero que sepa que hizo un bien al protegerme.
Hyunjin dirigió sus ojos al nombre grabado en la lápida, la llovizna sólo hacía más triste el lugar en donde únicamente estaban ellos dos como visitantes.
—Sus padres ni siquiera fueron al funeral hace un año, ¿verdad? También veo que no tenía amigos, nadie asistió al funeral, sólo tú y yo.
—Lo mínimo que debía hacer era darle un funeral, él salvó mi vida. —Respondió con sus ojos clavados en la lápida, suspiró un momento y dejó las rosas en el lugar. —Y yo fui su amigo, creo que es suficiente. Él estaría feliz, ¿sabes? No estoy seguro de que él lo supiera, pero yo le tenía aprecio.
—Me alegra que entre tantas horribles personas, al menos una tuviera una pizca de humanidad. —Murmuró Hyunjin rodeándolo en un abrazo cálido, Felix lo correspondió rodeando la cintura del mayor con sus manitas. —No sé que hubiera hecho si ya no regresabas, Lix.
—Hyunjinnie hyung, estoy aquí ahora y no me iré nunca. Prometimos ser garrapatas, ¿lo recuerdas? Además estamos juntos en la universidad, me ves todos los días, bobito.
—Yah, es cierto. —Él río contagiando a Felix, ambos riendo con serenidad como en los viejos tiempos. —Mis ojos están viendo al futuro doctor Lee, lo harás excelente.
El peliazul sintió las gotitas frías de la lluvia aterrizar en su rostro, sonrió en grande y miró a su hyung.
—Aún me falta mucho pero gracias, en verdad gracias.
—Lixie, ¿aún estás seguro de asistir al juicio? Si aún es difícil para ti entonces podemos quedarnos en casa. —Soltó finalmente lo que tenía guardado, su rostro delataba angustia, Felix negó y lo tomó del rostro con suavidad para dejar un pequeño besito en sus labios.
—Te prometo que estaré bien, además tú estarás conmigo. No tengo porque tener miedo nunca más, ellos están en prisión.
—Estás a salvo ahora, jamás tendrás que volver a temer por salir a la calle.
Hyunjin tomó la manita del peliazul con delicadeza, ambos miraron una última vez la lápida de Mark Tuan adornada con flores frescas. Después de unos minutos más finalmente se retiraron bajo la fría llovizna.
—¿Cómo te sientes hombre?—Cuestionó Kunpimook mirándolo a través de la barrera de cristal.
Christopher dirigió toda su atención en él, sus facciones delataban que estaba inquieto y desesperado.
No precisamente por el juicio.
—¿Qué noticias me tienes? ¿Él aceptó? Kunpimook, carajo, responde que hasta mis bolas están temblando.
—Sí, él aceptó verte pero sólo unos cuantos instantes.
El pelinegro tragó saliva y suspiró aliviado, Kunpimook se angustió cuando pudo analizarlo mucho mejor al tenerlo cerca. Su rostro portaba algunos hematomas, seguramente hechos en una pelea con algún recluso. Rió con la idea de imaginar a su amigo jodiendo por ahí con sus comentarios, era todo un cabrón. Por otro lado, parecía haberse ejercitado y su cabello era más largo, no tenía cicatrices ni nada por el estilo. Al menos eso lo aliviaba, sabía que su compañero no era idiota y no se metía en problemas tan grandes.
—¿A qué hora me fusilan?—Cuestionó Christopher como si fuera la cosa mas normal en el mundo, Kunpimook lo miró con rabia y le sacó el dedo corazón. —Hombre, no te pongas así. Ambos sabemos que me cortarán las pelotas, sabes cómo es esto.
—Veré si puedo mover influencias o algo, al menos para que no obtengas la pena de muerte. —Le prometió dando un golpe suave al cristal, Christopher bufó con cansancio. —Lee sólo obtuvo diez putos años por fraude, su abogado debió de hacer un buen trabajo o le chupó la polla al juez.
Y era cierto, Lee Minho sólo había obtenido diez años por fraude pero seguramente no podría sobrevivir mucho en la cárcel, no rodeado de gente a la que él mismo hundió en ese lugar.
—No estoy asustado de morir, he visto cara a cara a la muerte tantas veces. —Respondió con aires de arrogancia, Kunpimook negó muy divertido con lo que decía el contrario. —Y bueno, no queda otra opción. Tienes que chupar la polla del juez.
—Tan desgraciado como siempre.
Christopher soltó una ronca carcajada asintiendo ante sus palabras.
—¿Y apenas lo notas?—Soltó con descaro, Kunpimook blanqueó sus ojos restándole importancia.
—Bang, tienes visita.
El pelinegro observó al guardia y movió su cabeza en señal de que estaba de acuerdo, Kunpimook se levantó de su lugar.
—Supongo que es él, me retiro ahora para que puedan charlar. —Le dijo tomando su maletín, suspiró observando al mercenario y se acercó al cristal antes de irse. —Trataré de mover mis influencias, no prometo nada.
Y sin más, se retiró del lugar.
Los ojos de Christopher estaban clavados en el otro lado del cristal, impaciente por ver a su visita lo más pronto posible.
Los minutos pasaron rápido y justo cuando pensó que no vendría, entonces apareció.
Su cabello era azul, era un poco más alto y su rostro era inexpresivo.
—¿Cachorrito?
—Hola, Christopher. —Él dijo sentándose en frente del cristal mientras jugaba con sus manos, trataba de controlar su ansiedad lo mejor posible pero en verdad era muy complicado. Se obligó a respirar como en las terapias y grupos de ayuda mencionaban, incluso pensó en Hyunjin. Él siempre lograba animarlo con su sonrisa, tenía la más hermosa sonrisa de todas.
—Ha pasado un año muy largo, creí que me volvería loco aquí en las celdas si no te veía. —Murmuró el mercenario observando con atención las acciones del contrario, sonrió cuando notó su nerviosismo. —Bueno, en realidad ya soy un jodido loco pero me refería a que no verte sería peor para mí.
—Sólo he venido porque quiero deshacerme de todo, Christopher. Quiero vivir tranquilo.
—No creo que puedas vivir tranquilo después de todo lo que viviste conmigo, eres mío para siempre, Felix.
—No lo soy, jamás lo fui. No soy algo que puedas poseer. —Aclaró Felix obligándose a tragarse ese nudo en la garganta que amenazaba con hacerlo llorar, tenía que enfrentarlo. —Lo que pasó contigo me da tanto asco, te aprovechaste de mí con manipulaciones, jamás debí agradecerle a un enfermo como tú, alguien que me privó de mi libertad.
—No hablas en serio, joder. Necesitas de mí.
—Eres alguien horrible y despiadado, espero que te pudras en la cárcel como lo que eres, nunca, escúchame bien, nunca volverás a dañar a otros inocentes, ni siquiera volverás a ver la luz del día.
—Saldré de aquí y te buscaré, Lee Felix. —Mencionó Christopher con rabia, golpeó el cristal con fuerza asustando un poco al menor. —Te lo juro, joder. Cuando te encuentre, vas a pedirme perdón de rodillas.
—Jamás volveremos a vernos, ni siquiera en la muerte. —Susurró el peliazul mirándole con rencor, su rostro ya era un desastre de lágrimas mientras observaba a uno de sus verdugos.
—¿Estás seguro, mi amor?
—Púdrete en el infierno, Christopher.
Y Christopher sonrió observándolo partir con urgencia, ¿quién diría que si pudo destruir el rastro inocente en ese chiquillo? Pudo adueñarse de su ser, pudo arrebatarle todo.
Absolutamente todo.
...
El juicio era demasiado largo con un montón de pruebas contundentes que eran el indicador para poder culpar al mercenario, varios testimonios y abogados furiosos también eran parte de aquel importante juicio.
Pero ni así, podían evitar lo inevitable.
—Todo estará bien, Lix. No te angusties, se hará justicia. —Susurró Hyunjin tomando la mano temblorosa del peliazul, trató de transmitirle su apoyo de la mejor manera posible. —Te lo prometo.
—Espero que sí, Hyunjinnie.
Felix observó intranquilo al juez, su mirada se mantenía intacta sobre él esperando a que dijera algo que acabara con una parte de su sufrimiento. Podía sentir la mirada de Christopher pero no le daría el gusto de darle su atención, nunca más.
—Acusado, por favor, acérquese.
Kunpimook miró al juez con nerviosismo y después a su amigo asintiendo para que obedeciera.
—Bang, acérquese al estrado.
El mercenario obedeció acercándose en donde fue solicitado, su expresión era dura y indiferente a lo que sucedía.
—La corte expresa que los homicidios que usted cometió son atroces, aberrantes y sin una pizca de culpabilidad o sentimiento de arrepentimiento. —Expresó el juez observando al acusado con seriedad, Christopher chasqueó su lengua sin importarle en lo más mínimo. —Múltiples homicidios que fueron hechos con el mayor deseo de infligir dolor y con indiferencia humana, así como también un secuestro hacia a un joven inocente brindándole torturas emocionales y físicas para él. Es por eso que esta corte de manera concordante y con el veredicto del jurado se le impone al acusado Christopher Bang Chan la pena de muerte.
Kunpimook maldijo por lo bajo desde su lugar y se llevó las manos a la cabeza con frustración, Christopher asintió ante su sentencia indiferente.
—Le hago saber que no siento pena por usted, sin embargo, cuídese.
—Sí.
Christopher dirigió su mirada una última vez hacia Felix, él lloraba mientras se abrazaba a alguien que desconocía.
Pero lloraba de felicidad, no por su sentencia.
Sintió un escalofrío enorme por todo su cuerpo cuando el peliazul le devolvió la mirada, ambos mirándose a los ojos directamente.
—Siempre seré tu cicatriz, Lee Felix. ¡No lo olvides jamás!—Le gritó sin importarle antes de ser tomado con brusquedad por los guardias para llevárselo. —¡Te marqué como mío! No te asombres si me ves en tus pesadillas, porque joder, ahí estaré.
—Ya basta, Bang. —Ordenó uno de los guardias jalando su brazo sin tacto, Christopher le escupió furioso en la cara y sus ojos se clavaron de nuevo en el peliazul con dureza.
Felix nunca apartó su mirada del mercenario, al menos no hasta que se lo llevaron de la corte.
Entonces fue cuando se permitió sonreír libremente y besar a su hyung con felicidad.
Lo había logrado.
Y se sentía tan vivo, tan libre.
—Ven, vámonos a casa, Lix. —Le dijo Hyunjin con alegría, su sonrisa era la más preciosa de todas sin duda. —Tu mamá nos espera, dijo que tiene pizza para celebrar. ¡Es un buen día!
—Lo es, Hyunjinnie, lo es.
Datos extras:
San nunca le dijo a Felix que sabía acerca de Jeongin en la red oscura pero carga con eso en la conciencia para el resto de su vida, él se alejó de Felix y Hyunjin unos meses después del juicio, no podía verles la cara.
Felix no se recuperó por completo, sin embargo, intenta salir adelante con la ayuda de Hyunjin y su familia.
Han Jisung está en espera de su sentencia por consumo de carne humana después de que sus clientes denunciaran el raro sabor y piezas humanas encontradas en platillos.
Seungmin sigue internado en aquel sanatorio mental, siendo constantemente medicado para su propio bienestar.
Lee Minho es constantemente golpeado de manera brutal y humillado por el resto de sus compañeros de celda, todo esto ante los ojos de los corruptos guardias que ni siquiera se inmutan de que pueda morir un día de estos.
Christopher Bang Chan murió unos meses después y su último deseo de comida antes de ser ejecutado fue la lasaña, dijo que siempre quiso cenar algo así con Lee Felix pues sus padres adoptivos solían cenar juntos así como muestra romántica.
A Kim Woojin se le dejará un final abierto, pueden analizar si es que murió o vivió.
Por último, Hyunjin decidió dejar su carrera de derecho para enfocarse en lo policiaco, el suceso de Felix lo inspiró a interesarse en ayudar a casos parecidos.
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