Chapter twenty-five
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❝ Yo sólo quería tener a Felix, él me hizo sentir vivo desde que lo vi entrar por el salón. ❞
Y lo ayudó disparando del gatillo.
Claro, lo hubiera hecho si no fuera porque terminó gritando como un cobarde.
—¡Ayúdenos! ¡Quieren asaltarnos! —Gritó Mark llamando la atención, personas comenzaban a acercarse a aquella esquina solitaria en busca de ayudar.
Lee guardó rápidamente la arma en su saco, gruñó con enfado. No le convenía ser visto en un barrio pobre de mala muerte y menos con una arma, su imagen se destrozaría.
—¡Ahora, Chan! —Le dijo el rubio al mercenario antes de brindarle un buen puñetazo al rostro de Lee.
El azabache aprovechó la distracción para soltarse del agarre de los dos hombres, a uno lo pateó en las costillas para posteriormente acercarse con furia a Han.
—Esto no se quedará aquí, BangChan. —Le dijo el grisáceo antes de alejarse de Felix cuando notó a varias personas acercarse, Chan sin perder tiempo lo cargó al estilo nupcial llevándoselo de ahí. Mark corrió detrás de ambos escondiendo el arma en su pantalón, las personas comenzaban a rodear a Han y a Lee reconociendo su estatus.
—¡Ahora no! ¡No doy autógrafos!
Minho estaba a punto de darle la señal a sus hombres para seguir a los tres chicos que habían escapado pero los brazos de una chica lo rodearon de manera fuerte, miró a Han quien también estaba siendo elogiado por sus exóticos platillos.
—¡Amo su trabajo! ¿Podría enseñarme el emprendimiento?
—Lo único que te va a enseñar será como chupa mi polla, largo de aquí, amor. —Le respondió Han con coquetería para después tomar del brazo al rubio ceniza llevándoselo de la zona, los medios no tardarían en llegar.
—¿Ahora comprendes porque mis hombres hacen todo? Además de salir en los malditos periódicos también van a relacionarnos.
—¿Y eso es malo? Preocúpate porque encontremos a la manzanita, ¡Estábamos a nada de tener una mordida de él!
Jisung se perdió entre la gente siendo seguido por Lee, los dos hombres de seguridad cuidaban al empresario desde lejos.
—¿Cómo vamos a encontrarlos de nuevo? Esto es una mierda y es tu culpa. —Reclamó el rubio ceniza con molestia, sus facciones estaban tan tensas que Han creyó que explotaría.
—¿Mi culpa? ¡Tú eres un maldito cobarde que guardó el arma! —Le gritó Han enfadado también por los reclamos, cuando notó lo que dijo de inmediato negó horrorizado y trató de serenarse lo más posible. —Lo siento, no quería usar esas palabras.
—Estás jodido de la cabeza.
—¿Y tú no?
Lee iba a responderle pero el teléfono de Jisung lo interrumpió logrando que el enfado creciera aún más, el grisáceo tomó su móvil atendiendo la llamada.
—Habla Han Jisung. Diga.
—Oye, Hannie, lo siento. —Se disculpó balbuceando el contrario por la otra línea.
—¿De qué hablas? ¿Qué es lo sucede? —Han se alejó un poco de Lee para hablar tranquilamente, mientras tanto el empresario trataba de ocultarse el rostro para evitar ser reconocido.
—Se me escapó el chico.
—¡Debes de estar bromeando! ¡Ugh, Jaebum! Te di una tarea y era vigilar al esquizofrénico.
—Cuida tus modales, Hannie. Tu padre no estaría orgulloso, eh.
El caníbal jadeó dramáticamente por aire al escuchar esas palabras provenir de su primo.
—L-Lo lamento. ¿Por qué ha escapado? Seungmin puede... delatarnos con la policía.
—¡Es que comenzó a gritar como loco y pensé que le sucedía algo! —Refutó el chico detrás de la otra línea, un bufido de cansancio se escuchó. —Nunca mencionaste la parte de esquizofrénico hasta hace unos segundos.
Han se pasó nerviosamente la mano por las hebras grisáceas, Minho lo esperaba con impaciencia a unos cuantos metros.
—...En fin, le quité las cuerdas un momento para ver que le ocurría y me golpeó en la cara. ¡En la cara para después reírse como histérico mientras huía! —Finalizó de explicar Jaebum con enfado por el teléfono, Jisung trataba de controlar la frustración que sentía en ese mismo momento.
—Jaebum, mi encantador primito. ¿Puedes salir a buscarlo? Cuando vuelva sabré cómo recompensarte. —Le dijo con voz tenue para después exhalar y tener su buen humor de vuelta, nada lo alteraría. —Ya sabes, como la última vez. Quedaste fascinado en la manera en que te comía, ¿No es así?
Un suspiro se escuchó y Han sonrió de manera pícara.
—Sí. Aunque me alegro que no haya sido mi carne la que te comieras, eso ni en tus sueños.
—Estás a salvo, estás conmigo. —Chan susurraba constantemente mientras trataba de consolar al menor que se aferraba a su cuello. —Nadie va a tocarte, muñequito.
Abraham controlaba su respiración agitada, habían corrido sin detenerse. No al menos hasta haber perdido a Lee y a Han.
—¿Está bien? —Cuestionó el rubio muy apenas articulando la pregunta, su respiración aún seguía errática y el sudor corría por su frente.
—Lo estará.
Felix tenía sus manos aferradas al cuello de Chan abrazándole con fuerza, no quería soltarlo por nada en el mundo y está claro que el mercenario tampoco lo haría.
—Chan... estás aquí. —Balbuceó acurrucado en su fornido pecho, sus manos aún no soltaban el cuello de Chan.
—Estoy aquí, muñequito. —El mercenario acarició las hebras rojizas de Felix mientras apretaba el agarre sobre su cinturita. —Hey, mira. El idiota de Mark también está aquí.
Con temor y timidez, Felix levantó su rostro del pecho de Chan para observar al otro adolescente. Mark le saludó con una cálida sonrisa, el mercenario los miró a ambos reprimiendo el impulso de sonreír. El silencio se adueñó de la conversación por unos minutos así que Chan rompió el hielo de la mejor manera.
—Tus gritos si que sonaron como nena, Mark. —Expresó el tatuado con una sonrisa de burla, el pequeño pelirrojo se acomodó de mejor manera en su regazo sintiéndose más calmado.
—Te llevas el primer puesto a gritos de niña, Markkie. —Le dijo Felix al rubio entre pequeñas risitas, Chan limpió el resto de sus lágrimas con sus pulgares.
—¡Oigan! Fue lo primero que se me ocurrió. —Se quejó Mark quitándose los fastidiosos lentes de contacto que comenzaban a irritarle los ojos, la gorra aún seguía intacta cubriendo su cabello. —Si disparaba entonces Chan y yo terminaríamos muertos así que decidí llamar la atención.
—Buena jugada.
El rubio le sonrió a Chan asintiendo, el ambiente era cómodo y agradable hasta ahora. El sonido de los arbustos moviéndose los pusieron en alerta, el tatuado de inmediato escondió a Felix detrás de él y sacó la navaja que guardaba en su bota. Mark también sacó el arma de su pantalón apuntando hacia el lugar.
—¡Wow, wow! ¡No me disparen! ¡Soy de los suyos! —Las risas histéricas de Seungmin resonaron por el lugar, Chan y Mark siguieron apuntando recelosos por el esquizofrénico.
—¿Qué mierda eres tú?
—¿No sabes quién soy? —Puchereó el estudiante acercándose poco a poco, Felix miraba por encima del hombro del mercenario. —¡Soy fan de tus vídeos! ¡Gran asesino a sueldo, eh!
—¿Qué haces aquí, Seungmin? Jisung... te tenía. —Habló el pelirrojo con esfuerzo, Chan y Mark fruncieron el ceño sin comprender lo que sucedía.
—Escapé del imbécil de Han, bueno, en realidad de su primito pervertido.
—¿Lo conoces, muñequito? —Chan miró de reojo a Felix esperando su respuesta, el chiquillo asintió y hizo el ademán de responder pero Seungmin se adelantó.
—¿Qué si me conoce? Por supuesto que sí, estaba a nada de ser su novio en la preparatoria.
Mark le miró con desconfianza, en ningún momento dejó de apuntarle.
—¡M-Mentiroso! —Refutó Felix escondido detrás de Chan. —¡Tú querías hacerme daño! ¡Mentiste!
El mercenario miró al estudiante de manera gélida, Seungmin se sintió intimidado.
—Es mejor que te largues ahora antes de que te arranque la cabeza con mis manos, Seungmin. —Amenazó Chan acordándose instantáneamente del nombre del estudiante. —¿Por qué diablos intentaste dañarlo?
—¡Eres la primera persona que no me llama esquizofrénico de mierda! —Exclamó Seungmin con una felicidad dramática, al mercenario ni a Mark parecía hacerles gracia los comentarios del estudiante. —Yo sólo quería tener a Felix, él me hizo sentir vivo desde que lo vi entrar por el salón.
—Espero que hayas cambiado esa idea porque no dejaré que le toques ni un jodido cabello.
—Y no lo haré. Estoy con ustedes, Chan.
Una vez más las cosas se ponían de una manera tan rara pero era mejor tener aliados que más enemigos en la lista.
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