Chapter thirty-one
❝ Sabes que no me importa ni mierda lo que tú esperes, que te quede claro que no tienes voto aquí, no eres nada. ❞
—No lo hiciste, ¿verdad?
Mark no puede evitar tragar saliva cuando escucha la pregunta con atención, una gota de frío sudor cae de su rostro deslizándose hasta caer en el suelo.
Christopher lo sabe, claro que lo hace.
—Yo... Chan, lo siento. —Es todo lo que puede soltar el rubio mientras siente la devastadora mirada del mercenario puesta sobre él, le perpetua de una manera tan intimidante. —No me atreví, no podía.
—Debí suponerlo, eres un maldito hijo de perra cobarde. —Le suelta con veneno, Christopher no puede evitarlo pues los celos lo ciegan y la imagen de Seungmin tomándole las manos a Felix se reproduce en su mente de manera tortuosa.
—Tienes que entenderme, yo jamás he lastimado a alguien.
Christopher se ríe, una carcajada muy irónica que ocasiona que el rubio se desespere.
—¿Piensas que voy a creerte? ¿Me estás diciendo que estuviste en la maldita red oscura sin hacerle daño a nadie? No me jodas, hasta tu amigo Changbin era un puto asesino.
—¡Es la verdad, Chan! Jamás he lastimado a nadie o acosado, nunca. —La sinceridad en los ojos de Mark permiten que el azabache considere las palabras que está diciendo pero claro, no era Christopher si no la cagaba. —Yo sólo me dedicaba a hackear fondos monetarios, cuentas personales y sé que es un delito pero nunca herí a alguien físicamente.
—Menuda mierda lo que sale de tu boca.
—¡No asesiné a Seungmin porque no puedo! Él tiene nuestra edad, Dios, no podía hacerlo. —Mark alzó la voz cada vez más intenso e inseguro de lo que decía, probablemente en cualquier momento terminaría muerto. -Entiéndeme, por favor.
—Cierra la boca. —Ordenó tomándolo del cuello, el rubio puede sentir perfectamente las dos manos hacerle presión en la yugular. —Felix duerme justo ahora y si él despierta tú no vas a vivir para contarlo. —Le amenaza Christopher antes de soltarlo con la misma brusquedad que usó anteriormente.
—Seungmin no hará nada.
—¿Nada, imbécil? ¿Estás seguro? Estuvo a punto de llevarse a Felix hace dos días, si se lo hubiera llevado, él probablemente hubiera estado muerto a causa de Seungmin en menos de un día. ¡Y estamos en su casa! ¿Quién nos asegura de que no va a vender nuestra ubicación?
—Seungmin nunca lo dañó. —Respondió sinceramente, a pesar de todo no sabe por qué pero cree en las palabras de aquel muchacho. —Y no hará nada de eso, puedo asegurarlo.
—¿Por qué lo defiendes tanto?
—No lo hago.
—Está vivo aún, ¿Sabes qué significa eso para ti, Tuan?—Le cuestiona de manera pausada, Mark traga saliva preparándose para lo que venía.
—No... No lo sé.
—Significa que tú debes de estar muerto, una vida se canjea por otra.
—No estás pensando bien, Christopher. Los celos te están absorbiendo, escucha lo que dices.
—Estoy consciente de lo que digo perfectamente así que no me supliques por tu asquerosa vida. —Suelta de manera tajante, no parece interesarle seguir charlando.
—¿Channie? ¿Por qué se escucha tanto ruido? ¿Están bien?
Ambos se giran para ver a la misma personificación de un ángel en las escaleras, Felix está bajando los escalones en su pijama gris de cuadros. Talla sus ojitos mientras mira entre confusión a los dos chicos tensos, Christopher muerde su lengua para evitar soltar una grosería.
—¿Todo bien?
—Todo bien, vuelve a la cama. —Le dice en un tono autoritario, el pelirrojo niega con las cejas fruncidas mientras lo mira.
—Dormí muchas horas, hyung.
—Vuelve ahora.
—¿Mark?—El adolescente posó su vista en el chico esperando por una respuesta coherente, el rubio se encogió de hombros sin saber qué decir pues está recibiendo una mirada de ira por parte de Chan.
—Vuelve a tu habitación, Felix.
El pelirrojo se enfada cuando vuelve a escuchar la voz del mercenario, está hablando con Mark no con él.
—Estoy hablándole a Mark, Chan.
—El idiota no mató a Seungmin. —Le suelta Christopher finalmente mientras se tensa, Felix abre sus ojos con demasiada sorpresa. —Lo dejó escapar.
—¿Lo hiciste? Me alegra que no le hicieras ningún daño, eres realmente alguien bueno.
Mark suspiró con tristeza, sabe el gran corazón que tiene Lee Felix pero él puede darse cuenta de que eso no será suficiente, pues Christopher está más que furioso.
—Estás hablando pura mierda. —Menciona el mercenario ganándose una mirada enfadada de Felix, él, por supuesto, la ignora. —No hizo lo que le pedí.
—¡Y me alegra que no lo hiciera!
—¿Y tú qué te crees? ¿Piensas que por el hecho de follar conmigo ya tienes derechos de decidir algo aquí?
Dolor, a pesar de que Felix sabe que está tratando con alguien psicológicamente dañado no puede evitar sentirse mal por dentro, le lastima el hecho de ser considerado como una puta cuando un mes atrás era un adolescente normal con un enamoramiento por un chico lindo. Claro, un chico lindo que resultó ser un asesino y que lo vendió. Y aunque él mismo se prometió hacerle retorcer a Christopher en sus propias palabras, no puede hacerlo. Quiere creer que aún es bueno, que aún no es una persona aberrante como los que conoció.
—Claro que sé que tú solo quieres usarme, ¿qué puedo esperar de un asesino cómo tú? ¿O quién te ha dicho que siquiera espero algo de ti?—Murmura el pelirrojo conectando miradas con Christopher, parecía muy tenso con la mención de sus palabras.
—Sabes que no me importa ni mierda de lo que tú esperes, que te quede claro que no tienes voto aquí, no eres nada.
—Christopher, cierra la boca. —Defendió Mark por primera vez observándolo con enojo, la figura de Felix se escondió detrás de él.
El mercenario apretó los puños de igual manera, no le gustó para nada la imagen que veían sus ojos y estaba a nada de morirse de celos. Ya entendía todo, entendía el constante apoyo de Mark hacía Felix o porqué se aseguraba de defenderlo.
—Te has tardado, Tuan. —Masculló con una sonrisa de sorna en sus labios mientras se acercaba a paso lento a ambos chicos, el rubio tapó a Felix de la vista del furioso azabache. —Ahora entiendo todo. ¿Qué? ¿Te gusta la puta también?
—Vete al infierno, imbécil. ¿Estás escuchando lo que dices? ¿Hasta dónde vas a llegar con tus estupideces?
Mark no estaba dispuesto a escuchar las ofensas hacía Felix y aunque Christopher también era su familia, jamás permitiría que le dañara. No cuando Felix fue el que estuvo ahí y el que le dio consejos.
—El infierno soy yo, jodido traidor. —Respondió acercándose peligrosamente a ambos, por instinto Mark hizo que el adolescente retrocediera pero desafortunadamente él no pudo porque Christopher lo había empujado al suelo con brusquedad.
—C-Cálmate, ¿de acuerdo?
—Ni una mierda.
—¡Ya basta, Christopher!—Le gritó Felix alterado cuando notó al azabache poner sus manos alrededor del cuello de Mark.
El mencionado hizo caso omiso ignorando sus palabras, su mirada estaba sedienta por dejar sin aire al cuerpo debajo suyo. Sus manos comenzaban a ejercer presión sobre la yugular de Mark quien se removía con todas sus fuerzas, en cualquier momento le quebraría la tráquea.
—¿Te gusta?—Cuestionó, apretando más fuerte sobre su cuello, el rubio comenzaba a patalear con más fuerzas intentando liberarse del tosco agarre. —¡Responde! ¿Te gusta mi puta, eh? Todo este tiempo viéndome la cara de imbécil.
—N-No... Es así. —Logró formular entre desesperados jadeos, Christopher soltó una irónica carcajada por su básica respuesta.
—¡Te dije que basta!
Felix intervino colgándose de su espalda para separarlo a como fuera lugar del otro adolescente, era algo suicida comparando que ambos eran unos críos al nas y Christopher les doblaba probablemente en fuerza.
—Carajo, suéltame, Felix. —Respondió con enojo quitándolo con facilidad, el pelirrojo quiso volver a golpearlo pero Christopher lo detuvo.
—Chan... ¡¿Qué haces?! ¡Mierda, no te atrevas a ponerle una mano encima!
Y la habitación quedó en silencio después de oír aquel estremecedor ruido, Felix se llevó la mano a su mejilla tocándola entre lágrimas.
Mark se levantó con dificultad del suelo después de casi quedarse sin oxígeno y empujó con coraje el cuerpo de Christopher sin importarle ser asesinado.
—Nos vamos. —Fue lo único que pudo formular Mark antes de ir con rapidez al escritorio que estaba a unos cuantos metros, tomó el arma que anteriormente portaba para amenazar a Seungmin y lo cargó consigo. —Ven, vamos a irnos de aquí ahora.
Felix cruzó miradas con el mercenario, parecía arrepentido. Sólo parecía.
—Vámonos, Felix.
El rubio tomó su mano comenzando a caminar hacia la puerta, en cuanto Christopher volvió en sí se colocó de pie con brusquedad.
—¡¿A dónde crees que te lo llevas, Tuan?!
—Un paso, sólo un paso más y te voy a disparar.
—No puedes llevártelo. —Negó dando un paso hacia ellos, Mark jaló del gatillo pero la bala aterrizó cerca de sus pies, lo suficiente para que supiera que en verdad iba a dispararle. —¡Es mío, Tuan! ¡Mío!
—Estás enfermo, ¡no es tuyo! Él no es algo que puedas poseer. —El rubio tenía el arma en sus manos con seguridad, sumamente atento a cualquier movimiento por parte del mercenario. —Felix, sal de la casa.
El pelirrojo dudó en hacerle caso, mantenía sus ojos posados en Christopher y viceversa.
—Felix, sal de la casa, por favor.
—Y-Yo... Sí. —Murmuró dándose la vuelta para salir por la puerta pero los gritos de Christopher lo hicieron detenerse abruptamente.
—¡Felix! ¡Lee Felix!
Y lo que dijo después le dolió terriblemente.
—¡Joder, te quiero! ¡Lo hago!
¿Quién es el que realmente estaba mal entre ambos?
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