🍜 | 𝗻𝗼𝗼𝗱𝗹𝗲𝘀 |

Elio corre de su habitación hasta la habitación de su madre, completamente sumido en pánico.

— ¡Mami, mami! — el grita, toca la puerta de su cuarto con demasiada insistencia. Pero sabe que no puede invadir la privacidad de otras personas, asi que solo brinca tras la puerta cerrada intentando canalizar su energía — ¿Puedo pasar, mami?

Escucha a Harry reír tras la puerta. — Un segundo, cariño. — parece moverse y tras unos segundos habla de nuevo — Listo, amor. Puedes pasar.

Elio regresa a su premura y abre la puerta pegando algunos brincos más. Encuentra a Harry frente a su tocador, usa su bata de baño morada y se encuentra esparciendo loción sobre sus piernas, tiene la cabeza con una toalla del mismo color mientras el tratamiento a su cabello es aplicado, además usa una mascarilla en el rostro.

Elio esta demasiado acostumbrado a verlo de esa manera como para reaccionar, algunas veces incluso hacen días de spa donde su madre le aplica todos esos productos que hacen a su piel verse bonita. Pero Elio no cree poder hacer eso todos los días como lo hace ella.

— Mami, ¿uso la playera rosa o la camiseta azul? — Elio presenta las opciones, intercambiandolas frente a su pecho para mostrar como luce con el pantalón que ha elegido.

— Uhm — Harry piensa, lo observa con atención ladeando un poco su cabeza. — La azul resalta bonito tus ojos.

— ¿Tu crees? — el sonríe y sale corriendo.

Harry se quita la mascarilla y comienza con los productos para preparar su piel, tal vez un maquillaje ligero para hoy sea mas adecuado, decide. Enchina sus pestañas y justo está aplicando rimel en ellas cuando: — ¡Mami, mami! — Elio regresa sosteniendo dos pares de zapatos. — ¿Las botas o los tenis?

— Con los tenis estarás más cómodo, sol. — responde, aún tiene los ojos abiertos intentando no manchar sus párpados.

— Pero, ¿no será muy informal? — de repente comenta, preocupado, sus hombros caen al hablar y Harry debe bajar su maquillaje. Se gira para ver por completo a su hijo y buscar algun signo que le ayude a entender su estado de animo para acompañarlo y descifrarlo juntos. — ¿A donde nos llevara Louis? No quiero estar mal vestido, ¿que si decide mejor no llevarme?

— Antes que nada, cariño, luces hermoso en todo lo que uses. Ahora, ¿tu crees que Louis te dejaría en casa? O más importante aun, ¿crees que yo me iría sin ti?

— No mami. — Elio niega con su cabeza y algunos rizos se mueven con ese gesto.

— Entonces no hay razón para tener miedo, Elio. Louis no me dijo a donde nos llevaría, pero dijo que seria mejor estar cómodos así que creo que los tenis son una buena opción. — le explica, entonces abre sus brazos. — Ven aquí corazón.

Elio camina hasta el, se sienta sobre sus piernas y lo abraza fuerte; estar rodeado por su bata de baño es incluso mas suave que sus abrazos diarios.

— No hay razón para estar nervioso, amor. Sabes que eres especial para Louis así que no necesitas impresionarlo para ganar su cariño; mereces amor solo por existir y ya eres impresionante por ser quien eres. — susurra en su oído, como si fuera una especie de preciado secreto, acaricia su cabello y planta un enorme beso en su mejilla.

De esos tronados que le provocan cosquillas, entonces lo hace otra vez. Elio sonríe, y como cada vez que esta un poco abrumado, busca esconderse en el cuello de su madre. — Te amo mucho, mami.

— Yo también te amo, Eli. Dime, ¿te sientes bien? ¿Hay algo que te preocupe en particular?

— Estoy bien, mami, solo estoy emocionado. Gracias por aceptar esto... yo se que no, uh, se que conocer a Louis no estaba precisamente en tus planes, y se que haces esto por mi. Pero el realmente me agrada y me gusta como se siente pasar tiempo los tres juntos.

Algunas veces, Harry se sorprende también con el niño tan inteligente que ha llegado a criar.

— ¿Te digo un secreto? — es su respuesta, para distraerlo ambos miran al reflejo y Harry expone frente a el dos opciones de labiales: uno de tintes rosas y otro un poco más pálido, casi marrón. Pero Elio niega con una sonrisa torcida y toma el brillo labial sobre la mesa — A mi también me gusta un poco Louis.

— ¿En serio? — muerde su labio con emoción. — ¡Espera! Pero... ¿gustar como a mi me gusta Hannah? ¿O gustar como me gusta el pastel de chocolate? ¿O gustar del tipo novio? ¿Es Louis tu novio, mamá?

— Oh, dios — Harry cierra los ojos sintiendo un calor subir hasta sus mejillas. No puede creer que esta siendo avergonzado por su propio retoño.

Sin embargo Elio no parece notarlo ya que aprovecha el momento de silencio para aplicar el brillo en labios de su madre. A Elio siempre le ha gustado mucho maquillar a Harry. — Ninguna de esas cariño, Louis no es mi novio. Apenas nos conocemos y es difícil querer a alguien sin conocerlo. Pero por eso vamos a salir, para ser amigos, porque puedo ver que el es importante para ti como tu eres importante para el. Y como tu eres lo más importante de mi mundo, lo que es importante para ti también lo es para mi. ¿Si? — el explica, y Harry cree ha sido una excelente salvada pues compartir consejos románticos con su hijo de doce años no es algo que haya previsto.

Elio, por supuesto, tiene otros planes. Y parece no creerle en absoluto. Además siempre ha sido un niño que requiere de entender los porque's.

— ¿Pero porque no puede ser tu novio?

— Oh — lo toma por sorpresa. — Eso- eso es una pregunta interesante. Creo que no he estado interesado en tener un novio desde hace muchos años así que solo deje de pensar en eso, sol. Y tener una relación implica muchas cosas que yo no se si quisiera cambiar en nuestras vidas.

— Mami, creo que mereces ser tan feliz como tú me haces a mi, y si eso implica que nuestra vida debe cambiar un poquito, en realidad... estaría feliz de que sucediera. — se pone de pie de un brinco y deja un besito sobre la mejilla de su madre. — Además, yo creo que Louis quiere ser tu novio, casi se le sale la baba cuando te ve.

Y sale disparado de la habitación con la misma euforia con la que llegó, aunque tal vez un poco menos nervioso.

Pero el sabe mover sus piezas, ¿no es así?

・。。・゜🥞 ゜・。。・

— ¿Ya casi es hora, mami?

— Ya casi, cariño. — Harry termina de arreglar sus rizos en el baño de abajo. Lucha contra todos sus impulsos pero el termina por dar un paso atrás y revisar como luce en el espejo de cuerpo completo: ha decidido ir por uno de sus clásicos conjuntos de pantalón, camisa y chaleco, espera que sea la decisión certera. No es especial pero tal vez ¿verse bonito?

Oh mierda, se siente un poco traicionado por sus propias ideas. Es una cita, esta esperando por una cita por primera vez en más de una década. El es madre ahora y ¿Louis quiere salir con ambos?

De alguna manera, se siente tan diferente a como era hace una semana. Todavía espera despertar en cualquier momento porque no hay forma de lo que está pasando sea jodidamente real.

— ¿Va a llegar a tiempo?

— Yo espero que si, cariño. — responde.

Pero casi como haberlo invocado el timbre de su casa resuena un par de veces.

— ¡Yo voy, mami! — escucha a Elio gritar, correr hacia la puerta y el recuerda que debe asomarse antes de abrir así que se pone de puntillas para observar tras el . — ¡Si es el, si es el! ¡Louis esta aquí!

— Entonces abre la puerta, sol — Harry se ríe un poco. Acomoda un ultimo rizo fuera de lugar y revisa que su brillo no se haya corrido. Sonríe, listo para seguir a Elio.

Oculta sus manos, no quiere que vea como tiemblan.

Entonces Elio abre la puerta, para recibir la vista de Louis sosteniendo dos ramos de flores, uno más pequeño que el otro.

— De acuerdo, sucede que venía de camino y solo las vi así que detuve a comprarlas. — es lo primero que dice, los nervios traicionado un poco su tono de voz. — ¿No es demasiado?

Harry lo admira, son hermosas y han florecido justo al punto exacto para lucir todos sus pétalos. Contra todo, su corazón se acelera solo un poco.

— Son perfectas. — responde. Louis extiende el ramo hacia el y sonríe cuando las huele, sintiendo cosquillas emerger en la base de su estómago.

— ¿Y esas? — es Elio quien pregunta, sus  grandes ojos curiosos ante el ramo Louis aún sostiene.

— Oh, estas son para un niño muy especial. Mide algo así, tiene ojos azules y la mente más precisa para cometer travesuras. ¿De casualidad conoces a alguien así? — Louis se rie, fingiendo pensar para descifrar la respuesta.

— ¡Yo, yo! ¡Yo soy así! ¿Son para mi? — Louis le sonríe con los labios apretados y asiente, solo para ofrecer el pequeño ramo parecido al de su madre pero en una versión miniatura. — ¡Nunca había recibido flores! ¡Gracias Louis!

Elio pega un brinco, Harry casi teme que se lastime, pero Louis lo atrapa en el aire sin ninguna dificultad, envolviendo en sus brazos con risas de por medio como si lo hubiera hecho antes.

Harry solo observa, la forma en la que Louis parece abrazar a su hijo con tanta devoción.  En realidad no lo comprende, pero observa sus propias flores y piensa: yo tampoco había recibido flores antes.

— ¡Hey, mira! — Louis reacciona con Elio aún en brazos, señalando a su vans negras. — ¡Somos iguales! — Louis enseña su propio calzado.

Elio lo mira, sonríe tanto que Harry sabe para el final del día sus mejillas doleran.  Pero busca el rostro de Harry que aún está anonado con las flores. — ¡Mami, somos iguales!

Harry le da una de sus mejores miradas de "te lo dije". — ¿Porque no ponemos esto en agua antes de irnos?

— ¡Yo lo hago! — Elio brinca al suelo de nuevo y toma el ramo de Harry para poner ambos en un florero.

— Gracias — Harry dice, atreviéndose a mirar a Louis por primera vez. Lleva una de esas camisetas de banda, vestido completamente de negro. A Harry le gusta esa cosa que hace con su cabello luciendo despeinado pero sabe, requiere de mucho tiempo.

— Luces precioso. — Harry quiere responder y decirle que a él también le gusta mucho como se ve, que en realidad puede que Harry tenga un pequeño crush en el, y que así como Elio se encuentra emocionado por salir.

Nada sale de su boca.

— ¿Viste su cara con las flores? A veces las plantamos juntos en mi jardín, las podamos cuando es temporada, pero... recibirlas, es diferente.

— Lo hice, y también vi tu rostro, amor. Tienes que saber, que solo estoy empezando.

Harry tiñe su rostro de rojo ante el repentino apodo y la obvia galantería de Louis. Afortunadamente Elio regresa de poner las flores en agua y todos suben al auto de Louis para emprender camino a su destino.

Tras dejar a Elio a cargo de la música en el auto, los tres llevan a cabo una pequeña sesión de karaoke en lo que resta del camino. Eso distrae suficiente al pequeño rizado como para contener su emoción y no preguntar cada tanto: ¿a donde vamos?

Sin embargo, ni Elio ni Harry pueden reconocer a donde los han llevado.

— ¿Estas listo? — Louis pregunta al estacionarse. Pasa la lengua sobre su labio superior en una clara seña de diversión y después, abre la puerta del auto para Harry y Elio.

El niño busca colgarse del brazo de Louis para caminar, así que el ofrece su mano con gusto. Por un segundo mira a Harry, aterrado de recibir un golpe en la cabeza o hacerlo sentir un poco de lado.

Pero cuando Louis eleva la vista, solo encuentra a Harry mirándolos fijo, con una sonrisa que pretende esconder.

Le sonríe de vuelta y ofrece su mano libre, Harry duda, pero finalmente Louis consigue entrar al establecimiento con dos bellos rizados a su lado.

— ¿Qué es este lugar? — Harry pregunta al notar las luces oscuras.

— Bueno, Elio me dijo que en realidad no tiene experiencia con los video juegos. Así que nos traje a un parque de juegos. — Entonces abre la puertas y revela tras de sí las luces neón y los sonidos de premios ganadores de las máquinas. El rostro del niño se ilumina como un poema, y comienza a dar pequeños saltos en su lugar como si le costará controlar su piernas.

— Aunque, advertencia justa Eli, no nos vamos a acercar a los juegos con armas de fuego, ¿verdad, mamá? — Harry sonríe, apretando con los dientes de su labio. Es todo tan extraño, lo fácil que Louis adopta una figura de autoridad sin dejar a Harry de lado, sin sobrepasarlo.

— Eso es cierto. — coincide. Con dicha regla establecida Louis consigue una tarjeta de puntos para todos y Elio los arrastra de maquina en maquina.

Durante horas, ello emprenden una travesía en cada juego.

Elio le da una buena batalla a Louis en las carreras de autos, Harry observa maravillado la forma en la que ambos poseen el mismo nivel de competitividad. Louis de alguna manera consigue el equilibrio perfecto entre dejarle ganar y conseguir una buena cantidad de victorias para el mismo.

Sin embargo Harry queda completamente humillado al darse cuenta que no comprende para nada los combos de ataque en los juegos de street fighter. El sospecha que su única victoria se da cuando Elio lo deja ganar.  Pero tiene su triunfal recuperación en la máquina de batalla de baile.

Nadie tiene que saber que fue porque Louis se distrajo demasiado mirando a lugares donde probablemente, no tenía que mirar.

— Así que un pajarito me dijo, que eres increíble en el fútbol, ¿no es cierto, Eli? — Louis pregunta, bajándose de la máquina de baile y con un tenue rubor rojo en las mejillas.

Puede que sea el esfuerzo físico, o tal vez la impresión tras observar a Harry ser absolutamente reluciente mientras ríe.

— Así es, mamá me enseño. — presume con orgullo. Se abraza a Harry apenas baja de la máquina también. Puede ver su pecho subir y bajar con cada respiración. — ¡Somos el mejor equipo!

Harry se sonroja tenuemente con esa declaración, acariciando con cariño el cabello del niño.

— Es muy sencillo impresionar a un niño — el explica. — Solo le enseñe lo básico, todo su talento lo ha construido por su cuenta ¿no es así?

Elio sonríe antes de abrumarse y abrazar a Harry enterrando su rostro sobre su abdomen. Estando juntos se ven tan abrazables que Louis solo quiere envolverlos y llevarlos a casa con el.

— ¿Entonces que dices de una partida de futbolito? — caminan hasta la máquina.

— Uhm, es que yo no se jugarlo. — confiesa, un poco apenado.

— ¿¡Que?! Oh, dios. Debemos cambiar eso de inmediato. Vamos, toma un lado Eli.

— ¿Mamá puedes hacer equipo conmigo?

— ¿Dos contra uno? No suena muy justo,   amor.

— Oh, es mejor que hagan equipo, créeme lo van a necesitar. — Harry alza una ceja, como si estuviera retando a Louis antes de tomar su lugar junto a Elio. Louis no separa la mirada de él, por el contrario alza ambas cejas y juega con su lengua dando una sonrisa torcida.

Se quedan así.

Louis cree que ha encontrado su nueva cosa favorita.

— Uhm, ¿entonces como se juega? — pregunta tras unos minutos, demasiado avergonzado por interrumpir lo que sea que Louis y su madre estaban haciendo.

— Si, claro — dice Louis regresando la vista hasta el. Mete la tarjeta, las luces se iluminan y entonces coloca una pequeña pelota en medio de la cancha. — Mismo principio: anotar goles. Tu eliges como y cuales jugadores mover. Es mejor si consigues acomodar la pelota con tus jugadores, y elevas el resto de ello — levanta las piernas de los jugadores miniatura para enseñarlo. — para hacer tu jugada. Solo cuestión de practica, vamos inténtalo. Yo dejaré el campo libre.

Louis pone en horizontal todos sus muñecos e instruye a Elio en como hacerlo. Le toma un par de intentos atinarle a la pelota, pero cuando lo logra la máquina corea un gooooool y el marcador se ilumina con 1 : 0

— ¡Lo hice!

— ¡Eso es! — Louis grita con igual emoción, chocando cinco apenas terminan de celebrar. — ¡Excelente!

Con ello. Iniciando su juego. En conjunto de Elio, Harry logra anotar un potente gol en la portera de Louis. El fuerte golpe azota en la máquina y pronto se cambia a 2 : 0.

— Está bien, eso fue bueno. Pero no se permiten los rehiletes, amor. — Louis dice. — Son trampa.

— ¿Rehiletes? — pregunta avergonzado,  no sabe si es el inminente apodo o el ser señalado en un inocente error.

— Hacer girar por completo la barra.— explica. Harry se muestra un poco confundido y Louis sonríe como si acabara de comerse un dulce.

Es tal vez la misma expresión que Harry encuentra en Elio cada vez que esta por cometer una travesura.

Son los mismos ojos de diablillo.

— Aquí. — Louis dice. Se cuela detrás de Harry, abrazándolo por detrás y pasa los brazos por debajo de los suyos para tomar sus manos y sostener juntos la barra de juego.

Harry se tensa apenas siente su cercanía, su cuerpo se endereza. Pero Louis lo mantiene familiar, sus pelvis no chocan en absoluto pero puede sentirse rodeado de sus fuertes brazos, su pecho golpea con su espalda y el cálido aliento en su nuca. Cada vello de piel se eriza.

Pero no pasa demasiado antes de que el calor sea confortable y Harry se vuelva dócil en su tacto. Si se concentra, si realmente lo hace puede sentir el corazón de Louis latiendo cerca del suyo.  Harry se siente un poco drogado con la forma en la que la colonia de Louis lo envuelve, pero se pregunta si su pulso será rápido por la misma razón que el suyo lo es. 

— Entonces. — su voz es baja, solo para el. Toma con fuerza su mano para moldear a través de su tacto los movimientos de Harry sobre la barra. — Has estado haciendo esto, amor. — mueve su mano para indicar lo que el rehilete fue, toda la barra girando con fuerza. — Pero el truco, esta en mover la muñeca así. 

— ¿Mami? ¿Lou? La maquina sigue contando el tiempo. — Elio interrumpe. El no entiende mucho de las relaciones de adultos, y no cree que las películas sean un buen referente.

Aun así, se emociona porque puede notar el sonrojo en ellos.

—Si, es cierto. — Louis se separa, guiña un ojo a Harry y sacude los rizos de Elio haciéndolo reír antes de volver a su lugar. — Pero puedo vencerlos en menos de cinco minutos. 











Louis gano. Pero Elio no se rindió y tras un par de rondas (siete partidas adicionales) lograron un impresionante empate. 

Tras un par de juegos mas ellos deciden que ha sido suficiente y se dirigen, todos los brazos llenos de tickets anaranjados, a la recepción para canjearlos por un premio. Elio parece sorprendido cuando el hombre mete las hileras a una maquina que lo cuenta a una velocidad extraordinaria; sus ojos se abren acercándose mas. 

Pero mientras el hombre en uniforme rojo cuenta los boletos de Elio, el con 279, Louis con 571 y Harry con 152 obtenidos en la maquina de baile; Harry se dedica a mirar las vitrinas y los precios de cada canje. 

Hay premios asombrosos, pero no esta seguro de que le alcance para algo mas que un llavero de Minnie Mouse. Elio lo nota y con una sonrisa apretada se dirige hasta Louis, quien igual que Elio parecía mirar con asombro la maquina contadora. Debe ser su parte favorita de las salas de juego.  

Eli jala de su camisa, y eso hace que se reclina hasta el cuando hace la seña de shh. Elio cuenta un secreto tan cerca del oído de Louis que le da cosquillas, pero no se quita ni le dice que lo hace. Emocionado, asiente y se acerca para repetirlo hacia el hombre de canje.

— Mami... —  Harry se voltea, y entonces puede ver a dos pares de ojos azules mirándolo, ambos sostienen a una Cangu de peluche, de Winnie the Pooh, enorme y con el pequeño Roo en su saco. — ¡Juntamos nuestros boletos para ti! 

— Elio no estaba muy seguro de nuestra elección, pero es la mejor madre de todo Disney. Todo mundo la ama... No solo Roo; y yo creo que eso suena mucho como tu. — Louis explica. 

Harry siente unas pocas lagrimas acumularse en el borde de sus ojos. Se lanza hasta su hijo para llenarlo de besos por todo el rostro, hace cosquillas pero a Elio le encantan los ataques de besos de mamá. Se ríe, completamente feliz y sintiéndose cálido con la muestra de afecto. 

Cuando ha terminado, recibe el enorme peluche en brazos, solo para enfrentarse a la mirada de Louis. 

Sus labios se aprietan y lo observa con una expresión en los ojos que no logra descifrar.  

— Yo...

— Louis...

Se ríen, es tierno y tal vez un poco incomodo.  Harry no recuerda haberse sentido así antes, no lo piensa cuando se acerca a Louis lo envuelve en un abrazo. Debe encogerse para encajar en el y apretar el rostro contra su hombro, pero nunca se sintió mejor. Es irreal estarlo tocando de esa manera. Louis cree que va a enloquecer. — Eso fue bastante dulce, gracias.

— Fue idea de Elio — confiesa. — Tienes un niño precioso, considerado y amable. Y soy muy feliz por poder hacerlos felices, aunque sea un rato. Gracias a ti, por permitirme estar aquí con ustedes. 

El corazón de Harry se siente extraño, no esta seguro de que significa. Solo sabe que... le gusta.

Mas tarde, Louis los lleva a comer fideos. Se sientan a la mesa haciendo lugar para la señora canguro. Es un platillo extraño y enorme que no habían probado antes, pero Louis se encarga de enseñarle a ambos como usar los palillos y advierte a Elio sobre lo que contiene picante. 

Ríen hasta que las mejillas les duelen, y Elio esta feliz porque piensa que es exactamente esto lo que las familias hacen. 

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