ú n i c o


b l u e    b a n d a n a


para  odette Caprice13_Adagio

que ha sido un rayito de luz, 

y calentó por completo mi corazón con esta idea


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collar de sumiso :  el collar como un honor tanto para el sumiso como para su dominante. es un honor para el sumiso que su dominante le permita llevar su collar y para el dominante, que el sumiso acepte llevarlo. | el collar es propiedad del dominante que lo coloca | sirve para mostrar la condición de sumiso,  para demostrar posesión y para mostrar de forma visible el compromiso entre el dominante y el sumiso | 

llevar un collar puesto, no importa que forma tenga, debe tomarse con seriedad y orgullo |  el collar de alguna manera dice quien es tu dominante y puede ser algo tan simple como su primera inicial o su símbolo personal. |

los collares pueden tener multitud de formas: cualquier banda que se ajuste al cuello es un collar. | aunque los collares clásicos están hechos de cuero o metal, y tienen anillos que penden de ellos para la vida diaria algunas / os sumisas/os llevan colgantes de distintos tipos: un collar de perlas, una banda, una gargantilla, o cualquier cadena que se ajuste al cuello. También hay sumisas/os que llevan una cadena en el tobillo como collar simbólico o también algún tatuaje |



c a p í t u l o    ú n i c o


Shakespeare dice que somos de la misma materia de la que los sueños estan hechos

O al menos, eso leyó Harry por ahí. 

Es extraño pensar en ello. Dejarse ir por la ensoñación de polvos mágicos, brillantes. Que hacen flotar en nubes donde todo es posible y uno puede tal vez reflejar todo eso que en voz alta no se atreve a revelar. No puede decir que tanto le lastima pensar en un lugar donde las consecuencias no existen, y donde al dormir, se inhibe del sentir. 

¿Se referiría a los sueños literales? ¿O a aquellas ideas tan imposibles que simplemente las rebajamos a ello? Al final, ¿Cuánta diferencia hay entre ello.... y en que nos convierte eso?

Harry no lo sabe. Pero el sueña con Louis.

Lo hace a cada parpadeo. 

Algunas veces, lo hace incluso estando despierto. En aquellos momentos perdidos entre pestañeos, le mira y cierra los ojos apenas un segundo en un acto involuntario donde lo único que puede hacer desear, querer, añorar un poco más de el; solo para abrirlos de nuevo y ser recibido por el azul más cálido que el mundo alguna vez presenciara, una sonrisa apretada y arruguitas junto a los ojos que cuentan las historias que han vivido juntos. 

Entonces se repite, y para el final del día Harry va a dormir con una implosión de amor latente que tiene un único destino. 

Soñando un poco más con la persona que con la que comparte su vida. 

No parece justo que anhele más. 

No cuando sabe que esos sueños, son solo eso. Porque el dolor comprime su pecho a la par del amor, y tal vez y solo tal vez esos sueños tienen más un matiz de pesadilla al despertar y darse cuenta de que lo tienen todo, y aun así los únicos testigos de ello son solo ellos dos. 

Así que aunque intente no agobiarse con ello al pronunciarlo, algunas veces y de forma inevitable, Harry sueña con pertenecer a Louis de la forma en la que todos los demás lo hacen.  

Sueña con manos juntas, orgullosas. Una boda grande. Besos en medio de la calle, y otras cosas que no puede tener. 

— Hazza, ¿Qué es lo que sucede? — el pregunta alguna vez. Harry no entiende la pregunta hasta que, aun atrapado un poco en la bruma del cansancio, nota su respiración irregular y la camisa blanca de Lou manchada de gotas húmedas justo debajo de donde su mejilla descansa. — ¿Un mal sueño?

Él no tiene el valor de responder. Así que solo asiente, aferrándose un poco más a los brazos que le apresan, buscando el consuelo que obtiene enseguida. El menor intenta hacerse pequeño, encogiendo su cuerpo; justo como uno de esos cachorros de razas grandes, tal vez un mastín o un gran danés, que no son capaces de notar su verdadero tamaño y solo desean el cariño que obtienen los demás.

Louis le da vuelta con delicadeza, apenas un poco, lo suficiente para apresarlo con sus piernas tambien de forma que todo su cuerpo ejerza presión sobre el cuerpo de su lindo novio; justo de la misma manera que lo hacen después de una sesión. Louis besa su cuello en cortos espacios de tiempo, hace caricias con su nariz y no deja de murmurar a su oído. — Estoy aquí.

— Lo estas.

Y en algún momento, el peso funciona y el llanto termina. Entonces Harry duerme de nuevo. Soñando de nuevo. En un bucle que nunca cesa.

Pero está bien, tal vez los sueños deben de permanecer en su lugar.






Harry también puede soñar con el calor que los brazos de Louis emanan.

Una noche de descanso, y un partido de algún deporte que no le interesa corriendo en el televisor de su habitación de hotel previo al siguiente show Harry permanece en ellos, aun cuando hay un enorme sofá que revela todo el espacio vacío que existe.

Él tiene un bowl de palomitas sobre su pancita, Lou usándolo un poco como recargadera, alimentándolo cada tanto y dejando caricias sobre el cada vez que su brazo pasa para tomar más de la botana. Harry no está viendo la pantalla, pero le gusta como Louis se emociona así que permanecer en sus brazos es su lugar favorito.

Siempre lo será.

Así que vaga un poco por twitter esperando encontrar algo en que entretenerse. Entonces lo ve. El proyecto bandana, un post que comienza a aumentar de popularidad a cada segundo.

— Lou — llama su atención, palomitas a su boca. Mastica con rapidez mientras enseña su celular.

— ¡Genial! nunca se cómo se organizan tan bien.

— No, es decir si, pero yo.... — dice algo, pero no se le entiende. Aún tiene comida en la boca, y tal vez se atraganta un poco. Louis acaricia su espalda para ayudar con ello y le pasa con rapidez un vaso de agua.

— Dios, Harry. Sabes que tiene que masticar. ¿Bien? ¿Qué querías decir, amor? — el rizado se voltea apenas lo suficiente para mirar sus ojos.

— ¡Tú color es el azul! ¿Crees que pueda usar una bandana? Quiero ser una Louis-girl también. ¿Por favor, Lou?

Louis sonríe, el calor llegando a su pecho en cada latido.

Porque ese es Harry, su Harry, buscando nuevas formas de mostrarse su amor frente a otros, aun en la forma más discreta. Decir no, ni siquiera se figura como una posibilidad en su mente.

— Vamos, eres mi única chica — el bromea. — Claro que puedes usar una bandana, Hazz.

Un par de días después, Louis llega a casa con una cajita decorada de la forma en la que a Harry le gusta. Le llena de mimos antes de siquiera permitirle tenerla en manos, y Harry pega brinquitos de emoción a cada segundo que pasa.

— El pago es con besos, amor. ¡50! No... ¡100! Si, cien besos. De contado o te cobrare intereses. Yo no hago las reglas. Vamos — Louis alza los labios y cierra los ojos en una cómica mueca — Empieza a contar que esos besos no llegan.

Harry ríe tan fuerte como cada vez que esta con el. Se acerca tambaleante, borracho de tanta euforia solo para sentir manos en su cintura y una mirada juguetona.

— Te estoy esperando. — Harry humedece sus labios.

— Para que conste, tu si haces las reglas aquí.

— Te gusta — Louis vuelve a alzar los labios.

— Me encanta — Sus grandes manos toman con delicadeza el rostro de Louis, y Harry debe de inclinarse un poco para llegar a sus labios. Cierra sus ojos con una sonrisa en todo su rostro y lo besa. Siendo un roce, superficial, como un juego de niños y que sin embargo, logra erizar toda su piel.

— Ese es uno. Otro. — Y lo besa de nuevo, Louis lo acerca aferrando con más fuerza su cintura. — Dos... — y se ríen, mucho, contando juntos. Uno tras otro de manera que el tiempo parece no pasar — 98.... 99....

— ¡100! — Harry sonríe enormemente. Sus dientes de conejo asomándose y los hoyuelos marcándose de forma obvia — Mi regalo

— Ah, ah, ah — Louis extiende la cajita lejos de él, imposibilitando que la alcance, aun cuando él es más largo. — ¿Cómo se dice?

— Mi regalo, ¿por favoooooor? — alarga en un canto. — Fui bueno, Lou. Por favor.

— Buen chico — el castaño besa su frente y entrega su cajita. Harry se toma su tiempo para abrirla, sus dedos temblando en emoción. — Lamento tardar, quería encontrar la perfecta para ti.

Y cuando Harry lo abre, encuentra una bandana de un azul tan bonito que sus ojos se vuelven acuosos de solo verla.

" para mantener contigo, donde sea que vayas "

— Así puedes tener un poco de mí en todos lados. — Louis dice. Lagrimas caen por sus mejillas y entonces, 101 no es un mal número.

En el siguiente show, en Houston, Harry luce orgulloso su nueva adquisición.






La siguiente vez que Harry sueña con algo, ni siquiera es intencional.

Solo... sucede.

Sueña despierto por días con eso, apresando un poco más su pecho ante la idea que parece tan tangible y que no puede poseer, una idea que se esfuma incapaz de materializarse.

El realmente no quería.

Solo quería ser bueno. Fue ese impulso el que lo llevo a leer uno de sus blogs bdsm favoritos. Tenían, relativamente, unos pocos años de llevarlo no solo como juego de rol si no también como estilo de vida, y a Harry le gustaba tanto que buscaba constantemente aprender para ser mejor para su dominante.

Parte de su rutina, nada que develara tantas emociones. Pero así es como sucede ¿no es cierto? La contención desmesurada de todo aquello que lo que el corazón no se puede proveer. 

Leer esa entrada sobre los collares de sumiso provocó una reacción en cadena, creciente como una bomba de tiempo destinada a explotar. Pues ese blog llevo a uno de los perfiles de Instagram que sigue, con parejas de sumiso / dominante de revista. Y luego a otro... y después uno más.

Todos bonitos, pequeños. Luciendo un hermoso collar de cuero que ahoga su cuello. Un collar de propiedad. Entonces en un acto reflejo lleva sus manos a su cuello, encontrándolo desnudo. Eso es lo que le lleva a revisar en tiendas en linea la variedad existencia de collares de sumisión. 

Admira la pantalla de su teléfono con un nuevo anhelo creciente dentro de el. Intenta contenerlo pero crece fuera de si, lo hace a cada collar que observa y añade a su carrito solo para imaginar lo bien que se sentiría tener la presión en su cuello, cortando la respiración apenas un poco sin llegar a ser inseguro y todo el confort que eso trae, imagina también las delicadas y fuertes manos de Louis ajustándolo con seguridad, revisando que no lastime. Su voz declarando lo mucho que le pertenece. Y sobre todo, como con eso, es algo que todos pueden ver.

Sueña con la idea desvaneciente de una L colgada de su cuello, donde todos sepan innegablemente que Harry le pertenece a Louis, siempre. 

Sonríe, y cuando su carrito marca la compra de miles de dólares, lo sabe. Escucha los gritos y vítores de sus fans fuera de la habitación del hotel, haciéndose mas fuertes conforme más personas llegan y es eso lo que le trae de vuelta a la realidad, convirtiendo el sueño y su seguridad en la fría pesadilla que conforma en pedazos su vida.

Y llora.  Una sonrisa fragmentada con lentitud.

Que extraño paralelo, piensa. Estar en una habitación vacía en medio de un llanto, cuando cientos de personas lloran por emoción a unos metros de él. 

— ¡Harry! —  Louis grita, llega corriendo con adrenalina en sus venas — ¡Tienes que salir, es una locura allá fuera!

Su pulso se acelera negativamente con la idea de sentirse descubierto, intenta limpiar sus lagrimas y sorbe su nariz antes de que Louis entre. Pero su rostro es un traicionero, se hincha con apenas unas gotas de llanto y sus ojos se enrojecen. 

— ¿Hazz? —  Es tarde. Louis lo ha visto. 

Listo. 

Si realmente estamos hechos de lo mismo que lo sueños, entonces Harry no es más que alguien fraccionado.

— ¿Hazz? —  el repite, esta vez poniéndose de cuclillas frente a el, buscando acariciar su rostro. —  ¿Qué sucede? Habla conmigo, por favor bebé. 

 Cuando Harry lo ve, cree que se termina de romper. Su labio tiembla y el termina por hipar, silabas solitarias abandonando sus labios sin lograr formar una oración. Louis lo abraza para juntar cada palabra y darle sentido. 

— Son todos tan bonitos —  dice cuando su frecuencia respiratoria se ha vuelto uniforme. Louis le mira confundido. —  Yo no me veo como ellos. ¿Es por eso.... es por eso que no puedo tener tu collar, Lou? Nosotros... —  hipa y sorbe su nariz un poco más, Louis negando con el corazón un poco roto al entender por donde va la conversación  —   Nosotros no podemos hacerlo, no puedo- yo n- Yo no puedo pertenecer a ti como todos los demás. Soy un mal sumiso para ti, Lou

— No, no, no Harry —  el besa su frente con firmeza, manteniendo sus labios sobre la tersa piel por más tiempo de lo que su beso dura —  No digas eso, bebe. No lo digas. Eres perfecto para mi, no podría pedir nada mejor. — su voz también se quiebra al hablar pero se las arregla para pasar sus pulgares por el rostro, limpiando sus lagrimas y le ayuda a sonar su nariz ganando risas en el medio — Te amo Harry. Eres tan mío como yo lo soy tuyo, no somos como los demás. No necesitas un collar para estar comprometido a mi. Y nuestras diferencias con el resto no nos hacen malos, solo eso... diferentes. 

Harry llora un poco más al escucharlo y entonces Louis reparte besitos por todo su rostro, obligándolo a reír. Besa sus pestañas, su frente, sus mejillas y su nariz humedecida. 

— Pero yo quiero tener una marca tuya —  sus labios siguen temblando y Louis los besa de nuevo. — Quiero ser tuyo. 

— Tu ya eres mío, amor. —  sonríe ganando una mirada triste de su sumiso. — Nosotros podemos pertenecernos aun en las cosas más pequeñas. — entonces propone, sin cortar su abrazo sobre Harry empezando a buscar un poco desesperado por toda la habitación, algo con lo que hacer una promesa.

Entonces ve el tramo azul que sostiene los desordenados rizos de Harry. Aprieta sus labios en una sonrisa y desata el nudo dejando caer los largos cabellos sobre el rostro del menor.

—  Aquí esta. — Louis debe peinarlo un poco para descubrir su rostro y besarlo de nuevo. Harry lo mira con sus grandes ojos en confusión y un mohín sobre sus labios.  Pero Louis no dice nada. 

Por el contrario, pasa sus brazos a cada extremo del rostro de Harry, acomodando la bandana que le regalo en su cuello. Revisa que este a una buena distancia de su cuello, y hace un moñito para sostenerla. 

— ¿Lou? —  el sonríe. 

— El azul es por mi, ¿no es cierto? Mejor que cualquier collar. 

Harry abre sus labios sin llegar a pronunciar una palabra, y cuando baja la mirada para ver la forma en que Louis ha adornado su cuello. La bandana, su collar.

 — Este es mi collar, mi marca. ¿Quieres usarlo para pertenecerme, Harry? — el entiende, Harry entiende lo que ha hecho, y con nuevas lagrimas en sus ojos asiente.  — Consentimiento verbal, bebé.

—S-si. —  el pasa sus dedos por la bandana que cuelga de su cuello, una sonrisa desbordada aparece. —  Quiero usar tu collar, Lou. — Lo besa, esta vez de forma más larga y acariciando su rostro con más amor del que puede profesar.

— Entonces aquí, con esta bandana, me comprometo a ti Harry —  susurra sobre sus labios sin separarse —  Eres mi sumiso, yo soy tu dominante. Y con esto todos sabrán que tu eres mío. Siempre.

— Siempre —  el ríe, prometiéndolo también. —  Gracias —  llora un poco más para abrazarlo más fuerte. —  Te amo. 

— Verdadera, loca y profundamente amor.   

Ellos se miran, combinándose en colores y entonces las risas desplazan a las lagrimas. 





Unos meses más tarde, Louis marca a Harry nuevamente. Esta vez con un pequeño tatuaje de trébol que permanece en su brazo. Sano, seguro, consensuado. 





— Harry, ¡el no va a cortar contigo si te lo quitas por un segundo! — Alessandro le dice, el realmente quiere ver si el vestuario negro de mangas exuberantes se ve bien en conjunto.

Y puede que Harry no coopere del todo al negarse a retirar su bandana azul. 

— Lo siento Ale, no puedo —  una risita nerviosa se escapa de su boca acompañada del rosado sonrojo en sus mejillas. 

—  sottomesso—  Alessandro bufa y se da por rendido.  



Harry no lo hará. No se quitara su collar, porque es Louis quien tiene el poder de transformar toda pesadilla en sueño. Uno que puede vivir y uno que recuerda cada vez que ve su reflejo.



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