O15. problems

O15 | PROBLEMAS



    —¿Estás segura de esto? —Ian miró la gran casa situada en medio del bosque.

A su lado Bella asintió, portando un vestido sencillo de color negro. Tomó la mano del lobo y tiró de él hasta entrar a la casa rebosante de jóvenes que disfrutaban del buen ambiente fiestero que los Cullen estaban brindando.

—Tal vez seamos los únicos sobrevivientes del festín que se han armado —bromeó, haciendo que Ian soltara una ahorcada ante la repulsión que esa imagen le proporcionó.

—No juegues con eso —reprendió.

—¿Dónde quedó tu sentido del humor?

—En casa.

A pesar de no sentir el peligro, el chico se encontraba alerta ante el más mínimo movimiento sospechoso.

—¡Viniste! —Alice bajó los escalones entre saltos hasta acercarse a la pareja.

—No podía negarme —sonrió—. Aunque traigo un polizón —masculló divertida.

—¡Encantada de conocerte! —la vidente le tendió la mano, dudosa de que el chico la aceptara—. Alice Cullen.

Bella, que se encontraba en medio de ambos, miro a su lobo un tanto nerviosa de su reacción. Pero al contrario de cualquier preocupación de las féminas, Ian aceptó gustoso el saludo.

—Ian Santiago.

—Espero disfruten- —Alice se detuvo, quedándose inmóvil en su lugar.

—¿Alice? —la castaña se acercó a ella ,entendiendo rápidamente que se trataba de alguna visión.

—Tenemos problemas —musitó, aún en trance. 




     Los Cullen se encontraban reunidos en la habitación más alejada de la fiesta. Y entre ellos, Ian y Bella miraban expectantes la conversación.

—No irán a Seattle —concluyó Edward al leerle la mente a su hermana.

—Vienen hacia aquí.

Ian paseo sus orbes entre cada uno de los vampiros, a la espera de respuestas.

—Llegarán en cuatro días —dijo Alice mirando a su padre.

—Esto será un baño de sangre —comentó Carlisle demasiado nervioso.

—¿Quién planeó esto? —preguntó Edward intranquilo.

A este punto, Bella no podía calmar los latidos desesperados de su corazón. Pues comenzaba a entender que el nómada que había entrado a su casa mientras dormía no era nadie más que algún peón de Victoria. Sostuvo con fuerza la mano de su lobo por si de la nada un ataque de ansiedad se apoderaba de ella.

Algo que Jasper noto, haciendo uso de de don. La castaña agradeció con una diminuta sonrisa.

—En mi visión no reconocí a nadie. Tal vez a uno.

—Conozco su cara —murmuró Edward mirando fijamente a Alice—. Es de aquí, Es Riley Biers...Él no empezó esto.

—El que haya sido se mantiene alejado —musito la vidente

—Está jugando con los puntos ciegos de tu visión.

—De cualquier forma un ejército viene y no somos los suficientes para defender la ciudad —habló Jasper pausadamente.

—Esperen, ¿De que ejecito hablan? —preguntó Ian después de un largo silencio.

—Neófitos, de los nuestros —explicó el patriarca.

—¿Con qué fin? —ansioso, se acercó a su impronta instintivamente.

—Pasaron una blusa para olfatear a Bella —dijo Alice provocando un gruñido en el chico.

—Se perderán vidas —Esme acarició la espalda de su esposo.

—De acuerdo, nosotros nos apuntamos —Ian posó sus ojos en Edward, hablando por la manada.

—Ian —llamó Bella, desesperada de lo que podría ocurrir si los lobos se involucraban en la pelea.

—Entre más mejor —la miro con seriedad—. Es más protección para ti —Edward asintió de acuerdo con sus palabras.

—Es una ventaja —murmuró Jasper—. Los neófitos no saben que existen.

—Necesito coordinarlo —sentenció Carlisle poniéndose de pie.

—Debemos entrenarnos. Jasper sabe que se requiere para pelear con neófitos. Pueden acompañarnos —dijo hacia el lobo.

Ian le dedicó una última mirada a su impronta antes de hablar.

—Bien, digan cuando y donde.

—Ian… —masculló la fémina.

—Todo estará bien —le sonrió, dando una corta despedida en dirección a los vampiros antes de salir del cuarto junto a ella—. Según sé, esto es algo que siempre quisiste...lobos y vampiros.

—Pero no en estas circunstancias —alego—. Si algo les pasara...no sabría qué hacer.

—Te protegeré, de todo y todos —ambos se detuvieron en cuanto salieron de la casa, Ian acunó el rostro de su impronta—. Aunque no siempre sea capaz de hacerlo, no dudes que estaré ahí. A tu lado —recargo su frente en la de ella, cerrando los ojos.

—Te amo —musito, con cierto miedo del futuro. Conteniendo los sollozos que amenazaban por salir.

—Te amo —repitió. Dejando un beso antes de alejarse—. Te llevaré a casa —la fémina asintió, sintiéndose incapaz de seguir disfrutando de la fiesta.





     —Cuatro días —Ian asintió—. ¿Los Cullen están de acuerdo?

—No es como si se pudieran negar de todos modos —se encogió de hombros, mirando a sus hermanos reunidos en la sala.

En cuanto amaneció, Ian había ido en busca de Bella. Para reunirse a primera hora con la manada sobre la charla de anoche.

La castaña se encontraba ayudando a Emily a preparar el desayuno mientras Ian informaba sobre el plan contra los neófitos que estaban por venir.

—Odio admitirlo, pero no sería mala idea unir fuerzas —el alfa miró a los demás, quienes no dudaba que se negaran. Pues estaban dispuestos ayudar a Ian—. Pero no hay que bajar la guardia.

—Tendremos oportunidad de matar a unas cuantas sanguijuelas —Jacob se recargo en el respaldo de la silla.

—Solo no causes problemas tratando de opacar a Ian —soltó Jared, degustando un panecillo que Emily dejó sobre la mesa minutos antes.

—Cierra la boca —Paul, Quil y Embry rieron ante el mal genio del Black.

—¿Algún plan? —Sam dejó de sonreír al preguntar.

—Buscaré alguna manera de poner a salvo a Bella durante la pelea.

—¿No pelearas? —Jacob ignoró las burlas de sus amigos y se concentró en Ian—. ¿Te lastimaste un músculo? —él negó,  sin dejar que el pelinegro se mofara con su comentario.

—Tampoco planeo dejarlos —aclaró—. Peleare.

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