.𖥔 ݁ ˖ 𝟮𝟰 - risks

───── chapter 24 ─────

RIESGOS

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EL HOTEL ESTABA SUMIDO EN UN SILENCIO
profundo. Solo unas pocas habitaciones rompían la oscuridad con tenues destellos de luz, y la de Axel era una de ellas. En la cama, el tiempo parecía desvanecerse mientras permanecían recostados. Axel acariciaba suavemente el cabello de Jud, sintiendo cómo los mechones sedosos se deslizaban entre sus dedos. No podía apartar la vista de ella.

—¿Estás bien? —preguntó en voz baja, con la mirada clavada en su rostro.

Jud no respondió de inmediato. Su expresión se había tornado seria, y aunque Axel sabía que el motivo principal era lo que había ocurrido esa noche, algo en su mirada sugería que había más.

Lentamente, ella se incorporó, quedando a su altura. Su preocupación seguía ahí, pero sus ojos reflejaban también curiosidad, como si hubiera una pieza suelta en el rompecabezas.

—Dijiste que tu dojo había cerrado —murmuró, analizando su reacción—. ¿No te parece extraño que de repente haya vuelto a abrir?

Axel frunció ligeramente el ceño. No esperaba que sacara ese tema en ese momento, y menos con tal seriedad.

—Fue hace tres meses —respondió, desviando la mirada hacia el techo como si buscara confirmar el tiempo en su mente—. Y como nuestro dojo ya tenía el pase al Sekai Taikai... —Se encogió de hombros y la miró de nuevo.

Jud entrecerró los ojos.

—Tres meses... —repitió en un susurro, perdiéndose en sus pensamientos.

Axel notó la tensión en sus facciones. Algo no encajaba.

—¿Por qué preguntas? —se atrevió a decir, inclinándose un poco hacia ella, buscando sus ojos.

Jud sostuvo su mirada por un instante. Los ojos de Axel, oscuros y sinceros, parecían los de un cachorro esperando respuestas. Quería contarle todo, pero eso solo lo pondría en peligro.

—Es complicado —susurró, soltando un suspiro y apoyando su mano en su mejilla.

Axel cerró los ojos de inmediato, disfrutando el calor de su palma contra su piel. El contacto le provocó un escalofrío, pero no de miedo, sino de algo más profundo, más real.

—¿Qué pasará ahora? —preguntó de golpe, abriendo los ojos con cierta ansiedad.

Jud retiró su mano con lentitud, pero Axel la atrapó antes de que pudiera alejarla por completo.

—¿Con qué? —murmuró ella.

—Con... nosotros —dijo él, con una timidez que a Jud le pareció inesperadamente adorable.

Ella ladeó la cabeza, presionando los labios mientras se encogía de hombros.

—No creo que sea un buen momento para revelar... lo que sea que esto sea —dijo, gesticulando entre ellos torpemente.

Una pregunta cruzó por su mente. << ¿Qué somos?  >>

Axel bajó un poco la mirada, y su voz adquirió un tono más desanimado.

—¿Dices que es mejor mantenerlo en... secreto?

—Sí... bueno, no lo sé. —Jud suspiró, pasándose una mano por el rostro—. Hay muchas cosas en juego ahora, y con Terry Silver rondando, tu —Su voz se apagó antes de decir " tu sensei ".— tú... yo...

Pero Axel ya había notado que algo estaba mal.

—Jud. —Su tono fue más firme esta vez.

Ella evitó su mirada, sus pensamientos chocaban entre sí, buscando desesperadamente una excusa para cambiar de tema. Pero no encontró ninguna. El miedo a perderlo la estaba paralizando.

—Jud. —Repitió su nombre, esta vez tomándola suavemente del rostro.

Ella tragó en seco.

—Solo... no quiero que esto acabe tan rápido —murmuró, con una sonrisa ladeada que intentaba disfrazar la tristeza en sus ojos.

Axel la observó por unos segundos antes de sonreír levemente. Entonces, sin pensarlo, se inclinó y la besó.

Un beso corto, pero lo suficientemente profundo como para calmar su ansiedad.

—Te prometo que, pase lo que pase, no dejaré de amarte, Judith.

El aire pareció detenerse. Jud sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Bajó la mirada, sonriendo con nerviosismo mientras sentía ese revoloteo en el estómago que solo Axel lograba causarle.

Axel aprovechó el momento para intentar sacarla de su nube de preocupaciones.

—Cuando gane el Sekai Taikai, todo habrá terminado. —Sonrió con picardía, esperando su reacción.

Jud entrecerró los ojos y soltó una risa incrédula.

—¿Tú? ¿Ganar? —Dejó escapar una carcajada exagerada—. Ni en tus sueños.

—Ya veremos... —bromeó Axel, acercándose a ella.

Jud lo detuvo con una mano en el pecho y le sonrió burlonamente antes de acercarse y besarlo otra vez. Axel la atrapó con facilidad, haciéndola recostarse de nuevo sobre la cama.

Ella quedó sobre su pecho, mientras él volvía a deslizar sus dedos entre su cabello.

Pero, aunque en ese instante parecía haber paz, la sensación de inquietud seguía instalada en el pecho de Jud, provocándole un dolor punzante.

Todo estaba en juego.

Si quería ganar, si quería asegurarse de que Axel no terminara herido por Silver, no podía darse el lujo de cometer errores.

No podía tomar ningún riesgo.

































Jud ajustaba con precisión su gi, pero el movimiento era casi mecánico. Su mente estaba lejos de allí, atrapada en una espiral de pensamientos oscuros. Terry Silver había vuelto a su vida y no había nada más doloroso que eso.

—Jud.

La voz sonó como un eco distante, difuso, como si viniera desde el fondo de un túnel. Parpadeó, volviendo a la realidad. Tory estaba a su lado, con los brazos cruzados y una expresión de leve impaciencia. Por su mirada, era obvio que no era la primera vez que intentaba llamar su atención.

—Perdón, ¿qué? —preguntó, aclarando su garganta.

—Sé que es difícil... ahora que tu padre— Tory apretó los labios, como si la palabra le supiera amarga—. Perdón... ahora que Terry ha vuelto. Pero no te hará daño otra vez, ¿ok?

El corazón de Jud dio un vuelco. Apretó su banda de capitana con fuerza, como si fuera un ancla que la mantuviera firme. Luego bajó los brazos y cerró los puños a cada lado de su cintura, sintiendo la tensión en sus dedos.

—Ese loco no me tocará. No puede. Y no lo dejaré.

Tory sonrió con admiración. Había algo en la mirada de Jud, algo feroz y decidido, que le recordaba a sí misma cuando tuvo que enfrentar sus propios demonios.

—Bien dicho. —Asintió con aprobación y ajustó una última vez su gi antes de darse la vuelta—. Vamos, ya va a empezar.

Jud soltó un suspiro, tratando de liberar un poco de la presión en su pecho. Asintió y comenzó a caminar detrás de Tory. Pero justo cuando estaba por salir de los vestidores, sintió una presencia imponente bloqueándole el paso.

El aire pareció volverse pesado.

Jud levantó la mirada y su cuerpo se tensó al instante.

Terry Silver.

Todo a su alrededor se volvió borroso, como si el tiempo se ralentizara. Su pulso martilleó en sus oídos con una fuerza ensordecedora, como golpes de tambor.

Silver sonrió con tranquilidad y asintió en un saludo casual, como si no fuera la fuente de cada una de sus pesadillas. Luego siguió caminando, sin siquiera detenerse. Pero Jud se quedó paralizada.

No podía ser real.

La idea de que Silver pudiera aparecerse en el Taikai ni siquiera se le había cruzado por la mente. Verlo ahí, tan cerca, con la misma seguridad con la que siempre la había atormentado, le revolvió el estómago.

Sus manos comenzaron a temblar. Su respiración se volvió errática. Toda la determinación y valentía que había proclamado momentos atrás se esfumó en un instante. En su lugar, solo quedaron los ecos de sus gritos, los recuerdos de cada golpe, de cada mirada cruel, de cada palabra que la había roto.

—Hey, niña.

Un movimiento frente a sus ojos la hizo parpadear. Kwon agitaba una mano frente a su rostro, frunciendo el ceño con preocupación.

Jud sacudió la cabeza, tratando de despejar el pánico que se enredaba en su pecho como un nudo apretado.

Kwon siguió la dirección de su mirada y alcanzó a ver la silueta de Terry desapareciendo por un pasillo que conducía a los vestidores del otro dojo. Iron Dragons.

—¿Quién era ese? —preguntó, volviendo la vista a Jud.

Ella tragó saliva y lo miró. Pero el terror aún brillaba en sus ojos.

—Nadie.

Parpadeó, forzándose a adoptar una expresión neutral. No podía permitirse mostrar miedo. No ahora.

—Vámonos, se hace tarde.

Se giró y comenzó a caminar sin esperar una respuesta. Sin darle oportunidad a Kwon de insistir.

Él frunció los labios, haciendo una mueca de frustración. Algo no estaba bien. Y lo que más le molestaba no era el misterio, sino la sensación de que Jud estaba enfrentando algo mucho más grande de lo que quería admitir.

Compañeros. Capitanes. Lo que sea que fueran, no pensaba quedarse de brazos cruzados.

Ambos regresaron al centro, al lugar donde siempre se vivían los eventos más importantes. Se acomodaron con su dojo, alineándose en la formación habitual. Kwon y Jud se posicionaron al frente, firmes, dejando claro que eran los capitanes.

—Los ocho mejores dojos. —La voz de Gunther Braun resonó a través del micrófono, recorriendo el gran espacio con autoridad—. Bienvenidos a nuestra última prueba en grupo.

Su mirada se deslizó por los competidores restantes. Ocho dojos. Ocho equipos que habían luchado sin descanso para llegar hasta aquí.

—A lo largo del torneo, cada uno de ustedes ha demostrado merecer su puesto en la cima. Pero después de hoy... —hizo una pausa para aumentar la tensión— solo los mejores de los mejores entrarán a nuestro Torneo de Campeones.

El murmullo entre los participantes era inevitable, pero Jud apenas lo registró porque sentía una mirada fija en su nuca. Un escalofrío recorrió su espalda. Instintivamente, giró la cabeza.

Y ahí estaba.

Terry Silver la observaba desde el otro lado del salón, con la misma expresión calculadora y serena que la hacía sentir atrapada en una jaula invisible.

Jud apretó los dientes y miró al frente de inmediato, obligándose a ignorarlo. Pero su presencia seguía allí, como una sombra persistente que se negaba a desvanecerse.

De reojo, notó que no era la única que había percibido la mirada de Silver. Kreese también lo estaba observando.

—Bueno, ya lo sabes. —Su sensei murmuró sin apartar la vista—. Tu padre ha vuelto.

La mandíbula de Jud se tensó.

—¿Ah, en serio? —soltó con sarcasmo, sin molestarse en mirarlo—. Ni me di cuenta cuando ayer me secuestró y me amenazó.

Kreese bajó la mirada hasta ella, pero fue la sensei Kim quien reaccionó primero.

—¿Secuestrarte? —repitió, con una frialdad calculada.

—Sí. Ayer en la noche. Y ustedes, bien dormiditos en sus camas.

Kim entrecerró los ojos y su tono se endureció.

—¿Y qué hacías afuera en la noche?

Jud sintió la amenaza implícita en las palabras de Kim, pero no se inmutó. En cambio, apretó los labios y miró al frente, cruzándose de brazos. No iba a mencionar a Axel. No después de lo que habían acordado la noche anterior. Su trato era claro: serían completos desconocidos hasta que la tormenta pasara. Fingir que el otro no existía. Evitar cualquier mirada, cualquier gesto, cualquier cosa que delatara lo que sentían. 

Pero para Axel, eso era imposible.

A la distancia, la buscó con la mirada. Observó cada uno de sus movimientos como si fueran un lenguaje secreto que solo él entendía. Jud ni siquiera lo notaba, demasiado concentrada, con los brazos cruzados mientras asentía a las reglas del evento. Pero él... él quería ir hasta ella, tomar su mano, gritar a los cuatro vientos todo lo que sentía. Y aún así, lo que más lo carcomía no era el silencio, era Kwon. Estaba demasiado cerca de ella. Demasiado —para él—.

Axel sintió un escalofrío de irritación, pero se obligó a ignorarlo cuando Gunther Braun dio inicio oficial al evento. Se giró rápidamente, buscando a su sensei para despejar su mente, pero chocó con alguien. No cualquier persona. Alguien que, para él, no debería estar allí.

—Lo siento —se disculpó de inmediato, sin levantar la mirada.

—Descuide, señor Kovacevic — dijo en tono era educado. La sonrisa, perfectamente ensayada.

Axel parpadeó, confundido y alzó la mirada. El desconocido era al menos cinco centímetros más alto que él. Su presencia era abrumadora y Axel, por primera vez en mucho tiempo, se sintió pequeño.

—¿Sabe quién soy? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Es nuestro patrocinador —Wolf apareció a su lado, con la voz grave y seria.

Axel sintió un vacío en el estómago antes de que Wolf siquiera terminara la frase.

—Terry. —El hombre extendió la mano con elegancia, como si no hubiera una sola preocupación en su mundo—. Terry Silver.

Axel sintió un golpe en el pecho. Silver. Se quedó inmóvil y su mano quedó suspendida en el aire, incapaz de moverse.

—Usted —murmuró, incrédulo.

Terry sonrió con cortesía, pero sus ojos decían otra cosa. Finalmente, retiró la mano sin incomodarse y se alejó con la misma calma con la que había llegado. Axel lo siguió con la mirada, incapaz de procesarlo. Todo tenía sentido. Las piezas del rompecabezas encajaron de golpe.

—Tú sabrás qué riesgos tomar —Wolf rompió su trance con esa frase, obligándolo a girarse.

—¿De qué habla? —preguntó, fingiendo ignorancia.

Wolf sonrió de lado y dio un paso hacia él. Axel bajó la mirada, sabiendo con certeza que podría recibir un golpe. Se sentía como una hormiga.

—Digo que fue un placer conocer anoche a la razón por la que desobedeciste el toque de queda —la voz de Wolf descendió a un murmullo, lo suficientemente claro para ser amenazante—. Así que más te vale ganar —el hombro de Wolf chocó con el suyo al pasar, haciéndolo tambalearse apenas. 

Axel cerró los ojos un segundo, exhalando por la nariz y negando con la cabeza, frustrado. << Entonces eso era lo que escondía. ¿Por qué no me lo dijo? >> Buscó a Jud con la mirada, con el pecho aún tenso. 

Cuando la encontró, ella ya no parecía concentrada. Parecía perdida. Miraba el suelo con miedo, mordiéndose las uñas. Axel sintió algo romperse dentro de él y dirigió la mirada a la tabla de clasificaciones. Todo o nada. No iba a perder a Jud, y de eso estaba seguro.

























































































































WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano

☪︎ 🐉˚‧⁺. • ○ ● 🐍☆

NOTA:
Disculpen la tardanza,
espero terminar la
mayor cantidad de
capítulos antes de
que vuelva a la escuela😭

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