.𖥔 ݁ ˖ 𝟮𝟯 - can i call you tonight?

───── chapter 23 ─────

¿PUEDO LLAMARTE ESTA NOCHE?

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EL AIRE NOCTURNO TENÍA UN PESO DISTINTO PARA 
Axel esa noche. Mientras pasaba la mano por su cabello una y otra vez, el sonido del agua de la fuente detrás de él llenaba el silencio, como un eco insistente que acentuaba la tensión en sus hombros. El borde de piedra, aunque incómodo al principio, había empezado a sentirse familiar tras tantos minutos allí sentado.

Su mirada vagaba inquieta. Primero al cielo, luego al suelo, después a su teléfono, y finalmente hacia adelante, esperando verla aparecer en cualquier momento. Pero el lugar permanecía vacío. Consultó el reloj en su muñeca: quince minutos tarde.

Al principio, lo justificó con facilidad. << Debe estar arreglándose >>, pensó, tratando de calmarse. << Jud siempre se toma su tiempo >>. Pero con cada minuto que pasaba, esa certeza se iba desmoronando poco a poco.

Quiso llamarla. El impulso estuvo ahí, fuerte, como un nudo apretado en el pecho, pero lo contuvo. << No quiero parecer desesperado >> —aunque si lo estaba—. Acomodó la camisa, alisándola con nerviosismo, mientras estiraba el cuello sintiendo cómo el calor de la tela se volvía insoportable.

Los quince minutos se convirtieron en treinta. Después en cuarenta y cinco. Y, antes de que pudiera darse cuenta, había pasado más de una hora sentado allí, esperando a alguien que no llegaba. Cada vez que escuchaba pasos o veía una sombra moverse en la distancia, su corazón daba un salto. Pero cada vez, el desencanto lo golpeaba con más fuerza.

Dos horas. Había estado ahí durante dos horas, y Judith no apareció. Axel suspiró, su pecho pesado con una mezcla de tristeza y humillación. Se levantó con lentitud, como si una parte de él aún se resistiera a aceptar la realidad. Miró a su alrededor una última vez, con una esperanza terca que sabía que no debía tener.

Nada.

El lugar estaba vacío, salvo por las luces distantes de la ciudad y el tenue resplandor que se filtraba desde las ventanas del hotel. Por un momento, Axel se quedó allí, inmóvil, intentando darle sentido a lo que sentía. Era como si una mano invisible apretara su pecho, dejándolo sin aire.

—No quiso venir —murmuró para sí mismo, con la voz rota, apenas audible.

El dolor de esas palabras caló hondo, y sus pasos, arrastrados y pesados, lo llevaron de vuelta al hotel. Cada paso era una pelea contra el deseo de mirar hacia atrás, de esperar un poco más. Pero ya no podía permitirse más ilusiones.

Al llegar a su habitación, Axel sintió un golpe frío de soledad. El sonido de la puerta al abrirse resonó más fuerte de lo normal, como si se burlara de él. Todo lo que había imaginado para esa noche se desmoronó en un instante. Había planeado cada detalle en su mente: la cita perfecta, los momentos de risas y, finalmente, la valentía para confesarle a Judith cuánto la amaba.

Pero nada de eso sucedió.

Se quedó de pie en medio de la habitación, con las manos aún en los bolsillos y la cabeza gacha. << Tal vez tuvo una razón para no venir >>, pensó, tratando de convencerse. Pero incluso esa excusa se sentía vacía sin una explicación, sin un mensaje que aliviara la incertidumbre.

<< ¿Por qué no me dijo nada? ¿Fue algo que hice? >> Axel se dejó caer en la cama, hundiendo los codos en sus rodillas mientras se frotaba el rostro con frustración. La ausencia de respuestas lo aplastaba, más que cualquier palabra que ella pudiera haber dicho.

Se levantó lentamente y fue al armario para ponerse la pijama, un ritual que, aunque rutinario, esa noche se sentía insoportablemente triste. Era como si cada movimiento subrayara lo que debería haber sido una noche diferente, una noche especial. Entró al baño y se detuvo frente al espejo, su reflejo lo miraba con una mezcla de cansancio y dolor.

<< ¿Podría amarme? >> cerró los ojos casi temiendo la respuesta.

El pensamiento le dolió como una daga. Se echó agua fría en la cara, esperando que el líquido refrescara algo más que su piel. Pero cuando se secó y volvió a mirar al espejo, no vio ningún cambio. No había consuelo. Porque, a pesar de todo, Axel la seguía amando.

Volvió a la cama con pasos lentos y pesados, como si el peso de sus emociones lo arrastrara. Se dejó caer de pecho, hundiendo el rostro en las almohadas. El silencio de la habitación era ensordecedor, un eco constante de lo que no había pasado.

Si tan solo Jud hubiera dicho "me gustas también".

Apretó la almohada con fuerza, como si eso pudiera contener el dolor en su pecho. Finalmente, se giró sobre su espalda, sus ojos fijos en el techo. Pero el techo no ofrecía respuestas ni consuelo.

Un sonido interrumpió los pensamientos oscuros que lo envolvían. Tocaron la puerta, dos golpes suaves, casi tímidos.

Axel frunció el ceño y se incorporó lentamente sobre la cama. Miró el reloj en la mesilla de noche: las once. Era tarde, demasiado tarde para cualquier visita habitual. Su sensei jamás interrumpiría sus horas de descanso, Zara estaría profundamente dormida, y nadie más del equipo tenía razones para buscarlo.

Intentó escuchar algo más: voces, murmullos, incluso una respiración que confirmara que no lo había imaginado. Su corazón latía con fuerza mientras las posibilidades en su mente se reducían a una sola palabra: imposible.

El segundo golpe, esta vez un poco más firme, rompió su inmovilidad.

Axel se levantó con cautela y se acercó a la puerta. Su mano rozó la manija, pero se detuvo al escuchar una voz.

—¿Axel? —Un susurro, suave pero reconocible.

El mundo pareció detenerse cuando escuchó su nombre. Era Judith. Sin lugar a dudas, era ella.

Su mano se quedó en el aire, congelada por un momento. La confusión y la sorpresa luchaban contra la tristeza acumulada de la noche. Axel exhaló profundamente, pasándose una mano por el cabello en un intento de calmarse. Antes de girar la manija, limpió rápidamente los rastros de lágrimas en sus ojos y adoptó la fachada del chico fuerte que siempre proyectaba.

Con un movimiento decidido, abrió la puerta de golpe. Y ahí estaba.

Las luces del pasillo creaban sombras en su rostro, pero Axel no necesitó más para saber que era ella. Judith se veía nerviosa, con las manos entrelazadas frente a su falda, evitando mirarlo directamente. Todo en su postura gritaba vergüenza.

Axel la observó con atención, notando cada detalle: la forma en que sus dedos jugueteaban entre sí, el leve temblor en sus piernas, la forma en que sus ojos evitaban encontrarse con los suyos. A pesar de su enojo, tuvo que reprimir el impulso de decirle lo hermosa que se veía.

El silencio entre ambos se alargó, llenando el aire de una tensión casi insoportable. Judith comenzó a preguntarse si había cometido un error al ir allí. Desde donde estaba, podía ver claramente el rostro de Axel, su expresión fría y distante.

—Lo siento. —Su voz fue apenas un susurro, quebrándose en las últimas sílabas.

Axel apretó la mandíbula, pasándose la lengua por los dientes mientras su mirada permanecía fija en ella. El perdón era lo último que esperaba escuchar.

—¿Viniste a esta hora solo para decir "lo siento"? —preguntó con dureza, sus brazos cruzándose frente a su pecho como un escudo.

Judith negó con la cabeza, nerviosa, incapaz de encontrar las palabras. En otras circunstancias, habría soltado un comentario sarcástico o alguna broma para romper la tensión, pero esa noche todo era diferente. El peso de las cadenas invisibles que Terry tenía sobre ella la hacía sentir pequeña y callada.

—Bien. —Axel hizo un gesto breve con la cabeza, su voz cargada de una mezcla de ironía y resignación—. Te escucho.

Judith miró a ambos lados del pasillo, un gesto que hizo que Axel se tensara aún más. Su instinto se activó, preguntándose si alguien la había seguido. Pero con Wolf al tanto de todo, sería difícil.

—¿Puedo pasar? —preguntó al fin, con un tono que apenas ocultaba su urgencia.

Axel suspiró, su resistencia cediendo a medias, y asintió con un leve movimiento de cabeza mientras se hacía a un lado.

Judith entró rápidamente, casi como si al hacerlo pudiera escapar del mundo exterior. Había algo en la habitación de Axel que le daba una sensación de seguridad, algo que la hacía sentir protegida, aunque estuviera claro que él aún estaba molesto.

Axel cerró la puerta detrás de ella con cuidado, pero no pudo evitar echar un vistazo al pasillo. Aunque sabía que probablemente no había nadie allí, la curiosidad lo empujó a asegurarse. 

Al regresar a la habitación, Axel encendió la luz, y por fin pudo verla bien de pies a cabeza. Jud estaba de espaldas, con los hombros tensos, mordiéndose las uñas mientras asomaba por la ventana como si esperara encontrar a Silver allá afuera. Su postura reflejaba una mezcla de frustración y miedo, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros.

—Jud, en serio —habló Axel, esta vez con más firmeza, aunque su voz no perdió la calidez—. Solo quiero entender por qué me invitaste a una cita y después me dejaste plantado.

Jud cerró los ojos con fuerza, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a arder en ellos. Al girarse lentamente para enfrentarlo, Axel notó el brillo húmedo en su mirada, y cualquier rastro de enojo que pudiera haber sentido se desvaneció. La preocupación invadió su rostro al ver su estado.

El pómulo de Jud lucía un moretón fresco, oscuro, y una cortada en su labio inferior marcaba con crudeza la violencia que había sufrido. Esos eran los "regalos" que le habían dejado Wolf y su propio padre.

—¿Qué te pasó? —preguntó Axel con un nudo formándose en la garganta mientras daba un paso hacia ella, pero Jud levantó las manos, deteniéndolo mientras retrocedía un poco. No estaba lista para desmoronarse frente a él.

Tomó aire con dificultad antes de hablar, luchando por mantener la compostura.

—Lo siento... de verdad lo siento —empezó, su voz temblorosa—. Quería ir, te lo juro. Estaba en la fuente cuando... —Su mirada cayó al suelo, dudando por un momento. Era el sensei de Axel de quien hablaba. ¿Debería decirle? ¿Y si lo complicaba todo? Tragó saliva antes de soltarlo finalmente— Mi padre... él me secuestró o algo así. Solo sé que no está en prisión y que...

Su voz se quebró, y un temblor incontrolable recorrió su cuerpo mientras la respiración se le aceleraba.

—Tranquila, Jud. Respira, por favor —dijo Axel acercándose más, sin importarle la distancia que ella intentaba mantener. Colocó sus manos suavemente sobre sus hombros, buscando estabilizarla.

—Tenía todo planeado... todo... —continuó Jud, con palabras atropelladas que se mezclaban con un pánico creciente—. Llegué más temprano, estaba ahí y tú y...

Su respiración se volvió más errática, hasta que soltó un grito ahogado y dio un paso atrás, alejándose de Axel con brusquedad.

—Jud lo entiendo, yo —las palabras de Axel fueron interrumpidas.

—¡No! ¡No es justo! —exclamó finalmente mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Su rostro se torció en una expresión de puro dolor—. Duele que seas lo único bueno de mi vida y esto este a punto de irse por la borda por una estúpida competencia de karate.

Axel frunció el ceño, confuso, pero antes de que pudiera responder, Jud continuó.

—Aquella noche, en el mar... cuando trataste de besarme y me alejé... —Su voz temblaba, pero no se detenía—. Fue porque... porque la voz de mi padre en mi cabeza no deja de repetirme que no soy suficiente. Que no merezco lo que tengo. Que nunca será suficiente, no importa cuánto me esfuerce...

Axel abrió la boca para hablar, pero Jud lo interrumpió de nuevo, las palabras saliendo atropelladamente entre sollozos.

—Y lo siento. Lamento haberte dejado así esta noche. Tenía todo planeado en ese maldito café. Iba a decirte que me gustas. Que tú no tienes la culpa del desastre que soy.

Axel la observó en silencio, su corazón rompiéndose con cada palabra. Verla tan vulnerable, tan rota, lo llenó de una mezcla de tristeza y ternura. Y entonces, entre lágrimas y desesperación, llegó lo que no esperaba.

—Y si quieres odiarme, hazlo. Estoy acostumbrada a que la gente lo haga —concluyó Jud, estirando los brazos como si esperara un golpe que nunca llegó.

Axel parpadeó sorprendido antes de inclinar ligeramente la cabeza, una pequeña sonrisa asomando en sus labios.

—Entonces... ¿también te gusto?

Jud se tapó el rostro con las manos, dejando escapar un gemido frustrado antes de tomar una almohada de la cama y enterrar un grito en ella. Axel soltó una leve risa; era tan típico de Jud.

—¡Se supone que te lo iba a decir de manera romántica y especial no en medio de una crisis! —murmuró, aún escondiendo el rostro.

Axel no esperó ni un segundo más. Dio un paso hacia ella, levantó su rostro con delicadeza, cuidando de no tocar sus heridas, y unió sus labios a los de ella. El beso fue suave, cálido, y lleno de todo lo que las palabras no podían expresar.

Jud se quedó inmóvil al principio, sorprendida, pero pronto cerró los ojos y dejó que el momento la envolviera. Llevó sus manos a la nuca de Axel, acercándolo más, y por un instante, el peso del mundo desapareció. El dolor, los miedos y las dudas quedaron atrás, dejándolos envueltos en una paz que habían anhelado durante tanto tiempo.

Al separarse, Jud gimió levemente, tocándose el labio roto.

—Ah, lo siento —se disculpó Axel, dando un paso atrás con culpa evidente.

Jud sonrió, negando con la cabeza, y se inclinó hacia él para besarlo de nuevo, esta vez sin titubeos.

Los brazos de Jud se enredaron en su cuello, mientras Axel la rodeaba por la cintura, guiándola torpemente hacia la cama. Ambos tropezaron un poco antes de que ella terminara recostada, y Axel se inclinara sobre ella, apoyando un brazo en el colchón para no dejar caer todo su peso.

El beso fue más profundo esta vez, cargado de emociones. Cuando finalmente se separaron, ambos estallaron en risas nerviosas.

—¿Me perdonas por no llegar? —preguntó Jud, mirándolo con una mezcla de timidez y picardía.

Axel alzó una ceja, sonriendo de lado.

—Si digo que no, ¿volverás a besarme?

Jud rió, contagiando a Axel con su alegría, y lo besó de nuevo. Por ahora, los problemas quedarían fuera de la habitación. Tenían tiempo para resolverlos... después de un par de besos más.






























































































































WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano

☪︎ 🐉˚‧⁺. • ○ ● 🐍☆

NOTA:
Griten preciosas,
porque yo también
lo estoy haciendo 🧎‍♀️.

Espere tanto por
escribir esto que
espero de todo corazón
les guste, pero prepárense,
que viene lo feo 🤺.

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