.𖥔 ݁ ˖ 𝟮𝟮 - the cut that always bleeds

───── chapter 22 ─────

EL CORTE QUE SIEMPRE SANGRA

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EL SONIDO DEL CUBIERTO CONTRA EL PLATO
resonaba en los oídos de Jud como una tortura lenta. Esa pequeña fricción metálica se sentía más insoportable con cada segundo que pasaba. Permanecía sentada, rígida, con la mirada fija en él. Silver. Terry Silver. Su padre. El hombre que había arruinado su vida de tantas maneras que las palabras no alcanzaban para describirlo.

El apetito que había sentido al despertar ya no existía. En su lugar, una opresión incómoda se instaló en su estómago, mezclada con náuseas que subían y bajaban como una marea. Quería gritar, lanzarle todo su odio como si con eso pudiera quemarlo. Pero lo que más la enfurecía era esa sonrisa despreocupada en su rostro. Esa sonrisa que hacía evidente que su odio no le importaba. O, peor aún, que lo disfrutaba.

Terry comía con esa calma refinada y meticulosa que siempre había tenido, como si el mundo girara a su ritmo. Ni siquiera se dignó a mirarla cuando rompió el silencio.

—¿No vas a comer? —preguntó con la misma indiferencia que si estuviera hablando del clima.

Jud no respondió. Sus dedos se cerraron con fuerza sobre el cuchillo inofensivo, la única herramienta a su alcance. Su voz salió finalmente, quebrada y cargada de resentimiento.

—Deberías estar en prisión.

Terry dejó escapar una risa burlona, limpia y perfectamente calculada. Tomó la servilleta con un movimiento elegante y se limpió los labios, como si esas palabras no le afectaran en lo más mínimo.

—Pagué mi condena, hija. —Abrió los brazos como si estuviera dando un discurso glorioso—. Soy un hombre libre. Eso es lo que dice la ley.

Jud apretó la mandíbula al escuchar ese término. "Hija". Esa palabra que para ella no significaba absolutamente nada.

—No me llames así —respondió con una mezcla de rabia y asco, clavándole la mirada.

Terry le sonrió, esa sonrisa que siempre había detestado, como si todo lo que decía no fuera más que un juego para él.

—Mi sangre corre por tus venas —replicó con calma mientras levantaba los hombros—. Además, ¿no estabas en Miyagi-Do? Ah, claro, Cobra Kai es donde perteneces. Porque eres mi hija. —Golpeó la mesa con un puño cerrado, haciendo temblar los cubiertos.

Jud no pudo evitar sonreír de lado, aunque no había alegría en su gesto.

—Sí, estoy en Cobra Kai —respondió, inclinándose hacia adelante con los brazos sobre la mesa—. ¿Y tú qué? —Su mirada se desvió hacia Wolf, que permanecía apoyado contra la pared como una estatua amenazante.

Terry soltó una carcajada baja, casi para sí mismo.

—El sensei Wolf y yo tenemos un trato —dijo, volviendo a cortar un pedazo de carne—. Y cuando Iron Dragons gane... —rio entre dientes, dejando la frase en el aire.

Jud apartó su plato con brusquedad.

—¿Y me secuestraste solo para presumirme esta mierda? —dijo con sarcasmo, empujando el plato hacia el centro de la mesa—. A tu edad deberías estar retirado, no haciendo el ridículo.

La burla en su voz era evidente, pero Silver permaneció imperturbable.

—No es un secuestro, hija.

Jud se levantó de golpe, derribando el vaso junto a su plato.

—Te dije que no me llames así.

El ruido del vidrio rompiéndose llenó el aire, pero Terry no reaccionó. Solo levantó la mirada, calmado, como un depredador que observa a su presa antes de atacar.

—Mi pequeña creación —murmuró con una suavidad helada, inclinándose hacia ella.

Jud sintió cómo cada músculo de su cuerpo se tensaba. Su respiración se volvió más pesada. Ese tono, esa mirada... todo la transportaba de nuevo a los peores momentos de su vida.

—Eres fuerte gracias a mí —continuó Terry, sosteniendo su copa de vino con una mano mientras la señalaba con la otra—. Admítelo, Jud. Somos un gran equipo.

La furia comenzó a hervir dentro de ella.

—No quiero ser como tú —dijo con un murmullo que se rompió en el aire—. Tú solo querías hacer una versión joven de ti. Alguien fuerte. Sin sentimientos. Sin miedo. Sin dolor.

Terry sonrió de nuevo, evaluándola como si acabara de decirle un cumplido.

—Y lo logré. —Su mirada recorrió su figura de pies a cabeza con un orgullo enfermizo—. Eres igual que yo.

Jud no pudo contenerse más. La rabia se apoderó de su cuerpo, y su puño se levantó para golpearlo. Pero antes de que pudiera llegar a su rostro, Terry atrapó su muñeca en el aire con una facilidad desquiciante.

—Sigues demostrando que eres mi hija —dijo con una sonrisa perversa mientras aumentaba la presión sobre su muñeca.

Jud se zafó con un movimiento torpe, retrocediendo varios pasos hasta chocar contra la pared. Sus ojos no se apartaban de él, y aunque intentaba no mostrarlo, el miedo comenzaba a asomar en sus facciones.

—No soy tu hija —murmuró entre dientes, con los puños cerrados y el cuerpo temblando.

Terry avanzó un paso hacia ella, su sombra alargándose bajo la tenue luz de la habitación.

—Oh, Jud. —Su voz era como un veneno dulce—. Lo quieras o no, siempre serás parte de mí.

Jud tragó saliva, sintiendo cómo su piel se erizaba bajo esa mirada que tanto odiaba. Pero esta vez, no retrocedió.

—Solo piénsalo. Tú y yo, en ese podio sosteniendo el gran trofeo del Sekai Taikai —Terry extendió los brazos, como si sostuviera el objeto imaginario entre sus manos—. Lo que siempre quisimos —añadió, con una sonrisa altanera mientras sus ojos buscaban los de Jud.

Jud lo observó con una mezcla de desprecio y agotamiento. Su cuerpo temblaba ligeramente, pero no por miedo, sino por el torrente de emociones que contenía a duras penas.

—No, fue lo que tú quisiste. A tu modo. A tu maldito y perverso modo —replicó, su voz rota pero firme. Señaló a Terry, como si al hacerlo pudiera acusarlo con más fuerza, mientras intentaba reunir el valor desde alguna parte de su dolorido y tembloroso interior—. Me hiciste sangrar, desmayarme...

Su voz se quebró, y sus pasos avanzaron lentamente hacia él. Por primera vez, Terry retrocedió un poco, pero la sonrisa burlona no abandonó su rostro.

—Te imploré por horas... —continuó Jud, mientras lágrimas empezaban a escapar de sus ojos. Su respiración era pesada, y cada palabra parecía arrancarle un pedazo de su alma—. Las marcas siguen en mi cuerpo, mis huesos siguen sanando, ¡y tú estás aquí, pidiéndome que me una a ti como si no me hubieras destruido! —terminó con un grito desgarrador. Pero en lugar de sentir alivio, un vacío aún más grande se asentó en su pecho.

Terry soltó una risa seca y sarcástica, aplaudiendo lentamente.

—Solo dime algo, Jud —dijo, inclinándose ligeramente hacia ella. Su voz era fría, casi cortante, y sus ojos brillaban con una crueldad calculada—. ¿Eres la capitana, no? Eres mejor que Nichols, que LaRusso... ¡que su propia capitana! —señaló hacia Wolf, quien permanecía inmóvil con una sonrisa maliciosa—. Eres la mejor del Sekai Taikai gracias a mí.

Jud lo miró con ojos inyectados de rabia, mientras una lágrima solitaria caía por su mejilla. Limpiándola con brusquedad, dejó escapar un susurro lleno de desprecio

—Sí... —murmuró, respirando con dificultad—. Pero si hubiera sabido que para llegar aquí tendría que pasar por todo ese dolor... hubiera preferido morir.

Por primera vez, Terry guardó silencio. Su sonrisa, aunque todavía presente, disminuyó ligeramente, como si sus palabras hubieran tocado un rincón oscuro de su ego.

—Bueno... —comenzó tras una pausa, dejando escapar un suspiro teatral—. Parece que no terminé mi trabajo contigo. Sigues poniendo tus sentimientos antes que tus ganas de ganar.

Con una calma estudiada, se acercó a la mesa y tomó el plato de Jud.

—Supongo que insistir para que vuelvas conmigo sería una pérdida de tiempo —continuó, colocando el plato frente a ella con una sonrisa casi paternal—. Pero al menos, disfruta de la cena.

Jud no apartó la mirada de Terry mientras, con un movimiento rápido, empujaba el plato, derramando el contenido sobre el costoso traje de su padre.

—Creo que terminé —dijo con una sonrisa cínica, sus palabras goteando sarcasmo.

Terry se quedó inmóvil por un instante, con el rostro rígido pero la sonrisa aún dibujada, aunque forzada. Dejó el plato vacío sobre la mesa y giró con serenidad, aparentando indiferencia. Pero como si un interruptor se accionara, esa calma fue sustituida por una furia explosiva. Su mano se movió con rapidez, conectando un golpe seco en la mejilla de Jud.

El impacto la hizo tambalearse, obligándola a girarse. Levantó una mano para tocarse el labio, que ahora sangraba. Pero no mostró debilidad. En lugar de retroceder, se enderezó lentamente y avanzó hacia Terry con pasos firmes, sus ojos ardiendo de rabia contenida.

—Te prometo que llegaré a ese podio... —su voz era baja, pero cargada de una determinación inquebrantable—. Pero tú no estarás allí junto a mí.

Terry la miró, su expresión neutral, pero sus ojos oscuros brillaban con algo más que ira. Sin embargo, Jud no esperó una respuesta. Dio media vuelta y salió, dejando un silencio helado tras de sí, mientras Silver permanecía allí, con la comida aún manchando su traje y una furia hirviendo bajo su piel.



























































































































WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano

☪︎ 🐉˚‧⁺. • ○ ● 🐍☆

NOTA:
te amo Jud jamas serás
como ese maldito monstruo
(perdón este y el anterior
capitulo, con el siguiente
seguro volverán a
amarme 🙈🌷).

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