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───── chapter 17 ─────
NO SUFICIENTE
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SEGURAMENTE TODOS YA ESTABAN EN EL HOTEL.
Los dojos habían salido sin permiso, y la noche se había alargado tanto que ya bordeaba la madrugada, con el horizonte demostrando la gran luna llena y estrellada.
Jud descansaba en el hombro de Axel, ambos sentados en la arena húmeda a la orilla del mar. El sonido de las olas era lo único que los rodeaba mientras esperaban a que sus prendas se secaran un poco.
—Perdón. —La voz de Axel rompió el pequeño momento de silencio. Jud levantó la cabeza de su hombro, mirándolo con curiosidad.
—¿Por qué? —preguntó con el ceño ligeramente fruncido.
—Tu equipo nos vio juntos... por mi culpa. Estarás en problemas. —Bajó la mirada como si aquello realmente le pesara, pero Jud solo sonrió y negó con la cabeza.
—Que digan lo que quieran. Esta acaba de ser, literalmente, la mejor noche de mis 18 años de vida, y no me importa realmente. ¿Qué van a hacerme? ¿Sacarme del Sekai Taikai? No pueden. ¿Quitarme la banda de capitana? No les conviene. Soy la mejor. —Su tono era firme, con esa confianza que a veces podía sonar casi desafiante.
Axel la miró de reojo y sonrió, divertido por la forma en que ella parecía borrar cualquier problema con pura convicción.
—Perdón, me exalté. —Jud dejó caer las manos hacia atrás, apoyándose en la arena con un suspiro.
—No, está bien. —Axel la observó por un momento antes de continuar, su tono más reflexivo—. Digo... yo no soy de hablar mucho sobre lo que siento. No he experimentado mucho más allá de dolor por entrenar, y ni siquiera siento emoción al ganar. —Hizo una pausa, sus ojos buscando los de ella—. Y tú... pareces tan libre, tan... emocional.
Jud sonrió levemente, ladeando la cabeza.
—Antes de esto era como tú, o peor. —Ambos rieron con suavidad antes de que ella continuara—. Lo único que decía por diez largos años era un "sí, sensei". Si me atrevía a responder o dudar de mi padre, merecía entrenar hasta que mis puños sangraran o me desmayara del cansancio. —Su voz se tensó ligeramente, pero sus ojos mantenían la calma al mirarlo—. Ya no me duele decirlo porque ese monstruo está tras las rejas. Pero, Axel, no fui libre hasta que dejé que me rompiera.
Axel tragó saliva al captar la intensidad de sus palabras, y no pudo evitar recordar sus propias experiencias con el sensei Wolf.
—Es extraño. —Dejó caer el codo sobre la arena para mirarla mejor.
—¿Qué lo es? —preguntó ella con curiosidad.
—Me da miedo sentir, pero contigo... es tan natural que se volvió mi nueva adicción. —Confesó con una leve sonrisa que lo hizo parecer más vulnerable.
Jud sintió que sus mejillas se calentaban. Bajó la mirada, nerviosa, mientras intentaba no tartamudear.
—Tengo ese don de sacar el lado reprimido de la gente. —Bromeó, aunque su voz no pudo ocultar del todo la inquietud.
Axel se inclinó un poco más hacia ella. Su mirada se suavizó mientras subía una mano para sostener delicadamente su barbilla.
—Bueno, entonces dejaré que tengas control total sobre mí, supongo. —Su sonrisa dejó entrever sus dientes, juguetona pero sincera.
El aire pareció volverse más denso entre ellos. Las palabras ya no eran necesarias. Sus miradas viajaron de los ojos a los labios, y la cercanía aumentó con cada segundo. El sonido de las olas se desvaneció para ellos, reemplazado por las respiraciones agitadas y nerviosas que compartían.
Jud sintió la mano de Axel deslizarse hacia su mejilla, su toque tan cálido como la idea de lo que estaba a punto de suceder. Estaba a punto de hacerlo. Estaba a punto de besarlo. Y, por un instante, deseó no detenerse.
Pero las dudas surgieron. Toda su vida había sentido que no era suficiente. Su madre se había ido, su padre la odiaba, Miguel la había rechazado y Zara le había lanzado esas palabras venenosas: "No entiendo qué tienes de emocionante para que Axel te mire tanto." << ¿Y si no era suficiente? >>.
Antes de que Axel pudiera acercarse más, Jud se apartó de golpe, sentándose rígida con los ojos cerrados.
—Lo siento, yo... —tartamudeó, incapaz de mirar a Axel.
Él se enderezó también, aunque puso distancia entre ellos.
—Perdóname. Yo... creí... —Su voz sonaba rota, como si la confusión y el rechazo lo golpearan al mismo tiempo. Se levantó rápidamente, recogiendo su sudadera de la arena—. Perdón, perdón.
—Axel. —Jud intentó llamarlo, pero su voz apenas salió.
—Tengo que volver al hotel. —Dijo apresuradamente, sin mirarla. Y antes de que ella pudiera decir algo más, salió corriendo, dejando sus huellas en la arena.
Jud se quedó inmóvil, sus manos temblando sobre sus piernas.
—Mierda. —Murmuró, cubriendo su rostro con ambas manos, el sonido de las olas ahora ensordecedor en su soledad.
Regresar al hotel pesaba más que haber entrenado dos días seguidos. Judith apenas lograba arrastrar los pies por los pasillos, con los tenis colgando de una mano y el ramo que había recogido en la otra. Su cabello aún húmedo se pegaba a su rostro, y las gotas que caían de su ropa dejaban un rastro irregular en la alfombra del hotel. Cuando llegó finalmente a su habitación, Tory, que al parecer ya estaba dormida, abrió la puerta con el cabello desordenado y los ojos apenas entreabiertos, aún sumida en el cansancio.
—¿Noche difícil? —preguntó Tory al verla, su voz apenas un murmullo mientras observaba el estado de Judith y su vestido mojado.
—Ni me lo recuerdes —respondió Judith mientras entraba tambaleándose, dejando caer los tenis al suelo con un suspiro pesado.
Tory cerró la puerta, pero la preocupación la mantuvo despierta mientras Judith comenzaba a cambiarse lentamente. Cada movimiento de Jud parecía cargado de agotamiento, pero también de algo más. El silencio no hacía más que enfatizar la tensión que llevaba en el rostro. Finalmente, se dejó caer sobre la cama con un golpe sordo, como si quisiera hundirse en el colchón y dejar atrás el peso de sus pensamientos.
Rechazar el beso de Axel seguía atormentándola. La expresión en su rostro cuando ella retrocedió, las dudas, el arrepentimiento... todo seguía girando en su cabeza como un eco insoportable. Por más que cerraba los ojos, su mente no le daba tregua, y el cansancio no ayudaba a silenciar los recuerdos de esa noche.
Finalmente, la fatiga venció y Judith se quedó dormida, esperando que las pocas horas que le quedaban de descanso pudieran borrar aunque sea una parte del torbellino de emociones que sentía.
La mañana siguiente no fue mucho mejor. Aunque ambas lucían un poco más presentables, el peso de la noche anterior aún se sentía en el ambiente. Judith y Tory subieron juntas al elevador, ambas en silencio hasta que Tory rompió la calma.
—¿Por qué llegaste tan tarde anoche? —preguntó, mientras miraba de reojo a Judith con un aire de curiosidad.— Y no creas que no vi el ramo.
Judith, con un suspiro, respondió con una simple palabra. —Axel.
—¿Axel? —Tory arqueó una ceja, intrigada.
—Kwon nos descubrió juntos, nos peleamos, corrimos, terminamos en el mar... y luego trató de besarme.
—¿¡Trató de besarte!? —Tory se giró hacia ella con los ojos bien abiertos.
Judith levantó una mano para pedir silencio, mirando a su alrededor.
—¡Shh! Sí, trató de besarme, y yo... me alejé. Soy una idiota. Sé por qué lo hice, pero no debí, o tal vez sí... No sé. —Dejó caer los hombros con frustración.— Estoy tan enojada conmigo misma que me voy a desquitar con la primera cosa que me moleste hoy.
Como si sus palabras fueran una premonición, las puertas del elevador se abrieron justo en el pasillo donde debían bajar. Sin embargo, ambas se quedaron inmóviles al ver lo que tenían frente a ellas: Robby y Zara besándose.
Robby, con pasos torpes y la camisa ligeramente arrugada, se separó y comenzó a alejarse por el pasillo opuesto. Había bebido demasiado, y eso era evidente. Mientras tanto, Zara se giró hacia ellas con una sonrisa burlona y desafiante, lanzándoles un beso en el aire que solo aumentó la tensión del momento.
El corazón de Tory se rompió en mil pedazos. Apretó la correa de su mochila mientras sus labios temblaban ligeramente, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas que se negaba a derramar.
Judith reaccionó de inmediato.
—¡Maldita perra! —exclamó, intentando salir del elevador, lista para correr hacia Zara y enfrentarse a ella. Pero Tory la sujetó con fuerza del brazo y la jaló de regreso justo cuando las puertas del elevador se cerraban. —¡No! —gruñó Judith, furiosa.— ¡Debiste dejarme partirle la cara a esa maldita!
Tory negó con la cabeza, pero apenas podía mantenerse en pie. Sus lágrimas comenzaron a caer, y su mirada bajó hacia el suelo.
El enojo de Judith se desvaneció al instante. Con cuidado, se acercó y abrazó a Tory, acariciando su espalda con suaves palmadas.
—Tranquila, Tory —murmuró.— Malditos hombres, todos iguales.
—Te gusta uno —murmuró Tory entre sollozos, intentando sonreír.
Judith dejó escapar una risa suave.
—Sí, y está guapísimo, pero ese no es el punto ahora. —Se separó un poco y tomó a Tory por los hombros, obligándola a mirarla.— Escúchame: no dejarás que esto te afecte. Eres Tory Nichols, eres hermosa, fuerte y valiente. No necesitas a un hombre estúpido que no sabe controlar sus hormonas.
Tory asintió con una sonrisa entre lágrimas, abrazándola de nuevo con más fuerza. Judith sonrió mientras la consolaba.
—Tranquila, mejor nos hacemos lesbianas y nos casamos.
Tory soltó una carcajada, limpiándose las lágrimas mientras recuperaba la compostura.
—Está empezando a sonar como una buena idea.
Ambas se separaron, pero esta vez con una energía renovada. Enderezaron la espalda y caminaron juntas por el pasillo con la cabeza en alto, listas para enfrentarse al siguiente evento del Sekai Taikai.
❝ WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano
☪︎ 🐉˚‧⁺. • ○ ● 🐍☆
NOTA:
No iba a publicarlo hoy
pero estuvo WOW 🧎♀️.
Pido que no juzguen a
Jud por alejarse, yo como
mujer insegura la entiendo
perfectamente 😔.
Si, mejor nos casamos
con Tory 😝.
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