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───── chapter 13 ─────

TODO POR VENIR

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UNA VEZ ASEGURADA LA PERMANENCIA DE
los dojos en el Sekai Taikai, la noche prometía ser un respiro. Relajarse, escapar de la presión, y salir con o sin el permiso de los senseis era parte del plan. Para Jud, sin embargo, la idea de antros, bares o cualquier fiesta con música estridente no era particularmente atractiva. Era irónico, considerando lo extrovertida que era, pero prefería pasar la noche en su cama, viendo sus series favoritas y recitando los diálogos que ya se sabía de memoria.

Esta vez, no obstante, había un incentivo especial. Los dojos saldrían juntos. Eso significaba que Axel estaría ahí. Encontrarlo, quizás agradecerle por el regalo de la mantarraya y, con suerte, conversar un poco con él, era su verdadera meta para esa noche.

—Así que "hada de los dientes", ¿Eh? —dijo Jud con una risa burlona mientras caminaban por el hotel.

Tory le devolvió la sonrisa.

—Fue solo un diente.

—Pero lo hiciste increíble. Además, vi cómo Robby sonrió cuando pasó —replicó Jud con un gesto pícaro.

Tory suspiró, encogiéndose de hombros.

—Sí, y también lo vi distraerse por mi culpa. No debería haber pasado.

Jud se detuvo, girándose hacia Tory con determinación.

—No, no, no. Robby está distraído porque quiere, no porque tú hicieras algo mal. —Levantó los hombros con aire casual, como si fuera la verdad más simple del mundo—. Es porque te ama. Lo que quiero decir es que nada de esto es tu culpa.

—Nos dimos un tiempo... Creí que sería suficiente para que se enfocara —admitió Tory, con frustración en su tono.

Jud se cruzó de brazos, mirándola como si tuviera todas las respuestas del universo.

—Mira, es hombre. Seguro le dijiste: "Hay que darnos un tiempo", y su cerebro primitivo entendió: "Te dejo porque te odio y ya no te amo". Así son ellos.

Tory no pudo evitar soltar una carcajada. Jud, como siempre, tenía una forma única de alivianar cualquier peso.

—Solo olvídalo. Estarán bien. —Jud le pasó su maleta a Tory—. Mejor lleva esto a nuestra habitación mientras voy a la máquina expendedora por botanas. Nos arreglamos, salimos, celebramos esta dulce victoria y dejamos atrás toda la mierda que nos rodea.

La sonrisa de Tory se suavizó. Había algo en Jud que curaba las grietas invisibles de su corazón. La necesitaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.

—Gracias —dijo Tory, tomando la maleta—. Y, por favor, nunca te mueras.

Jud rio, balanceando las manos despreocupadamente

—Hierba mala nunca muere. Anda, adelántate. Iré por nuestra comida nutritiva —añadió con un toque sarcástico.

Se separaron en el pasillo. Jud siguió caminando, buscando una máquina expendedora. El hotel era grande, y aunque tomó un camino desconocido, pronto encontró lo que buscaba: una máquina al final del pasillo.

Gasto dinero en comida que no debería, como papas y sodas. Después del pastel que había tomado a escondidas con Axel, una sensación de libertad, aunque pequeña, la invadió.

Con cuidado, metió las sodas en el bolsillo de su hoodie y las papas bajo el brazo. Se dio la vuelta y comenzó a caminar, pero una puerta se abrió de repente.

Miguel salió de la habitación, envuelto en lágrimas. Johnny también, pero se detuvo en el umbral, su rostro preocupado.

Jud se detuvo, confundida por la escena. Johnny la vio de inmediato y la reconoció.

—¿Qué pasó? —preguntó Jud, rompiendo el incómodo silencio.

—Carmen, está grave —susurró Johnny, con nerviosismo evidente.

Jud, al recordar el embarazo de la madre de Miguel, parpadeó varias veces, tratando de salir del trance.

—Ella estará bien —dijo rápidamente, apurándose a caminar.

—Gracias, niña —respondió Johnny, cerrando la puerta mientras la observaba alejarse.

Jud siguió a Miguel a toda prisa.

—¡Miguel! —gritó, pero él no se detuvo.

—¿Qué quieres? —respondió fríamente.

—Saber que estás bien —Jud lo alcanzó y lo miró con intensidad.

Miguel se volteó abruptamente.

—¿En serio? Dime, ¿Cómo puedo sentirme bien cuando sé que mi madre está en el hospital y yo a kilómetros de distancia?

—Yo... ella estará bien —aseguró Jud, aunque no sabía qué más decir.

—No, no lo sabes —dijo Miguel, dejando escapar una lágrima que recorrió su mejilla.

—Sé lo que sientes. Carmen también me cuidó alguna vez —Jud intentó ofrecer consuelo, pero Miguel la interrumpió con un grito.

—¡No! No sabes lo que estoy sintiendo. Tu madre te abandonó. No tienes familia.

Jud se quedó en silencio, el corazón apretado en su pecho. Escuchar esas palabras, aunque venían de Miguel, le dolió profundamente.

—Oh... bien —Jud asintió, bajando la mirada para evitar que él viera lo mucho que le afectaba. Sus ojos se cristalizaron—. Espero que tu madre se recupere —susurró, casi inaudible, antes de continuar su camino.

Miguel se arrepintió al instante, pero ya era demasiado tarde. Cuando se giró, Jud ya había desaparecido del pasillo.

La pequeña castaña se detuvo frente a la puerta de su habitación. Cerró los ojos, tomó aire y lo soltó lentamente. Fingir que estaba bien era uno de sus talentos más pulidos.

Abrió la puerta con una amplia sonrisa, como si nada hubiera pasado.

—Traje esto —dijo, dejando las papas sobre una pequeña mesa—. Y esto —sacó las sodas de su bolsillo.

Al levantar la vista, se encontró con Tory, quien sostenía una mantarraya de peluche en sus manos. La mirada de Tory era pícara, con esa expresión que siempre le advertía a Jud que había algo más que no estaba diciendo.

—¿Por qué revisaste mis cosas? —Jud se acercó a ella rápidamente, arrebatándole el peluche.

—Mira, a Wall-E lo conozco. Pero el pingüino y la mantarraya son nuevos —dijo Tory, sonriendo de forma traviesa.

—El pingüino se llama Eve —contestó Jud, colocando la mantarraya junto a los demás peluches en la cama.

—¿Y la mantarraya? —Tory se cruzó de brazos, sabiendo que la debilidad de Jud era hablar de más, y con eso, podría obtener toda la información que quisiera.

—No tiene nombre aún, llegó hoy a mis brazos —Jud sonrió, recordando el momento.

—¿Y el papá va a elegirlo? ¿Cómo se llamaba? —Tory levantó una nota en el aire con una mano. —¿Axel K?

Jud, rápidamente, le arrebató la nota.

—Eres una chismosa —dijo, guardándola en su bolsillo mientras fingía estar furiosa.

—Hey, ¿Quién es Axel? —Tory se sentó en la cama, cruzó las piernas y puso las manos sobre sus rodillas, con la pose perfecta de alguien que esperaba información.

—Es un chico de Nite —Jud sonrió, manteniendo la inocencia en su rostro.

—¿Nite? —Tory frunció el ceño, completamente confundida.

—Ni te metas —dijo Jud, dándose la vuelta para evitar más preguntas.

—¡Jud! —Tory se levantó rápidamente y la siguió. —Vamos, dime, y pagaré todo lo que comas esta noche.

—Bien, no digas más —Jud se giró con una sonrisa, sabiendo que esa era su segunda debilidad: la comida. —Es del otro dojo, con el que cambié mi maleta.

—¡Ah! El admirador —Tory exclamó con entusiasmo.

—Sí, ese —Jud sonrió, divertida.

—¡Amor prohibido murmuran por las calles! —Tory empezó a cantar, moviéndose alrededor de Jud con una gran energía.

—Deja en paz a Selena Quintanilla —Jud negó con la cabeza—. Además, no es nada de amor, solo somos amigos.

Tory negó con la cabeza, pero no dejó de tararear la canción, rodeando a Jud con su ritmo juguetón.

Jud, optando por ignorarla, caminó hacia su maleta, tomó sus toallas y se dirigió al baño.

—Me daré una ducha. Si sigues con eso cuando salga, te voy a ahorcar con mis propias manos y te voy a lanzar por la ventana, diciendo que fue un suicidio —amenazó, pero su tono era más juguetón que serio.

Tory levantó los hombros, sin perder el ritmo, y siguió molestando, incluso cuando Jud cerró la puerta del baño de un golpe.

Aún con la puerta cerrada, la voz de Tory cantando a todo pulmón se filtraba en el baño, irritando los oídos de Jud. Cada palabra parecía penetrar como un eco, y Jud trató de bloquearla, sumergiéndose en el sonido del agua que caía sobre su piel. Mientras el vapor se acumulaba, su mente divagaba sobre qué ponerse. Quería verse bien, pero no demasiado formal. Brillante, pero sin parecer que lo había intentado demasiado.

Salió de la ducha, sintiendo la frescura del aire en su piel. Tory ya estaba en la cama, comiendo las papas y bebiendo la soda. Jud agradeció internamente que la rubia hubiera dejado de cantar y de fastidiarla por un momento.

Tory ya había tomado un baño, y ambas se maquillaron mutuamente, riendo a veces por algún error en el delineado o la máscara de pestañas. Se peinaron, y comenzaron a buscar qué ponerse. Para Tory, todo fue fácil; sacó una camiseta de manga corta, chaqueta negra y unos pantalones negros con un estilo despreocupado, perfecta como siempre. Jud, por otro lado, probó demasiada ropa, cada una más incompleta que la anterior. Ninguna le convencía.

—¿Tú esforzándote en tu apariencia? Axel debe gustarte mucho. —Tory sonrió de manera pícara, notando el leve rubor en las mejillas de Jud.

Jud la fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Tory, sin esperar respuesta, se acercó a su maleta y sacó una prenda con movimientos rápidos y seguros. La dejó sobre la cama de Jud con una sonrisa satisfecha.

—No me pondré eso. —Jud señaló la tela azul con incertidumbre.

—Te aseguro, Judith, que si te pones eso y una chaqueta de mezclilla... enamoras a media Barcelona. —Tory levantó una ceja, claramente confiada de su elección.

Jud negó con la cabeza, pero las mejillas aún se mantenían rojas, un color que no pudo evitar. El pensamiento de Axel vino a su mente una vez más, y aunque no lo dijo en voz alta, sabía que Tory se refería a él. Pero pensar en eso le sonó demasiado cursi para su gusto.

—¿No crees que es demasiado? —Jud preguntó, pero Tory negó rotundamente con una sonrisa traviesa.

—Te espero abajo, Kwon, Yoon y los demás ya deben estar en la recepción. No quisiera salir con esos idiotas, pero nosotras solas nos perderíamos. —Tory hizo una mueca y luego se dirigió hacia la puerta—. Date prisa, no quiero esperar mucho, Kwon ya está empezando a desesperarse.

Jud observó cómo Tory salía de la habitación, dejándola sola con su indecisión. La castaña suspiró y se quedó frente a la prenda azul sobre la cama, la vista fija en ella como si intentara entender qué la hacía sentir tan nerviosa. Daba vueltas a la tela entre sus manos, pero nada parecía encajar. No podía decidir si era el vestido o si era la sensación extraña que Axel provocaba en ella.

El mar de dudas y la locura que solo Axel Kovacevic lograba provocarle se apoderaron de su mente mientras se miraba en el espejo.



























—¿Dónde está? —dijo Kwon, claramente impaciente, mientras miraba su teléfono sentado en el sofá de la recepción del hotel. Su tono de voz mostraba frustración, y su pierna tamborileaba de manera nerviosa.

—No es por apoyarlo, pero ya deberíamos de irnos. —Yoon recargó su cabeza en el respaldo del sofá, estirando su cuello, claramente relajado, pero con el mismo aburrimiento reflejado en su rostro. Su mirada estaba fija en el techo, esperando que algo sucediera.

—Lo sé. No debe tardar. —Tory, que no podía quedarse quieta ni un segundo, se mantenía dando vueltas por la sala, mirando constantemente el reloj en su muñeca, impaciente por ver a Jud. Cada segundo parecía una eternidad.

—Un minuto más y la dejamos. —advirtió Kwon, su tono serio, aunque su impaciencia era evidente.

Justo en ese momento, el sonido familiar de las puertas del ascensor abriéndose hizo que una sonrisa rápida cruzara el rostro de Tory. Su expresión pasó de impaciencia a alivio.

—¡Al fin! —dijo, observando a Jud salir del ascensor, una figura conocida, pero de alguna manera nueva.

Yoon no pudo evitar susurrar, con los ojos bien abiertos mientras observaba a Jud acercarse.

—Wow... —la palabra salió de sus labios, casi sin querer, mientras sus ojos seguían a Jud, quien caminaba hacia ellos con una gracia que parecía hacer que el tiempo se desacelerara.

—¿Qué? —preguntó Kwon, confundido, mientras giraba su cuerpo hacia Jud, notando que algo estaba cambiando.

Se recargó en el respaldo del sofá, apoyando los brazos para mirar mejor. Jud caminaba hacia ellos con una sonrisa nerviosa, y el leve rubor en sus mejillas podría haber sido tanto por el maquillaje como por la pequeña ansiedad que se notaba en su andar. Su cabello corto y ondulado se movía suavemente al ritmo de sus pasos. El vestido azul, que caía justo por encima de las rodillas, y la chaqueta de mezclilla, combinada con unos tenis blancos, la hacían parecer... diferente, casi irreconocible.

Para Kwon, su caminar fue como cámara lenta. Cada paso era más intrigante que el anterior, y sus ojos se abrieron al máximo, incapaz de apartar la mirada. Un brillo en sus ojos reflejaba la fascinación que no pudo esconder. Ni siquiera se percató de que ya estaba literalmente a solo unos pasos de ella.

—Cierra la boca o se te caerá la baba. —susurró Yoon con una sonrisa divertida, disfrutando del momento mientras Tory soltaba una risa suave.

Kwon salió abruptamente de su trance, dándose cuenta de que estaba completamente congelado. Rápidamente se levantó del sofá, tratando de disimular el trastorno en su expresión y acomodando su ropa, como si nada hubiera pasado.

—Te tardaste mucho y ni te esforzaste en verte decente. —dijo Kwon, con un tono que trataba de sonar irritado, pero su voz estaba teñida de algo más. Un toque de lo que realmente pensaba. Jud se veía... bien, linda, incluso si no quería admitirlo en voz alta.

—Perdón, ya vámonos. —dijo Jud, tomando el camino junto a Tory, sin darse cuenta del impacto que había causado, o tal vez no queriendo pensarlo.

—Se ve bien la capitana, ¿no? —comentó Yoon con un tono burlón, mirando a Kwon mientras comenzaba a fastidiarlo, al ver la incomodidad de su amigo.

—No. —Kwon dijo rápidamente, tratando de mantener su postura seria. Pero su voz delataba lo que realmente pensaba—. Solo... diferente.

—La baba de tu boca dice lo contrario. —Yoon caminó más rápido antes de que Kwon pudiera reaccionar, evitando la tentación de que su amigo intentara matarlo allí mismo con una mirada.

Kwon negó con la cabeza, tragando saliva, pero no pudo evitar el ligero rubor que subió a sus mejillas. Algo en Jud lo había afectado, aunque aún no lograba comprender qué era.

Eso solo era el inicio de una verdadera noche divertida. Y nadie sabía que no iba a ser nada como lo habían planeado.










































































WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano

☪︎ 🐉˚‧⁺. • ○ ● 🐍☆

NOTA: se viene 🔥.

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