.𖥔 ݁ ˖ 𝟬𝟲 - thoughts
───── chapter 06 ─────
PENSAMIENTOS
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JUD ESTABA SENTADA EN LAS BANCAS DE
los vestidores, con las manos entrelazadas y las piernas moviéndose de forma inquieta. El eco de su reciente derrota seguía golpeando su mente, como un recordatorio constante de su caída.
—Jud. —La voz de Tory rompió el silencio mientras asomaba la cabeza junto a un locker. Su tono era cauteloso, casi como si intentara no encender una chispa. —¿Estás bien?
—Sí, vete. —respondió sin mirarla, su voz cargada de frustración y un dejo de cansancio.
Tory entró un paso, desafiando la barrera que Jud había levantado.
—Fue culpa de Kwon.
Jud se levantó de golpe, como si aquellas palabras la hubieran impulsado.
—Lo sé, pero fui yo quien cayó. Así que... —apretó los puños, su mirada fija en el suelo— déjame sola un rato, por favor.
Tory se detuvo. La conocía lo suficiente como para saber cuándo insistir y cuándo dar espacio.
—Silver no está aquí, Jud. —Su voz era baja pero firme, como un recordatorio que buscaba llegar más allá de las palabras.— Nadie puede herirte más que tú misma.
Sin esperar una respuesta, Tory se dio la vuelta y salió, dejando a Jud con el eco de sus palabras flotando en el aire.
Jud cerró los ojos, respirando con dificultad. Intentó calmarse, pero la tormenta dentro de su cabeza no cedía.
—¡Una más! ¿Eso es todo? ¡Qué asco me das! —Las palabras de su padre volvieron a invadir su mente, nítidas, crueles, como si él estuviera justo frente a ella. —¡Levántate, Judith! ¡Vamos, inútil! ¡Debiste irte con tu madre!
Esas voces del pasado eran como cadenas que no podía romper. Intentó ahogarlas cerrando los ojos, pero con Terry Silver en su mente, escapar siempre era un desafío casi imposible.
Un ruido metálico la sacó de sus pensamientos, el golpeteo sutil de un locker. Alguien estaba ahí, esperando una señal para entrar.
—¡Dije que me dejaras sola! —gritó con fuerza, girándose furiosa, convencida de que Tory había regresado.
Pero al encontrarse con otra figura, su expresión cambió al instante.
Axel estaba ahí, de pie, con las manos levantadas en un gesto de paz.
—Ah... lo siento. —Jud murmuró, relajando la postura, aunque su tono seguía teniendo rastros de tensión.
Axel no habló al principio. Sus ojos la estudiaban con una mezcla de calma y cautela, como si buscara el momento exacto para romper el silencio. Jud arqueó una ceja, impaciente, dándole una señal para que hablara.
Axel tragó saliva y finalmente dejó escapar las palabras.
—Estuviste increíble allá afuera. —Axel esbozó una leve sonrisa, tímida, casi imperceptible, pero genuina.
—Gracias, pero tú estuviste... wow. —Jud se dejó caer en la banca nuevamente, buscando una palabra que describiera lo que había visto, aunque ninguna parecía suficiente.
Axel ladeó los labios, creando una mueca que parecía cuestionar el cumplido.
—Siento lo de la patada. —Avanzó un poco más hacia el interior de los vestidores, alejándose de la puerta.
Jud sonrió de inmediato, una reacción que tomó a Axel por sorpresa. No era enojo lo que ella sentía, sino una especie de diversión inesperada que hasta a ella le resultaba extraña. Su risa, sincera y despreocupada, alivió un peso en los hombros de Axel, quien había temido haber cruzado un límite.
—Dios, qué buena patada. —Jud se tocó el costado, como si el recuerdo aún estuviera fresco pero no doloroso, solo presente.
—¿Te duele? —Axel juntó las manos, su postura mostrando una disculpa tácita.
—¡No, no, no! —Negó Jud con las manos, agitando las palmas frente a él.— He recibido peores. No te des demasiada importancia. —Bromeó, sonriendo con dulzura.
Axel bajó la mirada, sintiendo el calor subir a sus mejillas.
Jud inclinó la cabeza hacia un lado, señalando con un gesto que podía sentarse junto a ella. Axel lo hizo, aunque sus movimientos eran cautelosos, como si temiera invadir demasiado su espacio.
—En serio, lo siento. —Repitió Axel, su voz sonaba auténtica.— Pero, en mi defensa, estabas a punto de tirar a Zara.
Jud soltó una carcajada, recostándose contra el locker detrás de ella. El frío del metal contrastaba con el calor que aún sentía en la piel, una sensación extrañamente reconfortante.
—Está bien, lo tomaré como un halago. —Lo miró, y sus ojos se encontraron, dejando en el aire algo más que palabras.
Axel sostuvo su mirada un segundo antes de hablar.
—Eres buena. ¿Quién te entrena? ¿El anciano o la mujer? —Axel cerró los ojos brevemente, dándose cuenta de cómo había sonado. Se corrigió de inmediato.— Perdón, quise decir... ¿él o ella?
Jud rio, esta vez con una sinceridad que hizo que Axel se relajara un poco más.
—Está bien, tienes razón, es un anciano. —Se encogió de hombros con indiferencia.— Pero no, ninguno. —Hizo una pausa, como si las palabras siguientes le costaran más de lo esperado.— Mi padre lo hizo.
Axel inclinó la cabeza, sorprendido por la revelación.
—Fue bueno. —Sonrió con amabilidad, tratando de conectar.
Jud, sin embargo, desvió la mirada. Su rostro cambió, endureciéndose con el peso de recuerdos que Axel no conocía.
—Fue el peor. —Sus palabras fueron más para ella que para él, mientras sus ojos se perdían en el vacío frente a ellos.
Axel se apresuró a disculparse al notar el cambio en su expresión.
—Oh... lo siento. —Su tono era suave, lleno de una preocupación que ni él sabía que podía sentir.
—Está bien. —Jud alzó y bajó los hombros con indiferencia, como restándole importancia.— Gracias a él, sé lo que es no sentir miedo. De nada ni de nadie. —Sus ojos se fijaron en Axel, con una intensidad que mezclaba seriedad y broma.— Ni de ti y tu patada, que casi me deja en coma. —Exageró deliberadamente, buscando desviar el tema con una sonrisa traviesa.
Axel se inclinó hacia adelante, sus codos casi tocando las rodillas. Cubrió su rostro con ambas manos, claramente avergonzado, como si quisiera esconderse del mundo.
—¡Ya dije que lo siento! —protestó, apartando las manos de su cara y mirándola con frustración.
—Y yo dije que te disculpaba, no que lo iba a olvidar. —Jud respondió con calma, disfrutando de la situación. Axel suspiró, apoyando la espalda contra el locker de nuevo, aunque esta vez con una pequeña sonrisa en los labios.
—Ok, ¿Qué quieres? ¿Una colección de animales marinos sobre tu cama para que lo olvides?
Jud entrecerró los ojos y lo miró fijamente.
—Ah, entonces sí fuiste tú.
Axel se tensó, el color subiendo rápidamente a sus mejillas. Desvió la mirada como si eso pudiera salvarlo de la vergüenza.
—Eso es obvio. —Trató de sonar seguro, aunque su tono lo traicionaba.— ¿Quién más podría haber sido? —Sus palabras parecían buscar algo más que solo una respuesta, como si esperara que ella lo tomara en serio, aunque fuera solo por un momento.
Jud estalló en carcajadas, dejando que el sonido llenara el vestidor antes de levantarse.
—Te veo en la lona, grandote. —Negó con la cabeza, aún riendo, mientras comenzaba a caminar hacia la salida.
—Espera, ¿entonces sí? —Axel se levantó rápidamente, siguiéndola con pasos apresurados.— ¡Jud! —gritó, asomando la cabeza por el pasillo.
Pero justo en ese momento, un grupo de competidores de otro equipo pasó cerca. Axel tuvo que detenerse y disimular, enderezándose y fingiendo indiferencia. La interacción entre dojos no era algo bien visto.
Jud no se giró ni una sola vez, dejando a Axel de pie en los vestidores. Él se recargó contra un locker, esta vez dejando caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras soltaba un profundo suspiro.
A pesar de todo, una sonrisa se formó lentamente en sus labios. Ahora más que nunca, esa chica no salía de su mente. Desde el día en que habían cambiado accidentalmente las maletas, su curiosidad por ella solo había crecido, y Jud parecía empeñada en mantener ese misterio intacto.
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by Eli_fanfic / Lizzie Arellano
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