.𖥔 ݁ ˖ 𝟬𝟰 - surprise

───── chapter 04 ─────

SORPRESA

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PASANDO SUS MANOS CON DELICADEZA ENTRE
cada peluche de varias especies marinas, Jud los observaba con deseo. Sin embargo, al mirar los precios, solo pudo torcer la boca en una mueca.

Antes de que continuara explorando, escuchó un ruido repentino al otro lado de la tienda. Algo se había caído. Jud parpadeó, curiosa, y asomó la cabeza para descubrir a un chico alto agachado recogiendo un peluche con torpeza.

Lo reconoció enseguida. Con una sonrisa traviesa, se recargó en el estante, esperando a que Axel notara su presencia.

Axel recogió el peluche, una mantarraya, y lo sacudió antes de volver a colocarlo en su lugar. Justo en ese momento, al levantar la vista y encontrarse con Jud, se sobresaltó, tirándolo de nuevo.

—Oh, lo siento.

Jud reaccionó rápidamente, inclinándose para recoger el peluche al mismo tiempo que Axel lo hacía. El resultado fue un choque de cabezas que los hizo reír mientras ambos se sobaban la frente.

—Lo siento.

Esta vez fue Axel quien se disculpó mientras levantaba el peluche.

—No, yo... te asusté.

Jud colocó una mano en su nuca, algo avergonzada.

—No sabía que había alguien aquí. Perdón, afuera hay mucho caos y, bueno, esto parecía tranquilo.

Axel miró a su alrededor, señalando el espacio vacío.

—Lo sé, todo parece ser un caos.

Jud suspiró y comenzó a caminar por la tienda, notando que Axel la seguía.

—Y el Sekai Taikai aún no inicia.

Axel comentó mientras miraba los peluches, aunque claramente no apartaba los ojos de Jud por mucho tiempo.

—No me imagino cuando lo haga.

Jud se detuvo frente a un estante lleno de peluches de ballenas, acariciando uno con la punta de los dedos.

—¿Piensas reemplazar a Wall-E?

Axel se detuvo junto a ella, observando el pequeño peluche en sus manos antes de mirarla con una ligera sonrisa.

Jud cerró los ojos brevemente, sintiéndose avergonzada, pero esbozó una sonrisa.

—¡Eso nunca! Solo veo si le consigo un compañero. Pero... bueno, no creí que Barcelona fuera tan caro.

—Bueno, tengas o no el dinero...

Axel estiró un brazo hacia un estante detrás de Jud, sacando algo esponjoso de color gris y negro. Se lo mostró con orgullo.

—Los pingüinos son mejores.

Jud rio al ver al pequeño pingüino en las manos de Axel, que parecía aún más diminuto comparado con su imponente figura.

—Son lindos, sí, pero no son mejores que las ballenas.

Axel sonrió, claramente disfrutando de la conversación.

—Claro que lo son. Son más tiernos, pequeños, y además muy amistosos.

—Sacrifican a otros pingüinos arrojándolos al agua para verificar que no haya depredadores cerca.

Jud negó con la cabeza mientras comenzaba a caminar de espaldas, con Axel siguiéndole el paso de cerca.

—Tal vez solo en ese aspecto, pero siguen siendo mejores que las ballenas.

—Amo las ballenas.

Jud sonrió ampliamente, entusiasmada.

—Son enormes, ¡los animales más grandes del mundo! Y a pesar de su tamaño, son tiernas y lindas. Además, las ballenas azules son solitarias, pero cuando tienen hambre cazan en manada. ¡Y cantan! Cantan hermoso. Su corazón pesa más de 200 kilos, mide tanto que yo cabría ahí y...

De pronto, se detuvo, notando que había comenzado a hablar demasiado.

—Y estoy hablando de más. Lo siento, yo...

Axel negó con la cabeza, tranquilo.

—¿Por qué te disculpas? No dije que me molestara.

Jud sonrió ampliamente, relajándose al instante. Recibir ese tipo de comentarios no era común para ella. Estaba más acostumbrada a escuchar un "Cállate" o un "Silencio, no me importa".

Después de eso, la conversación entre ambos fluyó con naturalidad. No solo hablaron de animales; de hecho, aunque Jud acaparó el 99% del tiempo, Axel no parecía incomodarse. Más bien, sonreía y la miraba con una mezcla de admiración y fascinación.

Para Axel, Judith era interesante y bonita. Demasiado linda a sus ojos. Él no solía ser social, ni tampoco le interesaba pretender interés en las personas. Pero con Judith fue diferente.

Cada palabra que ella decía tenía un peso especial, como si se tratara de una celebridad dando un discurso. Para él, era como escuchar una melodía perfecta, observar una obra de arte que podría apreciar durante horas sin necesidad de intervenir, porque ella lo llenaba todo con su energía y palabras.

—¡Judith!—La voz de Tory irrumpió de repente en la tienda, haciendo que ambos giraran la cabeza hacia ella.—Oh, el admirador.

Tory miró a Axel con una sonrisa burlona.

—Tory.—Jud la regañó de inmediato, mientras Axel fruncía el ceño, visiblemente confundido.

—Ah, sí, es Kwon y Robby.—Jud negó con la cabeza. No sabía exactamente de qué hablaba Tory, pero su tono ya le daba mala espina.

—Lo siento, te veo en la colchoneta.—Jud se despidió de Axel mientras caminaba de espaldas siguiendo a Tory.

—Ah, sí, te veré ahí.—Axel la observó marcharse con una sonrisa un tanto boba en el rostro.

Se quedó parado por unos segundos, procesando lo ocurrido. Finalmente, se giró sobre sus talones, mientras una idea tomaba forma en su mente. Algo que, si se atrevía a hacerlo, podría salir muy bien... o muy mal.

Jud continuó avanzando detrás de Tory, notando lo inquieta que estaba.

—¿Estás preocupada por Robby o por Kwon?—Tory le lanzó una mirada de fastidio antes de seguir caminando.

Cuando llegaron al lugar, encontraron a Kwon lanzando una patada contra una pared, dejando una marca alta, incluso más arriba que una que ya estaba ahí.

—¿Qué está pasando?—Jud miró a Tory, pero esta solo se encogió de hombros.

—Ay, ya no sé. Creí que iban a golpearse, por eso te fui a buscar, lamento haber interrumpido tu cita— Hizo una pausa antes de añadir el último comentario con tono burlón.

Jud frunció el ceño, claramente confundida.

—¿Cita?—Antes de que Tory pudiera responder, Kwon alzó la voz desde el otro lado.

—¡Gané!—Se acercó a Robby con una sonrisa triunfante mientras este le entregaba unas llaves con evidente molestia.

Jud se aproximó de inmediato.

—¿Qué pasó?—Los chicos de Miyagi-Do miraron a Jud con sorpresa. Era la primera vez que algunos de ellos, especialmente Hawk y Demetri, la veían desde el incidente.

—Acabo de ganar una habitación.—Kwon presumió con una sonrisa de satisfacción.

—Déjalos en paz, vámonos.—Jud lo tomó del brazo, alejándolo de Robby y del grupo de Miyagi-Do.

—Deja de proteger a tus amigos.—Kwon le dedicó una sonrisa pícara.—Acabo de ganar una habitación enorme... que podríamos compartir si quisieras.

Jud rodó los ojos, visiblemente fastidiada.

Miguel apretó el puño y dio un paso al frente, pero Robby lo detuvo colocando una mano en su pecho.

—Vámonos.—Jud empujó suavemente a Kwon, quien, resignado, les lanzó una sonrisa burlona antes de darse la vuelta y marcharse.

Tory caminaba detrás de Jud mientras los demás miembros de Cobra Kai los seguían. Dejaron a Miyagi-Do detrás, derrotados y sin una habitación.

—Ahora sí me sentaré contigo.—Jud habló con una amenaza en su tono, al borde de desbordarse por la ira.

—Lo que digas, eres la capitana.—Tory sonrió de lado mientras la seguía de cerca.

Tras cuatro largas horas, todos estaban de vuelta en la salida, preparándose para subir a los autobuses. Kwon seguía presumiendo su victoria, balanceando las llaves como si fueran un trofeo de oro.

Jud negó con la cabeza. <<Seguir dándole importancia a alguien como él era una pérdida de tiempo>>, pensó mientras apartaba la mirada. Sus ojos viajaron por el resto de los competidores, deteniéndose en especial en las chicas. Nunca las había visto pelear, y aunque confiaba en su habilidad, no podía evitar sentirse inquieta.

—¿Estás bien?—preguntó Tory, mirándola de reojo mientras ambas estaban sentadas en las escaleras del autobús.

—Creo que no le había tomado la importancia que debía.—Jud suspiró profundamente antes de mirarla.—Hoy fue, wow... pero mañana podría ser "au".—Hizo un gesto de dolor, intentando aligerar el ambiente.

—Lo que sea, será mañana.—Tory se puso de pie justo a tiempo, ya que estaban dando las indicaciones para subir al autobús.

Ambas tomaron sus lugares. Kwon subió detrás de ellas, y aunque antes había estado feliz y presumido, su expresión ahora se tornó seria, casi decepcionada mientras miraba a Jud sentada con Tory, continuó su camino tratando de verse normal.

—¿Hablaste con Robby?—Tory encogió los hombros.

—Algo así.—Suspiró, dejando caer su cabeza contra el respaldo del asiento.

—Al menos lo intenta, aún lo tienes a él.—Jud repitió el gesto, mirando al techo con resignación.

—Tú tienes a Miguel.—Tory la miró de reojo, provocando que Jud soltara una risa sarcástica.

—No, claro que no.

—Mira, él me dijo...—Tory intentó insistir.

—No me importa lo que haya dicho.—Jud la interrumpió, subiendo el tono de voz.

—Jud, él trató...—Tory estaba comenzando a molestarla.

—¡Él la eligió a ella! ¡Eligió a Sam! ¿Ok? Así que solo olvídalo. Es más, olvida lo que te llegué a contar.—Jud la detuvo con furia en los ojos. Sin esperar una respuesta, se colocó los audífonos, dejando claro que la conversación había terminado.

Tory decidió no insistir. Había aprendido que presionar más solo empeoraba las cosas. En lugar de eso, desvió su atención hacia la ventana, enfocándose en sus propios problemas mientras el autobús arrancaba.

Cuando llegaron al hotel, ya era demasiado tarde. Tory decidió tomar un baño relajante mientras Judith descansaba en su cama, sentada con un café caliente entre las manos y contemplando la ciudad desde la ventana. Las luces de los edificios iluminaban la noche, haciéndola parecer viva y hermosa.

Su tranquilidad se vio interrumpida cuando alguien tocó a la puerta. Fue un toque sutil, casi temeroso.

Jud dejó su café en la pequeña mesa junto a la cama y se levantó. Tronó su cuello mientras sus pies descalzos hacían contacto con el suelo frío. Caminó hacia la puerta sin hacer ruido, con el ceño ligeramente fruncido.

Al abrirla, esperaba encontrar a alguien, pero el pasillo estaba vacío. Ni un alma a la vista.

Frunció el ceño aún más, confundida, y bajó la mirada. Su expresión cambió al instante al notar un pequeño peluche en el suelo. Era un pingüino.

Junto a él, había una nota doblada con cuidado. Jud sonrió al instante. No necesitaba leerla para saber de quién se trataba.

Salió de la habitación rápidamente, mirando a ambos lados del pasillo con cierta desesperación, buscando alguna señal de Axel.

Pero nada. Solo el sonido lejano de los autos y el bullicio de la ciudad, una noche cualquiera en el exterior.

Jud suspiró profundamente, se agachó y recogió el peluche junto con la nota. Cerró la puerta detrás de ella al volver a la habitación.

Se dejó caer en la cama boca abajo, dejando el pequeño pingüino perfectamente acomodado junto a Wall-E, su otro peluche favorito. Con cuidado, tomó la nota, doblada y sin una sola arruga.

La abrió con tanta delicadeza que se sorprendió a sí misma por el esmero. La letra era clara, pulcra, casi perfecta. Las palabras decían:

Los pingüinos siguen siendo
mejor que las ballenas, aún
así te conseguí un compañero.

Gracias por la tarde de hoy,
te veo mañana.

P.D.: se llama Eve.

Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de Jud. El simple detalle había logrado desarmarla por completo. Axel, con su manera tan discreta, había encontrado la forma de invadir sus pensamientos.

Giró su cuerpo para recostarse de espaldas en el colchón, la nota aún en su mano mientras miraba al techo. Su mente finalmente se detuvo a pensar en él, en todo lo que había sucedido.

Era lindo. No solo físicamente, sino también por cómo la había escuchado, por cómo había puesto atención a cada cosa que decía. Eso bastaba para dejarlo rondando en su mente.

Por primera vez, la idea de verlo al día siguiente tenía un nuevo significado, uno que la ponía alerta sobre ese capitán del equipo contrario.

Y claro, descubriría más de él al otro día.


















































WATER FOUNTAIN ❞ just in Wattpad
by Eli_fanfic / Lizzie Arellano

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