── O1: southern water tribe

﹙🌊﹚ㅤִㅤ۫ libro uno : agua
── O1: tribu agua del sur


                El azul y blanco del entorno se vieron reflejados en sus ojos oscuros, el vaho que salía de entre sus labios no hacía más que confirmar el frío infernal que los rodeaba.

Aunque no era ningún problema, los duros entrenamientos con su padre estaban rindiendo frutos y el invierno eterno en el polo sur no era mas que una ventisca refrescante para él.

Sus pasos por la cubierta lo guiaron al interior del barco, los demás soldados habían jugado con él el laborioso juego de manos de piedra, papel o tijeras para decidir quien seria el afortunado de notificar al Príncipe Zuko sobre su llegada cercana a la Tribu Agua del Sur. 

—Toc-Toc ¿hay alguien en casa? —se anuncio, golpeando el metal de la puerta entreabierta.

Su cabeza se asomo para observar al chico inclinado sobre una larga mesa de madera llena de papeles, pinceles y tinta negra. Zuko parecía no haberlo escuchado y eso solo ocasiono que el mayor alzara una ceja, un poco ofendido.

Sin más, se acerco lentamente y sin hacer ningún ruido hasta posarse detrás del príncipe que aun se mantenía concentrado en el diario que empezó a redactar desde el primer día en que se embarcaron en una búsqueda que a su parecer era interminable. 

Zhang no dudaba de Zuko, ni en su deseo por encontrar aquello que todo el mundo había tachado como inexistente. Zhang eligió seguir ciegamente al príncipe desterrado aunque eso le hubiera costado el ser llamado un traidor por sus allegados.

—Hey, Zuzu —susurro cerca de oído, alterando al susodicho y ganándose un buen golpe en su mentón.

—¡Zhang! —nombro en un reclamo, tocándose la cabeza ante el dolor de haber chocado con el mas alto.

—Diré en mi defensa que te llame como 5 veces y no respondiste ninguna, tu culpa.

—Eres un dolor de cabeza —suspiro, obteniendo una sonora carcajada por parte de Zhang. Quién movió su mano hasta rozar el mentón del príncipe, limpiando la mancha de tinta negra.

Zuko ladeó la cabeza, desviando su mirada mientras sentía que su garganta se secaba ante el roce desprevenido.

—Y tu eres un dolor de mentón —sentenció, acercándose a la puerta con cautela—. Estamos cerca de la Tribu Agua, ¿pasaras de largo?

—¿Qué? ¿Quieres pasar a saludar o qué? —soltó, tosiendo un poco.

—Cascarrabias —murmuro, fijando sus orbes oscuros en el estante de figurillas que pertenecieron a los anteriores Avatar's en cuento esta se tambaleo y cada una comenzó a brillar—, ¿Es normal que hagan eso? —apunto.

Zuko negó con un semblante de asombro mezclado con la emoción. Por fin tenían una pista certera de su objetivo.

Ambos se echaron a correr hacia la cubierta del barco, siendo testigos del faro de luz que salía desde la tierra y se perdía en el cielo.

—Creo que al final si pasaremos a saludar.



                            Zhang no pudo ocultar su sorpresa cuando miro a un niño calvo correr por la cubierta mientras era perseguido por Zuko y los demás soldados. Pero lo mas sorpréndete fue verlo usar Aire Control para escapar de las bolas de fuego de su amigo.

—Debo seguir soñando —susurro para si mismo tallándose los ojos con fuerza.

El tío Iroh le había dado un té para curar su insomnio, causando que el muchacho no despertara por horas. Horas en las que sucedieron muchas cosas, como que Zuko amenazo con quemar una pequeña aldea si no le daban aquello que tanto había buscado por tres largos años.

No podía descuidarlo en ningún momento, sin duda.

Pero nadie estaba preparado para saber que el Avatar era solo un niño que parecía no tener control sobre su propio poder, Zhang lo supo cuando sus ojos grises llenos de miedo y desesperación se encontraron con los suyos y se vio reflejado en ellos.

Ese niño aun no estaba listo para cargar en sus hombros las responsabilidades del mundo.

Él tampoco lo estaba cuando su padre decidió que debía someterlo a duros y largos entrenamientos para que sobresaliera de entre los demás niños de su edad.

—¡Zhang! —la voz de Zuko lo hizo saltar en su lugar, desviando su mirada hacia él—, ¡No lo dejes ir! —el nombrado asintio, posicionando sus manos como si sostuviera un arco en ellas. Formando una flecha de fuego que salió disparada en dirección al Avatar, aterrizando a sus pies y cortándole el paso.

—Lo siento —articulo para el menor antes de arrojar otra flecha de fuego, con la única intensión de bloquearle las posibles salidas y guiándolo hasta donde su amigo se preparaba para atraparlo.

Aunque sus esfuerzos no sirvieron de nada pues el Avatar se alzo en el aire como ultima solución para huir de ellos. Zhang estaba maravillado al verlo volar libremente por encima de sus cabezas, atreviendo a preguntarse si algún día podría sentirse igual de libre.

—¡Zhang!

—¡No me presiones! —se quejo con cierta burla, apuntando su flecha al cielo—. Aun no aprendo a volar.

—Espero que sepas nadar entonces —ataco el príncipe estando mas cerca de él—. Por que nadaras hasta la Nación del Fuego si no atrapamos a ese mocoso.

—¿Qué culpa tengo yo? —cuestiono confuso, su puntería había fallado y el niño había escapado con ayuda de sus amigos y su bisonte.

—¿Dónde estabas?

—Si te digo, el tío Iroh me hará compañía junto a los peces —Zuko cerro los ojos con fuerza mientras soltaba el aire por la boca. El más alto le resto importancia y se alejo lentamente de su lado para recargarse en el metal que rodeaba la cubierta—. Ánimo, Zuko. Al menos estarás en los libros de historia como "el loco que persiguió al Avatar hasta el fin del mundo."

—Y tú serás "el otro loco que fue detrás del primer loco que persiguió al Avatar hasta el fin del mundo."

—Mi misión es darle alegría a tu vida.

—Repite eso y te hare nadar hasta casa.

—Mi misi- 

—Cállate, Zhang.

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