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Era una mañana algo nublada en el distrito de Shiganshina, en una pequeña cama despertaba Elske sobando sus hermosos ojos morados, para ella era normal el levantarse apenas un rayo de sol tocara su delicado rostro.

Con sumo cuidado y silencio se destapó para echarle una rápida mirada a Mikasa, asegurándose que esta estuviera bien tapada, se encaminó hacia el único baño de la casa, una vez ingreso se subió a un pequeño banquito para poder mirarse en el espejo y tocando su cara empezó a abrir la boca para intentar sacar aunque sea un murmullo, pero como ya era habitual no salio nada.

Era normal que la pequeña se frustrara al no poder expresarse como quisiera, se cuestionaba si en algún punto volvería a hablar o recordar algunas partes de su corto pasado. Sin indagar más en sus revoltosos pensamientos se lavó la cara y cepillo sus dientes, guardo el banquito en un cajón para luego bajar con cuidado las escaleras y dirigirse hacia la cocina donde ya se podía ver a Carla con un mandil blanco, Elske se encaminó a una pared donde había un mandil igual pero de su medida, una vez el mandil puesto se inclinó para tomar un pequeño banquito y posicionarlo al lado de la mayor.

— Buenos días Elske – la mayor acarició la cabeza de la pequeña recibiendo una perezosa sonrisa– ¿Dormiste bien? –la petisa asintió– Bien, hoy haremos avena con manzana y canela

Elske con un asentimiento se dispuso a lavar las manzanas y con sumo cuidado las empezó a cortar y a quitar lo del centro, ya se había acostumbrado a esa rutina diaria desde hace dos años, cocinar junto a Carla era algo que le gustaba, la mujer exclamaba que la estaba preparando para convertirse en una buena esposa en el futuro, debido a su pequeña y delgada contextura se le dificultaron los trabajos pesados como el cargar leña, cortar madera o traer agua del río, ese era trabajo para Mikasa y Eren, según Carla, a pesar de eso Elske estaba muy agradecida con la familia Jaeger por haberla acogido como su hija.

Carla miraba con una pequeña sonrisa a Elske, la veía tan pequeña y delicada, por eso desde que su esposo Grisha la trajo como nueva integrante de la familia se alegró, ella amaba a Eren pero debido al trabajo de su esposo no se les dio la posibilidad de tener otro bebe y Carla siempre había querido una niña, es así como inconscientemente le empezó a enseñar cosas de una ama de casa, le enseñó trucos para que los vidrios queden más brillantes, le enseñó incontables recetas que dejarán fascinado a todo mundo, le enseño a no dejarse menospreciar, ella quería vivir hasta ver a su pequeña Elske casada con un buen hombre trabajador, conocer a sus nietos y ser una abuela cariñosa.

Sabía que el hombre con el que su pequeña se casara sería el más afortunado del mundo, no solo por sus habilidades en manualidades o cocina sino por su extrema belleza, no había niño de su edad que no se detuviera a apreciar la belleza de la de ojos morados, hasta habían recibido propuestas de matrimonio por algunos adultos para que una vez la pequeña cumpliera una edad suficiente esta se case con sus primogénitos, obviamente nadie en la familia Jaeger aceptaba esos tratos tan descabellados.

— Elske ya es algo tarde ¿puedes ir a levantar a los demás?

La pequeña con un simple asentimiento se quitó su mandil para dejarlo colgado en un perchero y subir las escaleras para dirigirse a la primera habitación de la izquierda que era el de los señores Jaeger, como ya era habitual la petisa dio tres toques con una separación dos segundos anunciando su llegada.

— Ya estoy despierto Elske, gracias –resonó la voz del señor Jaeger

Una vez confirmo que el señor Jaeger ya estaba despierto giró su cuerpo para ingresar a la habitación de Eren, intentando que la puerta no rechinase la abrió con cuidado para luego dejarla entrecerrada, se encaminó hacia la cama donde se encontraba el castaño con un pie fuera de esta y las sábanas enredadas en todo su cuerpo, con una sonrisa de lado Elske se acercó hacia la ventana para abrir las cortinas y dejar que los pocos rayos de sol ingresaran a la habitación, se sentó en la cama del castaño para acariciar con delicadeza su cabeza, luego picar sus mejillas, al instante sintió al castaño removerse y abrir uno de sus verdes ojos.

— Hmm...Els...aún es temprano, cinco minutos más –vio como la pelinegra negaba– Levanta a Mikasa y luego regresas

Elske tan solo abrió ligeramente la boca, negó con la cabeza y rodo los ojos, sin más se encamino a su habitácion compartida para ir en búsqueda de Mikasa, abrió con cuidado la puerta de la habitación para dirigirse directamente a la cama de la pelinegra y como hizo con el castaño primero abrió las cortinas para luego encaminarse hacia la chica y acariciar su revuelto cabello negro, Mikasa era más fácil de despertar que Eren así que no fue más de un par de segundo cuando la mayor ya estaba despierta.

— Buenos días Els –recibió como respuesta una sonrisa y un toque en la nariz– ¿Eren ya despertó? –la petista negó para luego juntar sus manos, ponerlas a un lado de su mejilla simulando estar durmiendo y luego levantó su palma– Le diste cinco minutos

Elske tan solo asintió para pararse de la cama de la contraria y dirigirse a su pequeño armario donde saco su ropa diaria, una blusa blanca, una falda negra y su casaca café, una vez todo tomado se dirigió al baño para cambiarse con rapidez y doblar su ropa de dormir. Ya lista se volvió a dirigir a la habitación de Eren donde este tenía su cabeza metida en su almohada, la pelinegra con una sonrisa divertida apretó la almohada haciendo que Eren se empiece a remover bruscamente.

— ¡Elske! Pude haber muerto –gruñó el castaño para sacar su cara de entre las almohadas y aprecio como la pelinegra tenía una divertida sonrisa y sus ojos brillaban– ¿Qué es tan gracioso? –la niña tan solo alzo sus hombros con una sonrisa de lado

Eren tan solo rodo los ojos para levantarse de su cama y dirigirse a su armario, cuando la pelinegra vio que él ya se iba a cambiar se volvió a dirigir hacia la cocina donde el señor Jaeger y Mikasa ya se encontraban sentados listos para desayunar.

— Elske lleva esto por favor

Elske alzó sus finos brazos para recibir dos platos medianos que eran para el señor Jaeger, una vez la pequeña se acercó lo suficiente el mayor recibió los platos con una leve sonrisa que Elske le devolvió con mucho gusto, para luego hacer lo mismo con Mikasa, cuando la pelinegra ya había terminado de poner la mesa fue en ese momento en el cual Eren ya había ingresado al comedor.

— Vamos a comer niños –fue lo que exclamó la adulta para que los niños se pusieran a comer

Los tres se sentaron en sus respectivos lugares, Grisha en la cabecera de la mesa, a su lado derecho estaba la pequeña Elske y al lado de esta Mikasa, frente a ellas se encontraban Carla y Eren, sin más se dispusieron a comer en silencio como ya era habitual, no pasó mucho tiempo para que Eren ya haya terminado con rapidez su desayuno al igual que Mikasa, Elske siempre solía tomarse su tiempo para disfrutar de su comida.

— ¡Vámonos Mikasa, Elske! –exclamó Eren dejando su plato en el lavadero

— ¿Irán a recoger leña? –cuestiono Carla siendo respondida por un asentimiento por parte de Elske– Recuerden que Elske no puede cargar peso...cuídala Mikasa

— ¡Yo la puedo cuidar mamá!

Eren tenía una especie de sobreprotección por Elske por no decir que sentía una conexión con ella, su madre y padre le habían dicho que era más débil que una niña de su edad por eso necesitaba ciertos cuidados especiales, al principio Eren había sentido cierto rechazo ante la pequeña, miraba como sus padres le prestaban atención, le ayudaban en algunas cosa, hasta su mamá le leía su cuento favorito para dormir, para Eren eso no era justo, aún más cuando la niña jamás agradecia, desde que había llegado no soltó ni una sola palabra, fue cosa de unos gritos para que sus padres le explicaran el problema de Elske, fue así como Eren empezó a tratar poco a poco a la pelinegra hasta que le tomó un cariño especial.

— Tengan cuidado por favor...Mikasa, cuida de ambos

La de bufanda roja solo asintió para salir de la casa seguida de sus hermanos, los tres caminaban rumbo a una gran pradera donde se dispusieron a recoger varias ramas, Elske tan solo recogía las más pequeñas o más delgadas, sabía que apenas tomara una grande Mikasa la reprenderá por no obedecer, mientras Mikasa recogía varias maderas grandes, Eren dormía en una pequeña colina y Elske se encargaba de recoger algunas flores que serian un pequeño arreglo para la casa.

— Elske...ya tenemos que irnos –le comento Mikasa para luego dirigirse a la pequeña colina donde el castaño dormía

Ambas se dirigieron ante el castaño, Mikasa exclamaba su nombre mientras Elske acariciaba con ternura su castaño cabello. Fue cuestión de segundos para que este se despertara alarmado y con incontables lágrimas en sus ojos.

— ¿Eh? ¿Mikasa? ¿Elske?

— Tenemos que volver –exclamó Mikasa seguida de un asentimiento por parte de Elske

— ¿Qué hacen aquí? –cuestiono con confusión el castaño, todo debido al extraño sueño que tuvo

¿Tuviste una pesadilla? –fue lo que dijo Elske en lengua de señas

— No lo se...pero me siento como si hubiera sido un sueño muy largo...no me acuerdo de lo que soñé

— Eren, ¿Por qué lloras?

Las dos chicas miraron expectantes al chico, Elske tan solo sacó un pequeño pañuelo que tenía su inicial bordada por ella misma, la pasó con suavidad por las mejillas del chico y dejó un pequeño beso en su frente, como solía hacer cada que él se lastimaba. Sin más los tres se volvieron a encaminar hacia su hogar, pasaban por varios comercios para apreciarlos un poco, esto mientras Elske iba tomada de la mano de Mikasa para que no se perdiera, de vez en cuando la pelinegra menor recibía saludos por parte de niños y adultos y esta no evita saludar con una sonrisa.

— No le digan a nadie que estuve llorando –comentó el castaño con algo de vergüenza

— No lo haremos –respondió Mikasa seguida de un asentimiento de parte de Elske– Pero si no sabes por qué llorabas lo mejor es que le cuentes a tu padre

— No digas tonterías, no puedo decírselo a mi padre

— ¿Qué es eso de que estabas llorando Eren? –se escuchó la voz de un hombre

— ¿Hannes?

— ¿Acaso la linda Elske rechazo tus sentimientos? --se burlo el rubio

— ¿¡Qué?! ¿¡Porque tendría que estar llorando?! ¡Apestas a alcohol! –se quejo el castaño tapándose la nariz seguido de una Elske imitando su acción con una mueca divertida haciendo que Hannes suelte una gran carcajada

— ¡Jajaja! No hay nada de malo en eso...estamos vigilando las puertas hoy, hemos estado aquí todo el día comenzó a darnos hambre y sed, pero no es la gran cosa si bebemos algo con un poco de alcohol

— Pero si están borrachos ¿cómo van a luchar? –cuestionó a la defensiva Eren con el ceño fruncido seguido de Elske que imitó su accionar peor con sus mejillas abultadas

— ¿Uh? ¿Contra qué tendríamos que luchar?

— ¡Pues cuando rompan la muralla y entren!

— Oye Eren no digas esas cosas en voz alta –el rubio sobo su cabeza para que al instante uno de sus compañeros se acercara

— Pero si es el hijo del Dr.Jaeger, tienes espíritu chico, si ellos se las arreglan para romper la muralla, haremos nuestro trabajo, pero sabes que ni una sola vez en los últimos 100 años se ha roto

— Pero...¡Mi papá me dijo que en momentos como estos es cuando más estamos en peligro!

— ¿El Dr.jaeger dijo eso? –cuestiono Hannes mirando a la de ojos morados recibiendo un efusivo asentimiento– Bueno el tiene razón, el salvo a nuestro pueblo de una plaga, no podemos agradecerle lo suficiente, sin embargo estos Titanes son una historia diferente veo Titanes caminando por los alrededores cada vez que reparamos la muralla, pero hablando en calidad de soldado, no creo que puedan hacer algo al respecto contra una muralla de 50 metros

— ¿Ni siquiera tiene la voluntad de luchar contra ellos? –recibiendo una negativa por parte de los dos hombres– ¿¡Por que no dejan de llamarse a sí mismos los guardias y se llaman los vagos de la muralla?! –grito el castaño con furia recibiendo una mirada de sorpresa por parte de Elske, esto mientras Mikasa ignoraba todo

— Eso suena bien, pero Eren cuando las personas ven a los soldados luchando es por que algo malo sucedió, todo el mundo es mucho más feliz cuando no hacemos nada, llamándonos vividores inútiles

Eren no se resistió a decir un par de palabras más para volver a ir hacia su casa, Elske tan solo se giró levemente para agitar su mano en despedida de los hombres, el resto del camino se la pasaron en silencio por parte de los mayores mientras que Elske iba delante de ellos dando leves saltitos.

— Eren no creo que debas de unirte a la legión de reconocimiento

— ¿Eh? ¿También piensas que son idiotas?

— No estoy diciendo que sean idiotas ni nada...

— ¿Tu qué opinas Elske? --Eren esperaba que la menor le diera una mejor respuesta

Elske tan solo giró sobre sus talones haciendo que su falda se elevará levemente dando una bella imagen para sus hermanos mayores, pero para responder la pregunta del chico tan solo alzo los hombros con una divertida sonrisa.

— No ayudas mucho Els

Simplemente rodó los ojos para seguir con su recorrido o eso era hasta que escucharon unas campanadas sonaban.

— ¡La legión de reconocimiento ha vuelto! ¡La puerta principal se ha abierto! ¡Vamos, Elske, Mikasa!

Eren con mucha emoción tomó las manos de las chicas para salir corriendo, Elske tan solo se dejo guiar mientras que con su otra mano apretaba firmemente su ramo de flores, una vez llegaron Eren se encargó de buscar un lugar donde puedan ver a los soldados, mientras que Mikasa se encargó de ayudar a la pequeña a subir a una caja para que pudiera ver mejor.

Elske estaba emocionada se notaba en sus ojos brillosos, sin duda ella también admiraba a la legión de reconocimiento y fue ahí cuando lo vio Erwin Smith, con su mirada perdida pero con su brillante cabello rubio, Elske no sabia que pasaba con ella y las personas de cabello rubio, pero sin duda sabía que los admiraba, su ilusión aumento cuando este le devolvió la mirada pero al instante la quito por una de melancolía quitando toda la ilusión de la de brillantes ojos morados.

Luego los tres niños presenciaron una discusión entre el comandante Shadis y una señora, al instante muchos mercaderes que estaban ahí también los empezaron a insultar, por supuesto que el castaño no se iba a quedar callado mirando como insultaban a las personas que él admira, así que tomando un delgado palo lo estampo con su poca fuerza en la cabeza de uno de estos Elske abrió sus ojos exageración para señalar a Eren y esperar a que Mikasa haga algo.

— ¡Hey! ¡¿Qué estás haciendo Mikasa?! –exclamó Eren siendo arrastrado por la más alta y seguido por la más baja

Hasta que unos pasos más ella lo estampara contra una pared ganándose la mirada de reproche de Elske, la pequeña sacó su libreta para escribir con rapidez, a pesar de escribir con rapidez su letra siempre se veía prolija y perfecta.

No era necesario Mika –señaló la de ojos morados con sus mejillas abultadas

— No lo defiendas Elske...Eren ¿Has cambiado de opinión acerca de unirte a la legión de reconocimiento?

— Ayúdenme a recoger esto

Las chicas tan solo se miraron para ayudar al castaño, Elske con sumo cuidado dejó sus flores aun lado donde no pudieran ser dañadas, para luego ayudar a sus hermanos a recoger las maderas.

Luego de su movida mañana se dispusieron a caminar hasta la casa de la familia Jaeger.

— Volvimos –exclamó el castaño

— Bienvenidos –Carla salió de la cocina para recibir a los niños hasta que su mirada topó con la más baja– Pero que bellas flores trajiste Elske

La pelinegra con una sonrisa se la extendió a la mayor que muy feliz aceptó el regalo, Elske fue hacia su banquito para ponerlo debajo del lava manos, agarro un pequeño jarrón para llenarlo de agua y extenderlo hacia Carla que puso las bellas flores, de paso aprovechó en lavarse las manos.

— Siéntense, el almuerzo ya está listo

Elske se sentó en su habitual sitio para que Carla sirviera los platos.

— ¿Uh? Papá ¿te vas de viaje?

— Si, tengo que ir a ver a alguien de las murallas interiores, volveré en dos o tres días –exclamó Grisha guardando sus anotaciones– Elske no te olvides de seguir tomando tus vitaminas –la pequeña asintió con una sonrisa– ¿Cuantas te quedan? –la niña metió su mano en uno de sus bolsillos para abrir un pequeño frasco que tenía escrito su nombre, cuando lo abrió pudo contar seis pastillas comestibles así que fue el número que alzo con sus manos– Si no llego antes de lo previsto Carla te dará más

Elske como ya era habitual asintió mientras le regalaba una de sus hermosas sonrisas, Grisha llevaba un control minucioso de la menor, debido a su mal desarrollo en su niñez su cuerpo no recibía la suficiente nutrición que necesitaba una niña de su edad por eso a parte de llevar una buena alimentación, llevaba unos suplementos que le ayudaban en su desarrollo.

— Eren quiere unirse a la legión de reconocimiento –comentó Mikasa de la nada ganándose la mirada de impresión de los padres del chico y de reproche de la niña

— ¡Eres una traidora, Mikasa!

— ¡Eren! ¡¿En qué estás pensando?! –regaño Carla acercándose a su hijo– ¿Sabes cuántas personas mueren fuera de esos muros?

– ¡Lo sé!

— ¡No lo parece! –Elske tan solo atinaba a taparse los oídos por los gritos de ambos

— Eren...¿Por qué quieres salir?

— Quiero ver y entender el mundo exterior ¡No quiero morir aquí dentro sin saber lo que hay afuera! Además si nadie sigue sus pasos ¡Todos habrán muerto en vano!

Elske tenía su boca entreabierta ante las palabras del mayor a la vez que no dejaba de intercalar su mirada entre Eren y Grisha.

— Ya veo, mi ferry llegará pronto, debo irme – dijo el adulto saliendo de la discusión

— ¡Espera cariño! ¡Debes convencerlo!

— Carla, nada puede contener la curiosidad del ser humano...Eren, después de que regrese te mostraré el sótano del que te estaba alejando –comentó enseñando una llave– Así podrás cuidar mejor de tu hermana

Después de eso el señor Jaeger salió de la casa seguido de los demás. Eren con entusiasmo se despidió de su padre y como era habitual Elske también lo hizo alzando levemente su manito mirando como la silueta de Grisha se iba alejando y cuando se dio cuenta Eren había pasado corriendo a su lado, ella tan solo atinó a señalar al chico para luego sentir como la mayor ponía una mano en su hombro.

— Mikasa, Elske...el es un chico muy imprudente, cuando haya problemas asegúrense de ayudarlo...pero Mikasa cuida de los dos

— Si

Mikasa salió corriendo para ir en búsqueda de Eren mientras Elske se quedó parada mirando como la mayor salió corriendo, alzando los brazos y con una sonrisa perezosa la empezó a seguir mientras daba pequeños saltitos hasta que vio había un pequeño grupo reunido y frente a ellos Eren y Mikasa.

— ¡Mi-Mikasa está con él! –gritó uno de los chicos para girar intentado salir corriendo

— ¡Pero Elske viene con ella! ¡Elske un día vamos a comer pastel!

Elske tan solo atino a hacer con sus brazos una x y una cara de enojo, negando cualquier salida con esos malos chicos que intentaron golpear a su amigo. Los bravucones cuando recibieron esa mirada de reprimenda por parte de la chica más linda de las murallas salieron corriendo.

— ¡Mira corrieron en cuanto me vieron! –exclamó Eren con emoción

— No, corrieron después de ver a Mikasa –replicó el pequeño rubio, cuando intentó pararse soltó un jadeo

— ¿Estás bien Armin? –comentó Eren acercándose

Al mismo tiempo Elske ponía una mano en su frente negando ante la tonta pregunta de su hermano mayor, con pasos ligeros se acercó hasta los chicos para sacar uno de sus pañuelos y pasarlo con delicadeza por la herida cara del rubio.

— Gra-Gracias Elske 

Los cuatro niños se encontraban en las orillas de un río, escuchando atentamente el por que golpearon a Armin, Eren como ya era habitual estaba de su lado sobre el salir de las murallas.

Elske era ajena a todo eso, ella estaba concentrada en mover sus piecitos y mirar su reflejo en el agua, podía apreciar algunos lunares de su clavícula y era algo que le gustaba, luego pasó a apreciar su cara, su fleco estaba algo largo así que llegando a casa le diría a Carla que lo recorte un poco y por ultimo sus ojos, habían veces en los cuales se preguntaba si sus ojos los saco a su madre o su padre, ¿Ellos seguirán vivos? ¿Algún día recuperará su memoria? ¿Algún día recuperará el habla? ¿Su madre era tan hermosa como se la imaginaba? ¿Su padre sería un hombre respetable? ¿Habrá tenido hermanos?

Lamentablemente Elske ya no pudo continuar con sus pensamientos y los chicos ya no pudieron seguir conversando debido a un fuerte ruido seguido de un gran temblor que ocasionó que salieran volando.

— ¿Qué fue eso?

Los cuatro niños se alarmaron hasta que vieron como algunos pobladores corrían en una dirección, sin pensarlo el rubio y el castaño salieron corriendo pero Mikasa se quedó a esperar a Elske que con sus cortos pies corrió hacia ella para darle la mano que la más alta la guaira. Fue ahí cuando lo vieron.




Un Titan 

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