𝗧𝗵𝗲 𝗛𝗼𝗹𝘆 𝗪𝗮𝗿
ᴘʀᴏʟᴏɢᴏ
(ᴸᵃ ᵍᵘᵉʳʳᵃ ˢᵃⁿᵗᵃ)
•••
Hace tres mil años, en el corazón del Reino Demoníaco, la atmósfera estaba cargada de tensión. La Guerra Santa se cernía sobre todos como una sombra ineludible, y las decisiones tomadas en esos días determinarían el destino de muchas vidas.
Dos figuras se encontraban alejadas del imponente castillo del Rey Demonio. La oscuridad envolvía el paisaje, y el aire estaba cargado de una tensión palpable. Evelyn, un miembro importante de la raza de los vampiros, y Meliodas, el príncipe del clan de los demonios, se habían reunido en secreto para discutir la situación crítica que enfrentaban.
Evelyn observaba a Meliodas con una mezcla de preocupación y curiosidad. La guerra santa estaba en su apogeo, y ambos sabían que cualquier palabra dicha en el castillo podría ser escuchada por oídos indeseados.
El pelirrubio estaba de pie junto a una ventana, observando el paisaje sombrio del Reino Demoníaco. Su expresión era seria, y la marca demoníaca en su frente brillaba con una luz oscura. Evelyn se acercó a él, su presencia etérea y elegante contrastando con la dureza del entorno.
─── Meliodas ───dijo Evelyn suavemente, rompiendo el silencio───. La situación se está volviendo insostenible. La Guerra Santa está causando estragos en ambos bandos, y temo por lo que pueda suceder.
Meliodas asintió, sin apartar la vista del horizonte.
─── Lo sé, Evelyn. La guerra está destruyendo todo a su paso. Mi padre está decidido a ganar a cualquier costo, pero no puedo evitar pensar en las vidas que se están perdiendo. ───Su voz era grave, cargada de preocupación.
Evelyn se acercó más, colocando una mano reconfortante en el hombro de Meliodas.
─── ¿Has hablado con él? ¿Con el Rey Demonio? ───preguntó, sabiendo lo difícil que era para Meliodas enfrentarse a su padre.
Meliodas suspiró y finalmente se volvió para mirar a Evelyn. Sus ojos, normalmente verdes, estaban oscurecidos por la marca demoníaca.
─── He intentado razonar con él, pero está cegado por su deseo de poder. No escucha a nadie, ni siquiera a mí. ───Meliodas hizo una pausa, su expresión endureciéndose───. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras esta guerra destruye todo lo que amo.
Evelyn asintió, comprendiendo el dilema de Meliodas. Ella también había visto el sufrimiento causado por la guerra y compartía su deseo de ponerle fin.
─── Meliodas, sé que esto es difícil para ti, pero debes recordar que no estás solo. Tienes aliados, amigos que están dispuestos a luchar a tu lado. ───Evelyn hizo una pausa, sus ojos rojos brillando con con determinación───. Y yo estaré contigo, pase lo que pase.
Meliodas sonrió levemente, agradecido por el apoyo de Evelyn. Su amistad había sido una constante en su vida, un faro de esperanza en tiempos oscuros.
─── Gracias, Evelyn. Tu apoyo significa mucho para mí. ───Meliodas hizo una pausa, su expresión suavizándose.
La vampira le sonrió cálidamente.
─── Hablando de apoyo, ¿cómo estuvo tu visita a Elizabeth? ───preguntó Evelyn, cambiando de tema. Sabía que esa pregunta podría aliviar un poco la tensión en el ambiente.
Meliodas levantó la vista, y por un momento, la frialdad en sus ojos se disolvió, dando paso a un verde brillante lleno de vida y calidez. La pelinegra notó el cambio y sintió un nudo doloroso en su garganta.
─── Fue...maravillosa ───respondió el pelirrubio, su voz teñida de un amor profundo───. Elizabeth siempre logra hacerme olvidar, aunque sea por un momento, las sombras que nos rodean. Nuestro lugar secreto sigue siendo un refugio, un lugar donde podemos ser nosotros mismos sin las cargas de la guerra.
Elspeth lo miró sin expresión, pero en sus ojos se podía ver un destello de tristeza. Carraspeó un poco antes de hablar de nuevo.
─── Me alegra escuchar eso, Meliodas. Elizabeth es una luz en estos tiempos oscuros, y me alegra que tengas a alguien así en tu vida. ───Elspeth hizo una pausa, su expresión volviéndose más seria───. Pero debemos ser cautelosos. Si el Rey Demonio descubre tu relación con ella, podría usarlo en tu contra.
Meliodas asintió, consciente del peligro.
─── Lo sé, Evie. Pero no puedo renunciar a ella. Elizabeth es mi esperanza, mi razón para seguir luchando. ───Sus ojos verdes brillaron con determinación───. Y haré todo lo que esté en mi poder para protegerla.
Elspeth asintió, admirando la determinación de Meliodas. Sabía que la lucha que tenían por delante sería difícil, pero con amigos como él a su lado, estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío.
Ambos permanecieron en un silencio sepulcral mientras veían el "paisaje" que les daba el Reino Demoníaco. Las tierras oscuras y desoladas se extendían ante ellos, un reflejo de la guerra y el sufrimiento que los rodeaba.
Elspeth, interrumpiendo el momento, le dijo a Meliodas:
─── Sé sobre tu plan, Meliodas. ───La voz de la vampira era firme, pero había una nota de tristeza en ella───. Sé que planeas dejar la raza de los demonios y unirte al clan de las diosas, a Stigma.
El pelirrubio se tensó, sorprendido de que ella supiera sobre su plan. Había estado tratando de ocultárselo, pensando que era lo mejor para protegerla.
─── Evie... ───comenzó, pero la pelinegra lo interrumpió con una risa tensa.
─── ¿Realmente pensaste que era tonta? ───dijo Elspeth, con una sonrisa amarga───. Te conozco como la palma de mi mano, Meliodas. Te conozco desde tan solo tenía solo unos meses de ser convertida en vampiro hace siglos atrás. No puedes ocultarme nada.
Meliodas bajó la mirada, sintiéndose expuesto y vulnerable. Sabía que Elspeth tenía razón; ella siempre había sido capaz de ver a través de él.
─── No quería ponerte en peligro ───dijo finalmente, su voz llena de sinceridad───. Sabía que si te enterabas, podrías ser usada en mi contra.
Elspeth lo miró con una sonrisa triste, ya que si Meliodas se unía a Stigma (y por ende, también a la raza de las diosas), los del Reino Demoníaco lo tomarían como traición y no lo volvería a ver.
─── Por eso, Evie, quiero vengas conmigo. Únete a Stigma. Juntos podemos luchar por un mundo mejor, lejos de la oscuridad de este reino. ───Meliodas extendió su mano hacia ella, sus ojos verdes brillando con esperanza.
Elspeth, aún con su sonrisa triste, también estiró su mano hacia la de él, recibiendo una mirada de felicidad antes de que tomara la mano de Meliodas con sus dos manos y, con una de ellas, cerrara esta misma sin aceptar el apretón, negando con la cabeza.
Recibió una mirada estupefacta e incrédula, con un poco de desesperación, por parte de él.
─── ¿Por qué, Evelyn? ───preguntó Meliodas, su voz llena de desesperación───. ¿Por qué no puedes venir conmigo?
Elspeth respondió con una voz suave pero firme, sus ojos carmesí reflejando una tristeza profunda.
─── Por la misma razón por la que Zeldris no aceptó cuando se lo ofreciste ───dijo Elspeth, ganándose una mirada de comprensión y tristeza de Meliodas.
Zeldris no aceptó irse con Meliodas del Reino Demoníaco porque estaba profundamente comprometido con su deber y lealtad hacia su padre, el Rey Demonio. Además, Zeldris tenía un fuerte deseo de proteger a su amada, la cuál también era un miembro del clan de los vampiros, y creía que quedarse y cumplir con las órdenes de su padre era la única manera de garantizar su seguridad. También estaba el punto que los vampiros en general necesitaban un ambiente adecuado para sobrevivir. Estar mucho tiempo en Britannia, lejos de las condiciones óptimas del Reino Demoníaco, podría debilitarla y poner en riesgo su "vida".
Meliodas bajó la mirada, sintiendo el peso de sus decisiones y las consecuencias que traían. Sabía que Elspeth tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil de aceptar.
─── Lo entiendo, Evie ───dijo finalmente, su voz apenas un susurro───. Pero duele saber que no estarás a mi lado.
Elspeth asintió, compartiendo el dolor de su amigo.
─── Lo sé, Meliodas. Pero siempre estaré contigo, apoyándote desde la distancia. ───La pelinegra hizo una pausa, su expresión suavizándose───. Y espero que algún día, cuando todo esto termine, podamos encontrarnos de nuevo en un mundo en paz.
Meliodas levantó la mirada, encontrando consuelo en las palabras de Elspeth. Sabía que la lucha que tenían por delante sería difícil, pero con amigos como ella a su lado, estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío.
...
La atmósfera entre los miembros del clan de los vampiros estaba cargada de frustración y desesperación. Zeldris, el hermano menor de Meliodas, se encontraba frente al clan de los vampiros, listo para sellarlos. Se había despedido a Gelda, la hermana de Elspeth, con una mezcla de tristeza, ira y determinación, prometiéndole que volvería por ella. Ahora, era el turno de la pelinegra.
La vampira se acercó a Zeldris con una expresión seria. Sabía que este momento llegaría, pero no podía evitar sentir un nudo en el estómago.
─── Señor Zeldris ───dijo Elspeth, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto───. Antes de que proceda, le pido un favor.
Zeldris la miró con curiosidad, pero también con la frialdad característica de los demonios.
─── ¿Qué es lo que deseas, Elspeth? ───preguntó, su voz firme.
Elspeth tomó un profundo respiro, tratando de mantener la compostura. En su mente, no podía evitar ver a Meliodas en lugar de Zeldris. La semejanza entre los hermanos era innegable, y eso solo hacía que la situación fuera más dolorosa.
─── Por favor, no lastime mucho a Meliodas. Sé que está en una posición difícil, pero él solo quiere poner fin a esta guerra ───dijo, su voz temblando ligeramente.
Zeldris frunció el ceño, su odio hacia Meliodas evidente en su mirada. La traición de su hermano había dejado una herida rencorosa en su corazón. Sin embargo, al ver la expresión de Elspeth, una de las pocas personas que se había atrevido a hablarle sin temor a las represalias de su padre, su expresión se suavizó un poco.
─── Lo intentaré, Elspeth, pero no prometo nada ───respondió Zeldris, su voz más suave de lo habitual.
Elspeth asintió, agradecida por su respuesta. Sabía que Zeldris no era cruel por naturaleza, pero las circunstancias lo habían obligado a tomar decisiones difíciles.
─── Gracias, Zeldris-sama ───dijo ella, su voz apenas un susurro.
Mientras Zeldris comenzaba a formar el sello, Elspeth cerró los ojos y dejó que sus pensamientos volaran hacia Meliodas. En su mente, podía verlo claramente, con su mirada cálida y su sonrisa que siempre lograba hacerla sentir segura.
"Meliodas, lamento no poder estar a tu lado en este momento. Sé cuánto deseas poner fin a esta guerra, y me duele no poder ayudarte. Hay tantas cosas que quiero decirte..."
El sello comenzó a iluminarse, envolviendo a todo el clan de los vampiros en una luz brillante. Elspeth sintió cómo la energía la rodeaba, y en ese último momento, sus pensamientos se centraron en una sola cosa.
"Meliodas, te amo. Siempre te he amado y siempre lo haré."
Con esas palabras en su mente, Elspeth fue envuelta por el sello, su cuerpo y alma atrapados en un sueño eterno. La oscuridad la envolvió, pero en su corazón, el amor por Meliodas brillaba con una intensidad que ni siquiera el sello podía apagar.
...
Meliodas se encontraba en el punto de reunión de Stigma, rodeado por otros aliados. Estaban discutiendo los próximos movimientos en la guerra santa, pero su mente estaba en otro lugar. De repente, sintió una corriente de aire que lo empujó levemente hacia adelante, y escuchó un susurro familiar llamándolo por su nombre.
"Meliodas..."
Se volvió rápidamente hacia atrás, de donde había provenido el viento, con una expresión confusa. "¿Evie?" Se preguntó mentalmente si lo que había escuchado era real o solo una ilusión. La voz de Elspeth resonaba en su mente, clara y llena de una tristeza que le resultaba dolorosamente familiar.
Elizabeth, la diosa que estaba a su lado, notó su cambio de expresión y lo llamó preocupada.
─── Meliodas, ¿estás bien? ───preguntó, su voz suave pero llena de inquietud.
Meliodas parpadeó, tratando de enfocarse en el presente. Se volvió hacia Elizabeth, aún aturdido por lo que acababa de experimentar.
─── Sí, estoy bien...solo... ───respondió, su voz vacilante.
Elizabeth frunció el ceño, su preocupación aumentando al ver la confusión en los ojos de Meliodas.
─── ¿Por qué estás llorando? ───preguntó, su tono más preocupado.
Meliodas, sorprendido, llevó sus manos a sus mejillas y sintió las lágrimas que bajaban sin parar. No entendía por qué estaba llorando, pero la sensación de pérdida y dolor era abrumadora.
"¿Por qué estoy llorando?" Se preguntó a sí mismo, tratando de encontrar una explicación. La imagen de Elspeth, su amiga de tantos años, apareció en su mente, y el dolor se intensificó.
─── No lo sé... ───murmuró, su voz quebrada───. Solo...siento que algo terrible ha sucedido.
Elizabeth lo miró con compasión, sabiendo que Meliodas llevaba una carga pesada en su corazón. Se acercó a él y lo abrazó, tratando de ofrecerle consuelo.
─── Estoy aquí para ti, Meliodas. No importa lo que pase, siempre estaré a tu lado ───dijo, su voz llena de amor.
Meliodas cerró los ojos, permitiendo que las lágrimas siguieran cayendo. En su mente, las palabras de Evelyn resonaban una y otra vez, y el dolor de su ausencia se hacía más profundo.
"Evelyn, ¿dónde estás? ¿Qué te ha pasado?" Pensó, su corazón lleno de angustia.
Mientras los demás miembros de Stigma continuaban planeando sus próximos movimientos, Meliodas se quedó en silencio, abrazado por Elizabeth. Sabía que tenía que ser fuerte, pero en ese momento, todo lo que podía sentir era la pérdida de una amiga querida y la incertidumbre de lo que el futuro les depararía.
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Author's note:
Elspeth en Ai:
Elspeth en el anime:
Aprovecho para publicar el prologo ya que no podre publicar, continuamente, los capitulos ya que debo prepararme para entrar a la universidad (osea repasar todo lo que vi en secundaria. Lo cual lamentablemente se me olvidó XD).
Ojito con los nombres 👀
Y si, como lo leyeron y vieron, Evelyn siempre estuvo (y estará) enamorada de Meliodas, pero lamentablemente este sentimiento no es correspondido por él.
Veremos si puedo publicar entre semana, lo que si tengo asegurado es que si voy a publicar los domingos ya que esos serán mis días de descanso.
¡Besos en la cola!♡
...AshleyVelzquez5
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