𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎
CON SUS AURICULARES y su MP3, Kayla se terminó de maquillar para salir con sus mejores amigos, pues se negaba a pasar aquella hermosa noche fingiendo disfrutar de la presencia de las personas que más odiaba.
Los Scott.
Miró por la ventana de su habitación para cerciorarse de que Lucas y Haley estuvieran ahí, sonriendo al divisarlos frente a su casa.
Sin dudar, agarró su mochila y corrió escaleras abajo antes de asomarse al comedor, donde se encontraba su familia sentada alrededor de la mesa junto a la de su mejor amigo, Dan Scott.
Un suspiro escapó de sus labios mientras se quitaba los auriculares, llamando la atención de los presentes.
—Kayla, cariño, estás preciosa —la saludó Deb con una radiante sonrisa, pero no fue correspondida.
—Hola —se acercó a darle un casto abrazo, pues la señora Scott jamás había sido descortés con ella en ningún sentido y no se merecía ser odiada por culpa de su esposo.
—¿Cómo estás? —la saludó él antes de darle un pequeño abrazo.
—Bien, a punto de salir con mis amigos.
—¿Estás segura de que no quieres quedarte? También están aquí tus hermanos —le recordó su padre, provocando una mueca en el rostro de la rubia.
Ser la más joven entre cinco hermanos, nunca había sido su característica favorita, pero lo que lo hacía mil veces peor, era que era la media hermana de todos y cada uno de ellos.
Los gemelos Hayden y Hudson junto a su hermana Nova, compartían padre con la joven, mientras que Brooke compartía madre con Kayla, convirtiendo a la rubia en la hija de una infidelidad, lo que jamás agradó demasiado a los hermanos Ross.
—Medio hermanos —le corrigió, pero Dan interrumpió la charla antes de que la tercera guerra mundial pudiera comenzar en la sala.
Gideon odiaba que se refiriese a sus hijos de esa manera, pues jamás había dudado en llamar a Brooke su hermana.
—¿Con quien vas a salir? —el tono amable en su voz no la engañó.
—No puedo decírtelo —encogió los hombros.
Los ojos de su padre rodaron ante la arrogancia de su hija.
—¿Por qué no?
—Mi padre me prohíbe decir su nombre en tu presencia —aquello fue suficiente para despertar la curiosidad en el adulto.
—¿Por qué harías eso? —miró a su mejor amigo con confusión.
—No es importante, Dan, déjalo. Pásalo bien, Kayla, llámame mañana para que pase a buscarte a casa de Haley.
—¿Por qué no podría decir el nombre de esa chica frente a mí? ¿Qué está pasando? —todos observaban la interacción con confusión.
—Dan, déjalo —le pidió Gideon, pues no quería que descubriera que su hijo mayor era tratado como familia en la casa de los Ross.
—Kayla, dime qué está sucediendo.
—No quieres saberlo, créeme —le aseguró en un tono divertido.
—Papá, deja el tema —le pidió Nathan cansado de aquello.
Cada vez que la familia Scott iba a casa de los Ross, Dan siempre encontraba la manera de incomodar a alguna de las personas presentes. Parecía ser su especialidad.
—Kayla. ¿Con quién vas a salir? —el adulto ignoró la petición de su hijo con descaro.
La mirada de la joven se fijó en la de su padre, quién negó con la cabeza a modo de advertencia, pero la menor ignoró el aviso.
—Voy a salir con Lucas Scott y Haley James para ver una película mientras cenamos comida basura porque preferiría hacer cualquier cosa que estar aquí aguantando tus comentarios poco sutiles sobre cómo Nathan y yo haríamos buena pareja, pues eso jamás sucederá —el adulto se quedó sin palabras—. Sé lo que les hiciste a él y a su madre. ¿Por qué debería creer que Nathan será remotamente diferente a ti?
—Ese niño no es mío.
—¿Esa es tu historia? —alzó una ceja.
—Kayla, ya basta —la intentó detener Clarissa, su madrastra.
—Petarda, deja a los Scott en paz —habló Hudson, el mayor de todos los hermanos.
Nació tan solo tres minutos antes que Hayden, pero jamás dejaba de recordárselo.
—¿Sabes una cosa, Dan? Estoy segura de que tu hijo acabará siendo un millonario infeliz, que vive de manera solitaria y deprimente, igual que tú.
Un silencio sepulcral se instaló en el ambiente mientras Dan la miraba sorprendido, pues la joven de catorce años jamás había siquiera dicho una mala palabra en su presencia.
Nova tuvo que ahogar una risa, pues siempre supo que su hermana tendría que explotar en algún momento, solo que nunca esperó que sería contra Dan Scott.
—Mis amigos me esperan fuera, nos vemos mañana —se despidió antes de salir de la casa como si nada hubiera ocurrido, escuchando de fondo una carcajada proveniente de su hermana mayor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top