𝐎𝐍𝐄
𝐓𝐄𝐄𝐍𝐀𝐆𝐄 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐨𝐧𝐞
❛𝐈 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐖𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝐁𝐄 𝐀𝐍𝐘𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐀𝐍 𝐌𝐄❜
– 𝙄 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙬𝙖𝙣𝙩 𝙩𝙤 𝙗𝙚; 𝙂𝙖𝙫𝙞𝙣 𝘿𝙚𝙂𝙧𝙖𝙬
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KAYLA RODÓ LOS ojos sin ningún tipo de disimulo mientras el público en el gimnasio celebraba el reciente tiro de Nathan Scott, que fue seguido de dos más.
Aquel era el último lugar donde quería estar, pero era su deber como animadora ir a cada uno de los partidos de baloncesto de los Ravens.
—Puedes salir por la puerta de atrás —comentó Peyton al ver su mueca.
—Brooke me matará cuando vuelva del viaje.
—Tu hermana no tiene porqué saberlo —encogió los hombros, haciendo sonreír a su amiga.
—Te quiero. ¿Lo sabías? —se despidió antes de correr hacia la puerta trasera y encaminarse hacia su coche.
Condujo hasta el pequeño campo de baloncesto que se encontraba en la otra punta de la ciudad, junto al río, donde sus amigos solían jugar.
—¿Mi animadora favorita? —escuchó la voz de Lucas mientras apagaba el motor del coche.
—¿Conoces a alguna otra? —le preguntó de manera burlona antes de abrazarlo con fuerza.
—¿Qué tal el partido?
—Han sentado a Nathan en el banquillo, así que, por lo que a mí respecta, va genial —respondió con una amplia sonrisa, contagiándosela a su mejor amigo.
Si había algo que ambos adolescentes compartían, era su odio hacia Nathan y Dan Scott.
—Más te vale ganar, me estoy jugando la vida por estar aquí —le señaló con el dedo a modo de advertencia.
Si su hermana se enteraba que se saltó un partido, la estrangularía.
—¿Por qué eres animadora si lo odias? —le preguntó volviendo al juego.
—Ya sabes por qué. Quiero pasar tiempo con mi hermana —respondió sentándose junto a Mouth, a quien le dió un abrazo.
—¿No vas a sacar los pompones? —le preguntó Skills con burla, provocando que la joven le sacase el dedo corazón.
El coche de Peyton no tardó mucho en pasar por allí, deteniendo el juego por completo, pues los chicos se quedaron absortos mirando a la joven.
—¿Habéis visto la webcam que tiene en su habitación? He oído que sale desnuda todo el tiempo —comentó Junk, ganándose un pelotazo por parte de su amiga.
—Sois unos cerdos —se quejó Kayla negando con la cabeza.
—Habló la zorranimadora —contraatacó, pero esa vez fue Lucas quien le lanzó la pelota, golpeándolo con fuerza.
Aquel era el mote que la rubia tenía en el instituto. Los chicos la comenzaron a llamar así cuando la joven comenzó a acostarse con chicos diferentes en cada fiesta que había.
—¡Que te den! Al menos yo no tengo que mirar webcams para ver a alguien desnudo —le sacó el dedo corazón antes de dirigirse a su coche, seguida de Lucas.
—No le hagas caso —le intentó animar mientras ella conducía hacia el café de Karen, la madre de Lucas.
—Nadie se ha molestado en preguntar si aquello es cierto —un silencio algo incómodo se creó en el ambiente—. Nathan me llamó así una vez con el equipo de baloncesto y todos comenzaron a utilizar el estúpido apodo sin importar si lo que decía era cierto o no.
—Kay, no importa con cuántos chicos te acuestes, no eres ninguna zorra.
—A veces me gustaría creer eso —masculló mientras aparcaba frente a la cafetería.
—Sabes que si la policía te detiene conduciendo con quince años estarás en problemas, ¿verdad?
—Soy una Ross, Luke. Nada va a pasarme, sino mira a tu hermano —un quejido escapó los labios de su amigo ante aquella palabra, pero lo ignoró—. Robó un autobús del colegio, bebió siendo menor de veintiuno y cuando la policía los detuvo, lo dejaron irse a casa como si jamás hubiera estado allí.
—A veces te odio.
—Yo también te quiero —lo abrazó con fuerza mientras ambos entraban en el café.
—¿Qué tal la noche? —les preguntó Karen en cuanto entraron por la puerta.
—Aburrida —respondieron ambos al unísono.
—¡Es mi persona favorita en el planeta! —exclamó Haley saliendo de la cocina, haciendo sonreír a Lucas, pero antes de que pudiera agradecerle el cumplido, la morena volvió a hablar—. Vaya, también está aquí Luke.
—Iros de la cafetería de mi madre —les señaló la puerta, haciéndolos reír a todos.
—¿Haley, Kayla, queréis quedaros a cenar? —les preguntó la adulta.
—¿Te he dicho ya que te quiero? —sonrió la segunda agarrando un bol para poder servirse chili con carne.
˚ʚ♡ɞ˚
—¿Cuándo me dejaras escuchar tus canciones? —se quejó Peyton mientras Kayla, tumbada en la cama de la primera, escribía letras en su cuaderno.
—Nunca. Son letras que escribo para desahogarme, no quiero que el resto del mundo las lea.
—Es una pena, si las publicaras serías famosa y podríamos vivir juntas alejadas del mundo y de los chicos.
—De Nathan, quieres decir —la sonrisa de su amiga se borró de sus labios—. ¿Por qué sigues con ese idiota, Pey?
—No lo sé, supongo que...
—¿Con qué perdéis vuestro tiempo ahora? —la interrumpió la voz de su novio.
—No te hemos oído entrar.
—Nadie escucha esta mierda —la ignoró mientras detenía el tocadiscos.
—Yo lo estaba escuchando, idiota —se quejó Kayla desde la cama.
—Te he estado esperando —habló Peyton, dirigiéndose a Nathan.
—Sí, los chicos querían tomar algo.
—¿Y ni siquiera pensaste en dejármelo saber? —Kay se tapó la cara con una almohada, harta de la pareja.
—Por eso he venido. ¿Quieres venir?
—¿Con los chicos?
—Kayla también puede venir —se excusó encogiendo los hombros, sin entender el problema.
Ella suspiró, molestando a su novio.
—¿Sabes qué, Peyton? Me estoy cansando de esto.
—Ya empiezan —masculló Kayla apartando la almohada de su rostro.
—He venido a pasar tiempo contigo.
—Conmigo y la mitad del equipo —le recordó su novia.
—¿Sabes qué? ¿Quieres ser una perra? Muy bien.
—¡Eso sí que no! —le interrumpió Kayla prácticamente saltando de la cama—. Sal de aquí.
—Apártate de mi camino, Ross.
—¡Sal de aquí, Scott! —gritó empujándolo fuera de la habitación antes de cerrarla de un portazo.
El problema es que Nathan no se conformó con eso y jugó con la bondad de su novia.
—Peyton, lo siento —su tono era mucho más tranquilo—. Es solo que muchos de los chicos han sido expulsados, así que tengo que estar allí. Me encantaría que estuviéramos solos tú y yo, pero pensé que vendrías igualmente para hacer la noche más amena.
—Ni se te ocurra —le advirtió Kayla al ver la pequeña sonrisa que se había formado en el rostro de su amiga—. Peyton Sawyer, ni se te ocurra abrir esa puerta.
Hizo caso omiso y abrió de igual manera antes de juntar sus labios con los de Nathan.
Soltando un pequeño quejido, Kayla se dejó caer en la cama de su amiga negando con la cabeza.
—Un día la mato —susurró antes de levantarse y agarrar su cosas.
—¿No vienes con nosotros? —le preguntó Pey algo desilusionada.
—Preferiría ser atropellada por un tren múltiples veces, que pasar una tarde con Nathan. Pasarlo bien —se despidió antes de salir de la habitación.
Tras la invitación del entrenador para Lucas de entrar en el equipo de baloncesto, Tim y Nate decidieron ir a dejarle las cosas claras.
—Buen tiro —habló el segundo agarrando la pelota de su hermano—. ¿Crees que puedes repetirlo contra un equipo doble? ¿Con un estadio lleno de gente gritando que apestas? ¿Qué tal con dos personas diciéndote que apestas?
—¿Qué quieres? —Lucas no entró en su juego.
—¿Qué quiero? ¿Qué quieres tú? Quiero decir, a parte de a mí novia y mi lugar en el equipo —no obtuvo respuesta—. Ninguno de nosotros te quiere en el equipo. Yo no te quiero, los chicos no te quieren. Mi novia, sin ninguna duda, no te quiere.
—Una pena que lo único que quieras tú no te quiera de vuelta —le enfrentó Lucas dando un paso hacia él—. ¿Sabe Peyton lo mucho que intentas meterte en la cama de la hermana pequeña de su mejor amiga?
Nathan apretó los puños, perdiendo la poca paciencia que poseía.
—Aquí está el trato. Tú y yo, uno a uno. Tú decides la hora y el lugar. Si ganas, dejaré el equipo. Pero si gano yo, volverás al pequeño agujero del que has salido y recordarás donde perteneces —le dejó saber antes de dejar la pelota en el suelo—. Saluda a Kayla de mi parte —le guiñó un ojo antes de volver a su coche, donde Tim lo esperaba.
Lucas apretó la mandíbula hasta que los vio marchar.
—Patéale el trasero a ese idiota —llamó su atención la voz de su mejor amiga.
—A veces me gustaría demostrarles el error que cometieron —se sentó en el suelo.
—Algún día Dan tendrá su merecido —le aseguró su amiga antes de sonreír ligeramente.
—¿Qué estás pensando?
—Que necesitas relajarte —respondió, provocando que su mejor amigo negase con la cabeza repetidas veces.
—No, podría pasar alguien y vernos.
—¿Y qué? No me avergüenzo de cómo soy. ¿Por qué tú sí? —le preguntó justo cuando la música comenzó a sonar de su pequeño altavoz.
—Kay, por favor.
—Baila conmigo, Luke —le rogó comenzando a moverse de manera alocada, saltando y gritando la canción a todo pulmón.
El rubio no pudo evitar reírse antes de levantarse del suelo y comenzar a bailar con ella.
Aquella era su actividad favorita para realizar juntos. Simplemente dejarse llevar por la música, dejando todo su estrés y sus problemas de lado durante unos minutos.
La noche siguiente aquel campo de baloncesto parecía completamente distinto.
Estaba lleno de gente, a la espera de la competición entre los hermanos Scott, la cual estaba cerca de dar comienzo.
—¿Crees que saldrá bien? —la duda en la voz de Haley era más que notoria.
—Creo que, sea cual sea el resultado, Lucas será el que salga perjudicado —comentó Kayla agarrada a su brazo.
Peyton llegó a su lado no mucho después con una mueca bastante desagradable.
—Creí que dijiste que Lucas era buena persona —habló, llamando la atención de ambas adolescentes.
—Lo es —le aseguró Haley, sabiendo que la rubia era gran amiga de Kayla.
—¿Entonces, por qué han apostado conmigo?
—¿Qué?
—Nathan me ha dicho que si Lucas gana, yo soy su premio —la cara de Kay no tenía descripción.
La joven estaba demasiado confusa.
¿Desde cuándo Lucas era igual de deleznable que Nathan, apostando por una chica como si fuera un objeto?
—No ha querido responder a cual sería el suyo, pero estoy segura de que eres tú —le dejó saber Peyton, provocando que el corazón de su amiga comenzara a latir con rapidez.
No, aquello no podía ser. Lucas no iba a ser tan estúpido.
El mayor de los hermanos Scott comenzó ganando, pero rápidamente fue alcanzado por el menor.
El partido se detuvo momentáneamente cuando Nathan golpeó con su codo el rostro de Lucas, ganándose múltiples abucheos por parte de la audiencia.
La mirada del rubio se centró en su mejor amiga, quién asintió con la cabeza.
—Puedes hacerlo, Lucas. Confío en ti —sonrió, transmitiéndole la fuerza que necesitaba para continuar.
Iba dos puntos por detrás de Nathan, pero consiguió encestar tres tiros más, dándole la victoria.
Haley y Kayla saltaron a sus brazos emocionadas, dejando su euforia llegar hasta Lucas, quién aún no se creía haber derrotado a su hermano.
Nota de la autora:
Si no os habéis fijado, al principio, cada capítulo estará representado con la letra de alguna canción <3
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