14. 𝖲𝗎𝖿𝖿𝖾𝗋𝗂𝗇𝗀 𝗍𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗋𝗈𝗏𝖾
—C H A P T E R F O U R T E E N—
Sufrimiento Para Mejorar.
Posiblemente el dormir podía ser considerado o catalogado como el mayor placer universal, puesto que dicha acción provoca que nuestro mecanismo —después de cierta exigencia física y mental— caiga en un estado o sumisión de relajación y tranquilidad absoluta, borrando así la caótica percepción de lo real, hasta guiar a la persona a un paraíso imaginativo donde puede escapar y controlar —hasta cierto punto— lo que desee y no asemeje a la terrible realidad qué vive día con día.
Sin embargo, ¿quién dijo que para todos dicha acción tenía el mismo significado? Después de todo, siempre hay excepciones en la vida para todo tipo de cosas.
Si bien es cierto que la mayor parte de la población mundial, por no decir multiversal, consigue recuperarse cuando duerme, existen aquellas personas y seres particulares que sólo consiguen encontrar aún más agonía y dolor del que ya presentan estando en sus cien sentidos, por lo que para ellos dormir solo se convierte en un martirio más que continúa consumiendo la poca estabilidad física y emocional que les queda.
Es entonces donde aparecían las denominadas y conocidas pesadillas: aquellas constantes alteraciones del sueño que provocan alucinaciones brutales, de terror y espanto, donde en infinidad de ocasiones el sueño pasaba a transformarse en insomnio y llanto, donde los traumas de la infancia o adultez arrasan con la mente y donde la oscuridad se convertía en un monstruo que solamente podía ser derrotado hasta que el Sol nuevamente trajera consigo los miles de rayos de luz, pues aún teniendo una lámpara a nuestro lado, no se podía sentir la suficiente seguridad que uno anhelaba tener.
Marc se convirtió en uno de los desdichados en tener esa problemática a una edad temprana, ya que cuando su hermano Randall falleció, las cosas en su vida empezaron a tornarse muy sombrías.
Mientras que días atrás su hogar se sentía tan amoroso, cálido y seguro, éste pasó a convertirse en una mansión del terror de la cual le era muy difícil escapar, pues había alguien que asechaba cada monótono movimiento o ruido que fuera provocado por su persona.
Y ese alguien era su madre.
¿No se suponía que una figura materna debía hacerte sentir protegido y querido? ¿Por qué su madre debía odiarlo tanto? Él lo había intentando todo con tal de salvar a Randall. ¿Por qué una madre habría de desquitar su dolor en aquel ser de luz que espero ver durante nueve meses? ¿No era ya suficiente la culpabilidad que había dentro del pequeño Marc al haber presenciado en carne propia como la vida se escapaba lentamente de su hermano? ¿No fueron suficientes los gritos que tuvo que escuchar de él mientras le pedía ayuda?
Siendo tan solo un niño, la mente de Marc era un caos al que poco a poco se le añadían nuevos traumas, unos con mayor intensidad que otros; pero, todos unidos en conjunto creando una calamidad mayor.
La única y posible ventaja de su agonía era que tenía a su padre en casa y éste evitaba ciertos incidentes y roces entre su madre y él; pero, cuando su figura paterna salía del hogar con el fin de ir a su área laboral y traer el recurso monetario suficiente para que aún pudieran sobrevivir, bueno... Allí comenzaba la verdadera pesadilla de Marc.
Por otro lado, estaba Mara. Su sola existencia podía ser considerada como equívoca a ojos de aquellos que conocieran el contexto de la historia de sus figuras paternas. La pequeña anomalía infantil había experimentado variadas circunstancias inimaginables en una persona común, que fueron lo suficientemente grandes como para que —aún siendo una mujer adulta— necesitara en ocasiones compartir la cama con alguien más por miedo a despertar nuevamente en aquellos lugares que consiguieron fracturar y traumatizar su mente.
Mara tenía una nueva familia que le brindaba todo aquello que jamás imaginó que llegaría a experimentar; sin embargo, su ayuda no era lo suficientemente fuerte como para calmar sus miedos y permitirle conciliar el sueño de manera agradable (algo que le parecía egoísta pensar teniendo en mente la excelente calidad de personas que se habían empatizado y ablandado con ella al incluirla en su hogar), hasta que conoció a cierta pelirroja. Fue en ese lapso de tiempo, que Natasha se convirtió en la calma ante sus pesadillas.
Pero, la calma no era eterna.
Al menos solo de una manera.
—Romanoff—. Habló la fémina en un tono bajo creyendo que la nombrada se encontraba dormida.
—Manson—. Respondió Natasha al llamado de la persona que se encontraba recostada a su lado derecho en un tono similar.
La mujer de ojos azules sentía cierta vergüenza al haber expresado abiertamente todo lo que había reprimido en su interior desde hace muchos años, ya que después de dicha acción —provocada por emborracharse al querer demostrarse alocada y divertida ante la pelirroja—, los comportamientos de la rusa fueron cambiando lentamente hasta ser más suaves y dulces.
—No puedo dormir—. Confesó la castaña luego de unos segundos de silencio sepulcral. Sus manos y frente expulsan cierta cantidad de líquido acuoso y salino de su cuerpo ante su nerviosismo—. Tengo...
—Lo sé—. Interrumpió la espía a su amiga, mientras giraba sobre sí misma y contemplaba a la mujer. Aunque la Luna ofrecía cierta iluminación en la habitación, no era lo suficientemente intensa como para hacer notar la palidez en el rostro de Mara. Sin embargo, Natasha sabía muy bien que su amiga presentaba dicha cualidad en esos momentos.
El silencio abundó en la habitación un par de minutos, las delgadas cortinas de seda blanca se movían lentamente en una danza coordinada, gracias al viento fresco, que sólo el universo podía entender y admirar. Por unos segundos la brisa se volvió más intensa y golpeó respectivamente contra el cuerpo de ambas féminas, provocando que los bellos en sus pieles se erizaran como reacción.
Mara, observando con detenimiento el techo unos metros por encima de ambas, se removió un poco extrañada cuando la distancia entre Natasha y ella se hizo más corta que de costumbre. Ahora tenía dos razones por las cuales estar nerviosa:
a) Los recuerdos interminables de diversas situaciones que lograron traumarla seguramente de por vida.
Y b) La cercanía de una gran mujer por la que sabía que jamás podría ser correspondida.
Sutilmente, la hija adoptiva de los Manson sacudió su cabeza con el fin de eliminar los pensamientos en su conciencia.
Por otro lado, la pelirroja se impulsaba más arriba en la cama compartida con sus piernas, hasta que consiguió dicha tarea, logrando así que su mentón quedara sobre la cabeza de Mara y ésta pudiese esconder la zona izquierda de su cabeza entre el pecho y cuello de Romanoff.
La posición provocó que la fémina pudiese escuchar el pacífico palpitar en el corazón de la pelirroja como si se tratara de una tierna melodía, y el aroma que Natasha desprendía de su cuerpo se impregnara en sus fosas nasales. Era tan indescriptible para Mara explicar qué estaba sintiendo su interior; pero, el simple hecho de sentir una inmediata sensación de sueño le hizo entender que la mujer rusa le había transmitido paz.
—Si algo he aprendido en estos años, es que el dolor te hace más fuerte—Expresó Natasha a su amiga mientras veía un punto indefinido en la habitación, recordando la figura femenina qué le había dicho aquella oración—Es el sufrir para mejorar.
—O empeorar—Agregó la castaña bostezando un poco; pero, prestando la suficiente atención que la Vengadora merecía.
—Así que la pregunta para ti es: ¿vas a empeorar? ¿O decidirás mejorar?
Mara abrió sus ojos de golpe, provocando así que una fuerte oleada de luces nocturnas en tonos morados golpearan contra éstos y, por ende, los cerrara nuevamente. Al frotarlos con sus manos, observó frente a ella a un Marc confundido y serio, que transformó su expresión neutral a una de rareza al observar el semblante de Manson, como si la castaña se encontrara analizando algo.
La fémina visualizó el rostro de Marc por unos segundos debatiendo dentro de su subconsciente la posible similitud que ambos compartían: estaban rotos en el interior y habían sufrido calamidades antes y después de la aparición de aquella deidad que mantenía como títere al hombre frente a ella. Solo que Mara no tenía una idea concreta sobre qué clase de tribulaciones había tenido que pasar el hombre de cabellos azabache y rizados. Además, claro, del maltrato qué recibió de parte de su madre.
La vista oji-azul pasó a enfocarse en las manos del hombre misterio. Solo un toque contra sus manos podía revelarle todo aquello que su curiosidad le exigía saber; pero, sabía que era incorrecto hacerlo. Las cosas seguramente se hablarían en su momento, inclusive en una situación de ebriedad similar a la que compartió con Natasha. Sea cual fuera el caso, la fémina quería hacerle sentir a Marc lo mismo que alguna vez Natasha le hizo sentir a ella: paz.
—Es el sufrir para mejorar, Marc—Pronunció dirigiendo su mirada al hombre de doble personalidad.
Con el ceño fruncido, Marc posicionó sus codos sobre sus rodillas y se inclinó hacia el frente—¿De qué rayos estás hablando?
—Estamos mejorando—Asintió y respondió más para sí misma que para él recordando sus aventuras y la pequeña pizca de ayuda que brindó a los Vengadores para traer de regreso a las personas blipeadas—Aún tenemos que arreglar muchas cosas; pero, estamos haciendo lo correcto. Ella siempre tuvo razón—Expresó haciendo hincapié en la última parte.
—Mara, no entiendo de qué me estás hablando—Sinceró Marc comenzando a perder la paciencia.
La mencionada amplió una sonrisa imitando la posición de su contraparte, e involuntariamente acercando sus manos a las de él—¡Es que estamos haciendo lo correcto! ¡A pesar de que no la hemos pasado tan bien, estamos ayudando a niños, adultos, ancianos!—Exclamó ella en un tono chillón; pero, bajo, para que solo ambos pudieran escucharse entre sí—Estamos mejorando, Marc.
El nombrado quiso protestar contra la castaña, quería gritarle que solamente hablaba tonterías y actuaba como una inepta; pero, al ver brillar la esperanza en los ojos azules de la mujer frente a él, su boca se cerró. Spector no necesitó muchos segundos para entender que Mara era más o menos similar a él: una persona rota que solo buscaba algo de alivio.
—Posiblemente de los dos quien esté mejorando seas tú—Comentó manteniendo su semblante serio.
Mara frunció el ceño antes de mover ligeramente el agarre en las manos de ambos—¡Vamos! No seas tan duro contigo mismo. Date cuenta de que estás haciendo algo increíble por la humanidad—Intentó animarle.
—He hecho cosas horribles—Soltó bruscamente—Cosas que si te las contara, dejarías de verme con esa cara de perrito emocionado.
"Grosero". Escuchó decir a Steven reflejado en alguna zona en el transporte. "Es nuestra amiga, quiere ayudarnos".
—No soy un perrito—Chistó Mara.
—No—Obvió el azabache—Porque si lo fueras, ya te habría arrojado por la borda de lo irritante que eres—Dijo quitando sus manos de las de Mara y volviendo a su antigua posición.
Manson suspiró con pesadez antes de volver a su posición original—Yo decido mejorar—Habló en un tono de voz normal—Y sé que tú también lo harás—Afirmó poniéndose de pie—No voy a rendirme contigo, Marc Spector y Steven Grant.
KIUBO, RAZAAAAA
HA PASADO MUCHO TIEMPO :')
▌│█║▌║▌║║▌║▌║█│▌
©-mandaloriana76
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top