• μέρος II

Monte Olimpo, 340 a. C: Dos años después, Apolo es un arcoíris lleno de matices.













— ¡Taehyung! ¿Dónde estás? ¡Miserable! ¡Taehyung!

Los gritos y sonidos de cristales rompiéndose que se escuchaban por toda la casa no lo tomaron desprevenido, cualquier persona hubiera estado sorprendida o quizás asustada. Pero el hombre que respondía por el nombre que estaba siendo reclamado a voces, ni siquiera reaccionó ante tal escándalo, incluso parecía acostumbrado.

Dionisio se mantuvo sereno tomando del exquisito vino que personalmente había producido hacía ya cinco vendimias. Sus ojos cerrados disfrutando con gusto de la sensación placentera que producía en su piel todo el pisco con el que había llenado su tina.

— ¡Te estoy llamando! ¡Taehyung!

Una arruga se formó en su frente y una fuerte migraña comenzó a tomar lugar en su cabeza, últimamente padecía de un estrés que lo traía extenuado. Dionisio abrió sus ojos y observó fijamente al joven de diecisiete años que lo observaba con una mirada molesta, rayos se formaban en sus ojos y fuego en sus puños, Apolo no podía negar de quien era hijo.

Llevó nuevamente la copa de vino a sus labios tomando sin premura todo su contenido, observando únicamente a Jungkook. Su expresión impasible pareció enfadar al más joven, una vena se marcaba en su cuello y su mandíbula parecía doler de lo tensa que estaba.

— ¿Qué sucede para que entres nuevamente a mi morada con esa actitud Kim Jungkook?— preguntó, su voz sonando demasiado indiferente para el gusto del rubio, mismo que enrojeció y apretó sus dientes con rabia.

— ¿Tienes el descaro de preguntarme Dionisio? ¿Se puede saber dónde carajos has estado todo este tiempo? ¿Y por qué mierda están diciendo eso?— un aura eléctrica se formó alrededor del cuerpo de Apolo, Taehyung se mostró algo alerta cuando se percató de que Jungkook no era consciente de que su poder estaba interfiriendo en sus emociones inestables.

Diairéste— pronunció en voz baja logrando que el joven tambaleara en su lugar ante su don de divide.

¡Joder con eso maldito!— reclamó, sosteniendo con ambas manos su cabeza y estabilizando su equilibrio. - ¿CREES QUE ME CALMARÉ PORQUE ESTÁS USANDO ESA MIERDA?- gritó con más fuerza, y en un rápido movimiento la copa que descansaba en la mano de Taehyung terminó haciéndose añicos en el suelo, por un mismo Jungkook que respiraba agitado con lágrimas humedeciendo su rostro.

Taehyung intentó no parecer afectado.

Diairéste susurró devuelta y Jungkook terminó derrotado en el suelo, su cuerpo tembloroso aún cubierto de descargas eléctricas, su mirada perdida y labios resecos.

— T-Te vas por meses y r-regresas como si n-nada— Apolo se incorporó como bien pudo en el suelo, observando sin ningún tipo de expresión el rostro igualmente serio de Dionisio. — N-Ni siquiera te tomas el trabajo de irme a saludar y c-cuando me entero de que estás aquí lo hago por otra noticia.

— Jungkook...

— ¿Es cierto que te vas a casar?— preguntó sin rodeos, sintiendo algo dentro de él rompiéndose en pedazos cuando el pelirrojo simplemente asintió con un rostro quedo. — ¿Lo aceptas así sin más? ¿Sin decir siquiera una mísera palabra? Entonces así de poco valgo para ti, ¡que ni siquiera merezco que me digas que contraerás nupcias!

— Sí, Jungkook— Taehyung salió de la tina y caminó desnudo hacia las ventanas con la necesidad de apartar las amplias cortinas. Sentía que el aire del lugar había desaparecido entre tanta tensión y estrés, pero sin embargo peor fue el remedio que la enfermedad porque la luna llena brillando en el horizonte, le hizo sentir miserable. — No tengo por qué compartir detalles tan privados de mi vida contigo. Solo eres mi hermano. Tú ni siquiera comprenderías, aún eres un niño. Entras de esta forma irrespetuosa a mi hogar solo porque no estás satisfecho con algo que pasaría tarde o temprano, y que no tiene nada que ver contigo. No soy Zeus para cumplir todos tus caprichos, deseas que no te trate como un niño, pero no dejas de demostrarme que eres uno.

La silueta del cuerpo desnudo de Taehyung parecía resplandecer ante la luz nocturna, Jungkook juró ver sus ojos incluso más verdes de lo que ya eran, a pesar de las lágrimas que entorpecían su vista. ¿Por qué lloraba? Ni él parecía entender, pero el hueco que con cada palabra de Dionisio se fue formando en su pecho había tomado kilómetros de profundidad.

— Tú no eres mi hermano, eso es solo un título simbólico entre los dueños de moradas olímpicas. No, ¡no lo eres! ¡ÁRTEMIS ES MI ÚNICA HERMANA!- exclamó en un grito sintiendo su garganta lastimarse. — No te casarás Dionisio Kim Taehyung— en un rápido movimiento Jungkook se lanzó hacia el cuerpo del mayor golpeándole el pecho con sus puños cerrados, enfureciendo más cuando Taehyung sostuvo sus muñecas y lo alejó con fuerza observándole serio. —¡NO PERMITIRÉ QUE LO HAGAS!

— ¿Qué derecho tienes sobre mí para impedirlo? Dime Jungkook, ¿quién tú te crees que eres?— el menor jadeó casi lastimado ante la pregunta, Dionisio ignoró el pinchazo en su pecho, y apartando todo tipo de sensibilidad continuó. — ¿Quién crees que soy para ti? Al parecer no lo has entendido, no eres más que un hermano para mí, no podría mirarte de otra manera. Estás siendo irracional e inmaduro, pero supongo que es algo cotidiano en ti, puesto que este tipo de comportamientos ya ni me sorprende.

En un principio Jungkook se negó creer parte de lo que estaba escuchando. Pero el corazón y la razón lo abandonaron cansados de sufrir por esas respuestas. Ni siquiera la presencia de Dionisio podría sosegar el caos que torturaba su mente. Sucedió en solo cuestiones de segundos, hizo aparecer su arco en su mano. Cuando rayos se unieron a la flecha que apuntó hacia el cielo nocturno, una brillante luna fue abollada.

— No olvides este día Dionisio— Jungkook secó casi con furia sus lágrimas mientras caminaba hacia la salida evitando mirar a su hermano lo más posible. — Ni siquiera mereces saber quién eres para mí.

Pronunció, antes de salir corriendo sin mirar atrás, Dionisio lo observó dirigirse hacia el mar y perderse en las profundidades de este, sus manos temblaban antes las ansias de seguir al más pequeño. Pero permaneció en el mismo lugar, estático y pensativo bajo el ventanal observando hacia donde Jungkook había desaparecido, podría ser su intución pero la marea había subido y las olas estaban más desesperadas. Alzó su vista hacia la luna y contempló la nueva imperfección que tenía, aún así era hermosa, pero estaba lastimada y herida.

Dudó por unos instantes en dirigirse hacia donde se había ido el ser de la luz, no obstante al final decidió ir a buscarlo para enfrentarlo con mayor tranquilidad, quizás para desahogar todos los problemas que los estaban matando, pero una mano sosteniendo la propia le impidió avanzar.

— Creo que no es el mejor momento para que acudas a él— Hades lo observó con unos ojos cansados y ojerosos. — Dime, ¿qué estás intentando? O mejor, ¿por qué lo hiciste?

— Tío, sabes que te quiero mucho, pero por momentos odio que no sepas lo que es privacidad— Taehyung secó su cuerpo y lo cubrió con una suave bata de nácar y seda, caminó hacia su habitación tomando asiento en su cama siendo seguido por el pelinegro. — Es lo mejor.

— ¿Lo mejor? ¿Para Jungkook, o para ti? No creo justo que alguien considere que es lo mejor o no para otra persona, es de alguna forma una actitud egoísta, porque no le das la libertad de expresión que le corresponde y merece. No comprendo por qué muchas veces se que toman decisiones pensando en otras personas, permíteles decidir, opinar, eso es respeto y devoción por igual.

— ¿P-Por qué siento que discretamente me estás dando un tipo de a-apoyo?— preguntó Taehyung en voz baja, el tono de su voz y la manera en la que apretaba sus manos entrelazadas le dieron a entender a Hades que estaba más que nervioso y estresado. — Sé que de nada me sirve ocultarlo ante ti, siento que de alguna forma sabes qué está sucediendo. Entonces se supone que deberías decirme que hice lo mejor, que estoy evitando un problema de gran envergadura, que fue un movimiento sensato, entonces dime el porqué, ¿por qué me estás sermoneando?

Yoongi solo lo observó fijamente, y Taehyung tembló ante su silencio, sus ojos picando por las lágrimas formándose en las esquinas de estos.

— Porque esta decisión no te está haciendo feliz— explicó el mayor y Taehyung sollozó ante sus palabras. — Qué importa si haces lo que se supone que está bien o mal cuando estás sintiéndote miserable, piensa cual es tu motivo de felicidad, piensa qué es lo primero que deseas ver cuando despiertas todas las mañanas, esa voz que deseas escuchar como un remedio en tus días grises, el olor que consideras el mejor del mundo, esa persona que te hace sentir con más vida. Algo que te hace sentir condenadamente bien, no puede ser malo aún si millones de personas opinen lo contrario, aún si la moral te diga que no es lo correcto.

— No me gusta la situación en la que lo estoy arrastrando.

— Cierto, lo estás arrastrando en contra de su voluntad Kim Taehyung, ¿le has puesto a Jungkook un cuchillo en el cuello para que esté a tu lado? ¿Por qué simplemente no te permites ser feliz?

— Esta manera de amar, es un suicidio Yoongi. No voy a escatimar el hecho de que ambos somos hombres, somos hermanos, no puros, pero hemos sido criados como unos. Conozco a Jungkook desde que era un bebé, lo tuve en mis brazos cuando casi ni podía abrir sus ojos y solo podía sonreírme y apretar mis mejillas. Nuestro padre va a enloquecer, la Olimpia lo hará, yo quiero que Jungkook tenga una vida normal, deseo que tenga una familia y sea feliz, no quiero que se le juzgue y viva como un pecador.

— Dionisio, los dioses no se rigen por las leyes de los mortales, parte de tus mortificaciones realmente no deberían ser una preocupación. Tu prioridad debería ser, saber si Jungkook tiene sentimientos por ti.

Dionisio negó, observando el horizonte con un brillo de anhelo en sus ojos verdes.

— Jungkook es alguien... impredecible, aunque lo niegue algo inmaduro y explosivo también. Hemos malcriado a Jungkook, he sido muy complaciente con él, su actitud el día de hoy... él no quiere sentirse solo ni perder la estabilidad que conmigo siempre ha tenido, sus sentimientos pueden ser contradictorios a lo que realmente piensa.

Yoongi asintió pensativo ante sus palabras.

— ¿Y tú que sientes por él?

Dionisio sonrió triste, y Hades lamentó esa expresión desolada y melancólica en su rostro.

— Estoy enamorado de él— su cuerpo comenzó a temblar, nuevas lágrimas mojaron su rostro, pero se permitió sin ningún tipo vergüenza liberar su angustia en ellas. — He amado su corazón desde el momento en que nació, nunca he mirado con algo más que no sea cariño y respeto a Jungkook, no me he permitido observarlo todavía como un hombre porque no tiene la experiencia ni la edad correspondiente para ello. No sé exactamente en qué momento pasó, ni cómo sucedió pero el primer día en el que sus ojos coincidieron con los míos, sentí mi corazón latir a la par del suyo, y me juré ser solo para él y cuidarlo con mi vida. Ese pequeño hombrecito es mi vida, me he desvivido por él, lo he visto crecer y brillar, volverse hermoso y fuerte. No importa si este sentimiento termina rompiéndome en pedazos, si consigo que no le suceda nada a él.

— Quizás su amor por ti no sea tan maduro, a Jungkook le queda un poco más por crecer pero de que te ama, te ama. Siempre lo hizo. No es precisamente un niño, tiene diecisiete años y sus sentimientos aunque confusos, pueden ser sólidos. Está al cumplir su mayoría de edad, no fue justo que lo trataras como un infante, comprendo que tus intensiones buscaban tocar ese nervio, querías herirlo buscando que se alejara de ti, pero estoy convencido que solo has logrado lo primero y te va a pesar— Hades llevó su mano hacia el cabello de Taehyung, y este último observó al pelinegro con ojos sorprendidos y tímidos hacia su inesperado contacto. — No diré que podría ser lo mejor para ambos, no opinaré nada al respecto. Sinceramente al final solo importa tu opinión, yo solo estaré para escucharlos y apoyarlos, siempre que me necesiten o mientras pueda.

— Yoongi, ¿has amado a alguien alguna vez?

— Lo hice, amé con todas mis fuerzas.

— Entonces, ¿qué sucedió?

Hades sonrió algo melancólico, el recuerdo de unos ojos azules y una dulce sonrisa taladró su mente.

— Lo perdí por cobarde.

















••♛••



















¡Yoonie!

Otra vez ese niño regordete aparecía en el jardín de sus amados príncipes negros para molestarlo con su voz chillona y su sonrisa, ¿será que solo sabía gritar su nombre con esa voz molesta y sonreír así de grande cuando lo ve?

Afrodita, ¿qué quieres ahora?

El nombrado hizo un puchero, tentado a realizar una de sus rabietas.

No me llames así Yoonie hasta pareces nuestro padre, soy Jiminie, Ji-mi-nie— dividió entre síbalas para el mayor con voz tierna, y Yoongi aún en su papel de niño rudo y serio, tuvo que reprimir la sonrisa que la forma de ser del otro niño le causaba. — Hice esta coronita de rosas para ti, Seokjin aseguró que los príncipes negros eran tus favoritos, así que esta mañana hemos venido juntos para hacer diademas, él hizo una para Namjoonie y yo una para ti.

Jimin acomodó con cuidado la coronita en el cabello oscuro del mayor, y Yoongi no se perdió la manera en la que el menor acariciaba sus dedos, dedos llenos de heridas y sangre reseca.

Tus manos Jimin, siempre tan descuidado— su voz sonó casi como un regaño mientras tomaba las manos del más pequeño para detallar correctamente las pequeñas heridas.

No importa Yoonie, porque enserio te ves muy bonito— aseguró con una hermosa sonrisa de ojos cerrados, sus mejillas rellenas se cubrieron de un dulce bermellón.

Jimin no tenía remedio.















"Fuiste para mí como un pedazo de luz del alba, un sol que ilumina la eterna noche"

















Dimiourgós mnímis.

Cronos observó orgulloso a Namjoon cuando este logró crear la creación de su memoria a partir de uno de sus dones. Asintió hacia él con un brillo complaciente en sus ojos, para luego observar a Hades con la seriedad que lo caracterizaba cuando entrenaba a sus hijos.

Kim Yoongi, ¡tu turno!

Apóchrosi— susurró desapareciendo en ápices de segundos, reapareciendo al frente de su padre en menos de un minuto con una copa de oro llena de ambrosía. Cronos asintió satisfecho.

Finalmente has dominado la sombra, incluso ya puedes transportar objetos. Magnífico, buen trabajo Yoongi, serás un gran soberano para el Olimpo— luego de sus palabras Siyeol observó a su hijo menor en silencio, Afrodita parecía estar al punto de desmayarse. — Kim Jimin, múestrame tu don hijo.

Jimin observó a lo lejos de la pradera buscando algo en lo que concentrar su poder, alguna situación, algo simplemente, algo, o de lo contrario su padre-

¿¡Se puede saber que estás esperando!?— Cronos le gritó consiguiendo que se pusiera más ansioso y nervioso.

Una pareja iba caminando por la pradera terrestre, Jimin pudo contemplar a una joven embarazada ser prácticamente arrastrada por su pareja, la chica abrazaba su vientre entre lágrimas mientras pedía a su amante que la escuchara, que estaba siendo lastimada.

Cipris— invocó, sus ojos mutando de zafiros a rubíes.

Todo sucedió en cuestiones de segundos, el chico detuvo su paso y se arrodilló ante la joven abrazando entre lágrimas su vientre hinchado, pidiendo perdón ante su forma de ser, y una segunda oportunidad para demostrar que estaba equivocado.

Jimin dejó en descanso su poder, y observó con esperanza a su padre, sin embargo tuvo que intentar ocultar su decepción cuando contempló el rostro para nada contento de este.

¿Eso es lo que serás? ¿Un Dios que se mete en asuntos ajenos? ¿Que murmura sobre la vida de las personas? Todos ustedes eligieron el camino de su propio don, el tuyo Jimin está relacionado con el poder de las palabras, la manipulación, el entendimiento. Tienes el poder para convencer a todas las personas de la forma en que desees, eres Afrodita el encantador, sería menester mencionar que estoy muy decepcionado al ver como desechas tu poder.

Jimin bajó la cabeza decaído ante las palabras de Cronos, respiró con suavidad intentando calmarse para poder hablar sobre su poder y la forma en que lo estaba empleando, sin embargo Yoongi se le adelantó a los acontecimientos.

Padre, imagine que el bien se enamore del mal. No existiría el dolor ni las tristezas, ese sentimiento desaparecería de este mundo y lo haría más habitable entre tanta maldad que vemos hoy en día. Cipris otorga felicidad y libertad, esa que solo obtenemos cuando aprendemos a amar con sinceridad.












"Como la única y más pura solución, yo quise saber que se sentía amarte. Mi alma se desplazaba en dulces reminiscencias tuyas, nunca podré olvidarte, ¿dime cómo olvidar lo ojos cielo más inocentes de todos en su estado más puro?"

















Solo falta amor para lograr cada cosa que nos proponemos— Jimin observó a Perséfone cuidar como cada día de sus flores y no pudo evitar la dulce sonrisa que nació en sus labios al contemplar la dedicación del mayor por el Jardín Dorado. — Con cada día que pasa confirmo que es lo único que nos puede salvar del fin futuro de este mundo. Desearía que prevalezca la sinceridad y los valores del amor en la tierra, aún en ese momento en el que los mortales no nos pongan toda su confianza y no crean en nosotros.

Eres tan bueno y tan dulce cariño. ¿Dónde aprendiste a expresarte así?— preguntó Seokjin acariciando con cariño las mejillas del joven de quince años. — ¿Quien te enseñó este hermoso sentimiento?

Yoongi— pronunció observando a lo lejos.

¿Yoongi? Jiminie eso es-

Que allí está Yoongi, Jinnie.

El mayor siguió el camino de la mirada del menor encontrándose con un Hades que caminaba con calma a lo lejos, pareciendo no estar consciente ni de él mismo.

Oh, claro cariño— murmuró algo confundido, apretando los labios en una fina línea ante el brillo que surcó los ojos de Jimin ante la presencia de Yoongi.

Por cierto Jinnie, noto que has subido un poco de peso, incluso tu vientre se nota cambiado.












"¿Pero qué pasaría si mi alma cansada busca refugio en tus labios anhelantes? No me cansa ser un errante, si todo lo que hice fue llorar mientras seguía adelante"















Yoongi, ¿podrías cantar un poco para mí?— preguntó el menor, acariciando al pequeño cachorro de tres cabezas que tenía en su regazo. — Tu voz es realmente bonita, quisiera poder cantar así algún día.

No puedo cantar para ti Jimin, mi madre dice que dedicar canciones es un acto de amantes— Hades observó a aquel cachorro, frunciendo las cejas cuando seis pares de ojos se centraron únicamente en él.

Pero si cantas en el templo todas las noches para los Dioses. ¿Qué no es lo mismo?

Yoongi negó hacia las palabras del menor.

Eso es algo diferente, no requiere de gran intimidad, no como la que se obtiene si te miro a los ojos y te canto una canción. La generación de mi madre tenía como costumbre realizar danzas y conciertos para mostrar interés hacia alguna persona en específico. Una persona de la cual estés enamorado.

Pero tú me quieres, ¿no Yoonie? Es el mismo sentimiento.

Jimin, te aseguro que no puede ser el mismo sentimiento.











"Pero cada vez estabas más lejos, aún si jurabas estar más cerca, cada vez más lejos donde la luna no mengua ni trasluce, en aquel lugar donde pueden terminar mis lágrimas"















¿Por qué lloras Yoongi? Hoy es tu vigésimo primer cumpleaños, todas las divinidades han estado preguntando por ti—Afrodita se acercó al cuerpo tembloroso que se hacía un ovillo en la cama.  —Bebé... ¿me quieres contar que sucede?

P-Puede que llegue el momento en el que no pueda e-estar más aquí— Hades observó a Jimin fijamente, misterios insondables permanecían ocultos en sus ojos grises. — A-Aún si llega ese día, no preguntes por qué me fui.

¿Qué pasa Yoongi? Se más claro por favor así puedo intentar ayudarte, o no sé buscar una solución, pero tú... tú realmente no pued-

Finos labios sobre los suyos no le dejaron completar la oración.

No preguntes, no lo lamentes, olvida y continúa. Será lo mejor para los dos.

Yoongi...



















••♛••

























La mangata de aquella luna dejaba verse aún entre las intranquilas olas, el susurro del mar acababa con los invisibles agujeros de silencio y las estrellas brillaban aligerando la melancolía que le proporcionó el solo recordar esos momentos.

Yoongi no se consideraba un hombre en demasía sensible, le tocó vivir una vida estricta desde pequeño. Su padre no les permitió una existencia fácil. Fue criado para ser un ser omnipotente, alguien que ni siente ni carece. Siendo el mayor de los tres hermanos, la responsabilidad que le tocaba llevar no la aguantaba ni en sus hombros. Odiaba sentirse incomprendido, estaba cansado de ausencias en su corazón. Pero, ¿quién es fuerte cuando se trata de amor?

— ¿Hasta cuando vas a seguir ahí Afrodita?

— No me digas así— pidió Jimin en voz baja, y a la mente de Yoongi llegó el recuerdo del mismo Dios siendo a penas un niño, pidiéndole que no le llamara de esa forma. Nada en ellos había cambiado.

— Es tu nombre— respondió apenas, el agua del mar que mojaba sus pies se volvió más fría.

— Sabes a qué me refiero.

Yoongi mordió su labio inferior, y apretó la arena entre sus dedos buscando donde sostenerse porque sentía que estaba perdiendo toda su fuerza.

— Bien, ¿puedes decirme a qué has venido? Porque si solo viniste a incondiar ahórrame el disgusto de tener que soportarte y lárgate.

Una risa sin gracia se escuchó a sus espaldas, cuando Yoongi estuvo al punto de actuar, un golpe cruzó por su mejilla dejándolo sorprendido.

— ¿Qué hice para que me trataras así?— los ojos de Afrodita estaban llenos de lágrimas, sus labios temblaban y su respiración estaba agitada. Hades sintió un nudo formarse en su pecho al escuchar el tono débil y triste de su voz, sobre todo al observar sus lágrimas. — ¿Por qué me miras con ese desprecio en tu ojos? ¿Dime qué cambió? ¿Qué sucedió para que apenas me hables y ni siquiera me mires?

Yoongi sonrió con tristeza, parecía mirar más allá del horizonte pero solo estaba contemplando la luna que estaba sola en el cielo.

— No tengo el derecho de mirarte Jimin— el mencionado tembló ante las manos que se amoldaron a sus mejillas y secaron sus lágrimas. — ¿Recuerdas el día de mi vigésimo primer cumpleaños? ¿Las palabras que en ese entonces te dije?— Jimin asintió a sus palabras en silencio, de sus ojos aún discurrían lágrimas y sus labios estaban hinchados al ser mordidos en un vano intento de contener sus sollozos. Yoongi descansó su frente en la ajena cerrando sus ojos y respirando el aroma de la divinidad. —No preguntes, no lo lamentes, olvida y continúa. Porque en definitva será lo mejor para los dos. Solo, no lo hagas.

— ¿No consideras que estás siendo algo egoísta? Claramente es algo que me involucra y afecta, me niegas el derecho a d-decidir— tartamudeó cuando Yoongi se acercó peligrosamente a su rostro, y ni siquiera pudo cerrar sus ojos cuando sus labios fueron tomados por el otro hombre.

Hades succionó sin premura el labio inferior de Jimin, profundizando luego en el interior de su boca, su lengua acarició la ajena sin llevar el contacto a lo obsceno. Solo eran sus labios acariciándose y encontrándose por segunda vez, un beso muerto de anhelo.

— No me importa ser egoísta si se trata de ti Jimin.








































Monte Olimpo 340 a. C: Dos meses después, Dionisio está perdido en el ocaso de su amor.





Jungkook siempre supo que Taehyung era un Dios aliado de las mujeres. Dionisio representaba la emoción y el caos, características que según su padre contrastaban con las suyas, debido a que siendo el Dios del sol, simbolizaba la armonía, el orden y la razón vital, alegre y siempre dispuesto a la celebración.

En ocasiones a Jungkook le hubiera gustado que su padre conociera un poco más a su hijo. Porque siendo sincero consigo mismo, muchas veces su actitud era más apariencia que realidad. Zeus suponía sobre su persona en demasía, el soberano solía presumir en las reuniones de las divinidades de un conjunto de características que según él, su hijo poseía, pero que en realidad no eran parte de su personalidad.

No comprendía el porqué su padre tenía esa actitud con él, pero de algo sí estaba seguro, y es que es un error considerar una cosa verdadera o real a partir de ciertos indicios o señales, sin tener certeza completa de ella. Kim Namjoon daba por hecho las cosas sin molestarse en buscar pruebas para aprobar la veracidad de su razonamiento. Su padre en definitiva no sabía, lo equivocado que estaba.

— Kim Jungkook será mejor que te calmes— pidió Jimin por tercera vez en lo que iban de noche.

— ¿Quieres que me calme Afrodita? Taehyung va a saber hoy mismo quien soy yo— aseguró con rabia, apretando sus dientes cuando observó todo lo que estaba sucediendo en el interior de la morada de ese hombre.

Kim Taehyung había alcanzado su maldito límite. En esos meses en los que el contacto entre ellos fue nulo, Dionisio había sido una total revelación para toda la Olimpia, extensas anéctodas de como llegaba a los pueblos griegos y conquistaba a todas las mujeres vírgenes y tomadas aún cosquilleaban en su oído, martirizándolo y aumentando su genio. Celebraciones en las que el vino y las mujeres desnudas a su merced no faltaban, haciendo honor a su nombre de deidad cuando se pasaba largos días embriagándose con vino.

Jungkook no cabía dentro de sí de la rabia cuando veía en las ceremonias de alabanzas de las deidades a ese maldito con una o dos mujeres distintas de su brazo, odiaba cuando se presentaba al frente de él restregándole a sus conquistas en la cara con una sonrisa digna del dueño del mundo.

— ¡Maldito asqueroso!— exclamó casi en cólera cuando lo vio besar a una de esas mujeres, mientras una le besaba el interior de sus muslos, otra yacía moviendo sus caderas en su regazo.

El bastardo había organizado una maldita orgía en su casa. Hombres, mujeres, todos estaban follando en cada rincón del lugar, incluso desde el jodido escondite en el que se encontraban podían escuchar los gritos y los gemidos.

— Voy a terminar con esa mierda ahora mismo— aseguró levantándose detrás del arbusto en el que estaba escondido, pero Jimin lo regresó con rapidez a su lugar.

— ¡¿Qué pretendes hacer Jungkook?! No actúes bajo la influencia de la rabia que estás sintiendo justo ahora, sé razonable por favor. ¿Siquiera por qué vine contigo? Si Dionisio le da las quejas a tu padre de lo que sea que pienses hacer estarás en problemas— se lamentó cubriendo su rostro con sus manos. — Jungkook esto no te está haciendo bien, sabes que no está bien.

— No te me pongas moralista justo ahora Afrodita, que tú estás igual que yo— advirtió, mirando a Jimin abrir en grande sus ojos algo consternado. — ¿Qué? ¿Crees que no he visto que estás enamorado de Hades?— preguntó con una sonrisa, mirando a Jimin negar nervioso sus palabras. — ¿De casualidad es la primera vez que lo asumes?— preguntó sin esperar en realidad una respuesta, la expresión de su tío lo decía todo. Suspirando, envolvió una mano del mayor entre las suyas y lo observó directamente. — Afrodita, cierra los ojos... Mellontikós invocó en voz baja.

Jimin jadeó cuando imágenes de él sonriéndole a Hades, besándolo, sosteniendo sus manos, escuchándolo cantar y haciéndole el amor, cruzaron como una ráfaga por su cabeza.

— Este es el porvenir que me muestra para ti Mellontikós, mis predicciones futuras pueden tener alteraciones, no siempre son exactas, sin embargo cuando las visiones del futuro llegan a mí es porque un suceso del pasado estará comprometido directamente con el destino. To Parelthón es preciso, porque el pasado no se puede cambiar, a diferencia del futuro, que sí se puede modificar o crear. Tu pasado solo me demostró lo que yo afirmaba, amas a tu hermano.

— Jungkook...

— No es necesario que digas nada tío. Pero yo, si voy a modificar mi destino sea cual sea, y lo primero que haré es detener lo que sea que Dionisio esté haciendo con su miserable vida.







Ajeno a las personas que observaban todo lo sucedido a unos metros de distancia, Dionisio se empinó con gula de la botella de su más reciente creación Vinisyus, la chica en su regazo temblaba contra su cuerpo mientras se enterraba en rápidas embestidas contra su miembro, estrelló la botella en cualquier rincón del lugar clavando sus uñas en las caderas de la mujer, y penetrándola con fuerza, la hizo gritar y llorar su nombre hasta que se desmayó del cansancio.

No parecía tener suficiente, con cada gemido de sus labios, todas las manos que lo acariciaban, las bocas que lo besaban, cada persona que se folló casi con rabia, nada era suficiente cuando todo lo que quería hacer era olvidar, olvidarlo.

— No se puede negar que eres el Dios de la fertilidad y del vino, ¿verdad Taehyung?— cuestionó esa voz, logrando que su sangre ardiera en sus venas. — Siempre tienes que ser el máximo inspirador de la locura ritual y del éxtasis.

Jungkook estaba ahí, sonriendo, él sonreía con unos ojos terriblemente opacos, su mirada indiferente parecía haber perdido todo su brillo y su expresión escueta no daba paso a ningún pensamiento.

Observó cauteloso toda acción que realizó, el joven deshizo por completo su vestimenta quedando desnudo, tomó de una de las mesas una de las botellas de vino, empinándose y tomando de ella hasta la mitad de su contendido sin apenas respirar.

— Pensé que serías generoso he invitarías a tu hermano a este festín— ironizó, acercándose a paso seguro y sensual, a un grupo de mujeres que lo observaban con deseo, su expresión afilada y provocativa calentándolas en segundos.

Las féminas se sonrojaron y murmuraron excitadas entre ellas, cuando Jungkook les dedicó una mirada lasciva sosteniendo con una de sus manos su intimidad hacia ellas mostrando algún tipo de interés sexual, que las hizo aproximarse sin dudas hacia él como perras en celo.

— Estoy celoso, tenías a todas estas preciosuras solo para ti, me siento estafado... la avaricia no lleva a ninguna parte, créeme, comparte y luego tendrás tu recompenza por ser un buen hermano esa sonrisa maliciosa se apropió de esos rojos labios, y Taehyung apretó con fuerzas sus puños.

— Vete, Kim Jungkook— el tono de voz de Taehyung sonó serio y grueso. Jungkook lo observó con unos falsos ojos ofendidos burlándose implícitamente de su orden, y la esmeralda de sus propios ojos sufrió destellos escarlatas debido a su furia. — Vete, antes de que pierda el control y te saque a rastras de aquí por tus cabellos.

Jungkook ni reaccionó.

— Te gusta tener siempre el control, ¿verdad hermano?— preguntó, observando directo a los ojos de Dionisio con su labio inferior atrapado entre sus dientes. Tentó su suerte cuando caminó hacia una de las mujeres arrodilladas ante él, y sosteniendo con una mano todo su cabello, metió dos de sus dedos en su boca observándola blanquear sus ojos. — ¿Quieres chuparme preciosura?— preguntó con voz suave sosteniendo su pene a solo centímetros de los belfos contrarios. — Abre bien esa boca cariño, no queremos lastimarte— la bella mujer hizo lo pedido y justo cuando Jungkook iba a perderse entre sus labios, un molesto Dionisio lo separó con fuerza de la chica, mirándole con rabia.

— ¡Largo todos de aquí! ¡AHORA!— gritó el pelirrojo y todos los presentes recogieron sus cosas saliendo desnudos y asustados por la expresión furiosa en el rostro del Dios. — ¿Qué mierda tienes en la cabeza Jungkook? ¿QUÉ CREES QUE HACES?

— No me grites de nuevo Dionisio, porque te juro que no respondo— advirtió mirándole serio, sin pestañear, rayos se formaban en sus ojos.

— ¿Que no grite? NO TIENES EL DERECHO SIQUI-

Dionisio, has silencio— el aludido enmudeció, y no fue necesario que pasaran los minutos para darse cuenta, cuando su garganta ardió al exigir el habla, se percató de que Jungkook había utilizado La Voz en él. — Odio que me griten. ¿Cuál es el problema? ¿Existe algún problema para que yo no me hubiera follado a alguna de esas damas? En dos semanas tendré mi mayoría de edad, prácticamente ya soy un adulto. Cosa que antes podría entusiasmarme porque consideraba que la adultez era el período más sensato y maduro de todo ser vivo, ahora te veo y me da mucho pesar percatarme de que cada vez eres más estúpido. Habla, antes de que me arrepienta.

— Termina de una vez con lo que sea que estás intentando. No soy tu maldito capricho Kim Jungkook— la voz de Dionisio sonó cinco tonos más gruesa, Apolo se regañó mentalmente al ser tan débil cuando sus rodillas se flexionaron levemente ante su tono de voz.

— ¿Crees que eres un capricho Taehyung? Cada día que pasa me sorprendes más cariño— aseguró acortando la distancia entre su propio cuerpo y la otra deidad. — Diría más una obsesión, ¿sabes? La obsesión es una pasión positiva, aunque todos aseguren lo contrario, pero bueno, hoy no me apetece explicarlo. Dionisio, no te muevas, y está prohibido mentir.

— Jungkook por favor.

— ¿Por favor?— Apolo ladeó asombrado la cabeza, sus ojos se iluminaron con un brillo demasiado curioso para el gusto de Taehyung. — Suena tan bonito de tus labios. Dime una cosa mi amor, ¿qué estás deseando en este momento? ¿Qué quieres?— cuestionó con algo de malicia, los labios de Taehyung temblaron antes de hablar.

— Que me beses.

Jungkook sonrió, y Dionisio apretó con impotencia sus puños, la situación fácilmente podía salirse de control, y luego, el daño sería irreparable.

— Dicen por ahí que la sinceridad es lo mejor, bien hecho hemanito. Puedes tomar el control de ti.

— Jungkook...

— Y dirás que no, pero yo sí he llegado a pensar que hacías más grande tu miedo para no darle paso al amor. A veces prefiero engañarme, aunque más que tú sea dueño de la verdad, la realidad no dolía tanto hundida en ilusiones mientras te extrañaba. No me cuesta esperar a que tú también sientas parte de lo que yo siento, ya que el tiempo desde que sueño por ti no es importante. Me gustaría que te olvidaras del futuro y que decidas vivir tu vida como si cada día fuera el último, deseo que puedas abrir tus ojos y observar lo que está más allá de ellos. ¿Qué es este sentimiento? Ni yo lo sé, esperaba que quisieras descubrirlo conmigo. Incluso tú puedes decirme que no quieres esto— Jungkook acarició con suavidad los tersos labios de Taehyung, sus ojos nunca abandonando los del otro. — Pero tú... tú realmente no quieres irte. Avanzarás o te detendrás, es tu decisión. Y sé que nada será fácil Taehyung, no va a ser fácil, pero recuerda que soy un hombre y tengo convicciones e ideas muy fuertes, sé lo que quiero para mí, por eso nunca me he rendido contigo.










































—6K






El Jimsu de esta historia me puede T.T, puedo decir con los ojos cerrados que mi personaje favorito es Yoongi, aunque Jungkook también es alguien que me gusta mucho. Kookie es uno de los protagonistas más complicados a la hora de escribir, ese personaje va a cambiar mucho a medida que avance la historia, me gustaría lograr que los sorprenda.

Si alguno de ustedes ha leído Apolíneo y Diosiníaco, me gustaría que comparen la actitud que hasta el momento tiene Jungkook aquí, con la que tiene en AyD, ahí quizás entenderán lo que digo.

Pregunta: ¿Qué idol les gustaría para que fuera el Dios Nórdico Loki? Ojo, no vale Hobi, porque él es Ares.

Espero todos se encuentren muy bien ♡ besitos.



mcridhe

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