Capítulo 67 | 𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐆𝐎

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En el equipo del Ayu se habían presentado Casano, su acompañante, Rachel y Yura Ha. Vlatchka no pudo evitar esbozar una sonrisa y de paso tronar se los dedos de las manos, Khun la observó y rodó los ojos al percatarse de que su hermana querría luchar de inmediato. Claramente, la ojiazul prefería electrocutar a cierta rubia.

— Tal como me lo imaginaba... —Aguero se mostró indiferente ante la presencia de Rachel.

— Lo hice esperar mucho, Señor Khun. —la mirada de Rachel era seria, pero a Vlatchka solo le producía risa—. ¿Qué tal si empezamos la “caza del Ayu”?

— ¿Esperaste a que llegáramos a la salida para poder rodearnos? Tienes mucha más determinación de la que creía. —puso las manos en los bolsillo de su pantalón.

—... Tú eras el único que se negaba a creerlo. Siempre fui así. ¿Acaso olvidas que fingí durante años tener las piernas rotas solo para engañarte...? He de decir que me sorprendió que la señorita Venus hasta haya sido más inteligente que tú. Jamás confió en mí ni desde el piso de pruebas... Al parecer esa cara bonita guarda también algo de cerebro.

— ¡A-Aléjate de ellos ahora mismo, Yura! ¡No son normales! ¡A FUG no le interesa ayudarte! ¡Solo te quieren usar! —gritó el espadachín rubio, pero recibió una mirada confusa de la de cabellos azules.

“Esa perra... ¿Tiene las agallas de hablar así de Venus?” una vena resaltó en la frente de Vlatchka.

— Vlatchka, no actúes sin pensar. —le reprendió Aguero, sabía que un tic le había dado a su hermana.

— Mira que da gracia que hables de alguien que se ganó un puesto tan grande en solo seis años. Tú en cambio, tienes que usar a las personas para simular que eres especial. —los ojos eléctricos de Vlatchka resaltaron—. Rachel... No sabía que eras tan despreciable y miserable. Creo que te hace falta una marca más en los ojos para que combine con la quemadura que te provocó Venus.

Subió una mano, y con su velocidad inigualable, formó una lanza de electricidad y shinsu, junto a una tormenta que ahora mismo rodeaba a la tubería.

— Basta de tonterías. —Casano activó su brazo derecho con el color carmín de siempre.

“Cierto, ella y la señorita Asteria son muy amigas de esa princesa.” Rachel analizó a Vlatchka que tenía los orbes ardiendo.

— Terminemos con el juego de una vez. —sentenció la rubia con pecas.

— ¡¡Heeeyyy!! ¡¡Tortuga azul, tortuga eléctrica!! ¡¿Están en problemas?!

Rak llegó al lugar junto a una chica rosada que levitaba en su almohadón. Vlatchka lo miró sin dejar de firmar la tormenta de rayos eléctricos.

Casano en ese mismo instante reaccionó con aprovecharse de la distracción de Vlatchka, así que de un paso enorme se acercó y le apuntó con el brazo. Sin embargo, la misma chica rosada lo detuvo con su shinsu de un color similar al cuarzo y encerró en una esfera al acompañante de Casano.

— ¡Tortuga eléctrica! ¡Pensé que eras más fuerte para esquivar esto! —Rak chocó su lanza contra el brazo de Casano.

“Maldito cocodrilo arrogante...” dio una risa nasal y asintió antes de empezar a pelear.

— ¿Ustedes dos qué hacen aquí...? —pronunció Daniel a duras penas, no entendía porqué una princesa de Zahard era tan apegada a ese irregular.

— Vinimos a pelear... Con este hombre, Blanco. —le respondió Venus sin dirigirle la mirada, se mantenía estática en su lugar con Hoaquín frente a ellos.

— ¡¿Wangnan?! —Yihwa corrió unos cuantos pasos para llegar al cuerpo del rubio que había sido utilizado por David, pero el ojiblanco interpuso su filosa espada en el camino de la Yeon.

— No es buena idea recoger los restos de la comida ajena, señorita. —sonrió finamente sin separar sus labios. Aurora lo cuidaba en cada movimiento que hacía, porque, si le hacía daño a los amigos de Venus, o, a su propia hermana, no le perdonaría la vida—. Iba a ir por ti, pero me encontraste mucho antes de lo esperado. Me ahorré la molestia de buscarte. Por cierto, ¿“Blanco”? Veo que ya saben cómo me llamaba cuando era un asesino, así que ya deben saber quién soy. —le dio una ojeada a la hermana menor de la persona que ahora le interesa, Venus—. Hmm... Tienes suerte de tener a tu hermana para salvarte el pellejo. No te haré daño, fue una promesa que le hice a Aurora.

“¿Aurora...? ¿Cómo consiguió algo así? Está demente.” se sorprendió y compartió miradas asombrada con Baam y los demás.

— Bueno, bueno... Ahora que casi tengo mi forma completa, ¿qué piensan de mí? Puede que siga siendo solo una cáscara. Pero, ¿no creen que soy mucho más bello que antes? —su ego aumentó al ver los rostros de cada uno y haberse dado cuenta de que acertó—. Aurora, te dije que era más grande que tú, ¿ahora sí me harás caso?

— Ni lo sueñes, niño. —rodó los ojos. Él tenía razón, pero obviamente ella no lo aceptaría, menos estando frente a su hermana y más regulares.

¿Qué tanto habrán hablado la hermana de la señorita Venus y el señor Blanco...? Pareciera que incluso se llevan bien, almenos a su manera... ” Baam mostró duda.

— Señor blanco. —lo llamó la menor de las Storm-quer, esto atrajo su atención—. Me gustaría preguntarle algo. Escuchamos que algo salió mal en su pasado y que por eso usted perdió su posición como asesino. ¿Qué pudo haber hecho para perder semejante título?

— Ahh... No fue gran cosa. —ladeó el cuello con diversión—. Solo necesitaba algunos sacrificios para hacerme más fuerte, así que maté a un montón de gente. Debieron ser al menos... ¿Mil millones? —los ojos de todos los presentes se abrieron de un espasmo, mostrando terror y repugnancia, especialmente Baam—. Pasé siglos esforzándome muchísimo con ese hechizo masivo. Y, de no ser por esa maldita de tu hermana de Zahard, todo habría funcionado. Qué pena.

— ¡Tú...! —Baam apretó su mandíbula, rechinando sus dientes y apretando los puños de la impotencia.

“¿Cómo...? ¿Cómo es que es tan indiferente con eso?” los ojos de Venus se cristalizaron inconscientemente.

— ¡¡Eres un maldito lunático!! —Yihwa traía en sus manos su característico fuego carmín.

— ¡Yihwa! —gritó Baam, siendo seguido por Venus.

— ¡Yihwa, espera! —Aurora se detuvo en seco cuando Hoaquín se posicionó frente a Baam y el fuego de su prima se disipó—. Joder...

— Como mi plan fracasó, perdí mis poderes y terminé aquí. Pero no me arrepiento. ¿No crees que lo natural es que las masas se sacrifiquen por un ser grandioso? — se erguió frente a los dos regulares, mostrando su rostro sombrío lleno de malicia—. Mi leyenda va a volver a comenzar en este lugar, y lo primero que haré será cortarte la garganta, Jue Viole Grace.

— ... ¿Cómo puedes sentirte tan orgullo de haber matado a todas esas personas? —Baam alejó la filosa espada que le amenazaba—. No logro comprenderte. No necesito tener una posición como candidato a asesino, tampoco necesito poder. La señorita Venus no necesita tener que pasar por algo de lo que ella no quiere ser partícipe. Pero... A pesar de todo lo demás, no puedo dejar que un demonio como tú vuelva a andar suelto por el mundo. Voy a detenerte... A cualquier precio.

— ¿Detenerme? ¿De verdad? Cada vez que te veo... Dices puros disparates. —se relamió sus labios—. Venus... Yo que tú, no me involucraría si quieres que mi promesa permanezca en pie.

— ¡¡Baam!! —todos sus amigos gritaron al muchacho, puesto que Hoaquín se había echo para atrás antes de lanzar un ataque con su espada.

Venus bloqueó el gran ataque con su lanza dándole vueltas en sus dedos finos. Estaba totalmente hecha de fuego, y relucia entre toda la oscuridad del lugar. Hoaquín se detuvo y frunció el ceño, sorprendido.

— La verdad es que no me interesa la promesa que le hiciste a mi hermana. Porque, si te metes con Baam, automáticamente te conviertes en mi enemigo. —tenía los labios fruncidos al igual que su entre cejo dorado.

“¡Pudo evitar mi ataque desde esa distancia...!” el albino sonrió con cinismo.

— ¡No te olvides de nosotros, Hoaquín! —Sachi y Boro traían consigo su shinsu, listos para luchar.

— ¡Señorita Venus! —la hizo dar media vuelta en lo que Hoaquín volvía a formar un nuevo estilo de ataque—. ¡Por favor no se arriesgue así por mí!

— Daría la vida por ti, Baam. No puedo quedarme sentada con los brazos cruzados mientras tú peleas. —le sonrió de manera agradable—. Ahora, vayamos juntos.

El par de complementos se miraron mutuamente durante unos segundos que les parecieron eternos, y que no querían que terminaran. Lamentablente tuvo que ser así, pero Baam la tomó entre sus brazos y creó una plataforma circular de shinsu que los llevó a donde Hoaquín.

Aurora mientras todo eso sucedía, se dio la tarea de buscar la katana de Asteria para ver si no había sido devorada aún. Pasó con sigilo al otro lado del lugar y buscó con los rastros de shinsu que había dejado Hoaquín antes de absorber las almas de David y Vicente. Habían altas probabilidades de toparse con la katana de Asteria que había olvidado cuando Hoaquín se estaba transformando.

— Aquí está... —la tomó en sus manos, y por un momento la sintió algo pesada para su gusto—. Los de la familia Arie son demasiado extraños... Usan cosas exageradamente pesadas.

— Atrévete a decirlo de nuevo. —resonó una voz a su alrededor.

— ¿Qué...? —dio un brinco en su lugar, y le echó un vistazo al filo de la katana, ahí se reflejaba la figura femenina de Asteria, estaba cruzada de brazos y la miraba con una ceja enarcada—. ¿Asteria?

— Hola. —dijo con desinterés—. ¿De verdad te unirás a Venus? Sin traicionarla ni usarla hasta que muera, claro.

El rostro de Aurora se relajó y asintió lentamente. Ella jamás tuvo planeado algo por el estilo, tal vez sólo confiarle a ella y a Baam el futuro de la torre, pero nada más.

— Amo a Venus, no podría hacerle eso.

— La ahorcaste y le rompiste las cuerdas vocales.

— Bueno... Eso fue necesario para que activara la lanza en su espalda. —se rascó el cuello, nerviosa.

— Eso no te justifica, pero te daré una oportunidad. —asintió—. Me encerré aquí para que Hoaquín pensara que también tomó mi alma, yo sabía que intentaría utilizarme y unirme a su transformación, así que recité el hechizo para meterme en el filo. Ni siquiera te atrevas a perderme o a intentar sacarme, porque podría ponerlos en peligro.

— Está bien. —comprendió. No debía permitir que Hoaquín se enterara de que no la succionó—. No le ayudaré por ahora, tiene que enfrentarse a sus propios problemas.

— Lo hubieras pensado antes de pedirle una promesa a Hoaquín. —rió y carraspeó su garganta—. No sé qué sucedió entre ustedes dos, pero Hoaquín te tiene en la mira para que permanezcas con él, y no te recomiendo quedarte hasta que se termine de reunir con sus copias, podría ser que en algún momento te mate.

— No sabes ni la mitad de mí... Soy mucho más fuerte que ese idiota bola de arroz. —sonrió.

“Debemos encerrar a Hoaquín en el espejo blanco celestial de Khun para evitar que siga devorando almas, y que los regulares del tren no muramos.” Venus dio una pirueta en el suelo, y se impulsó con su índice para dar un gran salto que sobrepasó a Hoaquín, este miró al cielo por donde pasó la princesa y se lamentó haberle prometido a Aurora dejarla con vida.

— Baam, la tengo. —agarró la pequeña cuchilla en un desliz, y se la entregó al castaño que recién la alcanzó.

— Bien. —se posicionó a la defensiva y encararon a Hoaquín.

“Gracias, Daniel. Tú no merecías haber pasado por todo lo que fue tu pasado y el ahora.” Venus asintió en dirección a Daniel.

— Bueno, bueno... Parece que tienen un plan. —miró a la pareja—. Me irrita verlos juntos siempre...

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