Capítulo 47 | 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀
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NARRA VENUS
— Adiós, Baam. —curveé mis labios ligeramente hacia abajo por la tristeza. El equipo de Baam, Rak y Hwa Ryun se estaba preparando para finalmente partir, y eso me tenía muy mal.
— Adiós, señorita Venus. —acarició suavemente mi mejilla derecha, por lo que dejé mi rostro descansar ahí—. Nos volveremos a ver, téngalo por seguro.
— Sí... —tomé su mano y la alejé de mí—. Cuando estemos de vuelta te abrazaré, disculpa que no vaya a poder hacerlo por todo un año.
— No te preocupes, con saber que me abrazará como bienvenida me es suficiente. De hecho, eso me pone muy feliz y con más ganas de regresar a usted. —esbozó una sonrisa linda con sus ojos cerrados.
No pude evitar sentirme feliz, pero en vez de sonreír, unas lágrimas se apoderaron de mis cuencas, dejándolas caer con libertad sobre mis pómulos hasta el final de mi barbilla. Baam me miró con signo de preocupación, y se ocupó de removerme las lágrimas con ayuda de sus finos dedos cálidos.
— No, no llore, por favor. —hundió sus cejas con tristeza, y me atrajo a él para abrazarme. Correspondí al instante y seguí llorando.
Me duele tener que dejarlo de nuevo. No me perdoné el día en que desapareció, ya que yo pude haber hecho la diferencia si es que lo hubiera acompañado, pero no fue así.
— Ah... Ya está llorando. —Khun llegó a nosotros a la par en que Rak—. Me lo imaginé. Adiós, Baam, Rak, Venus. Nos encontraremos en la ciudad del tren en un año, no se preocupen.
Pasé mis brazos al cuerpo de Khun, y ahí seguí derramando lágrimas.
— Que niña... —murmuró, dándome palamaditas en la espalda.
— Tortuga azul, tortuga dorada. No se atrasen.
— No pasará. —respondió Khun sin separarse de mí—. Ven, Venus. Despidete de tu prima al menos.
— Sí... —sollocé, y sentí el agarre de Khun tomarme por los hombros para llevarme al hotel.
Le di un último vistazo a Baam, el cual me sonrió apenado y con una mano alzada como despedida. Imité la acción sorbiendome los mocos.
— ¡Princesa! —Wangnan fue el primero en acercarse a mí cuando dimos paso al interior del hotel—. ¿De verdad se tiene que separar de nosotros?
Asentí pesadamente, — Lamentablemente.
— ¡Oh...! Bueno, le conseguí unos aretes ya que vi que no porta ahora con los de la familia Yeon... No sé si los quiera usar como recuerdo o guardarlos, después de todo, seguramente preferirá utilizar unos más costosos y estos los verá como basu-
— ¡Wangnan! —lo tomé del hombro—. Estaría encantada de usarlos.
Khun a mi lado rodó los ojos, — Solo dáselos, Venus no es la persona que crees que es como para despreciar algo así.
— ¡Ah! ¡Lo siento, princesa! —sacó de su bolsillo una caja pequeña, dentro seguramente tiene los aretes—. Tome.
Me la entregó. Yo la abrí cuidadosamente, y sonreí con su contenido. Eran lindos y no tan grandes como para que me pesen, los tomé en una mano y decidí colocarmelos ahí mismo.
— Gracias, Wangnan. —le di un corto abrazo cariñoso—. Nos veremos en la estación del tren. Haz lo que puedas para soportar a este engreído.
— Me tratas muy mal, y eso que yo le digo a los demás que eres buena persona. Ya veo. —se quejó.
Wangnan y yo reímos.
— Fue un gusto conocerla, Venus. —sonrió alegremente—. Nos veremos pronto.
Nos despedimos de él y seguimos andando. Después nos encontramos con Prince, Miseng, Arkraptor y mi prima Yihwa.
— Nos vemos luego, Venus Zahard. —asintió Arkraptor—. Fue un gusto hacer equipo con usted.
— El gusto fue mío, son muy buen equipo. —acaricié las cabezas de Prince y Miseng—. No dudo que se volverán mucho más fuertes.
— ¡Gracias! —eso motivó a los dos.
Fui a Yihwa, y la abracé fuertemente.
— Regresa, Venus. No quiero que desaparezca alguien más de la familia. —se refirió a Aurora—. Sé que eres fuerte... Y necesito que me sigas enseñando a controlar mi fuego...
— Regresaré sana y salva. —asentí, tomando distancia entre ella y yo—. Voy a seguir buscando a Aurora, Yihwa.
Palideció, — ¿Estás segura?
— Sí.
Subí a la aeronave que nos habían dejado por parte del árbol alado, Vlatchka y Asteria iban peleando mientras subían sus maletas al lugar.
Sonreí, y miré detrás mío. El equipo de Khun se cersioraba de nuestra despedida.
— Que tengan buen viaje. —Lero-Ro me sonrió—. No pensaba que nos volveríamos a ver, y que usted sería una princesa de Zahard.
— Ni yo lo esperaba, créame. —suspiré y sonreí—. Gracias por la ayuda, no sé qué habría pasado si no hubieran intervenido.
Ahora noté que Vlatchka sacaba a patadas a el supremo Quant.
— ¡¡Mi alumna favorita!! —corrió a nosotros—. ¡Ro! ¡Ya puedo decir que entrené a una de las mejores princesas regulares del momento!
— Eres tan despreocupado... —murmuró.
Reí, — Gracias por la ayuda en el piso de pruebas, pero jamás le perdonaré que me haya dejado inconsciente al principio del juego.
— ¡¿Eh?! ¡Hacía mi trabajo!
Ro y yo volvimos a sonreír.
Subí a la nave y me senté a un lado de la ventana.
— ¡¡No vayas a cortar los cables con la katana!! ¡¡Maldita desquiciada!! —Vlatchka tomó el kimono a Asteria y la jaló a su asiento.
— No he cortado nada en mucho tiempo... —frunció el ceño—. ¿Y si pruebo con tu carne?
— Hey. —las llamé—. ¿Y si vamos planeando cómo conseguiremos boletos?
Las dos habían dejado de discutir para verme tranquilamente. Ellas idearon algo antes de subir a la nave, tal como se los pedí unos días antes de partir. Era hora de que Vlatchka me diera a conocer lo que planeó.
— Bueno... Primero tenemos que encargarnos de los débiles, creo que eso sería lo recomendable.
— Aburrida. —dijo Asteria.
— Cállate. —la reprendió y siguió hablando—. Cuando me refiero a débiles, es buscar a los fuertes que son débiles, porque todos los que tengan un boleto, son el significado de tener fuerza.
Asentí, — Tienes razón. Aunque eso no será trabajo complicado para nosotras. ¿No extrañan que batallemos juntas? Somos casi invencibles.
Asteria sonrió de manera juguetona, — Tenlo por seguro. Ya escuchaste Vlatchka, pelearemos como en los viejos tiempos.
— Ya, ya. Pero tendré que hacer de farra de nuevo. —bufó.
Reí con la conversación. Era cierto que deseaba volver a combatir con mis amigas, ellas fueron mi escape de la desgracia, y ahora me haría cargo de llevarlas a la felicidad, a pesar de que tengamos que subir a ese Tren del Infierno.
Solo espero... saber qué es lo que nos depara el futuro.
Tocó la base en la que movían los artefactos. Rachel observaba asombrada la capacidad de Aurora para encargarse de los trabajos así, después de todo, la Yeon era la guía del equipo.
— ¿Quién es esa rarita? —preguntó el nuevo integrante del equipo con pecas y ojos azules.
— No la vuelvas a llamar así. Es un monstruo que tiene FUG como haz bajo la manga. —le reprendió la chica de cabello anaranjado y de tez oscura.
— ¿En serio? —alzó una ceja—. ¿Tan fuerte es?
— Sí. Ella iba a participar como candidata a asesina si no hubieran encontrado a Jue Viole Grace.
— ¿Jue Viole Grace...? Ya veo... —se relamió los labios—. Que persona más interesante y apetitosa.
— Me das repulsión. —dijo Aurora a metros lejos de ellos, esto asustó a los dos jóvenes de FUG que la esperaban—. Espera a que lleguemos al Tren del Infierno para que hagas lo que quieras.
Rachel se limitó a ser espectadora de la brecha de tensión que tenían ambos. Sabía que por más que el ojiazul quisiera pelear con Aurora, no tendría ni una oportunidad contra ella. Fue por eso que escogió a la Storm-quer como sus ojos y su mapa, ahora sólo le faltaba ir en busca de su espada que la llevaría a seguir subiendo cada vez más alto.
O bueno, esos eran sus planes, de no ser porque Venus es su hermana menor, y hará lo que esté en sus manos para traer de regreso a Aurora.
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