Capítulo 45 | 𝐄𝐋 𝐏𝐈𝐒𝐎 𝟑𝟓 𝐘 𝐒𝐔 𝐏𝐑𝐔𝐄𝐁𝐀 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋

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NARRA VENUS

Los cinco avanzamos a la habitación en que habíamos dejado “prisionera” a Hwa Ryun. Lucía muy tranquila para ser verdad, parecía cómoda en su silla junto a una manta entre sus piernas mientras nos veía con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios pálidos, lo disfrutaba.

— ¿Qué pasa? ¿Qué hacen aquí? —ladeó la cabeza—. Apesta.

— Señorita Hwa Ryun. —Baam la miró determinante—. En realidad, queremos pedirte un favor.

Lo paró, — Lo sé. Quieren que les muestre el camino, ¿verdad?

— ¿Cómo supiste...? —susurré.

— Es obvio. No me buscarían por otro motivo. —me sonrió enchinando sus párpados. Conocía mi otro propósito por el que los acompañé hasta esta habitación, pero no se le veía la intención de contarlo—. Igual, desafortunadamente no tengo ninguna razón para decírselo. ¿Por qué ayudaría a la persona que me encerró después de haberlo ayudado en la batalla del taller?

— Hagamos un trato. —dijo Khun resignado—. Buscamos a un tipo llamado Casano Beniamino. Si nos muestras cómo llegar hasta él, puedes salir de aquí y unirte a nuestro viaje. Desde el comienzo sabías que esto iba a pasar, ¿cierto?

Cerró los ojos y dejó de sonreír, — Bueno... Está bien. Les voy a mostrar la forma de encontrar a Casano Beniamino. —de repente, sus labios se volvieron a ensanchar en una sonrisa—. En el piso 35 de la Torre, hay una prueba especial para los regulares de clase D. Le dicen “El Tren del Infierno”.

¿Tren del infierno? No suena convincente ni seguro.

— Es un tren expreso que te permite ir directamente desde el piso 35 hasta el piso 43. Es tan difícil que resulta casi imposible sobrevivir hasta el final. Si sobreviven, pueden llegar al “piso escondido”. Si toman el tren, quizás puedan encontrar a Casano Beniamino.

Le di un vistazo de reojo a Khun para ver su reacción, pues él era el encargado de examinar lo conveniente de las opciones. Confiaba en su inteligencia.

— El piso 35 está algo lejos... —Wangnan también vio a Khun—. ¿Qué hacemos, Khun?

— Es inevitable. Tenemos que pasar la prueba rápido. Si pasamos toda la prueba sin fallar, nos llevará un año y medio, aproximadamente, y quizá lo logremos a tiempo. Esperemos que Horyang siga vivo para entonces.

Sonreí un poco. Jamás me decepcionaría.

— ¡Entonces hagamoslo! ¡Vamos a atrapar a ese imbécil de Casano en el tren! —gritó el rubio con los brazos en alto y sonriendo—. ¡Gracias, Ryun!

Mis amigos se dieron media vuelta ya dando un paso para abandonar el lugar, en cambio yo, permanecí inmóvil. Tenía planeado hablar ahora mismo con la guía.

— Viole. —lo llamó—. Pareces feliz. Jingung Ha. Es justo como quería ese hombre. Me pidió que te dijera que si  querías seguir conservando esta alegría, debes hacerte más fuerte. Pronto vas a enfrentarte a un gran peligro, y si sigues igual que ahora, no vas a sobrevivir. Si quieres seguir siendo feliz, debes ser lo suficientemente fuerte para proteger ese sentimientos, y entonces, algún día vas a regresar para vengarte de esos “jefes” que te pusieron en peligro. Así que hazte más fuerte, Viole.

Me paralicé en mi lugar.

¿Jinsung Ha? ¿De la familia Ha? Qué confuso... No entiendo cómo conoce a alguien así.

Giré mi cabeza para verlos, y me topé con que Baam me estaba mirando mientras Hwa Ryun hablaba. Apartó rápidamente la mirada avergonzado y siguió caminando.

Eso fue... Raro y lindo.

Les dije a mis amigos que los acompañaría en un momento. Tenía que hablar ahora.

— Sabía que te quedarías. Por fin puedo predecir algo sobre ti, princesa. —posó sus manos en los posabrazos del asiento—. Consiguió traer a Viole de vuelta, y lo está haciendo muy feliz estando junto a usted, me sorprende la capacidad que tiene para encantar a las personas. Felicidades.

— Supongo que gracias. —la miré fijamente—. ¿Me puedes decir de que se trata esa esperada “sorpresa” que me mencionaste antes de llegar al arqui?

Pensó, — Hmm... Es cierto. —sonrió sutilmente—. Bueno... Su hermana estará en el tren del infierno. Tiene planeado subir ahí por fines desconocidos para mí, pero irá acompañada de más regulares extraños.

¿Qué?

Mis ojos se abrieron extremadamente grandes, casi podía sentirlos fuera de órbita.

Di varios pasos al frente y fruncí el ceño.

— Sé que eres una guía, pero, ¿cómo puedes estar segura de que Aurora estará ahí con más personas? —murmuré. Debía ser imposible. Ya la daba por muerta después de...

Un momento...

Todos... Siempre que quisieron ayudarme en la búsqueda de Aurora... Todos me han dicho que presienten que ella sigue viva vagando en la Torre. Pero yo no lo quería creer.

— ¿Estás en negación? Lo entiendo. Casi nueve años sin haber visto a tu adorada hermana, la cuál te juró lealtad, cariño, y sobre todo, subir la Torre contigo. —puso un dedo índice en su labio inferior—. Y respondiendo a tu pregunta; la conocí hace relativamente poco. Pero lo poco que pude descubrir de Aurora, es que insistía conque subiría al tren del infierno.

¿Por qué subiría al tren del infierno...? ¿Qué hay de especial ahí?

— No... No entiendo. —me tomé la cabeza con desesperación. Una parte de mi deseaba que Aurora llegara ahí para encontrarla, pero mi otra parte continuaba en negación con la noticia.

Era demasiado repentino.

— ¿Qué no entiendes? Creí que te pondría feliz. Pero... Te ves aterrada. —habló con curiosidad—. Es lo único que tengo de información para ti, de ahí en más no sé nada.

Tal vez mi destino es encontrarme con Aurora para seguir subiendo la Torre juntas, como me lo juró antes de que entrara ella sola, lo mas probable es que sí, o eso quiero creer.

Solté una sonrisa extraña, era de felicidad, entusiasmo y pánico. No podía manejar mis emociones después de lo dicho, quizás me estaba volviendo loca.

Aurora... Ahora tengo una razón por la que iré más lejos.

Entiendo porque mi destino me deparó concederme este gran poder, siempre fue para que al final de todo, me reencontrara contigo.

— Hwa Ryun. —me enderecé y mi sonrisa disminuyó—. Hace unos días me dijeron algo raro, y no estoy segura si sabes al respecto. No quiero darle problemas a Baam o a mí, así que te lo pregunto a ti.

— Me interesa... Prosigue.

— En el equipo de FUG al que pertenecía Baam, alguien comentó que yo... era la mitad de Baam.

Hwa Ryun se quedó quieta con su mirada penetrante y rojiza sobre mí. Me daba escalofríos que no dijera nada.

— Oh, eso. —sonrió minúsculamente—. Es cierto, sí. Pero aquellos que cuenten los planes de FUG a la ligera... Me hierven la sangre. Y... Yo los llamaría “un complemento”.

Fruncí mis labios antes de volver a hablar, — ¿A qué se refieren con que soy su complemento?

— Puede significar muchas cosas. —se puso de pie—. Sin embargo, no puedes saberlo por el momento. Quédate con la idea de que debes proteger a mi Dios. Si veo que eres digna de convertirte en mi Diosa, lo serás, pero primero haz eso. Tienes los días contados.

Parpadeé varias veces seguidas. No pensaba que me diría eso... ¿Ser la Diosa de alguien? Es extraño e innecesario.

— No me interesa ser tu Diosa. —dije apenada—. Haré lo que me pides, aunque ya lo hacía desde antes.

Asintió, — Comienzas bien, princesa.

Nos despedíamos del equipo de Shibisu, ellos ya debían pasar a hacer la siguiente prueba, pues son regulares de clase D. La nave los esperaba fuera del hotel y todos salimos para hablar con ellos una última vez por un largo tiempo.

— Casi no hablamos, Shibisu. Y lo siento de nuevo por haberte dejado inconsciente en el arqui. —abracé a mi buen amigo de pecas.

— ¡No te preocupes, princesa! Fue un gusto volverte a ver ahora más fuerte de lo que ya eras. No dudo en que cuando nos volvamos a encontrar, serás extraordinaria. —sonrió y me despeinó con una mano suya—. Ya podremos tener tiempo para hablar.

— ¡Sí! ¡Tú también vuélvete más fuerte! Tengo ansias de pelear contra su equipo. Tuve que aliarme a Endorsi y Hatsu en la batalla del taller, no estuvieron nada mal. —coloqué mis manos en mis caderas en lo que conversábamos.

La mismísima Endorsi se trasladó a donde yo y Shibisu hablábamos, estaba relajada pero con su mirada fulminante de siempre.

— Hey, sirviente. Déjame hablar con mi hermana. —le ordenó a Shibisu, demandante.

— Claro, Endorsi. —bufó—. Nos mantenemos en contacto, ¿sí?

— ¡Sí! —lo despedí de una mano—. Hola, Endorsi. No creí que en nuestro reencuentro nos volveríamos hermanas.

— Es irritante ahora tener una hermana más, pero es bueno que seas tú. —se cruzó de brazos—. ¿Lo seguirás?

Alcé una ceja.

— A Baam. —rodó los ojos impaciente—. Es lo que querías, ¿no? Encontrarlo.

— Ah... Sí. —bajé las manos a los pliegues de mi vestido y apreté sin fuerza—. Quiero seguir subiendo con mis amigos.

Me observó durante unos segundos sin emoción alguna en sus facciones, creo que se lo pensaba a profundidad. ¿Qué piensas, Endorsi?

— Bien. Pero recuerda que de ahora en adelante te pones en peligro a ti, a Vlatchka y a Asteria. —posó su mano en su cuello y lo estiró—. Se me olvidaba que eso no me incumbe. Haz lo que quieras, Venus.

La vi dar media vuelta para alejarse, pero la detuve con mi voz.

— Gracias por preocuparte. —sonreí—. Dile a Anaak que también espero verla pronto.

— Sí. Esa lagartija se sorprendió con tus nuevas habilidades, de hecho. —me miró de reojo aún de espaldas—. Adiós, señorita del cabello perfecto.

— ¡Adiós! —sonreí alegre.

A lo lejos de ellos, logré ver que ya el equipo de Shibisu había subido a la nave, por lo que me acerqué a mis demás amigos y fijé la vista al cielo donde la aeronave viajaba.

A unos metros lejos de mí, Baam también miraba al cielo algo pensativo.

Me pregunto... ¿Cuál es la relación que tengo contigo y tu historia? Baam, eres muy extraño, pero por alguna razón presiento que si te sigo en la Torre, aprenderé más sobre mí y la verdad de mi familia.

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