Capítulo 39 | 𝐄𝐒𝐓𝐀́ 𝐕𝐈𝐕𝐎

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— ¡¿Qué haces aquí?! —traía su teléfono alumbrando con la aplicación de Emily en la pantalla.

— Estaba... —analicé su vestimenta deportiva—. Mejor dicho, ¿qué haces tú aquí?

— ¡Yo hice la pregunta primero!

— Busco a Viole. —murmuré para que solo ella lograra escucharme.

— Así que tú... También lo estás buscando... —formó una línea con sus labios y se tomó la cabeza con una mano—. Bien, hay que buscarlo juntas.

— ¡Sí! —asentí con determinación.

Íbamos a avanzar, pero me tomó de la mano para detener mi caminata.

— Pensé que no te interesaba el tema de las princesas, niña del cabello perfecto. —sonrió con burla, a lo que le ofrecí una sonrisa similar a la de ella al escuchar ese apodo que me pusieron ella y Anaak.

— Soy una caja de sorpresas, hermana bruja. —le guiñé un ojo, y proseguí a correr.

— ¡¿Cómo osas a llamar a tu propia hermana “bruja?! —me correteó.

Habíamos entrado a un edificio que no reconocimos, tal vez aquí se hospedaban los de FUG.

— ¿Crees que esté por aquí? —nos asomamos en un pasillo.

— Tal vez. —musité en bajo.

Corrí más rápido para pasar por desapercibida, pero cuando iba corriendo en el pasillo oscuro, choqué contra alguien más, haciendo que esta vez resbalara y cayera al pavimento.

— ¡¡Ahgg!! —me quejé y miré al frente con ayuda de la luz de la luna—. ¿Qué...? ¿Rak?

— ¡¡Tortuga dorada!! ¡Viniste! —dijo emocionado.

— ¿Es el cocodrilo? —Endorsi me alcanzó.

— No... Claro que no. —sudó frío.

—¡Sé lo que digo! ¡¿Por qué me lo niegas?! —se agachó para quedar a su altura y pelear con él.

— Señor Rak... —lo miré atentamente—. ¿Qué hace aquí...?

Una sombra opacó mi mirada sobre Rak, al igual que el sonido de los zapatos de alguien chocando detrás mío.

— ¿Señorita Xiaxia?

Ladeé mi cabeza y la alcé para ver a la persona que acababa de hablar.

Baam...

Primero miró asombrado a Rak, para después haber retenido sus orbes dorados en los míos. Era como... Parar el tiempo...

Sus ojos... Era él...

— ¡Jue Viole Grace! —gritó Endorsi encarandolo—. ¡Ríndete y muéstrate! —lo iba a golpear, pero Baam la esquivó y salió corriendo lejos de nosotros.

— ¡¡No te vayas!! —lo siguió Rak.

— ¡No huyas! —Endorsi también les siguió el paso.

Me había quedado sola en el pasillo, paraliza. Seguía tirada en el suelo con el rostro expresando impacto.

Es de verdad... Baam...

Subí los ojos rápidamente. No dejaría que escapara, no ahora que está solo y lo tenemos acorralado.

Me puse de pie como acto reflejo, y sobrecargué mis manos de shinsu flameante para propulsarme en el aire y llegar más rápido que mis compañeros. Di un salto y expulsé las grandes cantidades de mi shinsu dorado que me permitieron trasladarme fluidamente en el lugar. Podía sentir las ráfagas del shinsu golpear mis cabellos ondulados y todo mi cuerpo, iba a tanta velocidad, que sobrepasé a Yihwa, Endorsi, y a Rak.

Al frente, ya estaba por alcanzar a Baam, quien me miró llegar por detrás, así que se hizo una plataforma de shinsu con tal de escapar.

No lo permitiré...

Me impulsé con la poca energía que me quedaba, logrando impactar contra el cuerpo de Baam.

Ahora yo estaba respirando agitada mente, posicionada arriba de Baam, él estaba respirando igual que yo, y tenía sus ojos puestos en mí. Lo tenía debajo de mío y nos mirábamos mutuamente en silencio, pero con nuestros sentimientos llenandonos de nervios.

— Baam... —por ahora, el pasillo estaba solo con solo nosotros dos en él, ya que los demás seguían intentando alcanzarnos—. Estás... Vivo...

Mis lágrimas no tardaron en inundar las cuencas de mis ojos, resbalaban con libertad sobre mis mejillas, hasta descender por mi barbilla y caer una que otra en el rostro de Baam.

— Señorita Venus... —puso sus manos en mis pómulos, y limpió el exceso de agua salada, a lo que sonreí sin parar de sollozar—. No llore, por favor.

¿Cómo podría no llorar? Lo extrañaba... Y fue por él que mi estabilidad se había vuelto abrumadora en los últimos años.

Nos enderezamos en el suelo, y aproveché para abrazarlo con fuerza, entrelazando mis piernas a su cuerpo al igual que mis brazos. Él tardó en corresponder, pero finalmente lo hizo, sumiendo su rostro en mi cuello que era tapado por mis cabellos dorados.

— Te extrañé como no tienes idea... —sorbí mis mocos—. No sabes las ganas que tengo de hacerles pagar a las personas que te hicieron esto.

— ¡¡La tortuga negra estaba viva!! —todos habían llegado ya, y sentí la presencia de Rak acercarse a nosotros—. ¡¡De verdad estabas vivo...!! —comenzó a llorar.

Nos alejamos ligeramente para ver al Señor Rak. Corrió a los dos y se nos unió al abrazo, podía decir que Baam seguía aturdido después de no habernos visto por tanto tiempo.

— No voy a dejarte ir... No voy a perdonar a los que te hicieron esto... —lloró en el abrazo—. No voy a perdonarlos...

Baam nos abrazó a los tres.

— Baam. —me alejé de ellos y tomé su rostro entre mis manos para que me viera, y eso hizo—. Tenemos que sacarte de aquí.

— ¡La tortuga dorada tiene razón! ¡Subamos la Torre con la tortuga azul de nuevo los tres, como en los viejos tiempos!

— Señorita Venus... —acarició mis manos cuidadosamente, queriendo no alejarlas nunca—. Señor Rak...

— ¡¿Qué es ese ruido?! —gritaron al otro lado del pasillo.

— ¡¿Qué es ese alboroto?!

Mierda...

— Creo  que volvieron mis compañeros. —me ayudó a ponerme de pie, y juntó nuestras manos por unos instantes—.¡Váyanse ahora, señorita Venus, señor Rak!

— ¡¿Qué?! ¡No pienso hacerlo! ¡Voy contigo! —se quejó el cocodrilo.

— ¡¡No volveré a dejarte solo!! —lo tomé de la mano y apreté de ella, Baam me miró asombrado y a nuestras manos también, pero la acarició suavemente.

— Ahora no puedo estar con ustedes... Váyanse. —susurró.

— ¡¿No escuchaste?! ¡No quiero dejarte solo! —Hablé con preocupación en mi mirada.

— ¡¡Te llevaremos con nosotros!!.

— ¡“Ahora” no! —nos quiso alejar.

— ¡¡No pienso irme!! —grité, pero sentí unos brazos tomarme de la cintura, alejándome de Baam—. ¡¡No!!

Era Endorsi.

— ¡¡Venus, terca!!

Yihwa había tomado a Rak mientras este se quejaba.

— ¡Señorita Endorsi! —Baam la vio durante unos segundos.

Endorsi me llevó a rastras al otro lado del pasillo. Yo lloraba con fuerza cada que sentía como mi mano se iba zafando del agarre de Baam.

— ¡¡Baam!! —chillé, intentando quitarme los brazos de Endorsi de encima.

— ¡Señorita Endorsi! —Baam la llamó, a lo que ella volteó—. Cuide a la señorita Venus por mí, por favor.

La castaña bufó y asintió.

— No soy una niñera, pero te la cuidaré en lo que vuelves...

Por última vez, mientras Endorsi corría conmigo en brazos, vi al frente como Baam nos miraba huir.

Sus facciones seguían siendo algo infantiles, y sus ojos expresivos dorados me hacían notar que Baam seguía siendo el mismo de antes.

— ¡Ven conmigo! —le dijo Endorsi a Yihwa.

— ¡¿Eh?! ¡Sí!

— ¡¡Corre!! ¡BongBong!

Una esfera rosada nos atrapó en el aire cuando Endorsi y Yihwa se había tirado al vacío. Después nos teletransportó a otra parte lejana de ahí.

Caímos en tierra firme, y mi cuerpo se golpeó a la arena al igual que Rak.

— Buen trabajo, BongBong. —Endorsi guardó su artefacto.

Pude sentir su piel... Su voz... Sigue siendo igual que antes.

¿Qué me sucede?

Tapé mis mejillas con ambas manos, y en ese momento habló Endorsi.

— ¿Me explicarán todo lo que saben, verdad? —nos observó a Rak y a mí desde más arriba, pues ella estaba de pie y nosotros dos en el suelo.

— Sí. Ellos rompieron las reglas primero. El señor Viole se encontró con sus antiguos compañeros y con las princesa de Zahard. Tal como lo planeamos, ya no tenemos que seguir las reglas. —la sombra de reflejo se distorcionó en su caminata—. Diles a los apostadores, que mañana en el torneo vamos a matar a todos los compañeros del señor Viole, y que robaremos a la princesa Storm-quer.

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