➛ ⌈03⌋ 'Dudas'

DUDAS

━🌻━

  DEREK HALE:

   Era difícil mirarla a los ojos sin que mis manos no temblaran y sudaran a causa de mis nervios, pero me era casi imposible evitarlo. Era una constante pelea dentro de mí, porque quería asegurarme de que ella no notase la persona vulnerable en la que me convertía, pero al mismo tiempo, deseaba que Selena supiera de lo que era capaz de lograr con solo una sonrisa. De qué la belleza no era lo que ella miraba, sino, el brillo de sus ojos cuando se encantaba con algo.

  Selena gimoteó al darse cuenta de algo. Luchó por tragar mientras seguía masticando lo sobrante de su sandwich. Me había contado que su madre se lo había preparado exclusivamente para ella, debido a su enfermedad, así que luché por no robárselo en cuanto lo sacó de su mochila; tenía una pinta exquisita.

  —¿Sabes? Me había olvidado de contarte que estuve en detención.

  Fingí sorpresa mientras me llevaba una galleta de chocolate a la boca. No le quité la mirada, así que, por un instante, creí que apretaría la galleta tan fuerte que se rompería. Por suerte, eso no sucedió y logró llegar a mi boca intacta.

  Selena cargaba con una mirada ansiosa, incluso noté cierta duda en ella.

  —Señorita Lena, déjeme decirle que tiene potencial como futura criminal —bromee. Solté un quejido cuando sentí una fuerte pisada encima de mi pie izquierdo.

  —Para que lo sepas, quién me castigó fue Harris, el profesor de química —Selena bufó enseguida. Sin intención, mis ojos se clavaron en sus labios donde tenía un par de migajas—. Es que estaba buscándote y, bueno, me encontré con uno de los chicos de tu equipo. Actuaba muy raro..., en realidad. —Me dio una mirada de reojo.

  Fruncí mi entrecejo. Detuve la segunda galleta cerca de mis labios, casi rozando la comisura, mientras la analizaba con la mirada, asegurándome de que estuviese hablando en serio.

  —¿Quién? —pregunté con curiosidad. No tenía idea de quién de ellos tendría un motivo para hablar con Lena, incluso sabiendo que la mayoría de ellos me habían aconsejado mantenerme lejos de ella.

  —Thomas —respondió.

  ¿Thomas?

  Sí, ella lo dijo: Thomas.

  Lena tenía la duda impregnada en su rostro y, seguro de que no tardaría en preguntarme que había dicho para lograr callarme, deseaba con mis fuerzas que se convenciese de que no era buena idea hacerlo. Si preguntaba, no habría una respuesta convincente de mi parte o, al menos, una en concreto.

  —¿Dónde estabas buscándome? —inquirí de inmediato.

  Lena bajó la mirada y tragó grueso. Fue suficiente para que supiera que algo anda mal.

  —En el vestuario de los hombres. Fue luego del entrenamiento matutino —respondió, luchando por mantener la firmeza de su voz.

  Mi garganta se cerró cuando escuché el latido rimbombante de su corazón.

  Alejé la galleta y la volví a dejar encima de la envoltura junto a las demás. Selena clavó sus ojos en mis manos cuando comencé a dar temblorosos golpecitos en la mesa con las puntas de mis dedos.

  —Cool. Cool. Cool —murmuré rápidamente, despegando mi mirada de ella; en cambio, mis ojos se fijaron en sus manos. Agité la cabeza una y otra vez antes de chocar las mías entre sí. Suspiré poniéndome de pie, luego señalé detrás de mí—. Recordé que tengo un reunión con el equipo, mañana tenemos un partido importante. ¿Podemos vernos luego?

  Estaba seguro de que ella lo había notado en mi mirada. Ella sabía que estaba mintiendo.

  Me acerqué a Lena y le di un beso en la frente. Cerré mis ojos en cuanto una ráfaga de viento agitó hacia nosotros. De algún modo, tener ese contacto con su piel, me aseguró que mis pesadillas no se habían hecho realidad; aún seguía teniéndola a mi lado.

  Mis ojos estaban fijos en la madera del suelo, mientras acariciaba la piel de mis brazos cruzados. Varias voces retumbaban en mis oídos o, tal vez, solo era una que, en cuanto yo me sumergía más y más en mis pensamientos, se transformaba en un instantáneo eco. Alcé la mirada hasta el chico frente a mí; Scott se encontraba en la misma posición que yo, a excepción de su mandíbula, que estaba apretada y sus ojos parecían querer escarbar en mi alma. Cualquiera que lo hubiese visto habría pensado que algo andaba mal, y es que esa actitud no era nada habitual en él. Pero yo sabía sus razones, y yo no tenía la osadía de recriminarle absolutamente nada.

  Me tensé en cuanto una mano se apoyó en mi hombro, dándome una delicada caricia. Miré a mi lado solo para encontrarme con el entrecejo fruncido de Selena, no sé si hablaba con Scott o conmigo, pero sus labios se movían y yo seguía escuchando su voz poco clara y amortiguada, como si estuviese debajo del agua..., ahogándome.

  Tal vez, el que estuviera tan abrumado, se debía al hecho de que una manada de alfas estaba siguiéndome el rastro o, en un escenario más complicado, se debía a la duda que ya parecía una bola de nieve cayendo de una enorme montaña, haciéndose cada vez más grande. Una duda que sabía que no se detendría a menos que yo mismo decidiera aplastarla. Al fin y al cabo, Deaton era un muy buen consejero; yo tenía que elegir a Selena o a Lena.

  El problema, además de lo obvio, era el miedo que tenía de estar enamorándome de otra persona y no de la misma niña que conocí.

  Sus ojos avellanos conectaron con los míos y el sentimiento de una traición se manifestó en una punzada en el pecho. Me sentí molesto conmigo mismo; ¿Acaso había dejado de amarla? Temía que fuera cierto, temía que ese enamoramiento se me escapara para jamás regresar, porque yo quería, yo anhelaba su amor. Porque al mirarla era perfecta y al escucharla una maravilla, yo deseaba amar a una mujer como ella. Amarla me completaba en cuerpo y alma y, si ya no lo hacía, ¿qué tan vacío me sentiría?

  —Derek —pronunciaron mi nombre, parecía una voz lejana. Me exalté al sentir otra mano en mi otro hombro, no era Selena quién me había hablado—, Derek, ¿me escuchas? Tengo que hablar contigo —era la voz de Scott.

  Voltee hacia él en cuanto pude escapar de mis pensamientos. Selena me acarició una vez más antes de girarse e irse junto a Isaac. Ya había despertado y había mencionado a una chica. Estaba totalmente desorientado, así que Selena quiso hablarle para lograr tranquilizarlo.

  Scott me hizo una seña para que lo siguiera fuera de la casa. En cuanto puse un pie en el pórtico, él se aseguró de cerrar la puerta cuánto antes. Ambos nos quedamos viendo la marca de los alfas por unos segundos, antes de que yo decidiera aclararme la garganta.

  —Sé que esto no es de tu gusto, Scott, creo que... —me detuve. Ni siquiera estaba seguro de lo que debía decir.

  Él me miró fijamente a los ojos y, aunque tenía la certeza de que estaba molesto conmigo, había empatía en su mirada.

  —Creo que sabes por qué creo que esto está mal, Derek —comenzó—. Lo creo porque es lo que Selena me ha enseñado. Pero entiendo, al menos lo intento entender. Sé que eras un niño, sé que intentabas protegerla, pero..., no lo sé, se sigue sintiendo incorrecto. Temo que si algún día se entera, cambie su actitud con nosotros, conmigo. —Chistó—. Lo siento, ha sonado muy egoísta.

  Negué enseguida. Ni siquiera noté cuando mis brazos volvieron a cruzarse.

  —No hay nada egoísta en pensar en tu relación con tu hermana, créeme, si yo pudiese preocuparse solo de nuestra relación, lo haría. En cambio, tengo que mantenerme al margen, o todos podrían pagar por mis decisiones -dije. Estuve en silencio por un minuto, hasta que relamí mis labios-. De todas formas, creo que es momento de contarle.

  Capturé la atención de Scott enseguida.

  Lo tomé del cuello de su camiseta y lo golpee contra los casilleros. Uno de lo que estaba a los lados cayó al suelo, los demás, solo se agitaron por el repentino movimiento. Thomas me miró desconcertado, pero, aunque no lo demostrara, sabía por sus latidos que estaba completamente horrorizado.

  —¡¿Qué diablos te ocurre, Derek?! —preguntó con la voz agitada. Alzó ambas manos, como si le hubiese exigido que lo hiciera para asegurarme de que no pensaba lastimarme.

  —¿Estuviste con Lena? —por unos segundos dudó en responder, así que, para acelerar las cosas, lo volví a golpear contra el casillero; la puerta estaba a punto de desprenderse—. ¡No me mientas, Thomas! Será mejor que me digas lo que le hiciste.

  —¡No le hice nada! —respondió de inmediato. Su mirada vacilaba entre mis ojos y detrás de mí.

  Le dí un fuerte empujón hacia atrás antes de soltarlo. La puerta de lata terminó en el suelo, pero mi mirada se mantenía encima de él, mientras le apuntaba con el dedo acusatorio. Thomas se mantuvo quieto en su lugar.

  —Espero que no estés mintiendo, Thomas -le advertí-, Selena no es un juego para mí.

[...]

  Selena se puso a horcajadas encima mío, sosteniendo las sábanas para que nuestros cuerpos se mantuvieran cubiertos. Aunque, de cierto modo, la tela solo cubría la parte trasera de sus muslos y mis piernas.

  Ella se inclinó para besarme y, mientras, yo acariciaba sus caderas con delicadeza. Selena apoyó una de sus manos encima de mi pecho para sostenerse, lucía algo agotada. Me despegué ligeramente de sus labios, antes de clavar mis ojos verdes en los suyos. Las yemas de los dedos de mi mano recorrieron la mitad de su frente hasta deslizarse cerca de su mejilla. Le corrí uno de sus mechones de cabello hasta engancharlo torpemente detrás de su oreja. Siempre, de alguna forma, terminaba cubriendo gran parte de su rostro. No me gustaba que sucediera.

  —Actuas muy extraño —susurró repentinamente— ¿estás bien, cierto?

  Asentí enseguida.

  ¿Cómo podía mentirle tan fácilmente? ¿Cómo podía mirarla a los ojos y contradecir lo que realmente sentía?

  Me sentía una persona terrible.

  Abrí mi boca intentando decir lo que realmente me sucedía, pero volví a cerrarla en cuanto me di cuenta de que era una muy mala idea. Mi mente no dejaba de jugar en mi contra. Las voces de todos estaban discutiendo sobre que era lo que debía hacer; sin embargo, a mi propia voz no la escuché ni un segundo.

  El toque de Selena en mi mejilla me devolvió a la realidad. Su mirada seguía pendiente a mí, mientras una temblorosa sonrisa se asomaba en su rostro pálido.

  —¿Por qué siento que estás mintiéndome? —su voz era apenas un susurro.

  «Siempre sabías cuando algo estaba mal en mí —pensé—, o en cualquier persona».

  Exhalé antes de levantarme ligeramente y robarle un beso. Dejé caer mi cabeza en la almohada nuevamente y me obligué a sonreír.

  —Estoy aquí contigo; estoy bien.

  Selena apretó sus labios y bajó la mirada por un segundo, pero enseguida volvió a verme.

  —Lo siento —se disculpó apenada—, estoy algo cansada y mi mente no deja de imaginar cosas.

  Mi mano derecha viajó por su cuerpo y se detuvo en su estómago, justo encima de su cicatriz. Selena se enderezó y también miró en ese sitio; me sentía completamente extraño.

  —Apenas he hablado con Peter —comentó—, dijo que no tenía intenciones de convertirme ese día. Estaba molesto y no midió su fuerza.

  —Bueno, si lo que quiere es estar con nosotros, tendrá que hacerlo —hablé con dureza. Selena me quitó la mano de su piel y la sostuvo entre las suyas. Sentí que me había arrancado de algo—. Tampoco quiero que te acerques demasiado a él, Selena, y mucho menos cuando no estoy contigo. Quiero que se mantenga lejos de tí.

  Parecía no estar prestándome atención, sus ojos estaban perdidos en la mano que sostenía.

  —¿No fue extraño cuando lo conocí? —preguntó repentinamente—. Sabía su nombre, y aún no recuerdo de donde.

  Iba a negar cuando el ruido de la puerta nos alertó a ambos. Selena se deslizó a un lado y yo me puse de pie con rapidez, tapándome con una parte de las sábanas.

  Un chico delgado, rubio y alto, que reconocí de inmediato, dio cuatro pasos dentro, antes de que su sonrisa se borrara al vernos. La bolsita llena de dulces acabó en el suelo y, a pesar de la oscuridad, noté el sonrojo en sus mejillas.

  —H-hola —saludó, y voltee los ojos cuando noté que estaba mirando a Selena.

  —Sube —le ordené luego de resoplar. Él me obedeció de inmediato.

  Me giré en mi lugar, encontrándome con la sonrisa divertida de Selena. Era una forma inexplicable en la que lograba aliviarme.

  Se puso de pie y cubrió su cuerpo desnudo con mi camiseta azul. La seguí con la mirada mientras caminaba hasta donde estuvo Isaac segundos atrás y se agachó para recoger la bolsita blanca con cuidado.

  —Se los llevaré —avisó—, y deja de tratarlo como un soldado.

  Me quedé en silencio, viéndola subir las escaleras. Me acosté en la cama nuevamente.

  —Soy su alfa —murmuré.


NOTA DE AUTORA .ᐟ :

¡Holis! ¿Cómo andan?
Espero que tengan bonito día ֶָ֢

Lamento haber tardado tanto en actualizar, pero me sirvió para no escribir cualquier cosa, asi que espero que lo hayan disfrutado bastante.

Cualquier duda/teoría
me lo hacen saber➛

XOXO; Gim. 🌻

..

Tiktok: gimeverlark.

┌──❀*̥˚───❀*̥˚─┐
Recuerden:
━VOTAR━
━COMENTAR━
└───❀*̥˚───❀*̥˚┘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top