45. Scott lo sabe

❝Scott lo sabe❞

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  NARRADOR:

  Selena se acercó en silencio a su hermano y se sentó junto a él en el suelo, apoyada contra los pies de la cama. Notó la mirada inexpresiva de Scott y ambos se mantuvieron en silencio durante unos largos minutos, hasta que la chica tomó la mano de él entre las suyas. Luego, recogió las piernas hasta el pecho y apoyó la palma de la mano de Scott en su mejilla, sintiendo su calidez mientras él apoyaba la cabeza en su hombro con agotamiento.

  Cuando Scott sintió las delicadas caricias de su hermana sobre sus dedos, sus ojos se humedecieron inmediatamente. No quiso romperse, pero una lágrima se deslizó por su mejilla, seguida de otras. Finalmente, no pudo evitar cubrir su rostro en el hueco entre el hombro y la cabeza de Selena. El sollozo interminable del menor rompía el alma de su hermana por completo.

  —Todo está bien, Scotty —la voz dulce y comprensiva de Selena logró calmarlo un poco—. No hay nada mal contigo.

  Scott negó inmediatamente, en desacuerdo con sus palabras.

  —Es que tú no viste la forma en la que me miró. —Alejó su cabeza del hombro de su hermana—. Ella piensa que soy un monstruo —musitó.

  Selena se acomodó en el suelo y soltó la mano de su hermano para sostener su rostro. Lo obligó a clavar sus ojos en los de ella para que le prestara atención.

  —Scott, Scott —pronunció—, escucha, ¿bien? Tú no eres un monstruo —acentuó cada palabra, intentando grabarlo en su mente—. Eres un niño. Un niño que asumió una responsabilidad que no le correspondía. Cuidaste de este pueblo más que de ti mismo, y también cuidaste a mamá del Kanima; ella sabrá que hiciste lo correcto. Por ahora, debes darle tiempo.

  —Desde el principio no quería ser esto, por eso busqué la ayuda de Derek, Selena —le recordó.

  —Y desde el principio te involucraste para que nadie muriera —replicó—. Puedes decirme millones de cosas, Scott, pero nunca me vas a convencer de que eres un monstruo cobarde que no se preocupa por los demás. Incluso cuando no estabas involucrado, intentabas ayudar, y ese es el único Scott McCall que mamá conoce; ella lo superará. Tu rostro deformado no te hace un monstruo, tus acciones sí.

  Scott no respondió, se quedó callado mientras las palabras de su hermana resonaban en su cabeza. Selena acarició el cabello de él y le compartió una pequeña sonrisa antes de que el menor la rodeara con sus brazos.

  —Gracias por ser la mejor hermana del mundo —murmuró en su oído.

  Selena volteó los ojos divertida.

  —No soy perfecta, pero lo intento.

  —No necesito que seas perfecta, necesito que estés conmigo. Tu compañía es mi único consuelo, Sele.

  Y sin que Scott se diera cuenta, esas palabras provocaron un efecto positivo en Selena. Sus ojos se llenaron de lágrimas y por primera vez en años, ella sintió que sus esfuerzos habían valido la pena. Scott se lo estaba agradeciendo porque todo ese tiempo había sido consciente del sacrificio que su hermana hacía por él. Selena sonrió y acarició el cabello de Scott una vez más. Era un buen chico.

  Melissa, quien estaba detrás de la pared junto a la puerta, se rodeó el estómago con uno de sus brazos y llevó su otra mano cerca de la boca para morder una de sus uñas. Por supuesto que su hijo no la asustaba, no era esa la razón por la que se había impactado tanto. Sino que más bien, el miedo y la negación del pasado la atormentaban por completo. El solo hecho de ver a Scott transformado de esa forma, la llevó de regreso a aquella noche en cuestión de segundos.

  [...]

  Selena empujó la puerta con cuidado, cerrando los ojos ante el molesto chirrido que producía al abrirla. Se rodeó con los brazos al sentir lo helado que estaba dentro de la casa. Habían pasado varias semanas desde que había entrado por última vez en ese lugar, que alguna vez estuvo cálido junto a la compañía de una familia.

  Caminó lentamente hacia lo que alguna vez fue una sala y se detuvo en el umbral al encontrarse con la espalda de un hombre que hojeaba un par de libros sobre una mesa.

  —Ey —lo saludó, llamando su atención de inmediato. Formó una diminuta sonrisa en su rostro cuando Derek volteó hacia ella. Sostenía un libro de un color bordo desgastado con un par de hojas sueltas y rotas—. Lo siento, debería haber avisado.

  Derek bajó la mirada al libro y negó con la cabeza antes de dejarlo encima de la mesa.

  —No te preocupes —murmuró, acercándose un par de pasos hacia ella—. Quise llamarte para saber cómo estabas tú y tu madre, pero no sabía si era lo correcto luego de que...

  —Lo sé —interrumpió Selena, apretando sus labios, sintiendo cómo la culpa le formaba un nudo en la garganta—. En realidad, vine a disculparme por haber reaccionado de esa forma. No quise que te sintieras mal.

  —Fue mi culpa, Sele. Entiendo que pudiste sentirte ofendida, de verdad —se apresuró a explicar, pero se detuvo cuando Selena meneó la cabeza de un lado a otro.

  —Tus intenciones fueron las mejores y ese regalo me da vida, es perfecto. —Le sonrió mientras sus lágrimas luchaban por mantenerse dentro—. Creo que ese fue el problema. Es tonto tener este tipo de comportamiento, pero no acostumbro a que las personas presten atención a los detalles de mi vida. Esa mínima atención y detalle me hicieron creer que estabas apresurando las cosas, cuando en realidad avanzabas como una persona normal, mientras que yo me he acostumbrado a estar en el mismo lugar toda mi vida.

  Derek asintió enseguida.

  —Lo entiendo, lo entiendo —repitió sin dejar de mirarla—. Pero me sigue pareciendo tonto que pidas disculpas por algo de lo que tú no tienes la culpa. Que te sientas así no es una decisión propia, Selena, y lo entiendo perfectamente.

  Selena le dio una mirada avergonzada a Derek mientras mordía su labio inferior. El hombre se acercó a ella y no dudó en rodearla con sus enormes brazos. La chica se sintió inmediatamente cálida y protegida.

  —¿Me esperarías diez pasos? —preguntó ella.

  Derek apoyó su mentón en la cabeza de Selena y cerró sus ojos luego de escuchar aquella pregunta. ¿Cómo no iba a esperarla diez pasos más, cuando la había esperado la mitad de una vida?

  —Te esperaría todo un camino, Selena.

  —Eres un buen hombre —murmuró Selena contra su pecho, segura de que él escucharía.

  —Solo soy una persona.

  Selena se alejó un poco de su pecho e inclinó su cabeza hacia atrás, clavando sus ojos en los de él. Ella no tardó mucho en besarlo.


[...]

  —¡Ugh, detesto leer!

  —No lo detestas, simplemente no estás hecha para la lectura.

  Silencio.

  Selena bajó el libro que sostenía a la altura de sus ojos y miró a Derek con una expresión confusa, acompañada de una sonrisa ladina.

  —¿Y tú me conoces mejor que yo? —Alzó una ceja.

  Derek detuvo su lectura, quedándose completamente inmóvil por un par de segundos, hasta que se aclaró la garganta en un intento de relajar sus nervios. Levantó la mirada y clavó sus ojos de forma intensa en los de ella.

  —Es algo que escuché decir hace tiempo —se excusó de inmediato, aunque en realidad no había razón para hacerlo, ya que Selena no sospechaba absolutamente nada—. ¿Al menos las imágenes te dicen algo?

  La chica le lanzó una mirada ofendida, llevándose una mano al pecho.

  —Sé leer, enigma, solo para que lo sepas —se defendió. Cerró el libro y luego se encogió de hombros evitando los ojos de Derek—. Pero no, las imágenes no mostraban nada sobre el Kanima.

  El hombre alzó una de sus cejas y no pudo evitar sonreír, mientras el apodo se repetía en su cabeza.

  —¿"Enigma"? —soltó una pequeña risa—. No puedo creerlo.

  —Se me dificulta entenderte —le explicó—, pero al menos me emociona intentarlo.

  Derek se enderezó, encendido de curiosidad, y se cruzó de brazos frente a ella.

  —¿Y qué es lo que se te complica entender sobre mí exactamente? —inquirió—. Eres la única persona con la que he sido un libro abierto.

  Selena soltó una pequeña risa al escucharlo.

  —Claro, y también recuerdo haberte dicho que eras como una página en blanco. —Lo apuntó con uno de sus dedos luego de un par de segundos—. Así que vas a tener que contarme todos tus oscuros secretos en algún momento —bromeó, aunque para él no fue tan divertido.

  La tranquilidad en el rostro de Derek desapareció al instante, mientras que la sonrisa de Selena se vio interrumpida cuando miró por encima del hombro de él.

  Derek se inclinó con rapidez, tomó un pedazo de vidrio casi del tamaño de su mano y se volteó para lanzarlo sin dudarlo hacia su objetivo. Peter lo atrapó cuando la punta tocó su garganta como un roce, sin quitarle la mirada a ambos.

  Selena le dio una mirada temerosa a Derek, quien estaba completamente tenso. Desvió la atención hasta Peter, quien lucía bastante tranquilo a pesar de que casi su garganta terminara igual de destrozada que la última vez.

  —Es una buena forma de desviar la atención, Derek —habló Peter, clavando su mirada en la chica junto a su sobrino—. O soy muy oportuno, de cualquier manera, sé que odias y agradeces que esté aquí justo en este momento.

  —¿De qué demonios hablas? —cuestionó Selena, acercándose lentamente al hombre.

  Peter bajó el vidrio de su cuello y sonrió.

  —Hola, tú —saludó, actuando como si no hubiese notado su presencia hasta que habló—. Supongo que me recuerdas, ¿no?

  Apenas terminó de hablar, su cabeza volteó a un lado siendo empujada por un fuerte golpe en su mejilla. El impacto repentino lo desconcertó por cortos segundos, pero se repuso enseguida, clavando sus ojos en los de ella. Aun con eso, Peter era incapaz de sentir algo similar al odio o al enojo con Selena.

  —Mordiste y convertiste a mi hermano, le rompiste el corazón a mi madre solo para enfurecerlo e intentaste que él matara a todos sus amigos, básicamente arruinaste su vida. Sí, te recuerdo. —Alzó su mentón con firmeza y se cruzó de brazos—. Y solo para que lo sepas, fui yo quien te descubrió primero.

  Peter chistó.

  —Lo sé, fui bastante obvio, ¿no es cierto? —Negó—. Es increíble cómo tú lo supiste y mi sobrino, que es mi familiar, no.

  —Sí, lo sé —concordó Selena, olvidándose por completo de la tensa situación en la que se encontraban—. Fue más por intuición; siempre ha sido mi fuerte. No es algo de lo que me guste presumir, pero...

  —Oye, Selena —el llamado de Derek logró sacarla de su conversación. Él alzó sus brazos en una clara señal de confusión—. Aléjate de él.

  La chica asintió de inmediato, dándose cuenta de lo que hacía, y volvió a clavarle una mirada de advertencia a Peter, apuntando dos de sus dedos hacia sus ojos y luego hacia él.

  «Está claro que sabe manipular —pensó, deteniéndose junto a Derek».

  Enseguida, Peter suspiró.

  —Solo me he ido unas semanas y ya hay hombres lagartos, psicópatas geriátricos e hiciste hombres lobo a todos los adolescentes sin autoestima de la ciudad.

  —Bueno, en defensa de Derek, solo convirtió a tres adolescentes en hombres lobo, Jackson es el lagarto —excusó Selena.

  —Sí, no hace falta que me defiendas, Selena —interrumpió Derek, dando un paso al frente—. ¿Qué es lo que quieres?

  —Ayudarte —le respondió Peter como si fuese lo obvio. Comenzó a acercarse a ambos—. Eres mi sobrino; el único familiar que me queda. ¿Sabes?, puedo enseñarte mucho. Y sobre todo, ayudarte con el control de algunas cosas que parecen estar resbalándose de tus manos. Solo tenemos que hablar.

  Selena se alejó cuando Peter apoyó una de sus manos en el hombro de Derek, demostrándole falso cariño y comprensión.

  —Sí, claro. Hablemos.

  Lo siguiente que Selena vio fue a Peter siendo lanzado por Derek hasta chocar contra las escaleras fuera de la sala. Cayó al suelo con un golpe seco, y mientras el mayor soltaba varios quejidos recuperándose del dolor, Derek y Selena se dieron una mirada.

  [...]

  Cuando la noche cayó, la casa quedó sumida en la oscuridad total. Derek había agradecido en silencio la partida de Selena, permitiéndole "hablar pacíficamente" con Peter. Aunque ella sabía que la conversación sería más una pelea que un intercambio de palabras, decidió dejarlos solos de todas formas. Sin embargo, Selena confiaba en que Derek acabaría con Peter si intentaba lastimarlo.

  Y justo en ese momento, eso era exactamente lo que estaba haciendo. Derek lanzó a Peter por las escaleras después de propinarle una fuerte patada en el estómago. Observó cómo rodaba escaleras abajo, tomándose su tiempo para bajar detrás de él. Peter intentó enderezarse, mientras sentía como sus costillas se sanaban de una forma dolorosamente lenta.

  —No creerás que quiero ser el alfa de nuevo, ¿o sí? No fue mi mejor desempeño considerando que al final morí.

  Derek bajó el último escalón cuando Peter se había logrado sentar en el suelo, mientras el hombre seguía hablando, el menor lo tomó del abrigo estando a punto de golpearlo por sexta vez en el rostro.

  —¡Golpéame! ¡Adelante, hazlo! —intentó provocarlo, sabiendo que de igual forma, Derek se detendría—. Se nota que es catártico para ti; estás liberando todo el enojo, el asco y el odio que sientes cuando fracasas. Tal vez me golpees a mí, pero contigo ya lo hicieron. Te han vencido. Adelante, golpéame, si eso te hace sentir mejor. Te dije que lo que quería era ayudarte.

  Derek se resistió a hacerle caso y lo lanzó al suelo con fuerza, nuevamente. Apretó sus puños lleno de impaciencia e ira. Después de todo y aunque a Derek no le agradara, Peter tenía razón.

  —No puedes ayudarme —masculló—. Son muchas cosas, y entre eso, está Lena. No podemos... No puedo.

  —Ya veo —dijo Peter, y enseguida escupió sangre a un lado antes de ponerse de pie—. Digamos que te preocupa lo que ocurre con el Kanima, pero hay algo más. ¿Estás con ella?

  Derek volteó a verlo de inmediato. Las palabras de Selena pidiéndole que lo mantuvieran en secreto cruzaron su mente en cuanto oyó la pregunta de su tío.

  —No.

  —Bueno, lo entiendo, quieren que nadie lo sepa. —Peter caminó adolorido hasta lograr apoyarse en una pared junto a las escaleras—. Puedo ser una persona observadora de por sí, pero ustedes dos son muy obvios.

  —No estamos juntos —repitió Derek, fingiendo molestarse por aquella insistencia—. Solo que es bastante agotador tener que ocultar esto mientras intento protegerla.

 
  [...]

  —Isaac, necesito que nos dejes a solas —pidió Scott, sin quitarle la mirada a Derek.

  El rubio salió de los vestuarios masculinos, llevando sus manos en los bolsillos de su pantalón, sin decir una palabra. Ninguno de los tres dijo nada hasta que Scott sacó una foto de su bolsillo y la lanzó a los pies de Derek. El hombre no se movió, pero sí lo miró con confusión, mientras la duda invadía el cuerpo de Peter.

  Scott le señaló los pies.

  —¿Por qué no dijiste que ya la conocías? —soltó aquella pregunta, sintiendo cómo su garganta luchaba por tragar una bola de odio.

  Derek arrugó el entrecejo.

  —¿Qué? —preguntó, agachándose al suelo y tomando la foto—. No tengo idea de lo que hablas.

  Peter, detrás de él, estaba completamente tenso. Ya sabía lo que pasaba. Apretó sus manos detrás de la espalda mientras Scott dio un paso al frente.

  —Ya conocías a Selena, ¿por qué no lo dijiste? —inquirió, señalándole la foto.

  Derek volteó la imagen y sintió cómo su garganta se cerraba mientras los latidos de su corazón se intensificaban. Sus ojos se cristalizaron, pero no lo suficiente como para que Scott lo notara. Bajó la foto del alcance de su mirada y volteó hacia su tío.

  —Peter... —pronunció Derek, con un hilo de voz.

  —No, no, ¡tú vas a responderme! —exigió Scott—. No pude decírtelo en la comisaría y desde que lo sé, mi mente ha estado a punto de explotar. Pero ahora me lo dirás: ¿Cómo es que conoces a Selena, pero ella a ti no?

  —No puedo —murmuró Derek, sintiendo que la foto que se resbalaba de sus manos era el control que le quedaba—. No puedo.

  Scott se acercó a paso firme y golpeó el pecho de Derek con fuerza.

  —¡Vas a decírmelo o voy a decirle todo a ella!

  —¡¿Querés matarla?! —Derek atacó de inmediato.

  Peter decidió intervenir a pesar de los riesgos y se metió entre ellos. Volteó a ver a Scott.

  —Te lo contaremos, pero vas a tener que entender que no es una simple historia, Scott. Y, sobre todas las cosas, no vas a decirle nada a ella.

  Scott miró a Peter con incredulidad, pero asintió lentamente, consciente de la seriedad en los ojos de ellos dos. Aquella historia que el menos estaba a punto de escuchar, cambiaría por completo la percepción de Scott sobre el pasado de ellos.

  —No puedo ocultarle esto, es mi hermana —susurró.

  Derek se acercó al menor.

  —Y ella era el amor de mi vida, Scott. Créeme, vas a entender por qué no podrás decírselo.

Nota de autora .ᐟ :

Ahora sí, en el siguiente capítulo (y el último) les sugiero que compren palomitas, porque además de ser largo, será caótico y con demasiadas emociones que controlar.

Espero que logren dormir con la ansiedad, y deseen suerte para que lo termine lo antes posible.

PD: Quiero aclarar que habrán muchas escenas de la serie que me salte en la historia o altere el orden en que ocurren, todo esto por el bien de la trama y de ser importantes, se mencionaran. No quiero escribir cosas que ustedes ya saben que pasan porque además de alargar el libro innecesariamente, pues es cansador tener que leer lo mismo siempre.

𝐆𝐈𝐌 ༝༚༝༚

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༝༚༝༚
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Tiktok: gimeverlark.

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