44. Diez pasos

Diez pasos

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[ No me gusta mucho insistir con esto, pero si de verdad les gusta la historia, no cuesta mucho dejar un voto. También, pueden dejarme comentarios en los párrafos que más les gustan así yo sé que es de su agrado. Es todo. 𝐆𝐈𝐌 ༝༚༝༚ ]


NARRADOR:

  Idiota.

  Selena no dejó de insultarse en ningún momento. En todo el camino a su casa, la voz de su cabeza no dejaba de reclamarle por su forma de actuar con Derek.

  Él fue bueno y tú no dejas de ser negativa. 

  Rodó los ojos mientras subía al pórtico de su casa y se detuvo enfrente de la puerta. Soltó un resoplido antes de subir la caja con el regalo de él. Jamás había recibido algo similar excluyendo a su madre, de hecho, aunque ese obsequio le ayudara con su enfermedad, Selena no era capaz de comprender la razón por la que Derek se interesara por cada detalle en su vida. Le costaba entender el por qué a alguien le preocuparía notar sus propias preocupaciones. Es decir, ni siquiera ella se prestaba la suficiente atención, tanto que antes de que Derek le regalara el bolígrafo, Selena ya se había olvidado de la insulina. La conversación que había tenido con Isaac o sus pensamientos que constantemente se desviaban a su hermano, no le permitían recordar en completo detalle su propia vida.

  Y otra vez se lo repitió: «Él fue tan bueno y yo una completa idiota».

  No quería ser insistente con su miedo, pero si él se alejaba, lo entendería.

  Lo entendería...

  Se agachó frente a la puerta y levantó la alfombra lo suficiente para agarrar la llave de la casa que se escondía debajo. Al enderezarse, se percató de que la puerta ya estaba abierta. Frunciendo el ceño, guardó la llave en el bolsillo trasero de sus pantalones y abrió la puerta con precaución, como si temiera encontrar a un desconocido dentro.

  Entró en la casa con lentitud y al cerrar la puerta tras de sí, soltó un leve suspiro.

  —¿Mamá? —llamó, esperando una respuesta—. ¿Estás en casa?

  Llevó una mano al pecho cuando, de reojo, notó a alguien asomándose desde la cocina.

  —Deberías ver más películas de asesinos, Sele. Por lo general, ellos no te responden —le recomendó su madre, deteniéndose frente a ella con una taza de té entre sus manos—. Creí que estabas con tu hermano.

  Cuando Selena logró recuperarse del susto que su madre le había causado, meneó la cabeza de un lado a otro mientras caminaba hacia las escaleras.

  —Recuerda que está en una fiesta, aunque aún no me ha escrito nada, estoy segura de que está bien —le aseguró, pero se detuvo en cuanto recordó algo—. Aunque está con Stiles, así que sí, debería llamarlo.

  Estuvo a punto de escaparse de su madre, cuando la detuvo con una pregunta que trataba de evadir.

  —¿Qué tienes en la mano? —preguntó con curiosidad. Le dio otro sorbo a su té—. ¿Es un regalo? Porque luce como uno.

  Selena volteó y soltó un suspiro.

  —Sí, es un regalo, pero prefiero no hablarte de eso porque la última y única vez que hablé sobre Derek tú te pusiste... —Señaló a su madre cuando su cuerpo se puso rígido mientras desviaba la mirada—... justo así.

  —No es...

  —Mira, mamá, no entiendo que es lo que pasa, ¿sí?, pero estoy bastante confundida ya y esta noche me siento como una basura.

  Melissa suspiró mientras le extendía su mano a Selena para que bajara. 

  —Dime que fue lo que pasó.

  Selena le tendió la caja a su madre. Melissa dejó la taza de té encima de un mueble y tomó el regalo con confusión

  —Derek lo supo, no sé cómo, pero sabía que lo necesitaba. Él me dijo que era por mi cumpleaños, pero que le dijera cuando necesitara más porque no iba a tener problema en ayudarme con eso. ¿Sabes que más me dijo? Que debería preocuparme por comprar lo que quiero y él se encargaría de lo que necesito.

  —Yo no... No lo entiendo. —habló Melissa con una mezcla de confusión y temor en su voz, mientras le daba una mirada al bolígrafo—. ¿Sientes que te ofendió por ofrecerte esto? Es decir, ¿tienen algo serio?

  —Lo gracioso es que Derek me hizo la misma pregunta y yo le dije que no me ofendió, porque no lo hizo en realidad, pero... —soltó una risa sin una pizca de gracia—. Pero el problema no es ese.

  —¿Esto no es por el regalo, cierto?

  Selena dudó, pero terminó negando con la cabeza y su madre lo comprendió al instante. Asintió con brevedad mientras fruncía sus labios.

  —Tienes miedo —concluyó Melissa.

  La chica exhaló y pasó una de sus manos por su rostro, como si eso evitara que se siguiera sintiendo como una completa malagradecida.

  —Derek parece tener en claro lo que siente y lo que quiere, como si lo hubiese planeado por años. —Selena frunció el ceño antes de sentir como sus ojos se humedecían—. Y yo no sé que es lo que siento en realidad, me gusta, de verdad me gusta mucho y se lo dejé bastante claro desde el principio porque sabes que para mí la sinceridad lo es todo, pero temo que si hay confusión no puedo ser honesta. Me siento diez pasos detrás de él. Sé, mamá, lo sé. Lo que soy no es lo que Derek quiere en realidad, créeme, y me da miedo, ma aterra que se de cuenta de eso cuando yo... me haya dado cuenta de lo enamorada que estuve de él.

  Melissa dejó la caja en el mismo lugar que la taza y luego tomó la mano de su hija para guiarla fuera de la sala. Selena no se resistió, ni siquiera quiso chistar, solo siguió a su madre en silencio y cabizbaja hasta la cocina. La menor tomó asiento junto a la encimera mientras su madre le preparaba un poco de té de tilo. Notó lo estresada que se encontraba su hija, solo podía escucharla y darle té tibio para ayudarla a relajarse, sin tener que intervenir más de lo que creía necesario.

  En su mente seguía debatiéndose sobre que tan correcto era dejar que sucediera. Dejar que Derek volviera a su vida, luego de habérselo negado rotundamente cuando él tenía diecisiete. Ni siquiera podía recordarlo sin que aquellos cristalizados ojos verdes cruzaran como un filo sin cuidado sobre su corazón, suplicándole de rodillas bajo la lluvia ver a su hija una última vez. Agitó la cabeza enseguida. Se lo habían advertido, pero, ¿cómo alejaría a Selena de aquel muchacho sin tan siquiera una explicación lógica?

  Volteó a verla; la chica dibujaba con sus delgados dedos garabatos sin sentidos sobre la encimera, mientras sus ojos seguían sus movimientos sin suficiente atención. No pudo evitar acordarse de la mañana siguiente en la que parte de su alma se despidió. Talia se lo había prometido «ella seguirá siendo la niña que conoces», y a pesar de estar en lo correcto, Melissa siempre tuvo la impresión de que cierto brillo había abandonado su mirada por completo.

  La mujer dejó la taza amarilla preferida de su hija entre sus brazos, interrumpiendo sus pensamientos. Le dedicó una pequeña sonrisa mientras le acomodaba un mechón de su cabello detrás de su oreja, los labios de Selena temblaron ante el tacto.

  —Hija, si Derek es el indicado, se detendrá hasta que avances diez pasos hasta él —el tono de su voz era dulce y agradable para el tormento en la mente de Selena. Alzó la mirada hasta su madre con los párpados agotados—. Y si aquel muchacho es el indicado, nunca te hará sentir de esa forma. No puedes saberlo aún porque... —Melissa tragó con dificultad—, porque recién empiezan, pero estoy segura de que jamás tuvo intenciones de que llegaras a aquella disparatada conclusión, en todo caso, créeme tú a mí, nadie te merece a tí.

  Melissa tocó la punta de la nariz de Selena con uno de sus dedos y la obligó a sonreír.

  —¿Crees que deba arriesgarme?

  La mujer frunció el entrecejo con una sonrisa confusa en su rostro. Su hija notó la falsedad en su actuar y le causó gracia enseguida.

  —Es una forma interesante de decir: quiero estar segura de que es el indicado a pesar de mis dudas, así que lo intentaré de todos modos. Pero sí, creo que debes hacerlo.

  Selena se mantuvo en silencio por un periodo corto de tiempo antes de volver a intentar hablar, pero la vibración y sonido de un teléfono apoyado en la encimera llamó la atención de ambas. Melissa tomó su teléfono y contestó la llamada luego de ver el nombre de su hijo en la pantalla.

  Mientras su madre caminaba fuera de la cocina con una mirada llena de confusión, Selena se decidió a realizar una llamada. Tomó su teléfono y buscó el número de Derek entre sus contactos, sus dedos amagaron antes de presionar con determinación la tecla para llamar.

  1..., 2..., 3...

  Varios tonos y él no contestó. Estaba por convencerse de que tal vez había dejado su teléfono lejos, hasta que recordó la razón por la que estaban en la estación de tren abandonada; era luna llena y las cosas se pondrían intensas, más aún con la inexperiencia de la manada de Derek. No tardó en preocuparse por todos ellos.

  —Sele, hija. —Melissa se detuvo en el umbral de la puerta—. Scott quiere que vaya a la comisaría, ¿vienes?

  Selena volteó la cabeza hacia su madre con el ceño fruncido.

  —¿Qué hace Scott en la comisaría? ¡Por dios! ¿otra orden de alejamiento o esta vez es peor? —inquirió la chica, poniéndose de pie con los brazos cruzados—. Lo he dejado solo una noche.

  Melissa sonrió ante la actitud de su hija con su hermano.

  —Bien, vamos antes de que se nos haga tarde.

  [...]

  Selena corrió en dirección a Derek para lanzarse a sus brazos, él la sostuvo con fuerza mientras plantaba varios besos torpes por todo su rostro. La chica soltó una risa avergonzada al tiempo en que su mirada chocaba con varias personas dispersas por la cancha de básquet, pero poco después, dejó de importarle o ser consciente de su alrededor y solo centró su vista en el chico frente a ella.

  Derek la sostuvo cerca de sus muslos mientras Selena apretaba sus piernas alrededor de la cintura de él.

  —Viniste. —Sonrió Derek, emocionado.

  —¿Crees que me iba a perder tu primer partido de la temporada? —le cuestionó Selena, tocando su pecho varias veces con su dedo acusador. Luego dejó caer sus hombros rendida cuando notó que Derek no le creía —. Me tentaba más la idea de leer un libro que venir a este partido, en realidad.

  Derek soltó una risa divertida.

  —Si lees por más de tres minutos te duermes, Lena, lo odias.

  Selena chistó enseguida.

  —No lo odio, simplemente no fui hecha para la lectura —le aclaró. Dejó otro beso en los labios del chico—. Pero luego me surgió una pequeña complicación. ¿Recuerdas al mejor amigo de mi hermano? Creo que te he hablado de él, le llamamos Stiles (jamás pude pronunciar su nombre real). Bueno, estuvo intentando tener una "cita" conmigo y la única forma de librarme de él, era viniendo aquí.

  El chico transformó su semblante en seriedad absoluta y Selena sintió como su piel se erizaba ante su tacto. El chico deslizó su cálida mano por la espalda de la chica hasta que logró dejarla de pie en el suelo.

  —Sí, lo recuerdo —habló con una pequeña sonrisa fingida y muy forzada—. El juego de la botella, ¿cierto?  Sí, sí, como olvidarlo.

  Selena rodó los ojos ante la actitud de Derek.

  —Oh por dios, Derek —exhaló la chica—. No me gusta y no me gustará nunca, es más chico que yo y por si no te lo he dicho antes, también es el mejor amigo de mi hermano.

  —Sí, sí, como sea. —Derek hizo desdén con su mano—. Si quieres puedo encargarme de él. ¡Oh! Ya sé, puedo darle un pequeño susto. —Hizo que sus ojos brillaran de amarillo luego de asegurarse de que nadie los estuviera viendo.

  —No te le acerques —le advirtió.

  Selena golpeó su pecho levemente y, mientras se quejaba, Derek la tomó de las manos. Le plantó un beso en su frente y luego la acercó a él para abrazarla con fuerza. Selena acarició la espalda del chico.

  —De todos modos, sabes para quien fui hecha —murmuró ella.

  Derek sonrió.

  —Lenacanturreó cerca del oído de la chica logrando estremecerla por la ronques de su voz—. Mi Lena.

  Derek abrió los ojos ante aquel agudo sonido. Desorientado, movió sus ojos en todas las direcciones buscando la fuente de origen y se detuvo al ver a Deaton en cuclillas enfrente de él. Se enderezó levemente y apoyó sus codos en el suelo de madera.

  —¿Qué...? ¿Qué era eso? —preguntó, intentando recuperar la rudeza en su voz—. Ese sonido...

  Cuando logró sentarse por completo, giró hacia Deaton y este le sonrió cuando le mostró el silbato para perros colgado entre sus dedos. Derek se abstuvo de bufar antes de intentar ponerse de pie, pero se tambaleó en cuanto su cuerpo se puso firme. Deaton lo sostuvo para evitar que se cayera y le advirtió que estaría débil por un par de minutos.

  La vista ligeramente nublosa de Derek, vislumbró los pedazos de madera alrededor de un agujero cerca de ellos y su mente lo azotó con los recuerdos de minutos atrás: Peter saliendo de ese mismo agujero, vivo. Derek se aseguró con la mirada de la soledad de ambos en el lugar.

  —De verdad sucedió —al hablar dejó ver el temor claro en su voz.

  —Tranquilo. Sigues siendo un Alfa, pero como siempre... —dijo Deaton con sosiego, poniéndose el collar del silbato alrededor de su cuello—, no eres uno particularmente competente.

  A Derek pareció molestarle.

  —¿En dónde está? —inquirió.

  —No lo sé.

  —Entonces ¿qué haces aquí y por qué estás ayudándome? —interrogó, acercándose a él con una postura amenazadora que al hombre no le resultó atemorizante. Para Deaton, seguía siendo solo un adolescente al que tenía que cuidar de si mismo y sus malas decisiones.

  —Ayudar a tu familia solía ser una parte importante de mi vida. Ayudarte a tí, es algo que le prometí a tu madre —repuso.

  Derek bajó brevemente la mirada dándose cuenta de algo.

  —Tambien eres de quién mi hermana hablaba, estuviste con ella. Dijo que eras una clase de... ¿consejero? —concluyó, no muy seguro de sus palabras.

  —Tenía razón, y tengo consejos que debes escuchar con mucha atención ahora, Derek. La última vez no me hiciste caso, ni a mí, ni a tu madre, pero creo que es momento de que las cosas cambien un poco. —Señaló el agujero—. Lo que Peter logró tiene un precio bastante caro, estará muy débil. Dependerá de la fuerza de su inteligencia para sobrevivir; su astucia. Va a venir por tí, Derek. Intentará meterse en tu mente y atacar tus inseguridades. Te dirá que es el único capaz de vencer a Gerard, que sabrá como ayudar a Selena, pero usará lo necesario en tu contra cuando le convenga. ¡No debes confiar en él!

  Derek alzó la mirada con seguridad.

  —No confío en nadie —le aseguró.

  —Si lo haces, solo en una persona, y serías capaz de explayar aquella confianza hasta su hermano. Lo malo es que es él quien no confía en tí, Derek.
 
  —Scott —pronunció.

  Deaton asintió ante la mención de aquel nombre.

  —Y ten en consideración la idea de alejarte de ella, Derek. Recuerda que una vez que lo decidas, no habrá vuelta atrás. O es Selena o es Lena en tu vida, no podrás tener ambas versiones.

  [...]

  SELENA MCCALL:

  En poco tiempo llegamos a la comisaría.

  Al igual que mi madre, bajé del auto mientras le daba un recorrido a la estación con la mirada. Me aseguraba de que hubieran más oficiales alrededor, pero miré a mi madre algo extrañada al encontrar el lugar en completo silencio y soledad, era atípico que luciera así.

  Llegamos a la puerta de la entrada y fruncí aún más el entrecejo al ver qué nadie estaba en la recepción. Las últimas veces que había estado en aquel lugar, era una mujer la que estaba ahí. Cargaba con una mirada ruda la mayor parte del tiempo mientras ojeaba archivos por doquier, claro, a excepción del día en que Derek le coqueteó. Sonreí al recordar lo que le había dicho aquella noche, por dios, ¿"Hermosa" sinónimo de "como yo"? Era pésimo coqueteando, por suerte, solo tenía que mirarlas para provocar algo en ellas...

  Debería dejar de excluirme porque provocó bastantes cosas en mí. Bastantes.

  —Parece que no hay nadie —comentó mi madre, adelantándose a mí y abriendo la puerta de la comisaría—. Raro, pero si tu hermano lo dijo...

  Resoplé.

  —Temo que a veces nos volvamos tan ciegas ante sus órdenes. Tiene dieciséis, ¿qué podría hacernos si lo ignoramos? —No tardé en acordarme de las garras, los dientes y la fuerza que Peter le había obsequiado a mi hermano—. Olvídalo —susurré entrando al lugar detrás de ella.

  Llevé mis manos a los bolsillos de mi abrigo y mientras mi madre llamaba a Scott, yo me acerqué aún más a la mesa de recepción con demasiada curiosidad. Apoyé mi mano encima de un par de archivos y me incliné un poco hacia adelante. Dejé escapar un grito ahogado cuando mis ojos siguieron el rastro de sangre desde montones de papeles hasta el cuerpo de la oficial sin vida en el suelo. 

  Mierda.

  Di varios pasos hacia atrás sin poder despegar la vista de las manchas de sangre, mientras el latido de mi corazón se intensificaba.

  —M-mamá... —llamé, pero no recibí respuesta.

  Sentí una mano enredarse en una de las mías y supe que se trataba de ella, entendí su acción cuando mi mirada se desvío hasta el pasillo enfrente de nosotras. Mis labios temblaron al ver a Scott siendo apuntando en la cabeza. Un chico detrás de él, sostenía el arma con un ligero temblor que me hacía parpadear incontables veces por miedo a que apretara el gatillo en cualquier momento.

  —¿Scott? —pronunció mi madre, estaba desconcertada al igual que yo.

   —Por favor, hagan lo que les dice. Prometió no lastimarlas —A pesar de su tranquilidad al hablar, estaba segura de lo asustado que se encontraba en realidad.

  El chico de atrás ladeó se cabeza.

  —Tiene razón.

  Solo alcancé a escuchar el grito de mi madre cuando disparó hacia el estómago de Scott sin previo aviso. Mis ojos ardieron en ira y dolor al mismo tiempo, viendo como mi hermano caia al suelo mientras se sostenía del banco a su lado.

  —No dije que no te lastimaría a tí... —Clavó sus ojos en mis puños y luego me apuntó con el arma. La agitó en el aire y sonrió como si no supiera quién era—. Ni a tí. Perdona, ¿ella es tu hermana o algo así?

  —Soy su hermana mayor —le afirmé entre dientes, intentando que toda mi furia desapareciera.

  Scott tragó grueso cuando volteó a verme.

  El chico y yo nos encontrábamos en una guerra de miradas cuando mamá intentó acercarse a Scott, supuse que para curarlo, aunque estaba seguro de que no fuera necesario. Alzó el arma una vez más,  apuntándome a mí sin una pizca de duda en sus ojos.

  —¡Aléjate! Hazlo o la mato —le advirtió con un grito.

  —Hazle caso —pidió Scott entre quejidos.

  —Ponte de pie, McCall —le ordenó, sin quitarnos la mirada de encima a mi madre y a mí.

  Escuché a lo lejos la voz de Noah, el padre de Stiles, mencionando varias veces el nombre Matt, asumí que se trataba del chico enfrente de mí y lo confirmé cuando enfureció con cada palabra.

  —Silencio, ¡Silencio! ¡Cierren la boca todos! —Exigió con molestia y agotamiento. Noté su frente sudorosa cuando volteó hacia Scott—. ¡De pie o les disparo a ambas!

  No me inmuté ante su amenaza, mi mirada se alternaba entre el arma, la herida de mi hermano y el rostro de Matt. Scott se puso de pie con dificultad y el chico, con su arma apuntando a la nuca de mi hermano, nos obligó a caminar hasta las celdas. Encerró a mi madre, pero Scott y yo compartimos una mirada confusa cuando no quiso meterme a mí junto a ella.

  No tardamos mucho en darnos cuenta del por qué. Apretó la punta del arma a un lado de mi cabeza.

  —Si no haces lo que te pido, le perforaré la frente a tu querida hermana y eso será lo último que recuerdes de ella —amenazó, con una sonrisa en su rostro.

  Mi madre insistió en intentar aplicar primeros auxilios con Scott, pero Matt se negó varias veces con molestia.

  —Está bien —le aseguré—. Estará bien, no te preocupes.

  —Selena —gimoteó ella—. No lo entiendes.

  —Sí, lo entiendo.

  Oí a Matt resoplar y luego me tomó por detrás del cuello con sus manos y me obligó a salir del lugar tras Scott siendo apuntado por el arma. Las súplicas de mi madre me rompieron el corazón, una angustia repentina por no saber lo que iba a pasar y no poder prometerle estar bien, porque no estaba segura de cómo acabaría aquella noche.

  Seguimos caminando y entramos a la oficina del sheriff donde me detuve en seco al ver a Derek y Stiles en el suelo boca arriba, completamente inmóviles. Ambos me dieron una mirada de reojo.

  —¿Qué...? —fue lo único que pude decir.

  —¡Hola, Sele! Estamos admirando el techo con Derek, es bastante agradable —habló Stiles, alzando y bajando sus cejas—. ¿O no, amigo?

  —Cierra la boca por un segundo —le pidió Derek entre dientes.

  Parecía que lo había estado molestando por bastante tiempo.

  —Haz lo que te digo o la próxima bala será un regalo para ella —amenazó Matt, nuevamente.

  Me di la vuelta hacia el chico y sin dudarlo le di un puñetazo en el rostro, provocando que sangre saliera de su boca y nariz tan pronto como me alcancé a enderezar. Logré desconcertarlo por un par de segundos, antes de caer al suelo de rodillas luego de sentir una cortada en el cuello. Me llevé una mano atrás y sentí como la herida estaba cruzada entre la cicatriz que yacía en aquella zona.

  —Maldito hijo de... —Caí por completo encima de las piernas de Stiles y Derek. Terminé de maldecir en voz baja mientras sentía como perdía la motricidad de mi cuerpo.

  [...]

  NARRADOR:

  —¿Cómo puedo sentir incomodidad por sus piernas, si ni siquiera soy capaz de sentir mi cuerpo? —preguntó Selena, después de un rato de silencio.

  Stiles gimoteó.

  —Es realmente una tortura saber que me estás tocando y yo no pueda sentirlo —se quejó.

  Selena intentó darle una mirada sin lograr mover el cuello, pero le fue inútil, mientras que Derek cerró sus ojos buscando paz por no poder moverse y romperle la nariz al menor ahí mismo.

  Lo único que Selena podía alcanzar a ver era a Jackson con su piel transformándose en la del Kanima. La observó con cierta pizca de curiosidad antes de voltear hacia al frente y seguir vigilando.

  —¿Saben por qué a ese chico, Matt, se le estaban haciendo esas cosas en el cuerpo? —preguntó Selena en un susurro, intentando no llamar la atención de Jackson.

  Momentos después de que Selena fuera cortada por el Kanima, Matt levantó su camiseta revelando las escamas que comenzaban a crearse cerca de su torso. Selena pudo jurar que de haber tenido control de su propio cuerpo, habría salido corriendo al baño o le habría vomitado ahí mismo.

  —Solo sé que el libro no va a ayudarlo —contestó Derek, sin moverse—. No puede romper las reglas de esa forma.

  —¿De qué hablas? —inquirió Stiles con curiosidad.

  —El universo busca un equilibrio, siempre es así.

  —¿Entonces ahora creemos en las fuerzas del universo? —Selena comenzaba a sentirse completamente confusa. Todo era nuevo para ella... una vez más—. No lo entiendo, yo...

  —Matt está usando a Jackson para matar a personas que no lo merecen y el Kanima solo mata a asesinos —le explicó Stiles con una rapidez fluida que le sorprendió a él mismo—. Si él rompe las reglas del Kanima, se convierte en el Kanima.

  —Equilibrio —concluyó Derek, deseando poder ver a Selena mientras luchaba por clavar más sus garras a un costado de su pierna.

  La chica quedó boquiabierta por unos segundos.

  —¿Saben? No quiero entenderlo, es mucho para mí —se defendió Selena—. Es como el maldito Flashpoint; imposible de entender.

  —De hecho... —Stiles estaba apunto de explicarle, pero Selena chistó para que se detuviera.

  —Ya sé que tú lo entiendes, traga-comics —se burló.

  Stiles suspiró con pesadez. Las oportunidades que tenía para enamorar a Selena, se estaban desvaneciéndose frente a sus ojos. «Ojalá sea solo un derrame cerebral —pensó—».

  —Estoy segura de que cuando obtenga ese libro nos va a matar a todos —dijo Selena repentinamente.

  —Amo lo positiva que eres, siempre te encargas de llenar de esperanza el ambiente pesimista —habló Stiles con ironía—. Ahora, en realidad, concuerdo contigo.

  Selena hizo una mueca ofendida.

  —Lo dices como si no tuviera la razón nunca —se quejó—. Recuerden quien fue la primera en acusar al quemado tío Peter. Derek, corazón, ¿cómo fue que dijiste ese día? "Es imposible que sea Peter" —intentó imitar la gravedad de la voz de él.

Derek se abstuvo de sonreír ahí mismo al sentir la mirada de reojo de Stiles. Siguió clavando sus garras.

  —¿Vas a echármelo en cara?

  —Solo para recordarte tus defectos —le dijo—. Como la falta de confianza.

  «Debes confiar en Scott» aquellas palabras retumbaron en la mente del hombre enseguida. Una y otra vez, sintiéndolo como una tortura.

  —Como sea, solo déjenme centrar en clavar mis garras así puedo sacar la toxina de mi cuerpo, y lograr acelerar el proceso de curación —les pidió Derek, comenzando a sentir el dolor.

  —Ay que asco —comentó Stiles con disgusto al ver la sangre.

  [...]

  SELENA MCCALL:

  Derek me levantó del suelo con facilidad, sosteniendo mis piernas con un brazo y rodeando mi espalda con el otro. Scott se encargó de llevar a Stiles a un lugar seguro, mientras Derek insistió en quedarse conmigo.

  —¿Estás bien? —me preguntó, con la voz agitada.

  Cerré los ojos con fuerza ante el estruendo afuera. Las balas rompiendo los vidrios y las luces parpadeantes aceleraron mi corazón, sintiendo el bombeo hasta en la garganta. Derek me sostuvo con más fuerza, pero luego aflojó el agarre, como si temiera lastimarme.

  —Estoy bien, pero, ¿podemos ir a las celdas? Mamá y Noah están allí —le pedí, mientras Derek me llevaba por un pasillo oscuro.

  —Sí —asintió, doblando al final.

  Estábamos a punto de entrar, cuando Derek se detuvo abruptamente junto a la puerta. Me dio una corta mirada, antes de retroceder y sentarse en una silla del pasillo.

  —¿Qué sucede? —pregunté.

  —El Kanima —susurró frente a mi rostro, intentando acomodarme para que no cayera—. Está ahí. No te muevas.

  Le di una mirada de incredulidad, y él se dio cuenta enseguida de lo que dijo.

  —Sabes a lo que me refiero —aclaró.

  —Sí, solo ve —lo apresuré—. Haré un poco de ejercicio por aquí.

  Derek sonrió y luego me dio un corto beso en la frente antes de entrar al lugar.

  A los pocos minutos, comenzó la pelea. Distinguí el rugido de Derek a través de las paredes mientras me animaba en voz baja para moverme. Mis dedos comenzaron a temblar ante la fuerza que intentaba ejercer con ellos. Mordí mis labios con ansiedad cuando pude mover las manos por completo.

  Pero un grito borró la emoción de mi rostro de forma inmediata. Había sido la voz de mi madre.

  Chillé en cuanto el cuerpo del Kanima voló fuera de las celdas. Derek salió detrás y clavó sus ojos rojos en mí.

  —Tu madre lo sabe.

  [...]

  —¿En qué estás pensando? —preguntó Selena.

  La chica se había dado cuenta de que Derek había estado en silencio durante varios minutos mientras intentaba comer palomitas, que terminaban en su regazo en lugar de en su boca.

  Derek giró hacia Selena y le sonrió a medias.

  —Nada, solo estaba reflexionando sobre el futuro —dijo.

  —¿Sobre el futuro? —Alzó una ceja con curiosidad.

  Él asintió, tomando la mano de ella y llevándola a la altura de sus labios para besarla con calidez.

  —Sobre nuestro futuro —aclaró—, y sobre cómo deseo que estés en él.

  Las mejillas de Selena se encendieron cuando Derek clavó sus ojos verdes en los de ella con intensidad. Él levantó una mano cerca de ella y acarició la piel de su rostro con delicadeza.

  —No puedo imaginarme amando a alguien que no seas tú —susurró acercándose a sus labios—. No puedo siquiera imaginarme con otra persona, Lena.

  Selena bajó la mirada a los labios de Derek, aumentando la tensión en el ambiente. Con una mano temblorosa, apoyó su mano en la pierna de él y lo acarició un poco, mientras Derek sentía los nervios recorrer todo su cuerpo.

  —¿Por qué me dices todo esto? —inquirió Selena.

  —Solo quiero que sepas que nunca me alejaré de tu lado, a menos que tú lo decidas —Negó con la cabeza—. Eres la única que tiene influencia sobre mis decisiones.

  Selena deslizó su mano desde la pierna de Derek hasta su mandíbula.

  —Jamás te pediría algo así.

  Derek se inclinó hacia ella y la besó, aliviado por poder acariciar su piel, sin saber que esas promesas no tendrían peso en un futuro cercano.

(𝕲) ━━ Nota de autora .ᐟ :

¡Holis! ¿Cómo andan?
Espero que tengan bonito día  ֶָ֢

5000 palabras ¡¿Qué?!

Es un capítulo bastante largo, espero que las haya mantenido atentas y no les haya aburrido, porque a pesar de no haber mucho contenido de la pareja, se habla sobre ellos y aún más detalles de su pasado.

Anyways, creo que solo falta un capítulo o dos, y ya se termina, preparen sus pañuelos, eso es todo lo que diré y es más que suficiente.

Como sea, cualquier duda,
me lo hacen saber➛

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༝༚༝༚
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Tiktok: gimeverlark.

┌──❀*̥˚───❀*̥˚─┐

Recuerden:
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