06. ¿Recuerdas?
❝¿Rucuerdas?❞
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SELENA MCCALL:
Corrí entre las personas intentando pasarlas para llegar a la barra lo más rápido posible. Me había atrasado lo suficiente como para que Matthew, mi jefe, me despidiera sin protestar. Solo rezaba para que las cosas no se dieran de esa forma, en ese momento, era el único trabajo que tenía y me servía, y conseguir uno en Beacon Hills no era nada fácil, mucho menos en el pueblo; pero sabía que no podía insistirle mucho en que no me despidiera, él se había saltado demasiadas reglas por mí.
Me detuve detrás de la barra y mezclé bebidas mientras escuchaba la música y animaba a los clientes. De repente, mi teléfono comenzó a sonar y vi a mi hermano en la pantalla. Noté que había algo extraño en su tono de voz de inmediato. Era casi un susurro, no logré escuchar nada más que un gemido de dolor casi silencioso al final.
—Hola, Scott, ¿qué pasa? —pregunté con preocupación.
No hubo respuesta y eso logró acelerar los latidos de mi corazón en segundos. Mi intuición de hermana me gritaba en el oído que algo le estaba sucediendo a Scott. Volví a preguntarle y a repetir su nombre varias veces, pero no hubo más que un insoportable silencio eterno.
Salí del club seguida por la mirada de mis compañeros de trabajo y llamé directamente a Stiles. Estaba sin abrigo así que me estaba congelando por el frío de la noche. Me rodee con mis propios brazos antes de que él me atendiera.
—Stiles, ¿qué sucede con Scott? —pregunté, llevando una de mis manos a mi cabeza tomando un poco de mi pelo—. Me acaba de llamar, pero solo he escuchado ruidos raros.
—Estoy yendo a tu casa, Sele, aún no lo sé —se escuchaba bastante agitado.
—¿Vas en el Jeep? —pregunté soltando un pequeño quejido. Sabía que luego de eso, yo no tendría más un trabajo. Pero no me importaba; si mi hermano estaba en peligro, dejaría todo por ayudarlo.
—¿Alguna vez me has visto correr? —preguntó él—. ¿Por qué lo preguntas?
—Ven a Sinema, iré contigo a casa.
Él se quedó en silencio por un instante.
—No, estás en tu trabajo, voy yo y veo que pasa con él. Te mantendré al tanto.
¿Acaso estaba intentando evitar que fuera a casa?, pensé.
—Stiles, ven a buscarme, ¿quieres?
—No quiero.
—¡Ven!
—Voy —soltó rendido.
Ni siquiera era capaz de volver a entrar al club, sabia que detrás de aquellas puertas me esperaría un regaño y un despido del que no me recuperaría en semanas. Era hora de que me mantuviera al margen de una vez por todas.
Caminé por el lugar y aún había una enorme fila de personas que esperaban por entrar al club. La mayoría me miraban porque seguramente me conocían como la mesera. Pero hubo un par de ojos que llamaron mi atención, me veía de una forma diferente. No era coqueta, no era de enojo, era más bien la típica mirada que le dabas a alguien cuando creías conocerlo, pero no estabas del todo seguro.
No le di importancia y seguí mi camino hasta llegar al frente del lugar a la espera de Stiles. No esperaba que se fuera a tardar demasiado, en unos minutos debía estar ahí, sino tomaría la decisión más estúpida solo para saber que sucedía con mi hermano: irme sola por aquel lugar oscuro.
Sentí una presencia detrás de mí y me giré de inmediato, encontrándome con el rostro aún confuso de aquel chico que me miraba minutos atrás.
—¿Selena? —pronunció cuidadosamente.
Ladee la cabeza. Ahora yo era la confundida.
—Sí, la misma.
—¡Lo sabía! —sonrió—. Lo siento, no quiero hacerte sentir incómoda ni nada, soy Thomas. —Se presentó estirando la mano.
La recibí con una pequeña mueca sin saber quién era aún.
—¿Nos conocemos? —pregunté soltando su mano—. Digo, es raro para mí que vengas a hablarme de la nada.
—Eh, sí, digo, éramos amigos en la secundaria —explicó—. ¿No lo recuerdas?
Yo no tenía amigos en la secundaria, al menos no que lo recordara. Negué lentamente.
—Nosotros jugábamos a Basquetbol...
—¿"Nosotros"? —Alcé una ceja—. ¿De quienes hablas?
Escuché un auto estacionar junto a mí y enseguida me voltee encontrándome con el Jeep de Stiles. Abrió la puerta de copiloto enseguida y me hizo señas desesperado.
—Me voy —dijo el chico, pero se detuvo antes de dar otro paso hacia atrás—. Ah, y lamento mucho lo que pasó.
Al terminar de decir esas palabras, se fue y yo me quedé atónita en mi lugar.
[...]
—¿Quién era ese? —preguntó Stiles mirándome de reojo—. Digo, no es que me interese, pero era raro.
Lo miré alzando una ceja.
—Ni siquiera lo viste.
—Sí lo hice... como iba vestido no me daba muy buena espina —murmura lo último.
Suspiré negando con la cabeza mientras ponía atención al camino. Encendí mi teléfono y aún no tenía ni un mensaje de Scott. Comenzaba a alarmarme cada vez más. No era algo normal en él y considerando su última llamada, no podía quedarme tranquila.
—Scott me dijo que saldría con una chica, ¿Allison era su nombre? —Guardé el teléfono en mi bolsillo—. ¿Dónde está?
—Sí, un chico se ofreció a llevarla a su casa —contó lentamente—. Estuve por llevarla yo, pero no la encontré hasta que ella se subió a su auto negro.
—¿Qué chico?
—Ehh, Derek, Derek Hale.
Me voltee bruscamente.
Por lo visto él no tenía límites.
—La descripción más acertada habría sido "hombre".
Al poco tiempo llegamos a casa y Stiles se apresuró a entrar a la casa. Yo noté el auto de mamá mal estacionado afuera y encendido. Comencé a correr hasta el y lo apagué sintiendo desde dentro el calor emandar del motor. Caminé con rapidez hasta la puerta trasera de la casa y cuando estaba a punto de entrar, me quedé rígida al ver a alguien cayendo desde el techo.
Di un paso hacia atrás asustada por la posición en la que esa persona estaba y cuando levantó su rostro hubo algo que me dijo que ese era Scott. Pude haberlo reconocido de inmediato de no ser porque su rostro estaba completamente deformado y lleno de pelos.
Abrí mi boca asombrada mientras el miedo aumentaba junto al rugido de aquella... cosa.
Me dió una mirada aterradora antes de correr directo al bosque.
«¿Qué diablos está pasando?» pensé.
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