𝗘𝗦𝗣𝗘𝗖𝗜𝗔𝗟 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗

¡Hola nuevamente! Esta vez actualicé para darles el especial navideño de la historia, además de que decidí escribirlo para aguantar las ganas que tengo de que salga la temporada 4. También les cuento que ya me encuentro trabajando en gráficos y demás, planeo hacer esta última temporada una muy especial para todos ustedes ♡ Espero disfruten el especial y comenten si quieren más extras y demás, estaré leyéndolos.

Aclaraciones
(antes de empezar a leer)

🌌 Aquí pudieron regresar a su línea temporal arreglada después de lo ocurrido en Dallas en los años 60's. Este especial transcurre luego de dichos sucesos, por lo tanto, los Sparrow nunca existieron y no se menciona absolutamente nada sobre la temporada 3.

🌌 Claramente pasó tiempo, por lo que Cinco ya no se ve tanto como un niño (tomando en cuenta el gran cambio que tuvo entre la temporada 1, 2 y 3, desde mi punto de vista)

🌌 (Un pequeño "spoiler" de mi parte) Principalmente la trama de este especial iba a ser sobre Cinco regresando a su edad de 30 años, peeeero, decidí dejar ese gran momento para la temporada 4. Así que deben esperarla si quieren saber más sobre esto y lo que sucederá 👀







Diciembre 2019
Nueve meses después de regresar de Dallas.

Los Hargreeves no eran mucho de celebrar festividades. Después de todo, en su niñez, su padre nunca los dejó decorar la mansión o cenar juntos en familia. Consideraba absurdo ese tipo de reuniones. Sin embargo, ese año era diferente.

Amelia ahora vivía en la academia, mientras que el resto de sus hermanos se ocupaban de sus vidas: Compartía casa con Luther y Klaus, Diego seguía viviendo en el gimnasio, Allison iba de vez en cuando a visitarlos por el trabajo, Viktor era primer violín y seguía dando clases particulares. Cinco también vivía con ellos, seguía con sus alucinaciones de viajes temporales y demás, también estudiaba con más profundidad sus poderes luego de lo que hizo por su familia para que La Encargada no los asesinara, así que se distraía con eso.

Y sí, Amelia y Cinco seguían con su intento de relación romántica, a pesar de la apariencia física del chico, pero eso era algo que resolverían luego.

En conclusión, los Hargreeves tenían una buena vida y estaban juntos (por fin) Eso era lo que les importaba. Entonces, para aprovechar dicha unión y hacer algo especial por primera vez en familia, la más pequeña del grupo se le ocurrió una maravillosa idea.

— ¿Celebrar navidad? — preguntó Diego mirando a su hermana con extrañeza al oírla— ¿Crees que sea buena idea? Es decir, nunca nos hemos puesto de acuerdo ni en escoger un color para el tapizado del frente.

— Nunca hemos hecho esto ¿y si lo echamos a perder? No queremos decepcionarte — apoya Viktor.

— Oigan, no sean tan negativos. Sólo pongan su mayor esfuerzo ¿sí? Sé que nunca hemos hecho este tipo de actividades juntos pero sería bueno para impulsarnos a nosotros mismos — anima Amelia con una sonrisa.

— ¡Vamos, arriba ese espíritu navideño! ¡yo estoy dentro! — Klaus es el primero en unirse.

— Siendo sincera, prefiero pasar navidad con ustedes que aburrida en mi apartamento. Además, ya es hora de que Claire conozca y conviva con sus tíos. Cuenten conmigo. — dice Allison.

— Si ella lo está, yo igual— responde Luther.

— Okey, okey... pero no prometo que mi regalo sea el mejor — se niega número dos.

— ¿Cinco? — él pone los ojos en blanco ante la mirada de todos encima de él. No es partícipe de la navidad, en realidad, de ninguna celebración, pero supone que esto es lo que se busca al querer estar con su familia — ¿por favor? — Amelia lo miró con dulzura. Se limitó a suspirar y pensar un par de segundos.

— Bien, pero no me pondré un estúpido chaleco navideño — número 8 aplaudió con emoción y sacó un bowl lleno de pocos papelitos.

— Escojan uno. La persona que les toque tendrán que darle un regalo. Por favor, no digan quién es, no queremos que hayan chantajes— Amelia pasó por cada puesto del salón con su tazón — falta menos de un día para navidad, entonces, he hecho una lista de tareas para que todos hagamos de esta una navidad perfecta.

Cinco realmente esperaba que le tocase Amelia. Iba a ser su primera navidad juntos y deseaba darle un regalo, no obstante, rodó los ojos con molestia cuando le tocó cualquier otra persona, excepto ella.

— ¿En serio lo pensaste anoche o desde cuándo tenías planeado esto? — preguntó incrédulo al verla sacar una pequeña libreta. 

— Luther, tú te encargarás de los postres. Klaus, Allison y Viktor, los pondré a cargo de la decoración, quiero muchas luces y un árbol gigante, también el entretenimiento.

— ¡SÍ, vamos a hacer de esto una disco gay, chicas! — celebró número 4.

— Diego, compra vino y organiza la mesa y el bar.

— ¿No tienes una tarea para mi? — cuestionó Cinco acercándose a ella, una vez que sus hermanos se iban retirando para cumplir con las órdenes de su hermanita.

— Tú me vas a ayudar con la cena.

— Oh, no, claro que no. Soy un pésimo cocinero. Olvídalo. — se negó rotundamente a punto de irse.

— ¡Oye! No vas a hacer gran cosa, solo vas a supervisar sabores y mezclar. No creas que vas a cocinar el pavo. No quiero que quemes la cocina. — Amelia rió. Observó el reloj en su muñeca, tomándose por sorpresa cuando ya se le hacía tarde — Dios, debo ir a comprar las cosas de la comida, mi ropa y planear el regalo... ¿nos vemos a las 6 en la cocina para comenzar?

— De acuerdo. — Amelia sonrió contenta y se retiró casi corriendo para empezar sus búsquedas navideñas. Cinco bufó leve, sin tener la mínima idea de qué regalarle a la persona que le tocó — en lo que debo meterme por Am...

(—☾—)

Comúnmente, Amelia era buena en todo: costura, moda, maquillaje, pelea... pero si había un pasatiempo que más le encantaba, sin duda sería la cocina. De pequeña ayudaba a Grace con la cena, hacía galletas y preparaba el café para Cinco (lo cual tuvo que practicar bastante para que le gustara). Tiene un talento innato y natural con la comida.

— ¿Crees que sea mejor pavo relleno de pollo con manzana o verduras con tocino? — pregunta pensativa a número 5, quien mezclaba la salsa para la proteína sin más que hacer.

— Pollo con manzana suena mejor.

Ella hizo una mueca, optando por dicha opción. Rellenó el pavo y, una vez que lo tuvo bien amarrado para que no se abriera, se posicionó detrás de él, analizando visualmente y probando la salsa de ciruela.

— Oh, creo que ya está bien. — le quitó el bowl, llevándolo a la nevera para refrigerar mientras estaba el pavo, el cual metió en el horno al estar en la temperatura indicada— ¿me ayudas cortando un par de frutas para la ensalada? ten mucho cuidado, no quiero que te cortes un dedo.

Suspiró con una leve risa y se acomodó a su lado una vez le preparó la zona para su labor. Mientras tanto, Amelia se ocupó del puré de papas, echándole uno que otra especie para que tome sabor. Desvió su mirada a Cinco, notando que cortaba los arándanos de una manera muy extraña.

— ¿Me permites? — pidió permiso, usando el cuchillo para enseñarle — mira, se hace así. Solo las cortas en medio y le sacas la pequeña semilla que tienen.

— Es la primera vez que cocino algo tan quisquilloso... — Amelia sonrió regresando a su puré— ¿Sabes? Aunque parezca que no me gusta esto, se me está haciendo divertido hacer este tipo de actividades.

— Te la pasas todo el día haciendo cálculos en tu cuarto sobre si habrá otro apocalipsis... Salir a convivir de vez en cuando no te hace ningún daño— bromea sin tomarle mucha importancia.

Cinco no quería sacar el tema nuevamente, porque siente que no quiere decepcionarla, pero la razón de por qué sucedía eso, era porque intentaba encontrar una manera de regresar a su edad física correcta.

Amelia había dicho que no le importaba demasiado y se tomarían el tiempo que fuese necesario, pero él lo único que quiere es hacerla feliz, poder decir a las personas del mundo "Sí, estamos juntos, como pareja" pero era algo que nunca iba a poder hacer si seguía luciendo como un adolescente puberto.

— Me alegra mucho que estés intentándolo, a pesar de todo — dice, sacándolo de sus pensamientos— cuando desapareciste... llegué a pensar que habías escapado de casa para no ver nunca más a papá o... a mi, por lo que pasó antes de que te fueras. Creí que te había lastimado por mi rechazo.

— Lo hiciste, pero tenías razón, y ese dolor me ayudó — lo miró un poco, él con su vista fija en la fruta que cortaba — éramos niños, muy jóvenes para entender lo que significaba el amor y otras cosas. Antes pensaba que lo sabía todo, pero hay mucho de lo que debo aprender todavía.

Amelia dejó su mano encima de la suya con delicadeza, haciéndolo parar su acción y verla con suavidad.

— Voy a ayudarte a aprender todo lo que no pudiste en su tiempo. — se sonrieron leve.

— ¡Amelia! — la voz de Luther los interrumpió, entrando a la cocina en busca de ayuda, haciéndolos separar — hice el postre que me indicaste, pero creo que no seguí los pasos correctamente y lo eché a perder.

— Oh, ya voy— número 1 se retiró. Ella lavó sus manos y, antes de irse, supervisó por última vez lo que hacía Cinco, sonriendo — muy bien, ya aprendiste a cortar arándanos. Sigue con lo demás.

Dejó un beso desprevenido en su mejilla y se fue. Cinco parpadeó un par de veces, algo extrañado por eso, pero para nada incómodo, antes de seguir con su trabajo.

(—☾—)

El día se pasó volando en la mansión Hargreeves. Todo se encontraba listo para la pequeña reunión en familia. Los manjares rápidos en la mesa, la cena preparada y la decoración perfecta. A la hora indicada, la mayoría de los hermanos se encontraban en el salón, picando de los bocadillos: galletas, dulces y uno que otro postre pequeño. Cinco apareció de repente, divisando la mesa de licor.

— ¡Feliz navidad, hermanito! — felicitó Klaus, más que emocionado.

— Sí, feliz navidad — murmuró sin prestarle mucha atención, sirviéndose una copa de champagne y notando los regalos que estaban debajo del árbol decorado.

— Es la primera navidad que pasaremos juntos, estoy tan contento, deberíamos embriagarnos ¿no? ¡Vamos, anímense! Esto apenas va a empezar — bailó con la música animada de fondo.

— Luther, te dije que encendieras la chimenea— la voz de Amelia irrumpió en el salón, haciendo que todos los presentes la mirasen. Tenía un vestido color rojo y leves tacones del mismo tono. Se preocupó más por su vestimenta que el maquillaje o cabello, así que decidió usar un look sencillo para que su vestido fuese el que resaltara— linda ropa, Klaus, te luciste.

— Lo encontré en los objetos perdidos de un corregimiento juvenil. No me preguntes qué hacía allí. — ella rió, increíblemente sorprendida por su saco navideño con bombillos de colores.

Amelia caminó hacia la chimenea, mirando de reojo a Cinco cuando pasó a su frente, quien la miraba atentamente.

— Perdón la tardanza. El taxi se retrasó un poco por la congestión navideña, todos están locos. — Allison apareció con su pequeña. Dejó las maletas a un lado y sonrió, descansando sus manos en los hombros de su hija — Claire, ellos son tus tíos ¿recuerdas cuando te hablaba de ellos?

— ¡Sí! — Luther sonrió un poco, acercándose y agachándose para estar a su altura — ¡Spaceboy!

— Sí, así es. — afirmó sonriente.

— Un gusto por fin conocerte, Claire. — Cinco dejó su copa para presentarse adecuamente— tu madre nos ha hablado mucho sobre ti ¿cómo te va en la escuela?

— Más o menos, soy muy mala en música — hizo un puchero desanimada.

— Sé de alguien que te puede ayudar a la perfección — Viktor se aproximó al grupo, también saludando.

—Hola Claire, soy tu tío Diego. — número 2 le dió la mano.

— Tío Diego ¿por qué tienes cuchillos en tu saco navideño? — preguntó curiosa.

— Es por si acaso algún villano decide atacarnos mientras comemos galletas. Te enseñaré a usarlos. — Allison lo miró en forma de regaño — cuando seas más grande.

— ¡Tía Amelia! — la pequeña corrió hacia ella al verla, abrazándola con mucha fuerza.

— Claire, estoy contenta de verte. Pareces una princesa de un cuento de hadas. Te veo mas alta ¿creciste tan rápido? — sonrió acariciando sus trenzas — ¿tu mamá te ha leído los cuentos para dormir que te envié?

De vez en cuando, Allison hacía video llamadas con Amelia, es por eso que Claire la conoce y cada que puede, leen libros infantiles juntas. Número 8 ha sido niñera múltiples veces, así que tiene un encanto natural con los niños, y no le hace nada más feliz que cuidar y enseñarle cosas nuevas a su sobrina.

— ¿Quién tiene hambre? Pasemos a cenar. Vamos, Claire — avisa la más pequeña de los Hargreeves.

Toda la familia se dirigió al comedor, tomando asiento en sus respectivos lugares. Amelia, con ayuda de número 3, sirviendo el pavo a cada uno, dejando que el resto de los platos sean estilo buffet.

— Dios, esto está increíble, en especial la salsa de ciruela ¿me pasas la receta? Se sentiría delicioso con un poco de hierba — alagó número 4 con la boca llena.

— ¡Klaus! — regañó la morena por la presencia de Claire.

— Deberías pedírsela a Cinco, fue quien la hizo — le sonrió divertida. Él sólo la miró cansado y gracioso, pues sus hermanos empezarían a molestarlo con sus nuevas habilidades culinarias.

En realidad, no era así, sin embargo, ella quería darle crédito en cierta parte. Sabe que Cinco no es para nada experto en la cocina y mucho menos en tratar a las personas, sin embargo, hizo el esfuerzo por ayudarla y eso la complace totalmente.

La cena transcurrió entre anécdotas que le contaban los mayores a su sobrina, alguna que otra discusión mínima por la posición de las medias en la chimenea y muchos halagos a la comida. Los Hargreeves nunca habían estado tan unidos, era la primera vez que se ponían de acuerdo en algo y, para su sorpresa, salió de maravilla.

— Si me permiten, me gustaría empezar con mi regalo — Viktor fue el primero en hablar, luego de un rato de estar de vuelta en la sala. Tomó una caja debajo del árbol y se aproximó a Luther — feliz navidad, gigantón.

— Muchas gracias — sonrió feliz, abriéndolo — ¡Un reproductor de cd's actualizado! Qué genial.

— ¡A un lado! ¡Yo quiero ser el siguiente! — Klaus saltó de su silla de inmediato— yo los amo a todos, en serio, los llevo en mi corazón como un tatuaje de una señora en bragas, pero si hay un miembro que es mi favorito en esta familia, es Amelia.

— Ay, Klaus, muchas gracias — recibió la caja. Abrió su boca de lo más emocionada al ver la bufanda que había adentro — es muy linda ¡me encanta!.. Yo quiero ser la próxima. — buscó entre las ramas del árbol, sacando varios papeles y empezando a entregarle a cada uno de sus hermanos — originalmente me había tocado Diego, pero no sabía qué regalarle, así que decidí escribirle una carta. También le hice una a cada uno de ustedes, quería darles un detalle a todos.

— Eres tan amable — Klaus secó una lágrima falsa de su ojo.

— No la abran aquí, por favor... Me da un poco de vergüenza. Mejor a solas.— negó apenas notó que Cinco iba a leerla— ¿Quieres seguir tú?

— Está bien... — aceptó sin más remedios. Agarró su regalo y se lo extendió a número 4— feliz navidad, idiota.

— ¡No puede ser, Cinco me dió un regalo! — lo rompió y sacó su interior, sorprendido al encontrar una lámpara en forma de señora hawaiana— es el mejor regalo que me han dado en mucho tiempo, muchas gracias, hermanito.

— Al menos intentó darte algo — exclamó la morena riendo.

Se entregaron los regalos faltantes, todos estaban muy contentos con sus detalles recibidos. Al poco tiempo, Claire no tardó en dormirse, por lo que, con ayuda de Luther, Allison la llevó a dormir. Era el momento perfecto para que tuviesen un segundo a solas. Cinco se encontraba cerca del bar, sirviéndose más licor. Era navidad y quería tener un motivo para beber, por lo tanto aprovecharía el momento.

— Hey — Amelia llegó a su lado en la cabina, abriendo la nevera al notarlo distraído — ¿buscas hielo?

— Gracias— se echó unos cuantos en su copa y pasó a su lado para seguir con la fiesta. Ya se sentía un poquito mareado, pero todavía estaba cuerdo.

— Cinco — lo detuvo, ambos se quedaron en una esquina del salón para charlar y que la música los dejase oír mejor — quería agradecerte por todo lo que has hecho hoy, de verdad.... Eres de un carácter difícil e intentas hacerlo más fácil por mi.

— Sabes que haría lo que sea por ti... O al menos lo intentaría — Amelia sonrió y bajó la mirada apenada— pero tenías razón, no es tan malo celebrar navidad en familia como pensaba. Esto me está gustando.

— ¿En serio?

— Sí. Puede parecer raro, pero las tradiciones navideñas me están empezando a caer bien.

— Están por caerte mucho mejor — él frunció su ceño, viéndola señalar arriba. Alzó la vista, encontrándose con un muérdago justo arriba de ellos. Ella sonrió juguetona. — parece que estamos debajo del muérdago.

Cinco, con algo de seriedad, asintió ligeramente, pero sus ojos brillaban con emociones de nerviosismo y felicidad— Sí, eso parece.

El silencio los abrumó. Llenando el espacio entre ellos mientras se miraban fijamente a los ojos. Amelia decidió dar un paso al frente, con sus ojos fijos en él.

— ¿Puedo...?

Cinco, sin decir nada, se inclinó, acercándose de una vez a ella. Sus labios se encontraron bajo el muérdago, en un beso suave pero lleno de mucho sentimiento. Duró pocos instantes, pero fue suficiente para que sintieran esa chispa que siempre tienen al estar juntos. Cuando se separaron, número 8 lo miró con una sonrisa tímida.

— ¿Te sigue gustando la navidad?

— Mucho más de lo que puedes imaginar, Am.

Amelia puso los ojos en blanco y se dió la vuelta, regresando con los demás. Por suerte, estaban tan inmersos en el festejo que ni siquiera se dieron cuenta de lo que había pasado.

La atmósfera se llenó de una energía especial. Todos brindaron con alegría, llenos de risas, bromas y una sensación de unión entre todos. La música se convirtió en el telón de fondo de la noche. Viktor tocó melodías suaves en su violín mientras algunos bailaban y otros simplemente disfrutaban la noche en conversaciones animadas.

Amelia y Cinco, encontrándose más cerca después de ese beso especial, compartieron momentos de complicidad. Aunque él seguía siendo igual de enigmático, su mirada ahora tenía un toque de ternura que pocos habían notado. Al final de la velada, todos se despidieron para descansar y la mansión volvió a su calma habitual, y ambos se encontraron al final de las escaleras que daban a sus habitaciones, una frente a la otra.

— Esta noche ha sido diferente... No esperaba disfrutarla tanto.

— A veces las cosas pequeñas tienen un mayor impacto del que imaginamos. — se encogió de hombros con una sonrisa tranquila.

La miró con una expresión suave en sus ojos y metió la mano en el bolsillo, un tanto dudoso — Siendo sincero, esperaba que tú fueses quien me tocase para el regalo, aún así, yo... Te hice algo.

— ¿De verdad?— sus ojos se iluminaron, extendiendo sus manos y recibiendo su detalle. Un collar, en forma de reloj, funcionaba a la perfección — Cinco, es muy lindo, muchas gracias... ¿Me lo pones?

Se dió la vuelta con una sonrisa amplia. Una vez puesto, lo miró con atención, notando pequeños destellos azules que se veían en la manijas.

— Descubrí que mis habilidades son mucho más amplias de lo que creía. Con la fuerza de mi poder, no solo puedo viajar más allá de lo inimaginable, sino también conocer y crear el tiempo. — le contó, ella lo escuchaba atentamente — una parte de mi está allí, de mis poderes, más específicamente, gracias a eso funciona.

— ¿Por eso estabas todo el tiempo en tu cuarto? ¿Creando esto? — Amelia no pudo evitar sentirse tímida y sonreír por lo bajo — es muy amable de tu parte.

Cinco se aproximó a ella, acercándose y limitando el espacio entre ambos. Con sus dedos, sostuvo el objeto delicadamente.

— Mientras este reloj nunca deje de funcionar, yo siempre te llevaré en mi corazón.

Amelia apretó los labios con su corazón latiendo con potencia. Sentía que se le iba a salir por la garganta. Él la jaló por el cuello, besándola con profundidad, disfrutando el momento a solas que tenían. Su mano apretó su cintura y se inclinó mucho más, dejándola atrapada entre la pared y su cuerpo. Se separaron centímetros, sin perder la cercanía. Cinco no pudo evitar recordar una frase que había leído recientemente en un libro y le había gustado mucho, además de que estaba esperando el momento indicado para dedicarla:

— Потому что в правильных глазах ты всегда будешь искусством. (Porque en los ojos correctos, siempre serás arte)

Él descansó su frente en la suya, recibiendo una sonrisa sincera de parte de su compañera y mirando sus ojos que, a pesar de no ser de un color sorprendentemente único, le gustaban más de lo que imaginaba. Amelia no necesitaba ser diferente para llamar su atención. Sólo necesitaba ser ella.

— Ve a dormir— murmuró, dando un paso atrás, liberándola de su agarre — mañana desayunamos juntos.

— ¿Café y waffles?

— Sorprendeme, sé que puedes hacerlo mejor — Amelia asintió sonriente y se dió la vuelta para entrar a su habitación. Antes de cerrar, lo miró, jugando inquieta con sus manos — puedes leer mi carta pero, por favor, no menciones nada sobre eso mañana... Me da mucha pena. Es privado.

— Lo prometo.

Sonrió nuevamente en agradecimiento. Ha sonreído tanto ese día que sus mejillas ya duelen. — buenas noches, feliz navidad.

— Feliz navidad, Am.— Cinco esperó hasta que cerrase la puerta para asegurarse de que estuviera sana y salva.

Se transportó hasta su cuarto y suspiró profundo. Había sido un día ajetreado, pero no negaba que lo había disfrutado demasiado. Tenía mucho tiempo sin sentirse así. Se quitó la chaqueta y el nudo de su corbata, preparándose para descansar, sin embargo, vió el sobre marrón sobresalir del bolsillo, así que decidió leerlo antes de dormir.

Rompió el sobre, sacando el papel, dándose cuenta que también había un pequeño reloj de bolsillo 《 Al parecer pensamos lo mismo 》sonrió un poco y abrió la carta, comenzando a leerla.

❝Querido Cinco,

En esta navidad, quería expresarte lo agradecida que estoy porque estés conmigo e intentes tener una mejor actitud. Aunque no lo creas, he notado que tu seriedad esconde un corazón generoso y tienes una mente brillante que me cautiva cada día más. Pero lo que más valoro de ti es la forma en que cuidas de los demás, incluso en tu silencio, soy la única que se ha dado cuenta de ello.

Cada momento que compartimos, cada conversación y momento, me haces sentir especial, de maneras en que nunca nadie lo había logrado. Desde el primer día, me has cuidado y hecho más de lo que cualquier persona ha hecho por mi en toda mi vida. Quiero que sepas que valoro mucho eso. Me di cuenta que el problema nunca fui yo, sino que, en realidad, simplemente estaba yendo por el camino incorrecto. Con la persona incorrecta.

No sé qué vaya a pasar en el futuro, ni siquiera podemos deducir cuánto tiempo nos queda, pero estoy segura de que siempre encuentras la forma de solucionarlo. No se cómo lo haces. Eres como un rompecabezas que me es difícil de resolver y eso me aterra, pero a la vez me gusta.

Con cariño y, contigo hasta la última línea temporal que exista en el universo, Amelia. ❞





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