16 | UN ÚLTIMO RESPIRO

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Capítulo final

El fin del mundo. Otra vez. Era la 3ra vez que Amelia pasaba por un apocalipsis y jamás va a entender cómo es que cada vez que llegan a un nuevo lugar, ella y su familia lo arruinan. Llegó a la conclusión de que es una racha de mala suerte (sería lógico sabiendo lo disfuncionales que son) Por lo tanto, decidió pasar su últimos momentos de vida al lado del que siempre ha estado para ella y por lo menos no es malo como todos los personajes con lo que se ha encontrado en esos días.

— Me alegra mucho que estés aquí, Calvin, teníamos mucho sin vernos. Perdón por eso. Las cosas han estado tensas — sonrió acariciando a su mascota, quien estaba sentado a su lado en el sillón de recepción del hotel— Ojalá pudieses hablar, sería increíble una compañía humana con tu energía en estos momentos.

— ¿Con quién hablas? — Cinco apareció. Calvin se puso alerta y se le tiró encima, ladrando — no sé para qué pregunté.

Amelia soltó una risa y él tomó asiento a su lado, mientras el can devoraba un hueso de pollo que había agarrado del bufete. Ambos se mantuvieron en silencio, mirando por los ventanales cómo el fin se acercaba poco a poco.

— Nunca imaginé que el último lugar en el que estaría en todo el ciclo del tiempo sería en un hotel viejo, aceptando que todo se terminó.

— Yo tampoco— le apoyó la castaña— ¿Qué crees que haya del otro lado?

— No lo sé, solo espero que sea mejor que este elegante manicomio y haya mucho licor— rió otra vez. El chico posicionó su mano encima de la suya, dándole una mirada suave — pero lo averiguaremos muy pronto.

Amelia no estaba triste, al contrario, pasaría su final con su familia y esas serían las últimas caras que vería. Calvin se subió al sillón, interrumpiendo la conversación al querer lamerle el rostro a número Cinco.

— En fin, tengo que hacer algo de suma importancia, no creo que papá se haya rendido tan fácil... ¿Nos encontramos en la suite Búfalo en diez minutos? Falta poco — se puso de pie viéndola, ella asintió y lo vió irse por el lobby.

Decidió quedarse allí unos momentos más, disfrutando de la compañía de Calvin y analizando su vida y a la personas que había conocido. Se sentía mal por lo que había pasado con Dylan 2, era un buen chico, pero no se merecía este fin así que es de suerte que el Kugel se lo haya llevado antes de que supiera que todo esto pasaría. De Jack no está muy convencida, no entendía por qué él seguía con ellos, no le importaba nadie de la familia, lo bueno es que ya no está y no causó alboroto.

Una vez se cumplió el tiempo establecido, se dirigió al ascensor dispuesta a ir a encontrarse con Cinco. Las puertas se abrieron y se detuvo, observando a su padre. No dijo absolutamente nada y se subió con él sin más.

— Me alegra saber que recuperaste tu poder después de todo. Ya no eres ordinaria. — habló, tratando de iniciar una conversación, pero Cinco no se fiaba de él y, por lo tanto, ella tampoco— es una lástima que tanto potencial no haya sido explotado adecuadamente.

— ¿A qué te refieres? — preguntó confusa.

— Tus poderes. Son muy fuertes pero no sabes sacarles provecho, necesitas un empujón. Escuché que un demonio llamado Amaris quiere poseerte, mi hijo Klaus me lo contó — se quedó callada — Entiendo que no confíes en mí, no fui un buen padre para tí, pero no debes culparme por los errores que cometió mi otro yo.

— No lo hago — negó— solo se me hace extraño que conversemos así. No teníamos esa costumbre.

— Ahora podemos tenerla. En los pocos momentos que nos quedan— Amelia lo miró y sonrió levemente— Klaus también me contó la razón de la pérdida de tu poder, la luna fue destruida. Una catástrofe.

— Sí, así es. Si la luna se convierte en polvo, mis habilidades también.

— Eres un blanco fácil por culpa de Amaris, sin tus poderes y sin tí, ella no podría aparecer. Es una lástima. Parecías ser la más comprensiva de tus hermanos. — Amelia frunció su ceño, sin entender por qué decía eso y hablaba en tiempo pasado. Calvin comenzó a gruñirle con enojo.

Su padre sacó de su bolsillo un pedazo de piedra, el cual apretó y sintió un dolor inmenso en su pecho que la hizo caer al suelo. Las puertas del ascensor se abrieron llegando hasta un piso cualquiera y jaló a Calvin, dejándolo afuera.

— Por suerte, Jack me obsequió este pedazo de luna, dijo que lo había usado para debilitarte hace tiempo. Lo lamento mucho hija, pero no puedo arriesgarme a que Amaris arruine mis planes para salvar a este mundo. Sé que me entenderías.

Hizo polvo la piedra en su mano. Amelia sentía su interior arder y doler, intentó gritar por ayuda, pero las puertas ya se habían cerrado.

Mientras tanto, el resto de los Hargreeves se encontraban en la suite Búfalo presenciando el cuerpo sin vida de Luther. Sloane no entendía qué había pasado, simplemente lloraba a su lado, sin poder creerlo.

— Hijos ¿Qué sucede? Oh, Dios, Luther — Reginald llegó y se sorprendió al ver a su hijo muerto.

— Si hubiéramos ido, él seguiría con vida.

Entonces, el hotel comenzó a destruirse. Volverse pedazos a medida que avanzaba el apocalipsis y el tiempo se les acababa.

— ¡Oigan, se está acercando!

— ¡No hay tiempo! Llegó el Kugelblitz — dijo Cinco, observando por la puerta, esperando que Amelia apareciera ¿por qué no lo hacía?

— ¡Debemos cruzar el portal! ¡es la única salida! — exclamó Reginald abriendo la puerta.

— ¡Íbamos a quedarnos!

— ¡Eso mató a Luther!

— Debemos irnos, Sloane, o moriremos aquí.

Calvin entró, acercándose y ladrando sin parar a Cinco— ¡Calvin! ¿Dónde está Amelia?

— ¡Debemos irnos! ¡ya!

— Maldita sea — murmuró corriendo al portal con la mascota detrás suya.

— ¡Espera! — Reginald detuvo a Klaus antes de que quisiera entrar — gracias por acercarme a la familia pero das demasiados problemas. Lo siento. — cerró la puerta dejándolo del otro lado.

El ascensor se abrió y Amelia intentó salir como pudo, agarrándose de la pared, sin fuerzas y sus ojos parpadeando en blanco. Sabía que el Kugelblitz había llegado y sus poderes no iban a resistir mucho.

— ¡Amelia! — Klaus la ayudó al verla entrar a la suite, sostiéndola de caer y la sentó en la alfombra— ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?

— No importa, ahora hay que irnos de aquí — la habitación tembló— ¿Dónde están los demás?

— Se fueron, papá me engañó.

— ¿Ahora qué haremos? — susurró asustada.

Faltaba poco para que el hotel se volviese nada. Número 4 intentó abrir la puerta, golpeando y haciendo fuerza, pero nada parecía funcionar.

— Veo que necesitas ayuda — Amaris apareció a su frente, con una sonrisa burlona al verla — te lo dije, mi querida Amelia... Yo iba a estar ahí en el momento en que me necesitaras.

— ¿Cómo puedes ayudarme?

— Dejaré que salves por última vez a tu familia y, a cambio, ya sabes lo que quiero.

Extendió su mano a ella. Amelia dudó un par de segundos hasta que aceptó que no tenía más remedios, las opciones eran morir en ese instante o dar un último respiro para proteger a los que quiere.

— Klaus ¿tienes una salida? — le llamó. Él miró al búfalo en la pared y después a ella, con una sonrisa triunfadora cuando una idea llegó a su cabeza retorcida.

— Claro que sí, hermanita.

— Bien, porque yo también— selló el trato de Amaris uniendo sus manos y una luz blanca cegó su vista.

(—☪️—)

Habían vuelto al mismo lugar donde inició todo, la suite Búfalo Blanco, pero parecía no estar del todo igual. Reginald fue el último en salir, cerrando la puerta detrás suya y tomando aire, viendo a sus hijos.

—¿Y Klaus, Amelia? — preguntó Viktor precavido.

— Lo lamento, hice todo lo que pude, pero él no pudo entrar a tiempo. El Kugelblitz se los llevó.

— No, Klaus estaba detrás de mí cuando entré al túnel y Amelia debía llegar, algo le pasó. Estoy seguro. — afirmó número 5.

— Hay que volver por ellos.

— Ahí no hay nada— se negó el mayor, caminando a la puerta para irse — derramaremos lágrimas luego, ahora hay que seguir.

— ¿Luther, Klaus, Amelia...?

La familia se quedó en silencio, sin poder creer la pérdida que acababan de tener. Cinco estaba callado, sin asimilar lo que había pasado. Miró a Calvin, quien se mantenía a su lado, mirándolo a los ojos sin señal de tristeza. Dándole el presentimiento de que Amelia todavía no se había ido del todo.

(—☪️—)

— ¿Klaus? — exclamó Diego al verlo en el lobby, algo desmayado y con un golpe en la cabeza — ¡creímos que habías muerto!

— ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?

El hotel Oblivion había sido más peligroso de lo que aparentaba. Luego de una intensa pelea con los guardianes, quienes protegen el lugar, los Hargreeves buscaban respuestas y el indicado para darlas había llegado justo a tiempo.

— Sí, estoy vivo y asombroso, a pesar de los intentos de papá, pero dejemos el reencuentro para después — interrumpió número 4 — lo que necesitan saber ahora es que... papá mató a Luther y me dejó fuera del túnel, también lastimó a Amelia, casi la mata y tocó esa maldita campana.

— ¿Qué planeas? — Cinco fue el primero en confrontar a su padre al verlo aparecer — ¿por qué le hiciste eso a Amelia? ¿Dónde está? ¡tráela de vuelta!

— No hay tiempo para explicar sus trágicas pérdidas románticas.

— ¡Mataste a Luther! — le reclamó Sloane.

— No tuve opción, se negaron a venir como equipo.

— ¡Son solo mentiras! Nunca hubieron campanas ni nórdicos ¡nos trajiste para morir!

— No es cierto. Aquí está la clave para reiniciar el universo, solo necesitamos hallar el sello.

Mientras la familia discutía con su padre, número 5 miró el suelo, notando de inmediato los símbolos que habían en el suelo y se dirigió a las escaleras para tener una mejor vista.

— ¡Encontré el se...!

El cristal del lobby se rompió, saliendo de allí el último guardián que quedaba vivo. Lanzando su hacha y cortando el brazo de Cinco, a la vez atacando a los demás, dejándolos malheridos. Diego intentó detenerlo, peleando contra él, sin embargo, los golpes no fueron suficientes para pararlo.

Sloane intentó usar sus poderes, dejándolo quieto solo unos segundos, y, antes de que la lastimase, Luther apareció detrás de él.

— Nadie toca a mi esposa, hijo de puta— lo tiró hacia atrás, dejándolo caer en el piso y se abrazó a Sloane, feliz de volverla a ver. Alzó su mirada a su padre. — Te fui leal todos estos años, desperdiciaste mi vida en la luna ¿y para qué? ¿Para usarme en tu misión?

— Tenías un propósito, te dejé cuidar lo más preciado del universo.

— ¿Qué era?

— Pronto lo entenderás. Todos lo harán.

Klaus no pudo traer de regreso a Luther tanto tiempo ya que volvía a morir y se despidió de Sloane, prometiéndole amor eterno. El guardián pareció reaccionar y se levantó, dispuesto a seguir.

— ¡El sello está en el piso del vestíbulo, las estrellas! — gritó Cinco.

Un golpe de humo apareció frente a ellos, al dispersarse, apareció Amelia, con sus ojos blancos y venas de su cuerpo marcándose en su piel de color negro.

— Yo lo distraigo— dijo a su familia.

— ¡Rápido! ¡párense sobre las estrellas!

Amelia se subió encima del guardián, tomándolo con fuerza y succionando su alma mientras los demás intentaban llegar hasta las estrellas. Una vez todos estuvieron en posición, una luz azul los iluminó y atacó al guardián, convirtiéndolo en nada de una vez por todas.

El hotel a su alrededor se transformó, volviéndose de color amarillo. Reginald se apresuró hasta una cabina, donde se concentró en hacer miles de fórmulas. Amelia se acercó sus hermanos, quienes no lucían para nada bien y miró a Cinco.

— ¿Qué les estás haciendo? — preguntó angustiada.

— ¡Los lastimas! Esto no era parte del trato — Allison la apoyó.

— No puedo parar ahora, la máquina se apagaría.

— ¿Qué? No entiendo.

— El hotel es la fachada para una máquina en otra dimensión. Quien haya creado el universo también creó esto.

— ¿Y ellos qué tienen que ver? — la potencia aumentó, haciéndoles aún más daño.

— Las partículas dentro de ellos son lo único que abastece la máquina.

— Mató a Luther e intentó matar a Klaus y Amelia. No se detendrá hasta matarnos a todos — murmuró Cinco.

Número 8 lo observó con dolor y se volteó a su padre, viéndolo molesta — ¡Ya suéltalos, tienes que parar!

— Ya casi termino y, cuando lo haga, obtendremos por lo que vinimos.

— ¡Los estás matando!

— Todo tiene un precio.

Allison intentó usar sus poderes pero no funcionó. Amelia cayó en cuenta del haz que había en el suelo, perteneciente al guardián, y miró a su padre enojada antes de tomarlo con sus poderes y golpear a su padre, deteniendo lo que hacía. Ambas abrieron los ojos al ver el interior de su cuerpo, pues no era humano.

— Cinco— se aproximó a él, recostando su cabeza en sus piernas, sus ojos llenándose de lágrimas al ver su brazo cortado y piel de color azul — perdón, lo siento tanto.

— No te disculpes. Ya estas aquí — ella sonrió con tristeza. Calvin apareció de su escondite, acercándose a ellos, contento de ver a su dueña.

— Hay algo que debo decirte, yo... — se detuvo a sí misma al ver a Allison en la cabina — Allison ¿Qué haces?

— No toques eso, no sabemos qué hace ese botón.

— ¡Detente! — Viktor se puso de pie como pudo, usando sus poderes, dispuesto a afrontarla— No me obligues a hacerlo.

— ¿Confías en mí? —Número 7 la miró unos segundos antes de dejar sus poderes.

— ¡No, no, espera!

— ¡Amelia, detenla!

Amelia solo alcanzó poner sus ojos en blanco, ya que no pudo alcanzarla, Allison había tocado el botón.

(—☪️—)

Lo siguiente que sucedió no se supo, lo último que vió Cinco fue una luz y sonidos a su alrededor. De pronto, estaba en un ascensor, del cual salió con el resto de su familia. O al menos la mayoría. Se acercó a una escultura de piedra, leyendo lo que decía "Parque conmemorativo Obsidian donado por Sir Reginald Hargreeves"

— ¿Luther? — Número 1 salió del elevador, algo desorientado. Viktor fue el primero en acercarse y darle un abrazo efusivo — ¡Estás vivo!

— ¡Mi hermano está vivo! — celebró Klaus.

— Guau — exclamó asombrado al verse a sí mismo, pues su cuerpo era menor robusto y ya no tenía pelo. Era normal. Completamente normal— carajo, mi cuerpo... Está increíble ¡Debo mostrarle a Sloane!

Cinco observó su brazo, viéndolo reconstruido. Analizó a su alrededor, encontrando a Calvin y buscando a la chica con rapidez— ¿Y Amelia?

— ¿Dónde está Sloane?

— Estaba detrás de mí.

— No sé ustedes pero hace años que no me sentía tan bien.

— ¿Alguien sabe dónde estamos?

— En el hotel o al menos donde solía estar — contestó Lila.

— Creo que el viejo lo logró, pudo reiniciar el universo... — dijo Cinco mirando por todas partes.

— No me importa ningún reinicio ¿sí? Quiero a mi esposa ¿Dónde está? — Luther lo tomó de la camisa.

— Me alegra que estés vivo pero suéltame.

— No hasta que respondas.

— Bien — se encogió de hombros e hizo un movimiento, pero frunció su ceño cuando no pasó nada — algo está mal.

— Claro, estoy a punto de patearte el trasero.

— No, idiota. No puedo transportarme.

Diego jugó con su cuchillo, el cual se resbaló de sus dedos y se quedó muy extrañado ante eso. Ben hizo fuerza, pero sus tentáculos no salían mientras Klaus intentaba invocar fantasmas.

— Oigan... ¿Alguno de nosotros tiene una vibra fea y diabólica que te hace querer orinarte encima? — preguntó número 4, observando a un lado.

Todos hicieron lo mismo, quedándose en silencio y mirando cómo una figura femenina de color blanco se levantaba del suelo. Estiró sus hombros, murmurando sin poder entenderle y se volteó con una sonrisa. Quedándose más que impactados al ver a Amelia, vestida de negro con una chaqueta gigante de color blanco, su piel pálida y cabello oscuro.

— ¿Por qué tan serios? Parece como si hubiesen visto un demonio— rió.

— Amaris — Cinco se aproximó un poco a ella al reconocerla y se mantuvo firme, tratando de no sobrepasarse — ¿Dónde está Amelia?

— Ah, es una larga historia... La dejé ayudarlos una última vez a cambio de que me diese su cuerpo para habitar este mundo tan extraño. No te preocupes, seguramente está bien, quién sabe dónde estará.

— Maldita hija de...

— Ah, no, no — puso la palma de su mano al frente, dándole un leve empujón hacia atrás con sus poderes— Tú debes ser el famoso Cinco, había escuchado muchísimo sobre tí, eres algo... Joven, pero atractivo, entiendo a Am. La pedofilia es algo común de donde vengo así que la adoro — lo miró de arriba a abajo con una sonrisa coqueta.

— ¡Queremos a Amelia de vuelta! — exigió Diego.

— Lo siento, eso no se va a poder.

— ¿Y qué quieres hacer? ¿Eh?

— Estuve tantos años encerrada planeando cómo llegar aquí y, ahora que lo estoy, no lo sé. Probablemente me divierta haciendo que un par de personas se suiciden o promoviendo el incesto en las familias. Son cosas fáciles — caminó un poco, mirando a cada uno y parando en Ben. — Benerino... Tú me caes bien.

— ¿Quién es esta loca? — cuestionó viéndola.

— Nadie con el que debas tener miedo de enfrentarte — le respondió. Paró en seco, haciendo una mueca — no puedo estar por aquí sola sin conocer el terreno, así que necesitaré un guía ¡Oh, ya lo tengo!

Movió su mano cubriendo de humo a Calvin, quien segundos después se transformó en un chico, con ropa del mismo color de ella. Cinco mantuvo su mirada en él ¿todo este tiempo era un humano?

— ¡Amaris! ¡no voy a ir contigo, devuelve a Amelia en este instante! — le habló enojado.

— Cállate si no quieres que te cosa los labios — amenazó poniendo sus ojos en blanco, transmitiéndole temor — serás mi ayudante ahora. Estuviste pasando tiempo con ella en este mundo desde que el hombre luna te dejó en su ventana esa noche, Calvin, debes haber aprendido algo además de orinar en esquineros.

— ¿A dónde vas? — le detuvo Cinco al ver sus intenciones.

— No tengo por qué darte explicaciones, número 5. Después de todo, yo no soy tu novia. — le dió otra sonrisa burlona — si quieres hablar, ya sabes dónde encontrarme. Vámonos.

Calvin le dió una mirada a Cinco, asustado, sin saber qué más hacer y no tuvo más remedios que seguirla e irse. A los dos les preocupaba Amelia, pues no sabían en dónde se encontraba.

— Tengo que ir a buscar a mi esposa — Luther hizo lo mismo y, poco a poco, los demás se dispersaron.

— Debemos permanecer juntos y resolver esto.

— ¿Qué haremos?

— ¿Vivir nuestras vidas? — le propuso Lila a Diego. Se miraron entre sí antes de dejar el parque.

— ¿A dónde vas? — interrogó Viktor a Cinco.

— No voy a dejar que Amaris se salga con la suya— Se dió la vuelta, dispuesto a seguir a Amaris y resolver todas las dudas que tenía, pero la principal era:

¿Dónde está Amelia?

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