12 | APOCALIPSIS
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Capítulo final
— Bien, debemos irnos. Faltan 30 minutos para que empiece la función. Amelia ¿dónde está Cinco? — pregunta Luther a su hermana. Ya habían vuelto de su apartamento y estaban nuevamente reunidos en los bolos, preparándose para la acción.
— Él est... — gira detrás de ella, pero no lo encuentra, frunce su ceño confusa —estaba detrás mío...
— ¿Cuál es el plan? — le interroga Diego al líder, ignorando que el chico no estaba.
—Debemos ir al teatro Icarus.
—Ese es un lugar, no un plan. — le aclara, él continúa en silencio — ¿Eso es todo? ¿quieres ser el Número Uno, Luther? de acuerdo, pero vas a tener que ver cómo nos arreglamos porque no podemos estar dispersos si atacaremos a Vanya.
Mientras sus hermanos discuten sobre un plan, Amelia no deja de pensar en dónde podría estar Número Cinco. Quien ni siquiera le avisó que se iría. Salió de sus pensamientos al oír personas gritando, notando a varios uniformados con máscaras, quienes empezaron a dispararles. Diego jala a su hermana detrás de la mesa.
— ¿¡Quiénes son esos!?
—¡Tal vez vinieron para el cumpleaños de Kenny! — contesta Klaus.
Amelia lo mira con gracia. Nunca cambia, ni siquiera en los momentos serios. Diego se asoma tirándoles cuchillos. De un momento a otro, la música cambia a una más alegre y las luces se apagan como si fuese una fiesta disco.
—¡Están bloqueando la salida, no podemos salir! — grita Número Uno tirando bolas por todas partes —¡a las pistas, corran!
Amelia corre entre las pistas y las balas, tratando de alcanzar a sus hermanos. La mayor desventaja de ser tan baja es que correr no es su mejor habilidad física. Salen del local por la parte trasera, y avanzan rápidamente por las calles para dirigirse al teatro Icarus. Al llegar, suben las escaleras, encontrándose con una puerta grande y de fondo escuchándose violines, indicando que la función ya había comenzando. Antes de seguir, Allison detiene a Luther.
—No puedo dejarte ir sola, ella perdió la razón ¿enserio crees que te escuchará después de todo lo que pasó? — la chica lo mira decidida y estática dando a entender que está muy segura —okey.
La morena se va, Amelia intenta ir detrás de ella, pero Luther la toma del brazo — deja que vaya sola, te necesito aquí.
— ¿La utilizarás como anzuelo? — le pregunta.
—Mientras la distrae, nos dará la oportunidad de incapacitar a Vanya.
—Entonces ¿cuál es el plan? — cuestiona Klaus mientras todos se dirigen a la puerta.
—Tú quédate vigilando la entrada, si viene alguien gritanos, intentaremos detenerla.
Número Cuatro se queja y acepta finalmente yéndose. Amelia entra por la puerta mientras Diego y Luther buscan una nueva entrada hasta el escenario, donde está Vanya con un traje, pálida y ojos brillantes. Allison se acerca hasta la primera fila para verla. Número Siete se da cuenta de su presencia. Ambos hermanos esperan unos segundos y corren hacia Vanya al mismo tiempo, pero ella es más rápida y hace una onda haciéndolos volar. Los músicos intentan huir al igual que los demás, pero los obliga a seguir tocando.
—Es más fuerte de lo que pensé. — exclama Luther una vez llegan con sus hermanas, escondidos detrás de los asientos.
Allison les mira molesta. — estamos bien, gracias por preguntar. Mira, casi te pierdo una vez, no voy a volver a arriesgarme.
—Ya perdimos el factor sorpresa, ¿ahora qué? — cuestiona Diego. Número Tres hace señas.
—Se refiere al violín, es su pararrayos. — entiende Amelia, ganándose la mirada de los demás — si se lo quitamos e impedimos que continúe, quizás podemos detenerla.
Los hombres enmascarados vuelven a aparecer y disparan. Los Hargreeves ntentan cubrirse mejor. Los músicos logran huir, sin embargo, Vanya no detiene su show para nada.
—Se supone que Klaus estaba vigilando.
—Qué sorpresa, es Klaus, Diego. — dice la más pequeña, con un leve sarcasmo, mientras usa sus poderes para desmayar a algunos terroristas.
—¿Qué hacen aquí holgazaneando? — pregunta Cinco apareciendo. Apenas Amelia lo ve, lo jala de la chaqueta, escondiéndolo a su lado —son de La Comisión, están intentando detenernos.
— Pensé que nos habías dejado.
—Nunca te abandonaría.
Diego se asoma, tirando cuchillos para bajar a algunas personas.
—¡Chicos, es Cha-cha! ¡ahí viene!— llega Número Cuatro y se agacha al darse cuenta del desastre que hay.
Cinco se teletransporta y comienza a pelear con ellos. Amelia se agacha mucho más cuando los disparos se hacen más incesantes y sentir que las balas están a un roce de su piel. Allison le manotea, llamándole la atención, y señala. Voltea a ver a Klaus, quien de sus manos sale un brillo azul, para después ver el reflejo de Ben utilizando sus poderes para atacar a todos los disparadores, dejándolos muertos.
— ¿Ese es...? — sus hermanos están impactados, con su vista en él.
— Ben. — termina de decir Amelia, sin dejar de verlo, sintiendo cómo el nudo en su garganta se formaba. Sus ojos no pudieron evitar cristalizarse. Era cierto lo que decía Klaus.
—Solo hago guardia— dice Número Cuatro al terminar, para luego reírse levemente por lo que acaba de hacer.
Todos vuelven a su objetivo. El esmoquin de Vanya se va haciendo blanco poco a poco, al igual que su violín. Su poder se hace más fuerte. Las columnas comienzan a romperse, colapsando ante tanta intensidad.
—Bienvenido, ¿dónde estabas? —pregunta Luther a Diego al ver que aparece.
—Honrando una memoria—Allison coloca su mano en su hombro como apoyo — ¿Cómo acabamos con ella?
—Hay que rodearla, aproximarnos lo más que podamos, atacarla y quitarle ese violín como sea.
—Es nuestra única oportunidad.
—¿Lo hacemos? — todos asienten —tú a la izquierda, yo a la derecha, ustedes al frente. Amelia, tú quédate aquí, si pasa algo mucho más grave, ya sabes qué hacer. No tengas un límite.
Amelia asiente no muy segura. No quiere hacerle daño a su hermana, pues no sabe si usar sus poderes al límite sea la mejor opción, pero no tiene más remedios para detenerla. Cinco le mira y ella le hace un movimiento de cabeza, en señal de que no se preocupara.
— ¿Acaso tienes un mejor plan? — le cuestiona Luther a Allison al ver que intenta negarse de nuevo.
Todos se dispersan a sus lugares, Allison se escabulle y se va a otra parte, dejando a su hermana. Amelia se asoma un poco, viendo que Vanya ya tenía a su familia en el aire, haciéndoles daño. Cierra los ojos con fuerza unos segundos, no estando para nada lista con lo que iba a hacer, pero debía salvar a su familia. Se levanta y camina poco a poco, ganándose la atención de Número Siete.
— Vanya, soy yo —. Ella no parece hacerle caso, pues le lanza un rayo, pero Amelia lo destruye con facilidad — sé que estás muy molesta y eso te obliga a hacer cosas malas, te entiendo, pero no tienes por qué hacer esto. Por favor.
Se da cuenta de que Allison está detrás de ella, apuntándole con un arma. La morena la mira y le asiente, confiando en ella.
— Si te detienes ahora, aún así te ayudaremos... Sé que no fui la mejor hermana, y los demás tampoco, pero te prometo que nunca más volveremos a fallarte— continúa hablándole, con la mirada vacía de su hermana encima de ella — ¿acaso quieres que termine así?
Vanya la ataca una onda, pero Amelia se la regresa, haciéndola tambalear. Antes de que se enojara más e hiciera un ataque más fuerte, Allison disparó el arma al lado de su cabeza. Un rayo apunta directamente al cielo, rompiendo el cristal del techo. Amelia crea nubes de humo debajo de sus hermanos, evitando que se golpearan cuando Vanya los soltó.
—¿Está viva? — todos se acercan al escenario, donde está Allison con Vanya en brazos, desmayada. Número Tres asiente al verificar que está bien. —lo hicimos, salvamos al mundo.
Amelia sonríe un poco más aliviada, pero quita la sonrisa de su rostro al sentir un dolor en su pecho. Se levanta del suelo y mira hacia arriba, viendo la luna que se rompe lentamente haciéndose fuego y una parte de ella se acerca, con peligro de chocarse contra la tierra.
— ¿Am? —pregunta Cinco mirándola confundido. La chica pone sus manos en su pecho, con miedo, con la vista fija en el cielo— ¿qué sucede?
Siente su estómago y garganta arder. Sus ojos se ponen blancos y el humo negro sale de su boca, dispersándose en el aire. Sus piernas tiemblan y le cuesta mantenerse en pie. Número Cinco la sostiene con delicadeza en el suelo. Aprieta las manos intentando hacer algo, pero nada pasa.
—Mis poderes... — murmura mirándolas con temor— no están.
—¿Qué? ¿cómo es eso posible?
—Chicos, creo que ya sé por qué Amelia se siente así... — les llama Klaus señalando al cielo. El asteroide está cada vez más cerca, todos miran hacia allá —¿ven esa roca lunar gigante que viene directamente hacia acá?... Con que esto es todo, no pudimos salvar el mundo.
—Si nuestro padre nos pudiera ver ahora, La Academia Umbrella, un gran fracaso...
—Al menos vamos a morir en familia.
— No tenemos por qué morir— dice Cinco, poniéndose de pie a un lado de Número Ocho — sé cómo sacarnos de aquí pero tendrán que confiar en mí.
— No, ni locos, gracias — se niegan.
— Entonces pueden resignarse a morir porque en menos de un minuto un asteroide con lava nos aplastará la cabeza. — llega a la conclusión.
— ¿Cuál es tu plan?
—Usar mis poderes y viajar en el tiempo, pero esta vez, vendrán conmigo. No sé si funcionará, jamás lo he probado antes. Solamente saltos espaciales con Amelia.
—Es mejor intentarlo que quedarnos aquí a esperar una muerte tan fea — insiste Amelia con decisión, tratando de convencer a sus hermanos. — ¿Qué podría salir mal?
—Que un hombre de 58 años se quede atrapado en el cuerpo de un chico puberto, para siempre.
— A la mierda, yo voy ¿que dicen?— se apunta Diego, pasando el brazo de Amelia por su cuello para ayudarla a mantenerse en pie.
— Vamos.— acepta Luther cuando Allison le asiente, estando de acuerdo — ¿Qué hay de Ben?
— ¡Sí, también va! — le informa Klaus.
Todos aceptan hacerlo. Luther toma a Vanya en brazos después de una breve conversación sobre si deberían llevarla o no, lo cual hacen. Hacen un círculo, agarrándose de las manos. Cinco mira a Amelia, buscando nuevamente su aprobación, quien le asiente con una pequeña sonrisa. Él se concentra unos segundos y crea un portal encima de ellos.
—¡Resistan, esto va a ser rápido!
El impacto está cada vez más cerca a ellos, pues el calor empieza a sentirse. Amelia cierra los ojos, escondiéndose en el cuello de Diego, solo esperando que lo peor pasara.
Y en un abrir y cerrar de ojos, desaparecen.
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