10 | UNA MANERA DE DEJAR IR

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—Bueno, primero que todo quiero disculparme por dejarlos varados en el pasado. Es algo que ninguno quería. Pero el verdadero problema es que trajimos el Apocalipsis con nosotros.

Hace pocos segundos comenzó la reunión familiar. Amelia no cree que sea una buena idea reunirlos para decirles que el mundo volverá a acabarse en días, pues, ahora, le da miedo que no puedan lograr vencerlo, pues ya deberán estar cansados por la anterior línea temporal. Se acomoda en su asiento, un tanto ansiosa.

— Toma. Te ayudará. — Número Tres le extiende un shot de licor. No tiene ni idea de dónde lo sacó, pero Amelia acepta, a pesar de no ser muy fan del alcohol, y lo bebe con rapidez, simplemente por el hecho de que realmente necesitaba uno.

— ¿De nuevo? ¿por qué siempre soy el último en enterarme de estas cosas? esperen... Estoy en problemas ¡le dije a mi culto que teníamos hasta el 2019!

— Tenemos hasta el lunes. Seis días.

— ¿Es por Vanya otra vez?

Número Ocho le da un leve golpe a su hermano por su comentario. Sí es cierto que, por lo general, Vanya es la razón del Apocalipsis, pero está tratando de que su trato hacia ella sea lo mejor que sea posible.

— ¿Hay pistas?

— Sí — afirma entregándole a Allison una carpeta en la cual hay una fotografía de papá en la plaza Dealey.— Diego, Amelia y yo intentamos localizarlo pero es más difícil de lo que pensamos. Por ahora no tenemos nada.

— Hay una cosa; planea matar a Kennedy.

— Si le prestamos atención a eso, estaremos ignorando el hecho del Apocalipsis.

— Cae en cuenta. Papá tiene reuniones turbias con gente turbia, sabemos que está haciendo cosas malas e irá a la plaza ese día para matar al presidente. Es obvio lo que hay que hacer. — Diego y Cinco hablan al mismo tiempo — matar a papá/encontrar a papá.

— Se supone que estamos aquí ¿no? quizás alguno hizo algo para alterar la línea de tiempo.

Todos se quedan callados sin decir nada. Es obvio que todos hicieron algo. Unos estuvieron 3 años en Dallas, otros menos de 1 año y algunos solo unos meses. Cualquier detalle puede cambiar las cosas drásticamente.

— Diego acosa a Lee Oswald.

— ¡Tú trabajas para Jack Ruby!

— Allison está involucrada en la política local de una forma muy agresiva.

— Tú empezaste un culto.

— Cinco estaba viendo a una bailarina semidesnuda y le preguntó a una amiga cuándo salía de trabajar cuando fue a verme — suelta Luther nervioso.

Amelia arruga las cejas, volteando a ver a Cinco, quien hace lo mismo, pero mirando a Luther. Definitivamente hay cosas que él aún no le ha contado, y no quiere que eso se interponga en su relación, así que deberá tomar cartas en el asunto ella misma.

— Todos mueren. — dice Cinco, interrumpiendo la habladuría de mis hermanos— estuve ahí, viéndolo de nuevo. Ví cómo los rusos pulverizaban la ciudad con ustedes incluidos. Trato de olvidarlo pero no puedo. Es una guerra que no existía hasta que nosotros la trajimos, Hazel dió su vida para salvarnos. Así que necesito que cierren las bocas y escuchen lo que tengo para decirles. No sabemos si estamos involucrados en eso o no, pero papá quizás pueda ayudarnos.

— Okey, me voy. — dice Luther levantándose

— ¿Qué no escuchaste?

— Escuché a un hombre de 58 años en el cuerpo de un chico diciendo que su papi debe arreglar todo. Hay que crecer.

Camina a las escaleras y Diego le sigue, ambos para irse. Amelia rueda los ojos y decide salir a tomar aire fresco. Desde el inicio supo que sería una reunión fallida.

Da un par de vueltas en la acera, hasta que se detiene al ver a Cinco en el callejón, observando hacia arriba, ella hace lo mismo, encontrando a Lila en el techo. Después aparece corriendo por la calle y él la persigue. Obviamente, Amelia los sigue. Sabe que él le tiene sus sospechas y admite que le gustaría saber cuáles son. Además de que su pareja le ha estado ocultando varios secretos.

Llegan a un edificio abandonado, deshabitado y en ruinas, en el cual ambos entran. Amelia espera un rato antes de hacer lo mismo y se esconde detrás de unos muebles viejos, viéndolos pelear cuerpo a cuerpo. Lila aparece y desaparece en lugares diferentes, lo cual la deja sorprendida, sin saber cómo lo hace. Terminan la pelea cuando Cinco la tumba al suelo y pone su pie en su cuello.

— Eres mejor de lo que creí.

— Y tú muy mediocre — Cinco le da una sonrisa falsa— ya puedes salir.

Amelia parpadea un par de veces, sin saber si le habla a ella, pero deja de pensar cuando una mujer alta y de cabello oscuro con mucho maquillaje sale de una esquina, acercándose a él.

— Bien hecho, me has descubierto.

— No fue tan difícil, todos los drones de La Comisión pelean igual.

« ¿La Comisión? » Amelia cae en cuenta que se trata de La Encargada, la mujer la cual le ofreció a Número Cinco un contrato para matar personas que alteraran las líneas temporales, cayendo en cuenta, también, que Lila hace parte de su organización desde siempre.

— Bueno, ya estamos aquí volviéndonos a ver, quiero preguntar: ¿me extrañaste, pedazo de mierda? — Lila se ríe por la forma en que lo llama.

— Ponerla en un psiquiátrico para acercarla a mi hermano y así obtener lo que quieres, muy inteligente.

— Bueno, la manzana no cae lejos del árbol...

Cinco la mira un tanto extrañado. — ¿Es tu...?

— Sí, es mi hija. La única. Y te agradecería enormemente que no le rompieras la tráquea.

Cinco la suelta y Lila se levanta poniéndose al lado de la mujer. Con cada día que pasa, Amelia confirma cada vez más que Cinco definitivamente tiene un sexto sentido para desconfiar en las personas.

— Lila, querida ¿puedes darnos un minuto? — le pide su madre.

— Sí, los adultos deben hablar. — le dice Cinco molestándola. Ella se aleja un poco de los dos y se sienta en una mesa para darles su espacio. El chico mira a la mujer — ¿qué quieres?

— ¿Te gusta el Jazz, Cinco?

— Prefiero lamer un cuchillo.

Ella se ríe entre dientes y comienza a caminar. — el Jazz es como una mujer. Hermosa, compleja, no es fácil de comprender, difícil de conquistar.

— Espero que llegues a alguna parte con esto.

— Bajo mi mandamiento, La Comisión seria más como un baile de Jazz e ignorando a la Junta Directiva, ahí es donde entras tú.

— No. No entro. — se niega de inmediato.

— A cambio de que mates a la Junta Directiva, yo te sacaría a tí y a tu familia de esta línea de tiempo para que vuelvan a la suya.

— ¿Y qué pasaría con la 3ra guerra mundial?

— Desaparecería.

— ¿Y el del 2019? recuerdo muy bien que me dijiste que ese hecho debía pasar sea como sea.

— En ese tiempo seguía órdenes, pero si lo haces y reciben mis mandatos, La Comisión se convertiría en Jazz.

Cinco parece pensarlo. Es una oferta tentadora, pero le parece muy poco ingenioso aceptarlo, pues quizás pueda arreglarlo por sí mismo y no necesite la ayuda de una manipuladora tan engañosa como lo es La Encargada.

— ¿Por qué otra razón aceptaría tu trato? tengo opciones y no aceptar tu oferta no me trae ningún mal — dijo, después de meditarlo un rato.

— Todos tienen sus debilidades, y la tuya es una linda chica francesa muy tierna que se ha convertido en alguien muy especial para tí.

— Ni se te ocurra hacerle algo — la mira con los ojos entrecerrados apretando sus puños y mandíbula.

— Ay, Número Cinco, estás completamente enamorado, pero de una mujer que no puedes tener por completo. Yo puedo ayudarte con eso. — le sonríe cínica, él se queda callado, dispuesto a escucharla — Por ahora es indefensa después de perder sus poderes que la hacían muy especial. Puedo decirte quién la va a matar dentro de poco, que es lo que estás tratando de saber desde hace tiempo.

— Puedo averiguarlo por mí mismo. — le dice molesto dándose la vuelta para irse

— Además de ello puedo ayudarte a que tengas tu nuevo cuerpo y puedan estar juntos — él para en seco, volteando a verla — Sé que la deseas demasiado, Cinco, después de todo, es imposible la resistencia para ti, así que... Si no aceptas, lamentablemente verás dentro de poco a esa dulzura con una bala en la cabeza y no podrás vivir con el amor de tu vida.

Amelia no puede estar más que confundida en ese momento, no entiende nada de lo que pasa, y ahora más que nunca debe pedirle explicaciones a Cinco. Se ha estado guardando cosas y no puede seguir haciéndolo, mucho menos si tiene que ver con su propia existencia.

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