09 | LOS PODERES DE VANYA
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— ¡Mierda! puede que sólo tome café y sea un niño de trece años pero pesa mucho—se queja Diego tomándolo de las piernas
Allison, Diego y Amelia llevan en brazos a Cinco hasta su habitación. Número Dos se retira y vuelve segundos después con Grace, hecho que confundió completamente a ambas hermanas, pues no sabían de su correcto funcionamiento nuevamente. Se retiraron del cuarto a dejarla que lo curase, por suerte, la herida no era más grave y pudieron llegar a tiempo.
— ¿Y? —pregunta Diego a Allison sin mirarla, ella estaba llamando a Vanya.
—No contesta el teléfono, pero lo más raro de todo es que llamé a la recepcionista del conservatorio. No fue al ensayo de hoy. —anuncia, el chico se da la vuelta alejándose un poco— ¿estás bien?
—Sí, sí, se me hace raro verla así... Quisiera decirle que lo... — se interrumpe a sí mismo y da un leve sacudón a su cabeza — no importa, debemos irnos.
—No estoy muy de acuerdo con eso— se niega la más pequeña — Cinco está inconsciente y lo necesitamos. No podemos hacerlo solos, lo intentamos la vez pasada y morimos. Fue un fracaso. Recuérdalo.
— Estoy de acuerdo con Amelia, Diego, ¿por qué no propones otra cosa que no sea ir directamente a la muerte? Ese tipo está completamente loco.
El moreno piensa, hasta que una idea llega a su mente — En el expediente policial no había otro domicilio, pero sí un pariente, la abuela de Jenkins. Vivía a las afueras de la ciudad, pero se fue hace tiempo, podrían estar escondiéndose ahí.
Ambas asienten estando de acuerdo. Amelia da un último vistazo a la habitación de Cinco y los sigue. Al pasar por las demás habitaciones, no divisa a los demás, por lo que cae en cuenta que están más ocupados en otros asuntos que salvar el universo. Los tres salen de la academia y caminan por la calle, hasta que Diego da la vuelta, al parecer, evitando un auto de policía.
—El auto está al otro lado de la calle— murmura la castaña.
— Confíen en mí. — se miran entre sí confundidas— Me están buscando, creen que cometí un delito, más específicamente un homicidio.
— ¿Y lo hiciste? — le pregunta Número Ocho.
—¿Qué? no, claro que no, es un malentendido— niega el rumor. Los policías los acorralan y se detienen en ambos extremos de la calle — Tendremos que separarnos ¿de acuerdo?... Recuerden, soy el líder. Vanya las necesita, no podemos dejarla, creo que ustedes dos son en las que más confía.
—No hagas ninguna estupidez.
— Haces muchas locuras, pero no mereces estar en la cárcel... Suerte, hermano. — le desea Amelia a Diego, él solo le sonríe un poco y ella se va con Allison lo más rápido que pudieron.
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—Amelia, despierta.
Número Ocho abre los ojos ante el llamado de su hermana. Bosteza y se da cuenta que aún siguen en el tráfico, con una fila de coches en frente suya y el sol saliendo de mañana. La abuela de Jenkins vive mucho más lejos de lo que esperaban.
—No quise despertarte cuando llegamos a la casa de la abuela de Leonard, pero de todas maneras no sirvió, no había nadie y tampoco alguna pista que me indicara dónde podrían estar. Regresaremos con los chicos a contarles qué pasó. — actualiza el hallazgo.
La pequeña asiente. Allison voltea al frente y ambas esperan a que la cola avance—Un momento... Quédate aquí.
No le da tiempo de renegar y simplemente se baja del auto. Se acerca a un cartel donde está una bufanda colgando. La misma que usó Vanya la última vez que la vieron. La morena habló con un oficial de policía cercano y volvió al coche.
— Tengo una leve sospecha. Anoche estuvieron aquí y los atacaron. Iremos al hospital con el policía a averiguar, al parecer solo uno quedó muy mal herido, así que puede hablar.
Conduce detrás del policía y es menos complicado pasar por los coches por ello. En el camino, Amelia piensa si Cinco estará bien y habrá despertado. Sabe que es el más preocupado por el Apocalipsis, así que duda mucho que prefiera quedarse en cama en vez de ir a ayudarlas. Solo espera que aparezca justo a tiempo.
—¿Quién es ella? —pregunta el policía, confundido, pues no había visto a Amelia hasta que llegó con Allison al hospital.
—Eh... Es mi amiga, ella también es actriz, no tan conocida como yo, es su primer papel y también hará de policía conmigo.
La castaña asiente con la cabeza segura y siguen al oficial cuando deja de poner peros. Las chicas se miran, ambas guiñándose un ojo para que el plan salga a las mil maravillas. Llegan hasta un cuarto, donde hay un hombre con un yeso, golpes en la cara, sin entender la presencia de dichas mujeres.
—Soy sargento y ellas son mis colegas. — aclara la autoridad — Vinimos a hacerle unas preguntas sobre el accidente, lo que pasó anoche en el estacionamiento de aquel bar.
— No fue ningún accidente. Un tipo nos pagó para que lo golpeáramos al frente su novia— ambas fruncen el ceño, sin buscar claridad en su explicación — Nos pagó muy bien así que aceptamos pero nos embriagamos, comenzamos a molestar también a la chica y se complicó todo.
—El que les pagó, ¿cómo era? ¿cabello castaño, desaliñado, bajo y un poco gordito? — interroga Allison.
—Sí, algo así.
— ¿Esta era su novia? —Amelia le enseña una imagen de Vanya de la contraparte de su libro.
El policía se cruza en su camino echándolas para atrás, con una leve molestia, pues habían sido descubiertas— ¿acaso su película de Hollywood se llama "dos chicas toman a un policía por idiota"? eso se llama engaño.
—Perdón, señor, pero... No sabía qué más hacer. Estamos muy preocupadas, es nuestra hermana y creemos que el que le pagó a ese hombre, la tiene secuestrada.
—Podrían despedirme si se enteran que las traje conmigo.
— Tiene que ayudarnos, son problemas muy graves. Por favor. — insisten. Entrecierra sus ojos un poco pero después asiente estando de acuerdo de una vez.
—Disculpen— una enfermera interrumpe el interrogatorio — el doctor hará más exámenes, tendrán que venir más tarde.
Salen del cuarto. Mientras Allison intenta convencer un poco más al oficial, Amelia compra un refresco energético en la máquina, el cual toma rápidamente. No es fan de las bebidas energizantes, sin embargo, debe estar bastante activa si quiere usar sus poderes de manera adecuada en caso llegue el momento.
— Vanya y Harold estuvieron en el accidente mientras nosotras estábamos en su casa. Eso significa que ya debieron volver. Hay que irnos. — avisa Allison casi corriendo.
Número Ocho desecha la lata de bebida y corre detrás de ella, preparadas para apartar a ese lunático de su hermana de una vez por todas.
(—☪️—)
—¿Puedes usar tu eco localización?
Amelia cierra sus ojos, concentrándose. Ve la vista completa de la casa desde afuera y se acerca por una ventana, encontrando a Vanya tocando el violín. Da un recorrido rápido por el resto de habitaciones y no ve a Harold, indicándole que no se encuentra en casa. Deja de usar su habilidad y le asiente a su hermana, para que sepa que todo está bien.
Se bajan del auto, aproximándose a la entrada, donde pasan. Los objetos del hogar se mueven suavemente como si fuese un terremoto, hecho que las asusta. Allison le contó a Amelia que Vanya no era la misma, pero nunca se esperó que se tratase de algo así.
— ¿Qué hacen aquí? — pregunta Número Siete, dejando de tocar el violín, al darse cuenta de su presencia.
— Vinimos por tí, Vanya, pero... ¿Qué pasa? ¿porqué todo está así? — cuestiona la morena.
— No van a creerlo, lo hice yo, con mis poderes. Resulta que los tuve todo este tiempo. Soy como todos ustedes. No soy tan ordinaria como parece.— sonríe contenta, pero al ver que sus hermanas n lo hacen, se borra su sonrisa. — No se ven muy contentas, ¿por qué vinieron por mí?
— ¿Te parece si vamos a otro lugar y lo platicamos?
— No ¿por qué no me dicen aquí? — se niega ante la propuesta de Amelia.
—Vanya, verás... — Allison intenta no decirlo tan cruelmente y busca las palabras adecuadas — Leonard no es quien dice ser, su nombre real es Harold Jenkins. Estuvo en la cárcel durante doce años por matar a su padre cuando tenía trece... Nació el mismo día que nosotros.
—¿Qué?
—En la biblioteca, cuando estaba buscando información de él, no apareció nada porque no existe ningún Leonard Peabody. — aclara Amelia.
—Esto es ridículo, su padre era ingeniero de...
—Tenemos el informe policial en el auto, si quieres leerlo, adelante. — la morena se dispone a mostrarle las pruebas suficientes — Leonard, Harold, en fin... Sé que es una locura pero fuimos a su casa. Tiene fotos de todos nosotros con la cabeza quemada y otras cosas que no quisieras ver.
—Te explicaremos todo en el auto, aquí es peligroso y tienes que...
—No, alto— las para, sentándose en el sofá. Allison se agacha a su lado y Amelia se mantiene en su sitio. No quiere acercarse mucho, pues no sabe lo que es capaz su hermana y, acepta totalmente que no es la misma Vanya de hace días.
—Sé lo difícil que es todo esto para tí, pero enserio te queremos aunque no lo demostremos y deseamos apoyarte como hermanas que somos. — le habla la morena con dulzura, intentando convencerla.
— Pero, yo... Lo amo. — sus ojos se cristalizan.
Amelia decide mostrarle apoyo y pone su mano encima de la suya, viéndola a los ojos — sé lo que se siente querer tanto a alguien que llegas a confiar en todo lo que te dice y sientes que por fin eres feliz, pero por razones hirientes, no poder estar juntos.
Posiciona sus manos en su cabeza, estresada, tal vez preocupada, está confundida, no sabe lo que le está sucediendo. Hasta que se detiene y las mira, especialmente a Allison, con odio en sus ojos.
—Tú me hiciste esto— susurra nuestra, se levanta del sofá dando pasos atrás —desde el inicio lo supieron... Siempre tuve estos poderes y ahora lo entiendo todo, por eso me excluían del grupo ¡No soportaban la idea de que papá podía considerarme especial!
—¡Eres especial, Vanya, con o sin poderes!
— ¡No digas eso! ¡me destruiste, mi vida fue una mentira todo este tiempo! ¡Usaste tu rumor para que olvidase quién soy en realidad!
— Podemos iniciar de nuevo.
— Lo haré, pero no con ustedes, sino con Leonard. Porque es la única persona que en verdad me ama por lo que soy— el viento regresa y las cosas empiezan a moverse nuevamente, con más y más fuerza — en la familia, la más poderosa siempre fue Amelia, pero ya no más ¡Mírenme a los ojos y díganme que no se sienten intimidadas!
—No discutiremos más.
—¡Háganlo!
—Vanya, por favor, solo tratamos de ayudarte a salir de esto. Te queremos y en verdad lo lamentamos.
—¡No digas más nada!
Los movimientos se vuelven más bruscos. Amelia intenta echar atrás, tratando de jalar a Allison que se mantenía firme frente a ella, sin miedo. Se estaba saliendo de control. Las luces de la lámpara que cuelga en el techo explotan.
—Por favor no me hagas hacerte esto de nuevo—murmura Allison mirando a su hermana, con el mayor arrepentimiento posible. Los ojos de Numero Siete cambian, volviéndose más que escalofriantes —oí el rumor...
— ¡No! — Amelia trata de evitar el ataque, no obstante, Vanya la empuja con una onda y, en un movimiento de su brazo, corta la garganta de Allison.
Amelia se queda completamente petrificada y asustada, manteniéndose pegada a la pared. Vanya cae en cuenta de su acción y se acerca a la morena, llorando y pidiéndole perdón. En ese momento, Harold entra a la sala, con una sonrisa malévola en sus labios. Número Ocho usa sus poderes y lo alza del cuello, ahorcándolo.
— ¡Déjalo! — No hace caso a su hermana y continúa, cerrando poco a poco su mano, dejándolo sin aire, hasta que sus venas sobresalieron en brillante color negro. —¡Te dije que lo dejes!
Vanya la empuja contra la pared, golpeándole la cabeza con la lámpara. Recobra el conocimiento después de unos minutos y se acerca a Allison, con sus ojos espabilando cortamente y pulso haciéndose cada vez más lento. Se da cuenta que Vanya y Harold huyeron.
—No, no, Allison, por favor...— susurra aterrada, agarrando cualquier trapo cerca para tapar su herida. Oye voces a lo lejos, por lo que grita con todas sus fuerzas, entre su llano descontrolado — ¡ayuda! ¡Aquí! Ayuda!
Las lágrimas brotan de sus ojos cafés sin poder creer que Vanya haya hecho algo así.
La puerta se abre con fuerza, viendo a todos sus hermanos. El primero en acercarse es Luther, que no tarda mucho en empezar a lamentarse por Número Tres. Amelia se pone de pie, temblando, con sus manos llenas de sangre.
— Hey, todo está bien, tranquila. — Cinco se acerca a ella, refugiando su rostro en sus manos— ya estoy aquí ¿lo ves? Allison estará bien. Confía en mi.
Número Ocho le da la espalda a la escena y Cinco se mantiene a su lado, dándole el apoyo necesario ante la escena tan sangrienta que ha vivido de su hermana más especial.
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