06 | ASESINOS SUECOS
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Amelia lleva buscando a Diego por todas partes del psiquiátrico. Por lo que le contaron, su hermano habló con Cinco y al parecer él lo delató de querer escaparse y lo encerraron en la habitación de castigo, como llaman a aquel lugar parecido a la bóveda.
Ella se alegró mucho al volver a verlo. La idea de estar separados no le agrada mucho, además de que será una nueva oportunidad para poder reunir a toda su familia y volver al 2019 como habían planeado.
Amelia suspira y observa el reloj en la pared indicando que son las ocho de la noche. Se escapó de su cuarto para buscar a su hermano, sin embargo está perdiendo las esperanzas de encontrarlo. Jack se ofreció a ayudarla igual. De un momento a otro, las luces se apagan y se encienden las de emergencia. Número Ocho frunce su ceño, pensando que se habían dado cuenta que se escapó. Anda un poco más rápido y se detiene de golpe al ver a tres hombres al final del pasillo que le apuntan con sus armas.
Corre inmediatamente a la dirección contraria esquivando las balas. Frena y mira a la izquierda, encontrando a Diego y Lila. Va hacia allá mientras los hombres todavía la siguen.
— ¡Corran!
— ¿Quiénes son esas personas?
— No lo sé, pero necesitamos una distracción.
Presiona el botón que libera a todos los encerrados y corren de nuevo. Amelia jala a Jack para que también corra al verlo asomarse por una pared. Entran a otra habitación, buscando una salida y no tienen más remedio que irse por los tubos de ventilación. Diego empuja una ventanilla y salen llegando hasta otro lugar diferente del psiquiátrico. Los cuatro paran en seco al notar que hay bastantes pasillos por donde ir.
— ¿Hacia dónde? — pregunta Diego mirando a todos lados.
— ¿La derecha? ¿por qué no?
Siguen a Lila que va hacia esa dirección. Corren un poco más viendo muchos más pasillos pero continúan derecho. Caen al suelo debido a dos policías que se interpusieron en su camino.
— Qué bueno que aparecieron, tres hombres nos están persiguiendo.
El policía les apunta con su arma. Lila lo golpea con rapidez tumbándolo al suelo.
— ¿Quién te enseño? — le pregunta Número Dos, refiriéndose a sus ataques.
— Mi madre.
Continúan huyendo y se topan con una puerta, llegando al exterior por fin. Se escabullen hasta la salida del psiquiátrico, donde al llegar a una esquina de la calle, se detienen al darse cuenta que ya no los persiguen.
— ¿Por qué nos perseguían? ¿ahora qué hicimos? — pregunta Amelia, confundida, tratando de controlar su respiración.
— Creo que tiene algo que ver con lo que dijo Cinco — ella le mira, al igual que los demás — él me contó que en 10 días el fin del mundo vendrá, otra vez. Por culpa de una bomba nuclear. Al principio no le creí porque está loco pero ahora que lo veo... Si esas personas nos siguen, debe ser por eso.
— Oh, mierda — maldice Jack.
— ¿Otro Apocalipsis? esto debe ser una broma, no detuvimos el del 2019 y menos podremos detener el de esta época.
— Oigan, dejen de hablar. Tenemos que movernos. — interrumpe Lila.
Siguen su camino por las calles de Dallas procurando que ningún policía o persona nos vea. Se esconden detrás de un auto y cruzan la calle llegando a un pequeño vecindario, donde Diego se monta en un techo, tomando la ropa que colgaba de los alambres de unos vecinos.
— No podemos andar por la ciudad vestidos así, seríamos aún más sospechosos. Póngase esto.
Les tira algunas vestimentas. Amelia se esconde detrás de una cerca para cambiarse a un vestido sencillo de flores, dejándose los mismos zapatos al no haber más.
— Oigan, lo siento chicos pero tendremos que separarnos. Este es un asunto mío y de Amelia que debemos resolver con nuestra familia — dice Diego una vez que termina.
— ¿Qué? claro que no, Amelia me prometió que me dejaría estudiar sus poderes si la ayudaba. No voy a romper esa promesa.
— Y admítelo, hacemos un gran equipo de los cuatro.
Amelia suspira oyendo las negaciones de aquellos chicos. Realmente no hablaba en serio cuando le prometió a Jack que estudiaría sus poderes, simplemente quería salir del psiquiátrico, pero al parecer él se lo tomó más seriamente de lo que pensó. Escuchan una bocina de policía, a lo que se esconden detrás de unas columnas. El coche pasa lentamente hasta que se aleja y salen de sus escondites.
— Vengan, aquí tengo mi coche — dice Lila para después tirarle una piedra en la ventana. Se sube y comienza a chocar los cables para encenderlo.
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Amelia bosteza con cansancio, abriendo los ojos y dándose cuenta que ya es de día. Arregla su cabello que está desordenado. Emitieron una alerta de búsqueda hacia ellos por la radio, dando un 3-15 en toda Dallas. Se alejaron de aquella zona y dan vueltas en el auto, sin saber qué más hacer.
Amelia se acomoda en el asiento trasero, al lado de la ventana. Escucha a Diego y Lila hablando pero no les presta mucha atención. Mira por el cristal viendo a las personas pasando tranquilamente. « Si supieran que el mundo se acaba en 10 días todo sería diferente » La dirección de la conversación de su hermano cambia cuando Diego empieza a hablar de Oswald y un extraño plan que tiene.
— Diego, ya hablamos sobre eso, no vas a matarlo o hacer algo ¿okey? ¿acaso quieres que todo lo que conocemos cambie?
— Amelia, ya te dije que no sabes lo que voy a hacer así que no te metas en esto.
— Depende del futuro de la humanidad.
— ¿Qué quiere hacer? — pregunta Jack sin entender.
— El presidente Kennedy morirá en varios días, él quiere matar a su asesino para así él esté a salvo. Lo cual obviamente causará un gran problema en la línea temporal. — le explica Número Ocho.
El auto se vuelve centro de una discusión. Jack apoya la idea de Amelia mientras que Lila le dice que su plan es un fiasco por completo. Todos se sobresaltan cuando Cinco aparece en el asiento trasero. Amelia lo mira con los ojos un poco abiertos.
— ¿Cinco? ¿cómo nos encontraste?
— ¿Y tú quién eres? — le cuestiona Lila, sin dejarlo responder la pregunta de Amelia.
— Soy el amado hermano de ellos dos. El que lo dejó encerrado en el loquero para protegerlo. — señala a Diego.
— Okey, todos ustedes se bajan ya del auto. Este es mi asunto, no deben meterse.
— Deja tus locuras. Ustedes tienen que venir conmigo, tenemos un asunto importante el cual resolver.
— No iré a ninguna parte contigo.
Cinco alza una ceja y piensa un poco. Baja la ventanilla del lado de Amelia y se asoma por ahí. — ¡Oficial!
— Cállate tonto ¿quieres que nos vuelvan a encerrar? — le dice Jack jalándolo de la chaqueta. Cinco lo mira con cara de pocos amigos y se suelta de su agarre.
— Sé que hay una gran recompensa por ustedes tres ya que, bueno, Amelia se irá conmigo y ustedes volverán a meterse a ese agujero.
Diego se le queda mirando pensativo. Sabe que no le conviene regresar al psiquiátrico, además, quizás el plan de Cinco tenga algo que ver con Kennedy.
— Okey, iré contigo, pero me llevo a la desquiciada y a este chico que nos servirá mucho. — Número Dos sonríe de lado, buscando venganza por todos los regaños de su hermana — Hizo un trato con Amelia que ella debe cumplir.
El chico le da una dirección a la conductora y ella conduce. Cinco se acomoda en su puesto un poco incómodo, en medio de Amelia y Jack, sin parar de mirarlo de reojo por precaución. Número Ocho mantiene su mirada en la ventana, con miedo de que en cualquier momento Cinco pueda arrancarle lo ojos a Jack.
Hoy subí el capítulo más temprano ya que llegamos a las 50K vistas y 4k votos! Gracias de verdad por todo el apoyo, nunca pensé que les gustaría esta historia 🤧🥰
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