05 | EL FIN DEL MUNDO

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Un mes después

— ¡Amelia, Diego! — grita Número Cinco viendo el portal desapareciendo encima suyo.

Está en un callejón. Mira a su alrededor y se dirige a la salida, donde hay miles de soltados peleando, con tanques, y la ciudad en pleno apogeo. Se agacha, leyendo el periódico que seguía intacto: "Soviéticos atacan Estados Unidos. Kennedy declara guerra. Fecha: 25 de noviembre de 1963" se pone de pie, viendo cómo varias personas están heridas.

— ¿Qué demonios hemos hecho ahora?

Un tanque dispara un misil. De pronto, Vanya aparece, usando sus poderes para destruirlo. Klaus invoca soldados muertos y Luther aterriza a su lado para protegerlo de otro misil. Incluso Ben está allí, tomando a varios con sus tentáculos, que salen de su estómago. Allison rumorea a varios hombres haciendo que exploten sus cabezas. Diego está encima de un auto y justo cuando todos les disparan, él los esquiva y aterriza dándoles con sus cuchillos.

— ¡Cinco, hijo de perra! ¿dónde estuviste?

Número Cinco estaba a punto de ayudarlos, pero una mano en su hombro le detiene. Gira a su lado, encontrando a Hazel, de mayor edad y con canas.

— ¿Hazel? ¿qué demonios pasa aquí?

— No hay tiempo para explicaciones — señala al cielo y ambos miran, notando cómo varias bombas nucleares estaban por caer en la ciudad.

— ¿Qué le pasará a mi familia?

— No podrás salvarlos si mueres.

El chico duda un poco, pero acepta tomando su mano y ambos se transportan con ayuda del maletín. Aparecen en un nuevo lugar, encontrando autos viejos, personas con sombreros vistiendo de forma elegante y tiendas antiguas.

— Okey, ¿me vas a explicar qué fue eso?  — le pregunta Cinco a Hazel.

— El fin del mundo.

— Hazel, no soy historiador pero no recuerdo que haya habido un holocausto nuclear en el 63. ¿Dónde está mi familia?

— Muerta.

— ¿Qué es este lugar?

— Dallas, Texas, diez días antes. Misma calle. Tienes mucho tiempo para reparar la linea del tiempo y salvarlos a todos. — el hombre toma asiento en una banca y él le sigue, para hablar cómodamente — Solo vine a cumplir lo que le prometí a Agnes.

— ¿Ella está...?

— Sí, muerta... De cáncer. Se la llevó muy rápido. Tuvimos 20 años muy buenos juntos, pero no pudimos estarlo toda una eternidad.

— Lo siento, Hazel. — murmura apenado con él. Hasta que recuerda un detalle importante — Tengo una pregunta que me inquieta desde que aterricé aquí, ¿por qué Amelia no estaba peleando con los demás?

— En esa línea temporal, Amelia murió antes de que ocurriera ese día. No sé por qué razón. Debes averiguarlo tú mismo si quieres evitarlo en esta, pero ya sabrás quién podría estar detrás de eso — dice, refiriéndose a la Encargada. Aunque está "muerta", es reemplazable, así que lo más probable es que esté buscando venganza — Te lo digo porque Agnes me pidió que te dijera. Ella quería mucho a esa chica cuando trabajaban juntas, decía que era especial en cierta parte. 

— ¿Qué hay de La Comisión? — cuestiona, tratando de recolectar más información.

— ¿Recuerdas que dejé a esos malditos? no les debo el aire que respiro.

Cinco mira al frente, viendo a tres hombres que se dirigen hacia ellos. Hazel le grita dándole el maletín, haciendo que se transporte. Aparece detrás de un auto, sin embargo, el maletín se daña al recibir los disparos.

— ¿Cuantas veces pedí maletines a prueba de balas?— susurra para sí mismo.

Se asoma, mirando a Hazel muerto en el banco. Los asesinos se acercan al auto y comienzan a disparar. Cinco huye volviendo a transportarse hasta una azotea, donde descansa unos segundos antes de volverse a transportar al mismo callejón de antes. Vigila que aquellas personas no lo hayan seguido.

Nota que en el edificio de enfrente hay alguien mirando la ventana, quien, al darse cuenta que Número Cinco se da cuenta, se va. Decide ir a investigar. Se transporta dentro del edificio y toca la puerta, no obstante, de ahí no sale nadie, sino en la habitación de al lado.

— ¿Qué quieres? — pregunta el chico que se asoma, mirando hacia los lados con precaución.

— Hola, vendo enciclopedias para los niños exploradores. Me preguntaba si... — le cierra la puerta en la cara.

Cinco rueda los ojos y aparece adentro, detrás suya. Él se asusta gritando y busca un pequeño cuchillo. El chico simplemente lo mira con diversión.

— ¿C-cómo hiciste eso?

— No tengo tiempo para explicarlo.

— ¿Eres del Pentágono? ¿la CIA? ¿el FBI?

Lo ignora y se acerca a tomar una taza de café. Necesita recuperar fuerzas. El desconocido vuelve a gritar cuando usa sus poderes y pasea por la sala, viendo todo.

— ¿Es Colombiano? — pregunta refiriéndose a la bebida. Él niega. (COLOMBIA PERROOOOO, bueno ya me callo xd)

Cinco examina los periódicos pegados en las paredes sobre noticias de aliens o vida extraterrestre fuera del planeta. También las notas extrañas.

— ¡Sí! siempre supe que había más. —parece emocionado, pues comienza a hablar sobre todo eso — Eleanor siempre pensó que mi cabeza tenía algo flojo. Es cierto sí, pero los ovnis, las señales...

— Pues... La verdad está ahí.

— No, no, no, no... La verdad está aquí. Frente a nosotros.— se acerca a él desprevenidamente. Cinco odia que invadan su espacio personal.

— Acércate más y te voy a derretir el cerebro.

Él se hecha para atrás asustado. Cinco continúa con su exploración, quizás él tenga algo que pueda ayudarlo, pues se dió cuenta de sus satélites en el techo y demás artefactos que tiene.

— Todo comenzó en 1960, estaba en una convención cuando pasó algo muy extraño. Ví una luz brillante en las oficinas y fuí allá a revisar. Los últimos tres años fuí testigo de cinco estallidos de energía en el callejón trasero. Lo mismo cada vez. Una brillante luz azul y algo aparecía de ahí.

— ¿Están bien algunos de ellos?

— Sí, al primero. Luego el grande y sensible. Volvió muchas veces al callejón gritando el nombre de una mujer.

— ¿Allison?

— ¡Sí, Allison! Los otros también volvieron varias veces a través de los años buscando hasta que dejaron de venir.

« Eso significa que están vivos. Genial, ahora ellos piensan que los dejé tirados en esta época. » Cinco se acerca a Elliot con rapidez y este se choca contra el sofá.

— Tengo diez días para encontrarlos y salvar al mundo, ¿adivina qué? necesito tu ayuda para hacerlo.

Él tartamudea un poco y busca en uno de sus cajones mostrando una parte de un periódico.— siempre pensé que esta foto se parecía a los dos chicos que aparecieron en los portales. Un chico y una chica. Ella era muy linda.

Cinco le quita el periódico un poco molesto y lo mira con atención. Amelia con Diego. Al parecer los arrestaron.

— ¿Eso te sirve?

— Como no tienes idea. — dice guardándose el papel y transportándose para ir en busca de ellos.


(—☪️—)





Amelia se encuentra sentada junto a Diego en la sala de estar, quien acaba de terminar su reunión psiquiátrica con Lila. Un profesional bastante tonto, si le preguntan a ellos. Ya llevan tres meses desde que llegaron a 1963 y dos meses encerrados en el psiquiátrico. Diego no ha tenido su mejor glow up, pues su cabello y barba crecieron tanto que se parece a Jesucristo.

Jack no ha vuelto a intentar más nada con Amelia, respetó su rechazo, sin embargo, pareciera que no quisiera despegarse de ella con la excusa de estudiar sus poderes. Lila y su hermano son cada vez más unidos, aunque obviamente ella nota un poco de tensión entre ellos.

— Amelia— le llama Número Dos, ella le mira — ¿crees que podamos salir de aquí?

— Llevas preguntándome eso todos los días, Diego. Saldremos pero no escapando, así será peor. Tenemos que esperar a que alguien venga por nosotros.

— ¿Todavía tienes la esperanza de que Cinco esté vivo? — asiente — Amelia, hay muchas posibilidades de que él esté muerto porque ya hubiese venido por nosotros. En especial por ti.

— Él está vivo ¿de acuerdo? sé que lo está.

Diego se retira al ser llamado ya que tiene visitas. Tal vez es alguna persona interesada en hablar sobre lo que pasó con Oswald, que es la razón por la que están allí. Amelia continúa con su dibujo. No quiere pensar en lo peor que podría pasar, que es que su familia esté muerta, así que intenta ser positiva en todo momento. Luego de unos 10 minutos, su hermano no regresa y le extraña, pues normalmente las visitas no duran más de ese tiempo.

— Amelia Hargreeves, tienes visita. — le llama un enfermero.

Camina por el psiquiátrico junto a dos guardias. Ella tiene curiosidad ¿quién vendría a visitarla? no es tan importante para alguien en esos tiempos. Pasa a la pequeña habitación y para en seco, divisando una figura que conocía bastante bien.

— Cinco— susurra, sin poder creerlo.

Sonríe y se acerca a él, dándole un abrazo cálido y reconfortante. Él le corresponde de igual manera. Para él solo pasaron un par de horas, pero para ella, fueron meses. Amelia se separa y voltea a ver a los guardias.

— ¿Pueden dejarnos solos un segundo? les prometo que no intentaré escapar. Otra vez.

Ellos aceptan, cerrando la puerta detrás suya. Ella vuelve a mirarlo.

— Lo siento, llevo tres meses aquí y es lo mejor que me ha pasado hasta ahora— dice con una sonrisa en el rostro.

— Te veo algo diferente, pero más a Diego que ahora parece un narcotraficante — causa su risa. Ambos toman asiento en la mesa para charlar con más comodidad y calma.

— Bueno... Estar en un psiquiátrico no es para nada igual a una vida común.

— Me imagino — Cinco pausa y da un vistazo afuera, procurando que nadie esté cerca — Oye, no tengo mucho tiempo para contarte, Diego te dirá todo lo que le dije aunque no me haya creído. El resto de mi tiempo lo desperdicié con ese idiota pero... Si me esperas, puedo sacarte de aquí.

— Lo sé. Puedes venir mañana a visitar de nuevo. No tengo que hacer mis terapias obligatorias o quedarme todo el día en mi cuarto.

Él asiente. Ambos se ponen de pie nuevamente y, antes de irse, Amelia le da otro abrazo con mucha fuerza y una sonrisa dulce.

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