03 | EL CHICO DEL PSIQUIÁTRICO

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Unos hombres aparecen por la puerta con uniformes azul claro, quienes se acercan a la celda junto a los oficiales de policía, poniéndoles esposas a Amelia y Diego. Salen de la estación llegando hasta una camioneta, donde entran sentándose en la parte trasera, mientras aquellas personas misteriosas se mantienen en los asientos del frente. Ninguno de los dos decide decir algo, pues los policías los acompañan.

Luego de un rato, el coche se detiene y los bajan, llegando a un edificio de color neutro. Sus vibras eran apagadas y no había nadie alrededor. Al entrar, los guardias los revisan, quitando sus pertenencias, después les dan ropa. Una camisa y pantalón blanco. Amelia y Diego observan el nombre del lugar detrás de la recepcionista.

— "¿Psiquiátrico?" — murmura Número Ocho más que confusa.

— ¿Qué hacemos aquí? esto debe ser una equivocación.

Antes de cruzar la próxima puerta, Diego le da un golpe al guardia que nos lleva y Amelia hace lo mismo con el otro. Sin embargo, llegan más queriendo detenerlos. Los inmovilizan, dejándolos atontados. Se llevan a cada a uno a una sección diferente del lugar. Dejan a Amelia en el suelo y lo único que escucha es una puerta cerrarse. Recobra el conocimiento luego de unos segundos y se acerca a la puerta, asomándose por la pequeña ventana.

— ¡Sáquenme de aquí!

— No te esfuerces, ellos no hacen caso.

Se gira lentamente sobre sus pies, encontrando a un chico castaño, de su misma edad, al parecer. Analiza la habitación, con dos camas separadas y una ventana con barrotes de hierro. Está un poco oscuro, pero es luz suficiente.

— Soy Jack Collins, un gusto. — extiende su mano hacia ella, la toma algo indecisa y se vuelve a alejar por precaución — ¿por qué estás aquí?

— No lo sé, no hice nada, solamente... Me arrestaron a mí y a mi hermano, nos trajeron aquí ¿y tú?

— Bueno... Es una larga historia. Ahora eres mi compañera de cuarto. He estado aquí durante cinco meses más o menos, podríamos conocernos mejor ahora que tendré que convivir con una chica.

Amelia no le presta mucha atención, solo piensa en dónde estará su hermano. Toma la ropa que le dieron y va al baño a cambiarse. Acomoda las mangas de la camisa blanca y sale, donde toma asiento en la cama desocupada, con aquel chico llamado Jack sentado en la cama del frente.

— ¿Cómo te llamas? — él le pregunta con curiosidad.

— Amelia.

— Lindo nombre, eres la primera compañera que tengo aquí desde que llegué ¿te gustaría escuchar mi historia? — ella asiente, sin saber qué más decirle. No tiene nada mejor que hacer. — soy parte del ejército, bueno, lo era. Mi trabajo básicamente era trabajar en el laboratorio. Un día, un chico llegó a nuestra organización diciéndonos que algo extraño pasaba, dijo que desde hace tres años en la ciudad aparecieron diferentes campos de fuerza electromagnética en el mismo callejón como si fueran...

— Portales — completa algo impactada por el tiempo « ¿Tres años? » eso significa que los demás aparecieron mucho más rápido que ella y Diego.

— Exacto. Al principio creí que era una locura, pero decidí investigar por mi cuenta cuando echaron a ese chico, y cada vez aparecieron más. Intenté contarles a mis amigos que también trabajaban conmigo pero decían que eso no era posible, también le dije a mi jefe pero todos me tomaron por loco. Los del psiquiátrico fueron por mí y me encerraron aquí. Dejé todo mi trabajo tirado.

— ¿A quién fue el primero que viste saliendo de esos portales? ¿puedes describirlos?

— Mmm sí, creo que sí. Era un chico delgado con tatuajes, parecía estar hablando solo.

Klaus.

— ¿Viste a un chico casi de mi estatura, cabello castaño, con lunares y un hoyuelo? — continúa preguntándole.

— No, a él no lo ví.  — Suspira algo decepcionada. «Tal vez Cinco no ha aparecido o sí lo hizo pero en una línea de tiempo diferente».

Decide acercarse nuevamente a la puerta, donde ve pasar a unas cuentas personas con los uniformes. Al parecer, son las personas que los cuidan. Amelia cierra los ojos cuando un dolor de cabeza muy fuerte la ataca. Sabe que es causa de sus poderes, después de todo, por la restauración de la luna deben estar volviendo poco a poco.

— ¿Estás bien? — le pregunta Jack. Un bombillo se enciende en la cabeza de Amelia. Puede que él pueda ayudarle a encontrar a sus hermanos y salir de allí.

— Si te digo que tengo poderes ¿me creerías? — pregunta acercándose, él retrocede hasta chocar con la pared y la mira algo inseguro.

— Pues... No sé, tal vez ¿tienes poderes? ¿de qué tipo?

— Magia negra que me da la luna.

— ¿Eres una bruja?

— ¿Qué? ¡no! no soy una bruja, solamente soy un ser del inframundo o algo así que no envejece tan rápido.

— Guau, qué cool. Enséñame.

Amelia parpadea un par de veces. Es claro que no puede enseñarle si no los tiene. Su único opción es explicarle lo que pasó en 2019 y hacer que le crea con eso, a pesar de que vaya a escucharse algo loco.

— Sé que es difícil de comprender pero vengo del futuro— empieza a explicar, tratando de ir lento y ser clara — Mis hermanos adoptivos y yo terminamos en Dallas por culpa de Cinco que hizo mal los cálculos otra vez y quedé atrapada aquí con uno de ellos. Viajamos en el tiempo porque el mundo se acabó en 2019 por culpa de mi hermana Vanya que hizo que un asteroide impactara contra la tierra y perdí mis poderes cuando la luna se destrozó. Eso solo es una parte de todo lo que pasó.

— ¿Quién es Cinco? — es lo único que dice.

— Es mi... Hermano no biológico que se perdió mucho más allá en el futuro hace bastante tiempo. Regresó y tiene 58 años pero está atrapado en su cuerpo joven. Él también tiene poderes. — él abre la boca impactado— necesito que me ayudes a salir de aquí y encontrarlo.

— ¿Por qué? ¿qué pasa si lo encontramos?

— Él es el único que puede ayudarnos y sacarnos de este problema. Si me ayudas, te enseñaré mis poderes y podrás estudiarlos ¿qué dices?

Jack mira a sus lados para después alejarse de ella. Amelia pasa sus manos por su cabello estresada. Será más complicado de lo que pensaba.

En ese momento abren la puerta y dos hombres los sacan de la habitación. Amelia le da un vistazo a cada sección por donde pasan. Hay muchas personas allí. Llegamos hasta una pequeña sala donde hay más gente, jugando y hablando. Al parecer, una sala de estar.

— Amelia. — escucha a su lado, encontrando a Diego. Él mira a Jack. — ¿quién es él?

— Mi nuevo compañero de cuarto, se llama Jack. Jack, él es Diego. Mi hermano. — los presenta

— Un gusto. Amelia ya me contó todo sobre los viajes en el tiempo, lo del 2019 y Cinco.

Número Dos la mira de reojo con una ceja alzada, ella simplemente se encoge de hombros. Toman asiento en una mesa, silenciosamente, sin decir nada. De pronto llega una chica morena de cabello oscuro.

— ¡Hola! ¿son nuevos? mi nombre es Lila. — se presenta con una sonrisa maniática en el rostro.

— Hola. — saluda Amelia con una pequeña sonrisa al ver que ninguno de los dos chicos decide hacerlo. Lila se sienta al lado de Diego y no para de mirarle.

La chica no para de hablarles sobre cualquier tema que se le ocurra. Amelia se distrae coloreando un poco al igual que Jack, Diego afila un lápiz como un cuchillo ¿qué más podrían hacer?

Amelia termina su dibujo dispuesta a colgarlo en la pared donde están los demás. Admira durante un rato los que hay. Algunas personas tienen talento y otras hacen su mejor esfuerzo. Se da la vuelta para regresar pero su vista cae en una máquina de café en la mesa de bocadillos, la cual le trae recuerdos.

Año 2002. 17 años antes del 2019.

— ¿Quieres café? mama me está enseñando a hacerlo y estoy practicando. — pregunta mirando a Cinco, que está sentado en la mesa con su libreta, haciendo cálculos, como siempre.

— Sí, dame un poco.

Sirve dos tazas del café que preparó. Se sienta al lado de Cinco extendiéndole su tazón. Él toma un poco y lo saborea con una expresión que no logra comprender. Espera su veredicto.

— Es el mejor café que he probado.

Amelia sonríe, feliz de que le haya gustado. Los dos chocan sus tazas como un brindis para después tomar el resto de su bebida.

Esa fue la última taza de café que tomaron juntos antes de que Número Cinco desapareciera.

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