Let Go

—¡Daniel! ¡¿Vas a ir a la guerra?!

El grito sorprendido de Vasco resonó por todo el comedor, el mencionado se encogió en su lugar al sentir muchos pares de ojos posándose sobre ellos.

—No grites, idiota—Zack le dijo al contrario mientras que se llevaba una cucharada de comida a la boca—Ya es vergonzoso de por sí...

—Zack, no seas malo con Vasco—le pidió Mira en voz baja, haciendo que el chico asintiera con la cabeza como un perro fiel.

En aquella mesa se encontraban Daniel, Zoe, Zack, Mira, Vasco, Jace y Jay. El primer mencionado había querido que todos sus amigos se sentaran juntos con él, ya que luego saldría a la batalla y le daba algo de miedo.

En fin, todo lo hacía por Johan.

Hablando de Johan, Daniel se preguntaba si es que él igual iría a pelear, ya que las razones que le había dado eran muy convincentes y sabía que era bueno luchando.
Sumido en sus pensamientos, no se percató cuando Jay le sirvió algo más de comida para que pudiera alimentarse mejor.

En cambio, Jace sí se percató de eso y miró a Jay con una ceja alzada, cuestionando sus acciones.

—No cuestiones a Jay—le dijo Zoe, quien se dio cuenta de toda la situación—Tú haces lo mismo por Vasco.

Sin comprender nada, Vasco miró a Zoe confundido y luego desvió su mirada hacia Jace.

—No es nada, Vasco.

Luego de eso, Zack continuó hablando, o más bien quejándose de la comida, diciendo que casi siempre daban lo mismo y que los cocineros deberían aprender a cocinar otras cosas.

—Y aún así te la comes como si fuera tu última comida...—comentó Mira con diversión.

—¿Seguimos hablando de la comida?

Jace se atoró con la comida por culpa del comentario de Zoe, Daniel soltó una carcajada, Zack se puso rojo hasta las orejas, Jay fingió no haber escuchado nada, Mira abultó los labios y Vasco no entendió.

—Basta de esos comentarios con doble sentido—pidió Mira algo avergonzada.

—¡Ya la escucharon!—Zack exclamó, aún sonrojado.

Daniel carraspeó, llamando la atención de todos en la mesa.

—No, no voy a ir a la guerra—respondió él por fin—Solo voy a defender a los míos, Johan me lo pidió por favor y no lo quiero decepcionar a él, ni a los demás.

Vasco asintió con la cabeza y los ojos brillantes, en cambio, Mira y Zack compartieron una mirada ante la mención de Johan.

—Pareces ser bastante cercano a Johan...

El comentario de Mira hizo que Daniel sonriera con felicidad.

—¿Eso parece?—cuestionó él entusiasmado—Bueno, él me agrada mucho... ¡Además, es muy guapo y su actitud es atractiva! Me gustaría ser su amigo, su comportamiento misterioso y serio atrae de alguna forma...

Todos en la mesa lo observaron como si estuviera loco, y eso que a Jay ni siquiera se le veían los ojos, pero se notaba.

—Uhm, eso es...

—¿Piensas eso de Johan?—Zack interrumpió a Zoe, con un tono de recelo.

Daniel asintió con la cabeza de manera efusiva y Vasco sonrió en grande.

—¡Viva la amistad!—volvió a gritar él.

Jace iba a pedirle que no gritara, pero algo más llamó su atención. Uno de los trabajadores iba pasando fuera del comedor cuando Vasco gritó eso, y no se perdió el cómo su ceño se frunció por aquel comentario.

Todo se le hacía sospechoso, cada vez más.

𖣔

El momento había llegado, ya se encontraba en aquella difícil situación en la que debía tratar de no morir. Daniel no sabía si estaba exagerando con aquel pensamiento, ya que Johan le había dicho que no tenía porqué preocuparse, pero un presentimiento le decía que sí, que debía preocuparse.

Observando con el ceño fruncido, Daniel se preguntó porqué diablos habían enviado a gente común y corriente a la batalla, cuando debían ser solo los peleadores experimentados.
Se burló de sí mismo ante ese pensamiento, porque de ser así, él no estaría ahí.

Y supo que no estaba tan equivocado cuando los enemigos llegaron al sitio y comenzaron a disparar como locos.
No eran muchos, pero lo hacían tan bien que daba miedo.

Daniel había aprendido el uso de armas gracias al entrenamiento de Goo, pero aún así eso llevaba meses o años de dedicación, él estuvo unas cuantas semanas así y ya.

Se escondió detrás de uno de los autos que habían y cargó su arma, escuchando los ruidos de disparos por aquí y por allá.

—Todo esto es culpa de Johan...—murmuró él para sí mismo, aunque sabía que era su propia culpa por haber aceptado tan fácilmente solo por ser débil ante el contrario.

Cuando Daniel iba a asomarse para disparar, se quedó de piedra al ver como los señuelos recibían disparos y caían muertos al suelo, con la sangre manchando su alrededor.
Su corazón comenzó a latir con fuerza ante esa horrorosa vista y el arma cayó de sus manos, sintiendo que todo se tornaba borroso para él.

—¡Novato, reacciona y toma tu arma!—escuchó que uno de los soldados le gritaba con fuerza.

Daniel no prestó atención, se quedó con la mirada fija en cómo los señuelos seguían recibiendo disparos y muriendo en el proceso.
Su respiración se volvió irregular, sus ojos se pusieron llorosos y miles de recuerdos llegaron a su cabeza.

La muerte de su familia.

Ellos habían sido asesinados por otras personas frente a sus ojos, solo él había sobrevivido y aún no entendía la razón. No entendía el porqué su familia tuvo que morir y el porqué solo él había quedado vivo.

Y aunque se encontraba muy perdido en sus pensamientos, no pudo evitar percatarse de que los señuelos no mostraron ni una pizca de miedo ante la situación. Parecían robots o máquinas que estaban dispuestos a morir por todo y por nada, cosa que extrañó a Daniel.

Respirando con fuerza, sintiendo el pecho apretado, el corazón en su garganta, los ojos llorosos y sudando a más no poder, Daniel se apoyó en el suelo, tratando de controlarse, pero no tuvo éxito alguno.

—¡No podemos lidiar con un ataque de pánico ahora mismo! ¡Levántate!—un soldado le gritó y Daniel de verdad trató de hacerle caso, pero no pudo.

Él trató de recomponerse y volver a la normalidad, de verdad lo trató, y aún así no pudo, necesitaba ayuda y no había nadie ahí que pudiera brindársela.

—N-No p-puedo...—habló con un hilo de voz y supo que nadie lo escuchó, menos con el fuerte ruido de disparos.

Un ruido de un arma siendo cargada llamó su atención y levantó la mirada con las pocas fuerzas que tenía, encontrándose con un tipo enmascarado apuntando a su persona.

Ese era su fin.

Ni siquiera se resistió ni trató de defenderse, cerró los ojos, esperando al disparo. Los segundos pasaron y nada, no sintió la bala, el impacto ni el ruido del disparo, pero sí sintió un ruido de algo caer al suelo.

Abrió los ojos algo confundido y éstos se abrieron en demasía al ver la escena frente a él.

Johan había lanzado a aquel tipo al suelo y lo tenía aprisonado entre sus brazos ahí, el arma yacía sobre las baldosas.

—¡Toma las dos armas y corre!—Johan no dijo su nombre, pero Daniel sabía que se lo estaba diciendo a él.

Regulando su respiración y por fin reaccionando, Daniel agarró su arma y la del tipo y luego salió corriendo para esconderse en otro lugar.
Estuvo unos minutos ahí, escondido detrás de otro auto, los disparos cada vez eran menos.

Comenzando a preocuparse por el estado de Johan, estuvo decidido a salir de su escondite para ir a buscarlo, hasta que el castaño apareció en su campo de visión y se escondió a su lado.

—Escucha, ya no hay muchos por aquí, ya que comenzaron a escapar—le dijo Johan en un susurro—Nosotros haremos lo mismo, escaparemos en este auto, ¿sí?

Señaló el auto en el que ambos estaban escondidos detrás y Daniel asintió, comprendiendo.
Tratando de que nadie lo viera, el pelinegro rodeó el auto y se subió al lado del copiloto, mientras que Johan se subió en el lado del chófer.

—¿Tienes las llaves?

Johan se las mostró y Daniel quiso preguntarle cómo las había obtenido, pero no había tiempo para eso.
El castaño puso en marcha el auto y con rapidez condujo fuera del lugar, alejándose de todo el caos.

—Lamento haberte involucrado en esto—se disculpó Johan, y por alguna razón, aquellas disculpas no sonaron sinceras para Daniel.

—Yo fui quien aceptó, así que no es tu culpa...

Podrían haber seguido hablando, pero un fuerte estruendo se escuchó cerca de ellos, haciendo sobresaltar a Daniel.

—¿Qué fue eso?—cuestionó él con algo de miedo.

Johan iba a responder, hasta que Daniel gritó al ver un auto acercándose a toda prisa hacia ellos desde el frente. El castaño no pudo esquivarlo, y entonces, todo se volvió negro.

𖣔

Daniel abrió los ojos lentamente, tratando de aclarar su visión.
De forma involuntaria, guió una de sus manos a su cabeza ante el dolor que sentía en ella, unas fuertes punzadas se hacían presentes.

—Está despertando—escuchó una voz totalmente desconocida para él.

Quizás era porque aún no estaba consciente por completo, pero juraba escuchar muchos murmullos y no reconocía ninguna de esas voces.

—¿Zack?—ese nombre escapó de sus labios sin siquiera darse cuenta.

Y estaba equivocado.

Cuando su vista se aclaró, se percató de que estaba rodeado de un grupo de personas completamente desconocidas.
Bueno, en su mayoría, ya que vio a Johan sentado a lo lejos con una venda rodeando su cabeza.

—¿Johan...?—cuestionó Daniel confundido, la voz casi ni le salía.

—Hola, Daniel.

Un chico se posó frente a él, vestía un lindo traje negro con blanco, aunque no se veía en muy buen estado.
Tenía el cabello corto y una cicatriz que pasaba por su boca.

—Es un gusto tenerte acá, nosotros somos "los cuervos" y ahora estamos a tu cuidado.

Y Daniel pensó que de verdad había perdido la cabeza.

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