Jumpsuit, Cover Me

Venía siendo un nuevo día, Daniel se había vuelto más cercano a Zoe, Mira y Zack. Ellos eran buenas personas, aunque habían veces en las que Daniel los veía un poco extraños.

Dejando eso de lado, Daniel había conocido a otros tres chicos: Jay, Vasco y Jace. Los tres eran buenos tipos, y aunque Jay no hablaba, aún así le agradaba. En cambio, Vasco era algo tonto, pero gracioso y amigable; Jace era el inteligente y trataba de guiar a Vasco en todo, y aún así Vasco era su líder.

En ese momento, Daniel se encontraba en su habitación junto a Vasco. El contrario había aparecido de la nada en su puerta para visitarlo, se veía tan feliz que Daniel no tuvo valor para decirle que quería estar solo para poder descansar.

Los dos estaban sentados en el suelo, Vasco no dejaba de parlotear y Daniel lo escuchaba con atención.

Mientras que lo escuchaba hablar, algo pasó por la cabeza del chico pelinegro, y entonces, se atrevió a preguntar:

—Vasco... ¿Tú no has notado nada extraño en este lugar?—cuestionó en un susurro y con un poco de miedo creciendo en su interior.

Después de todo, Johan le había dicho que habían oídos en todas partes.

Vasco parpadeó varias veces, tratando de procesar la pregunta que le había hecho.

—Bueno, una vez vi a Zack Lee sacudiendo el trasero como si tuviera una cola, justo como un perro, mientras que Mira Kim le acariciaba la cabeza—respondió él algo pensativo y Daniel soltó un suspiro.

—Claro, eso es lo suficientemente extraño...

Y cuando iba a cambiar el tema de conversación, Vasco volvió a hablar.

—Una vez Jace me comentó algo extraño también... Me dijo que sospechaba algo de este lugar.

Daniel abrió sus ojos en demasía, volteando a observar a Vasco, quien se veía igual de despreocupado que siempre. Parecía que no entendía el peso de sus palabras.

—¿Qué fue lo que dijo exactamente?—indagó Daniel con curiosidad.

Vasco se llevó una mano a su barbilla, mirando el techo de la habitación y tratando de recordar.

—No recuerdo con exactitud, pero dijo que hay algo raro en este lugar y que no confía mucho—la respuesta del contrario solo logró activar más las alarmas de alerta en Daniel.

—Ya veo... 

Quería hacer muchas más preguntas, pero no quería hostigar a Vasco ni arriesgarse a ser oído alguien. 

Maldito Johan, lo que le había dicho lo dejó más paranoico que antes.

Después de eso, Vasco se fue y Daniel se recostó sobre su cama, pensando en las palabras del otro chico, las cuales no dejaban de dar vueltas por su cabeza.

"Con que Jace no confía en el proyecto..." pensó Daniel mordiendo su labio inferior.

La puerta de su habitación fue tocada, haciendo que él soltara un resoplido frustrado. Al parecer no podía descansar bien, porque siempre lo interrumpían.
De pronto, la idea de que esa persona que estaba tocando era Johan apareció en su mente y se apresuró en ir a abrir la puerta.

Realmente quería ser amigo de Johan.

Al abrirla, se encontró con un chico rubio sujetando dos cajas de leche de chocolate en su mano.
Daniel esbozó una amable sonrisa al percatarse de que se trataba de Jay.

—¡Jay! Me alegra verte... ¿Qué te trae por aquí?

El rubio le extendió las dos cajas de leche y Daniel lo miró un poco confundido.

—¿Para mí?—cuestionó y Jay asintió—Vaya, así que te diste cuenta que me gusta la leche de chocolate.

Jay sonrió un poco y volvió a asentir con la cabeza. Daniel agarró las leches y se adentró en su habitación para dejarlas sobre su mesita.

—Pasa si quieres—le dijo al rubio, quien se había quedado quieto en el marco de la puerta, sin saber que hacer.

Algo dudoso, Jay entró en la habitación y cerró la puerta detrás de sí mismo, caminando hacia Daniel.

—Estos días han pasado bastante lentos, supongo que así es como se siente estar encerrado...—comentó Daniel soltando un suspiro.

Obviamente el sitio tenía unos jardines, pero eso aún seguía siendo parte de la facilidad, así que no era mucha la diferencia.

—¡Oh, es cierto!—exclamó de pronto el pelinegro al recordar algo—Mis pastillas, tengo que tomarme una a esta hora.

Desviando la mirada del reloj que estaba colgado en la pared, fue a buscar su tarro con pastillas al lugar en el que siempre lo guardaba, bajo la curiosa mirada de Jay.

Daniel se quedó congelado cuando se percató de que sus pastillas no estaban.

—¿Eh? Pero si yo siempre las guardo aquí...

Siguió revisando, sin tener éxito alguno.
Sintiendo una extraña sensación en su pecho, se levantó y se quedó mirando el suelo, hasta que sintió a Jay moviéndose a su lado.

—¿Qué dices?—cuestionó y luego entendió—Ah, sí, esas pastillas son bastante importantes... Me ayudan con mis alucinaciones.

Jay se mostró bastante preocupado. Por supuesto, le preocupaba la salud y el bienestar de Daniel.

El chico pelinegro soltó se sentía totalmente frustrado, había perdido sus pastillas y no podía encontrarlas por ninguna parte.
Revisó todos los lugares de la habitación, incluso Jay lo ayudó, pero el tarro no estaba.

—Tendré que pedirle otro a Sera—murmuró Daniel para sí mismo—Aunque... ¿Me lo dará? El tarro estaba casi lleno y lo desperdicié, además, deben haber otras personas que igual lo necesitan.

Daniel se sentó en la orilla de la cama, totalmente rendido. Jay se le acercó y le dejó unas caricias en la cabeza, cosa que lo hizo sonreír un poco.

—Gracias, eso me hace sentir mejor.

Luego de que Jay se fuera, Daniel se quedó pensando, recostado sobre su cama.
Estaba seguro de que la última vez que agarró el tarro después lo había vuelto a dejar en su mismo lugar, no tenía recuerdos de haberlo dejado en un lugar distinto.

Quizás estaba muy paranoico, pero el pensamiento de que alguien se las había llevado llegó a su mente.

¿Por qué alguien las habría sacado? Eso sonaba ridículo, esas pastillas son de ayuda.
Daniel sacudió su cabeza para alejar ese estúpido pensamiento.

Sí, debe haberlas movido de lugar y no lo recordaba. Debe ser así.

𖣔

Johan caminó por los largos pasillos de la estructura hasta llegar a una gran oficina, tocando la puerta. Ésta fue abierta casi de inmediato y fue recibido por un chico bajito que usaba lentes.

—¡Johan! Gracias por venir—le dijo él con una sonrisa.

—Eugene—respondió él asintiendo con la cabeza y pasando a su lado para entrar en la oficina, encontrándose con el resto de los trabajadores.

—Como siempre tan tosco—rió Eugene—Demasiada actitud para alguien que siempre llega tarde a las reuniones.

Johan rodó los ojos y se sentó en uno de los asientos más alejados del resto.

—Tengo trabajo que hacer—dio una explicación simple y Eugene fingió entendimiento.

El chico de anteojos se puso de pie frente a todos los trabajadores del proyecto y chocó sus palmas para llamar la atención de cada uno de ellos.

—Bueno, se preguntarán porqué los reuní aquí.

—No realmente—respondió Vivi echándose una galleta a la boca. Dos chicos rubios soltaron una carcajada por eso.

Eugene esbozó una falsa sonrisa.

—Siempre tan cómica, señorita Vivi—comentó—Siguiendo con el tema, hay algo serio que debo decirles.

—Escúpelo ya, me estoy comenzando a aburrir—Goo bostezó y a su lado, Gun le dio un apretón en la pierna para que se callara—¡Ay! ¡¿Y eso por qué?!

—Yo también me estoy aburriendo—se quejó un niño de cabello color morado, su nombre era Kouji.

Kouji no era exactamente un trabajador, era un ayudante experto en la computadora y todo el tema de aparatos electrónicos, pero debía estar en las reuniones para entender bien las situaciones.

Ya hartándose de las interrupciones, Eugene fue directo al punto.

—Hay amenazas de ataques hacia el proyecto.

Hubo un gran silencio luego de eso, hasta que alguien alzó la voz.

—¿Se trata de "los cuervos"?—cuestionó Xiaolung con preocupación.

—Así es, se trata de ellos.

—¡Esos malditos!—exclamó Kuroda Ryuhei con enojo.

A su lado derecho, Soma Mitsuki le dio una mala mirada al chico rubio.

—Mantén tu compostura, Ryuhei—le dijo con voz pesada y el contrario le hizo caso de inmediato.

Una carcajada resonó por toda la sala, logrando irritar aún más a Johan. Se trataba de Tom Lee.

—Esos pájaros no son nada contra nosotros—afirmó él con seguridad y Eugene sonrió ante eso.

—Me alegra que tengan confianza en sí mismos.

—¿Qué es lo que dice el jefe Choi?—James Lee hizo la pregunta que todos se hacían en su interior. Querían saber cuál era el plan de su jefe.

—Vamos a contraatacar—respondió Eugene—Primero enviaremos a los soldados que tenemos, y si las cosas se ponen feas, el jefe Choi liberará a esas cosas.

Todos dejaron escapar un jadeo de sorpresa al oír eso.

—¿Tan pronto?—cuestionó Hangyeol Baek—Tengo entendido que no están completamente listos, soy uno de los que trabaja en eso y aún le falta...

—Aunque no estén listos, tienen una gran fuerza.

—¿Así que sólo irán a pelear soldados?—Taejin Cheon interrumpió, sacando un cigarrillo de su bolsillo—Que lástima, yo quería ir a pelear y a destrozar a esos cuervos.

Sera le quitó el cigarrillo a Taejin y lo lanzó lejos.

—Sin fumar aquí dentro.

Johan se encontraba recargado en su silla, escuchando todo en silencio y de brazos cruzados.

—Si necesitamos más apoyo, enviaremos a los luchadores de los trabajadores.

Ryuhei soltó una carcajada por las palabras de Eugene.

—¿Necesitar más apoyo? Por favor, ni que esos cuervos fueran la gran cosa.

—No subestimes al enemigo—le dijo Mitsuki con seriedad—Si no fueran la gran cosa, el jefe Choi no habría hecho a esas cosas para poder luchar contra ellos.

El rubio guardó silencio al instante.

—Como un perro fiel...—murmuró Xiaolung, pero fue audible para toda la sala.

—Tú no eres la mejor persona para hablar sobre perros fieles—respondió Ryuhei observando de reojo a Vivi, quien seguía comiendo sus galletas sin enterarse de nada.

—Necesito escuchar las órdenes directas de Charles Choi—Gun interrumpió la mini discusión, poniéndose de pie—No sigo las órdenes de nadie que no sea él.

A Eugene parecía que se le iba a reventar una vena de la rabia.

—¿Sí? Pues estas órdenes son de Charles Choi.

Gun lo miró con seriedad.

—¿Sí? Pues quiero escucharlo directamente de él.

—Hey, no te vayas—Goo le pidió al verlo acercarse a la puerta—Puedes tomar esto como ventaja, ¿no? Sabes a lo que me refiero.

El contrario lo miró sin entender, hasta que por fin lo hizo y regresó a su lugar, refunfuñando por lo bajo.

—Podemos usar a algunos civiles como señuelo—volvió a hablar Goo, esta vez haciendo una sugerencia.

Eugene alzó una ceja con interés.

—¿Te refieres a los que nos han causado problemas?—le preguntó y el rubio asintió con la cabeza.

—Así es.

—¡Ah! ¡Concuerdo con el señor Goo!—exclamó Vivi alzando una mano—¡Uno de esos idiotas dijo que mis experimentos son horribles! ¡¿Pueden creerlo?! Creo que las drogas no están funcionando completamente...

—Trataremos de arreglar eso, señorita Vivi. Lamento que haya tenido que oír esa blasfemia.

Vivi hizo un puchero y volvió a comer sus galletas.

—Ella tiene razón—habló Magami Kenta—He visto a los civiles de este lugar actuar de manera demasiada humana... No pareciera que las drogas les están haciendo efectos... Debemos aumentar las dosis.

—Sera y yo veremos ese problema—dijo Hangyeol y la mencionada asintió con la cabeza.

Eugene desvió su mirada hacia Johan, quien había estado callado durante todo ese rato.

—Johan, ¿tienes algo que decir?

El chico castaño lo miró con seriedad antes de hablar.

—Si las cosas se ponen feas, déjenme ir a mí como apoyo a la pelea.

Eugene se mostró complacido por esa respuesta.

—Me parece bien.

—Tengo una sugerencia—habló Gun, llamando la atención de todos los presentes—Hay un chico nuevo en este lugar, no es igual al resto... Tiene mucho talento y ni siquiera se da cuenta, pero si lo explotamos de una forma se volverá imparable, incluso se puede volver uno de nuestros trabajadores.

—¿De quién hablas?

—De Daniel Park—respondió—Y mi sugerencia es que sea parte de la pelea.

—¿Ese novato? ¿Parte de la pelea?—Taejin mostró su descontento.

Gun volteó a observarlo, su simple mirada normal hizo que Taejin sintiera escalofríos al mirarlo.

—Sabe copiar movimientos y estuvo entrenando armas con Goo, estará bien.

—¡Concuerdo!—el rubio mencionado exclamó—¡Es muy bueno en todo lo que hace! ¡Realmente me sorprendió!

James Lee asintió con la cabeza, ya que él igual había estado entrenando junto a Daniel.

—Está bien—Eugene aceptó la sugerencia y regresó su mirada hacia Johan—Johan, ¿podrías decirle a Daniel Park eso? Ya que tú eres quien más ha compartido con él, seguro ya te tiene bastante confianza.

Johan alzó una ceja al oír eso.

—¿Confianza? Seguro me odia...

Eugene sonrió de lado.

—Yo no lo veo de esa manera.

𖣔

Daniel se encontraba en uno de los jardines junto a Zack, Zoe y Mira. Los cuatro estaban hablando de temas triviales.

—Daniel, ¿qué solías hacer antes de que pasara todo lo de la guerra?—cuestionó Zoe con curiosidad y Mira abrió sus ojos en demasía.

—¡Por Dios, Zoe! No puedes mencionar una guerra de forma tan despreocupada...

Daniel sonrió con un poco de gracia.

—Bueno, entrené un poco mis habilidades, pero luego dejé de hacerlo ya que estuve la mayor parte del tiempo ayudando a mi madre con el trabajo...—respondió él—También me juntaba mucho con mis primos, nos llevábamos muy bien.

Hablar de esos temas lo ponían nostálgico y le traía buenos recuerdos, pero en ese momento solo lo podían poner triste.
Los tres se dieron cuenta de la expresión de Daniel al decir eso, así que de inmediato trataron de cambiar de tema.

—El día se ve bonito, ¿cierto?—Zack habló y Zoe soltó una gran carcajada.

—Eres horrible para cambiar de tema, ¿te lo habían dicho?

—¡¿Eh?! ¡Cállate, Zoe Park!

Daniel soltó una risita y Mira negó con la cabeza de forma divertida.

—¿Daniel Park?—una quinta y ajena voz habló, llamando la atención del grupo. El mencionado alzó la mirada, encontrándose con Johan—Necesito hablar contigo un poco.

Los ojos de Daniel brillaron al oír eso.

¡Podría hacerse amigo de Johan!

—De acuerdo—respondió encantado y se levantó de la banca, alejándose junto a Johan.

Los otros tres se quedaron de piedra en su lugar.

—¿Soy yo o de repente comenzaron a salir brillitos de Daniel?

En otro lado, Johan y Daniel se habían ido a una esquina del jardín. El pelinegro se encontraba feliz de poder hablar con Johan otra vez.

—Hubo una reunión de trabajadores—comenzó a decir el castaño, cosa que sorprendió al contrario.

—¿Una reunión de trabajadores...?

—Así es... Dijeron que hay amenazas de ataques hacia nosotros, deben ser los problemáticos que forman peleas y guerras en el mundo—explicó Johan—Y Gun sugirió que tú podrías ir a pelear junto a los soldados. Después de todo, ya tienes experiencia con armas y sabes copiar movimientos.

—¡¿Qué?!—Daniel retrocedió varios pasos al oír eso—¿Yo? ¿Ir a pelear? Por supuesto que no...

—Tranquilo, Daniel. Las amenazas de ataque son de personas inexpertas, no te pasará nada—Johan trató de calmarlo—Además, nuestros soldados van a priorizar tu bienestar.

Daniel lo miró bastante indeciso. Quería ayudar, pero le daba miedo lo que le podía pasar.

—Es por el bien de nuestra gente—siguió diciendo el castaño—Te lo pido por favor...

El contrario se sorprendió al escuchar las súplicas de Johan, y sus ojos se abrieron en demasía con aún más sorpresa cuando su manos fueron envueltas por las del castaño en un acto cercano.

—Además, Gun no sugiere a cualquiera. Realmente llamaste su atención...

Y Daniel no pudo negarse, no con el repentino cambio de actitud de Johan

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