━Capítulo Tres

❝𝐀𝐋𝐆𝐔𝐈𝐄𝐍 𝐌𝐔𝐄𝐑𝐄 𝐘 𝐎𝐓𝐑𝐎 𝐕𝐈𝐕𝐄❞




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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟑☼︎༄.✰ 〙

—– separación ——

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RYLIE MOVÍA NERVIOSA SU PIERNA AÚN SENTADA EN UNA BANCA DE LA  IGLESIA con Carl a un lado de ella. Las cosas habían empeorado por la noche.

De la nada se dieron cuenta de que tres de sus compañeros habían desaparecido sin dejar rastro alguno. Cosa que hacía al grupo ponerse alerta.

Entre varios salieron a buscar a los que faltaban en medio de la noche con la esperanza de encontrarlos, que aún no regresaran hacía a la rubia alarmarse más.

—Ey, calmate —musitó Carl con una sonrisa amigable poniendo su mano en la rodilla de ella para detenerla —. No te preocupes tanto, papá los encontrará.

—¿Y si no es así? ¿Y si algo malo les pasó? —respondió ella preocupada dirigiendose al castaño —. ¿Por qué desaparecerían en medio de la noche?

—Eso aún no lo sabemos. Ahora solo mantente en calma —comentó Carl al mismo tiempo qur pasaba su brazo por sus hombros para frotarlos y dejar un beso en su coronilla —. Volverán.

Unos minutos más tarde la puerta de la iglesia se abrió de repente dejando ver a los que salieron a buscar al resto.

Rylie, que ya se estaba durmiendo
por el cansancio extremo se despertó algo sobresaltada incoporandose un poco de dónde estaba recostada.

Sasha fue la primera en entrar y la primera en dirigirse especificamentr hacia cierto parroco.

—Ya basta. ¿Qué estás haciendo? —
soltó la morena mirando al sacerdote como si escondiera algo —. ¿¡Qué estás haciendo!? Está todo conectado. Tú apareciste, fuimos observados y ahora nos faltan tres personas.

Entre dormida y despierta la rubia notó ese mismo comportantiento tonto por parte del padre al oír a Sasha hablar.

—Yo no... yo no tengo nada que ver.

Apenas terminó la frase la mujer sacó de su cinturón un afilado cuchillo.

—¡No!

—¡Espera! —exclamó Tyreese acercandose a la morena realmente alarmado —. Sasha, guarda eso.

—¿Quienes son?

—Yo... yo... yo no tengo nada que ver —balbuceó Gabriel retrocediendo algo asustado con las manos en alto.

—¿Dónde están mis amigos?

—Yo no tengo nada que ver...

Para este punto Sasha estaba en un completo descontrol y eso era algo que Rylie entendía perfectamente. Dos de sus amigos desaparecidos y su novio, era obvio que tenía razones para exaltarse.

—¿¡Dónde están mis amigos!?

Gabriel solo balbuceó de nuevo aún asustado por la actitud violenta de la mujer y Sasha reetrocedió con algunas lagrimas en los ojos al ver que no iba a recibir alguna respuesta coherente.

—¿Por qué nos trajiste aquí?

—Por favor, yo solo...

—¿Trabajas con alguien? —interrumpió Rick acercandose un poco a él.

—Estoy solo, estoy solo. Siempre estuve solo.

—La mujer del banco de alimentos, Gabriel. ¿Qué es lo que le hiciste? —preguntó Rick enseriendose haciendolo retroceder asustado —. "Arderan por esto". Esto fue para ti, ¿por qué? ¿Por qué lo escribieron, Gabriel?

Antes de poderle dar oportunidad de hablar al pobre hombre, el líder ya había arremetido contra él furioso.

—¿¡Qué hiciste!?

Rápidamente con un brusco movimiento el padre se zafó del agarre del líder y lo miró con algunas lágrimas en los ojos.

—Cierro la puerta de noche. Siempre
la cierro de noche, siempre cierro la puerta  —contó el padre con los ojos llorosos a nada de romperse en llanto, pero tomó un respiro —. Empezaron a venir. Mi congregación. Atlanta había sido bombardeada y estaban asustados. Estaban buscando un refugio, un lugar para poder estar a salvo. Era muy temprano, de madrugada. La puerta seguía cerrada... esa... fue mi decisión.

Rylie se incorporó un poco para escuchar mejor el relato del hombre, si bien estaba a nada de dormirse no lo haría todavía.

—Eran demasiados y estaban forzando las ventanas y golpeando las paredes y me gritaban y luego los atacaron los muertos —continuó diciendo Gabriel apartando un poco su mirada llena de arrepentimiento —. Mujeres, niños, familias enteras llamandome mientras eran devoradas pidiendome piedad, suplicando misericordia y me maldijeron.

Para este punto Gabriel ya no podía controlar las lagrimas y Rylie desvió la mirada a un cesto cercano en el que dormía tranquilamente la mini Grimes.

—Al final enteré los huesos, entere a todos. El Señor los envió aquí para castigarme —informó antes de dejarse caer al suelo entre llantos a los pies de Rick —. Soy culpable y me condené por eso. Siempre cierro la puerta, siempre la cierro de noche...

—Hay alguien —informó Glenn de repente llamando la atención del grupo —. Hay alguien tirado allá afuera.

Entonces Sasha fue la primera en ir afuera a revisar.

—¡Sasha, alto!

Rylie quizó ponerse de pie e ir a
ayudar, pero Carl le impidió levantarse y la obligó a mantenerse tranquila en la banca a un lado suyo.

Unos minutos más tarde el grupo entró de nuevo al interior de la iglesia con uno de los desaparecidos y lo dejaron en el suelo con cuidado.

Era Bob.























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Entonces era cierto.

La gente de Terminus siempre estuvó loca y no solo eran imaginaciones suyas.

Bob llegó a la iglesia totalmentr malherido. Le faltaba un parte de la pierna y aseguraba que esos locos habían usado su pierna de alimento.

—Estaba en el cementerio. Alguien
me golpeó, desperté en una especie de patio.  Era como una escuela —informó Bob incorporandose un poco para verlos mejor —. Estaba ese tipo Gareth y cinco más. Estaban comiendose mi pierna ahí frente a mi así como si nada. Desgraciados. Creen que tienen todo resuelto.

—¿Tienen a Daryl y a Carol?

Bob se tomó un momento antes de responder con la voz cortada.

—Gareth dijo que se escaparon.

Eso en parte era un tremendo alivio para el grupo, pero Bob aún estaba herido y prueba de ello fue el quejido de dolor que no tardó en emitir.

—Está sufriendo —informó Sasha con preocupación dirigiendose a Rosita —. ¿No tenemos nada?

—Quedan un par de pildoras en el botiquin. Las traeré...

Apenas estaba la mujer por ponerse de pie e ir por las pildoras para el dolor cuando Bob alzó la voz deteniendola.

—No hace falta, en serio.

Ni Sasha ni ningún otrk presente entendió en si porque no quería ayuda hasta que entre lágrimas y sollozos el moreno bajo un poco el cuello de su sudadera revelando una mordida de caminante por lo visto reciente.

Dios, esto es malísimo, pensó Rylie cubriendo su boca con sus manos algo preocupada por el hombre.

—Fue mientras buscabamos comida.

—No es nada —comentó Sasha intentando mantenerse fuerte a la vez que se acercaba al malherido.

Rylie sintió lástima por Bob, tan solo imaginar todo el sufrimiento por el que tuvó que pasar le ponía la piel chinita.

De repente Bob se desmayó de la nada y Sasha preocupada intentó acercarse para revisar que sucedía.

—Hay un sofá en mi oficina —comentó Gabriel llamando la atención de la chica —. Se que no es mucho, pero...

—Gracias.

—Yo lo llevo —propusó Tyreese poniendose de pie para acercarse al honbre en el suelo.

Apenas se pusó de pie la rubia el llanto de la menor de los Grimes se hizó presente y por supuesto que se dirigió al cesto dónde estaba para sacarla de ahí y tomarla en brazos con cuidado

—Calma Jude, estoy aquí —musitó
Rylie meciendola un poco para calmarla al mismo tiempo que besaba su frente —. No llores, mamá gallina llegó.

Con la niña en brazos y Carl detrás suyo se adentró a una de las oficinas cercanas para hacerla volver a dormir. Quizás la pobre tenía hambre, tal vez necesitaba un cambio de pañal o solamente había tenido un mal sueño.

Después de asegurarse que la bebé estuviera bien se sentó en una silla recargable con la bebé en brazos y empezó a mecerla.





























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Rylie despertó en medio de la oscuridad, sobresaltada miró a todos lados algo asustada y pronto descubrió que estaba en la silla recargable y que tal vez se había quedado dormida meciendo a su querida Judith.

Y... ella ya no estaba.

Antes de que empezará a buscar a la niña con preocupación Carl se acercó un poco con la bebé en brazos dormida y le sonrió con dulzura.

—Debiste despertarme —comentó Rylie con molestia levantandose un poco de la silla —. Lo que menos queremos es que nos agarren esos locos desprevenidos.

—Ry, era lógico que te morías de sueño —informó el castaño moviendose un poco a los lados mirandolas —. Además, te veías tan linda durmiendo. Parecías una princesa, esas que despiertan con un beso.

—Entonces mejor hubiera seguido dormida —comentó Rylie con diversión estirandose un poco.

—Te sugiero que tomes tu arma y no hagas tanto ruido —continuó diciendo
el chico al mismo tiempo que dejaba a
la bebé en el cesto y cargaba su pistola —. Papá y varios del grupo salieron en busca de los captores de Bob, si es que no nos encuentran primero. Las cosas podrían ponerse feas ahora.

La rubia asintió y desenfundó su espada poniendose a un lado del muchacho con su arma en alto a la espera de algo.

No tardó en notar que varios del
grupo estaban escondidos en la oficina de Gabriel, al igual que el padre. Entre todos sería más fácil luchar. Claro, si tuvieran más de dos armas.

Poco después se escuchó el estruendo
de las puertas de la iglesia abrirse con violencia alarmando al grupo y la niña se removió un poco.

Al ver esto la chica se acercó a la bebé hasta quedar a su altura y empezó a susurrarle para que se calmará, pues sabía que al oír voces conocidas se calmaba algunas veces.

De repente pisadas resonaron por todo el lugar y Carl alzó su arma en dirección a la puerta por si de repente entraban al igual que hizó Rosita.

—Bueno, ya saben que estamos
aquí al igual que ustedes —empezó a decir Gareth con calma adentrandose
al interior de la iglesia —. Y estamos armados así que no tiene sentido esconderse. Los hemos observados, sabemos quienes están. Esta Bob, a menos que ya lo hayan sacrificado. Eugene, Rosita. El buen amigo de
Martin, Tyreese. Carl, los encantadores hermanitos Rowan y Rylie, Judith. Rick
y el resto salieron con unas cuantas armas. No sabemos dónde están, pero
no es un lugar muy grande. Salgan ahora antes de que las cosas se pongan mas feas de lo necesario.

Rylie tragó saliva con dureza un poco asustada mientras enfocaba su vista de Judith a la puerta, una y otra vez.

Y como si la mala suerte los persiguiera segundos después la perrilla de una de las puertas se movió con violencia. Eran ellos y no tardarían en abrir la puerta a la mala. La puerta dónde estaba un gran parte del grupo.

—Están atrás de una de estas puertas y tenemos suficientes armas para derribar ambas. No creo que sea lo que quieren.

Al notar que ninguno cedía continuó hablando.

—¿Qué hay del párroco? Padre si nos ayuda le prometo que saldra con vida.

Carl tomó con fuerza la pistola en sus manos dispuesto a disparar si se les ocurría. Gabriel simplemente no decía nada, rezaba para mantenerse sereno.

—Abra la puerta y vayase, puede llevarse a la bebé. ¿Qué dice?

Las cosas no podían ponerse peores. Aguarden, si podían.

Y de repente Judith empezó a llorar por alguna razón, tan pronto como el mayor de los Grimes oyó a su hermana se giró a mirarla con enorme preocupación.

Rápidamente la rubia dejó su espada en el escritorio, preocuparando no hacer más ruido y tomó a Judith en sus brazos meciendola al instante y la menor solo se acurrucó contra su pecho asustada.

Sin embargo, ya los habían escuchado.

—No se, tal vez me la quede. Me está cayendo bien...

Rápidamente varios del grupo no tardaron en rodear la otra puerta en la que estaban escondidos el grupo de Rick y este parecía el inicio de la masacre.

—Última oportunidad para salir por su cuenta —exclamó Gareth desde afuera, pero no recibió más que silencio.

—Ya está.

—Disparen a las bisagras.

Apenas estaban por hacer su cometido cuando de repente se escuchó una lluvia de balas desde afuera.

Rylie abrazó a la bebé contra su pecho preocurando que el ruido afuera no fuera a asustarla más de lo que podía.

La voz de Rick no tardó en oírse y minutos después la voz de Gareth se escuchó. Suplicaba por su vida, pero ni eso logró convencer al líder y la rubia no tardó en deducir que tanto sucedía.

Lo que se suponía fue la casa de Dios en algún momento ahora no era más que solo cuatro paredes llenas de sangre y un techo.

















































































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Por la mañana, luego de despedirse de su buen amigo Bob pues el hombre ya no tenía salvación una parte del grupo estaba lista para irse a Washington. Una parte no lo haría y entre esa parte del grupo estaban los hermanos Everson.

Ninguno aceptó irse, aunque el mayor
lo considero. Sin embargo, ningún lugar al que fuera sería tan seguro si no tenía a su familia con él. Su familia no solo era su hermana si no Rick y el resto, por ende no se irían.

—Esta es la ruta a Washington —informó Abraham pasandole un mapa
al líder —. Trataremos de seguirla como podamos sino bueno... ya conoces el destino. Cuando Eugene haga lo que tenga que hacer todo volverá a la normalidad. Estaremos ahí para
verlo y ustedes deberían.

La rubia sostenía la manita de Judith, quien se estiraba un poco en brazos de su hermano, escuchando atenta.

—Lo verán.

—Sí, así sera —aseguró Michonne.

Finalmente luego de que Rick les asegurará que verían su triunfo por la humanidad, el pelirrojo ordenó a sus compañeros entrar al autobus y algunos de ellos no tuvieron más remedio que entrar apesar de que les doliera irse.

Maggie y Glenn eran dos del grupo que irían con ellos.

La chica desde su sitio alzó su mano
en dirección al coreano y él le sonrió
con cariño. Lo iba a echar de menos.

Fue así como una parte del nuevo grupo emprendía un viaje con la esperanza de salvar al mundo. Fue la primera vez que Rylie sintió un ligero vacío al verlos irse, cosa que su hermano mayor notó y solo pasó su brazo por sus hombros dandole una especie de abrazo improvisado.










































































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Después de muchos intentos no lograba conciliar el sueño. Después de todo lo sucedido los días anteriores le resultaba especialmente difícil a la pobre de Rylie dormir. Así que con una manta vieja se fue a sentar a unas bancas del fondo y se quedó pensativa al ver la estatua de Jesús crucificado cerca de la pila de bautizo.

El resto del grupo ya estaba dormido
en la oficina de Gabriel, después de todo eran pocos los que se habían quedado.

Al ver la imagen frente a ella por alguna razón sintió un vacío. Y se preguntó si en verdad seguía siendo Rylie Everson, esa niña temerosa de perder a su familia y de morir

No queda nada de esa niña, solo el nombre. Pensó al mismo tiempo que secaba un par de lágrimas rebeldes.

No había Dios, la fe no iba a ayudarlos sino ellos mismos y eso lo había tenido muy presente los últimos meses.

Tenía suficiente sangre en las manos como para llamarse a si misma inocente. Mató personas para defender el que creyó su hogar, mató para proteger a los suyos, disfrutó de ver la muerte de los que quisieron dañarla en algún punto y... no se arrepentía de nada. ¿Estaba mal matar para proteger a los suyos? ¿Estaba mal querer vivir?

Dió un saltito en la banca de madera al sentir la presencia de alguien más a su lado y con una mano en el pecho sonrió al ver de quien se trataba.

—¿No deberías estar dormido?

—Eso mismo te preguntaría yo, malcriada —comentó Rowan a la vez que tomaba asiento a su lado con tranquilidad —. ¿Qué se supone que haces en este rincón sola? ¿Rezar?

—Ni siquiera recuerdo como se hacía —respondió ella en voz baja pasandole un poco de su cobija y después de un corto silencio habló —. No podía dormir, ¿tú?

—Tampoco, mi mente está un poco revuelta. Ya sabes, después de todo lo sucedido.

Ella asintió sin mucha ganas viendo
la flama de la vela a lo lejos bailar en la veladora.

—Es difícil dormir con una imagen tan traumatica —comentó Rylie perdida en sus pensamientos —. ¿Crees que estamos perdiendonos entre tanta sangre?

La pregunta pareció tomar por
sorpresa al mayor de los Everson. Era imposible pasar la mentalidad que su hermana estaba adoptando. Alrededor de dos años habían pasado desde todo este caos y Rylie había cambiado.

—Yo creo que sí...

—No, Rylie. Hacemos lo que debemos para sobrevivir como todos —respondió el mayor en voz baja abrazandola —. Y se que a veces no es la mejor manera y tal vez suene mal, pero son los demás o eres tú. Alguien muere y otro vive. Así es la vida ahora y solo debemos aceptarlo.

—No quiero morir.

—Nadie quiere hacerlo.

Silencio.

—Ro, ¿extrañas a Beth?

Rowan se quedó en silencio por unos instanted y Rylie se arrepintió un poco de haber dicho eso, pues sin querer había tocado una fibra sensible.

—Mucho —musitó sintiendo una lágrima descender por su mejilla —.
Es decir, no se si este viva, pero yo se que si. Ah, me siento como un idiota cobarde. La perdí y ni siquiera tuvé la oportunidad de decirle que la amaba.

—Odiaría perder a Carl —comentó
Rylie buscando hacerse un ovillo junto al rubio —. La encontraremos, estoy segura de ello y podrán estar juntos. Ambos necesitan decir lo que sienten.

—La encontraré.

Después de eso el rubio dejó un besito
en la coronilla de su hermana como solía hacerlo de pequeños y soltó un bostezo acurrucandose junto a la menor.

Entre bostezos y a nada de caer en los brazos de morfeo escuchó una frase de su hermana.

—¿Rowan?

—¿Si, Ry?

—Te quiero, no te me vuelvas a extraviar por favor —musitó Rylie con una pequeña sonrisa cansada cerrando sus ojos —. ¿Me oíste idiota?

—Si, si te oí...

Fue así como en un par de instantes
los hermanos Everson se quedaron dormidos abrazados en una banca en
el fondo con nada más que una cobija cubriendolos mientras tanto afuera estaba Michonne viendo como uno más del grupo volvía, era Daryl Dixon y eso haría reventar a Rowan de emoción por la mañana cuando despertará.



















































































































——— ✮✧☾✧✮ ———












































Por la mañana siguiente Rowan salió
de cazeria a los alrededores del bosque cercano con Daryl mientras el resto se quedaba en el lugar con tranquilidad.

Cierta chica esa mañana se había despertado muy animada y después
de revisar que Judith estuvieraa limpia
y alimentada la dejó al cuidado de Michonne para así tener tiempo de ir a leer su preciado libro en un árbol muy cercano algo frondoso.

Su don de lectora compulsiva se dejaba ver a simple vista, pues en sus ratos libres no leía dos o tres hojas sino unas diez o quince. Ahora iba por avanzada con su lectora y con una sonrisa leía los parrafos en los que Katniss interactuaba con Peeta Mellark.

Su lectura se innterrumpida con la llegada del chico Grimes a su preciado espacio de lectura.

—¿Qué lees, rubia? —preguntó el castaño quitándole el libro de las manos para hojearlo —. "No es sólo por los patrocinadores, no es por lo que pasaría al volver a casa y no es que no quiera estar sola; es él, no quiero perder al chico del pan."

La chica se levantó un poco molesta por la interrupción y algo sonrojada porque el muchacho leyerá un parrafo que ella subrayó con un lápiz.

—Ey, no se vale —exclamó alzando sus manos intentando quitarle el libro sin éxito —. Carl Grimes, devuélmelo.

—Quitamelo, si puedes —respondió con diversión antes de esconderse tras el árbol con rápidez —. Encima de enana, lenta como una tortuga.

La chica achinó los ojos visiblemente molesta por el apodo, pero no lo iba a negar porque desafortunadamente eso de enana si le iba. Carl le sacaba un par de centímetros y ni idea de en que momento había dado el estirón.

—Te haré tragar tus palabras, vaquero.

Fue así como estuvieron escondidos
en el árbol y apenas uno iba a salir corriendo el otro lo perseguía y solo el maldito tronco del árbol los separaba.

De un momento para otro la chica logró distraerlo y fue así como logró quitarle su preciado libro y de pasó le arrebató el famoso sombrero que era casi herencia para después salir corriendo con él lejos.

—¡Rylie Giselle!

Desde las puertas de la iglesia los observaba Rick con Judith en sus brazos y una enorme sonrisa divertida al ver a los dos adolescentes que en algún punto vió crecer hasta llegar a esto.

Incluso Judith parecía entretenida
con el infanfil juego de su hermano y su mamá postiza pues veía atenta a ambos mientras soltaba una que otra risita y aplaudía de vez en cuando.

—¡Rylie, detente ahí mismo!

—Tú empezaste, ¿recuerdas? —exclamó la mencionada agitando el sombrero a un par de metros con coqueteria —. ¿Lo quieres? Quitamelo, Grimes.

Carl sonrió entre divertido y algo incredulo. Una sonrisa de esas que hacia a Rylie sonrojarse en otras situaciones y salió corriendo hacia ella.

Rápidamente la rubia se dió la vuelta para empezar a correr sin saber muy bien a dónde antes de que el castaño la hiciera caer y entre manotazos y gritos la atrapó.

—¡Bajáme! —exclamó Rylie dandole golpes suaves en la espalda, pero solo lo hizó reir —. ¡Llamaré a Rowan y vas a ver como te pone en tu lugar, atrevido!

Carl continuó su camino al árbol sin soltar a la rubia, a quien traía sobre
un hombro como si fuera un costal de papas. Vete tu a saber como pudó con ella, pero lo hizó.

—Si no me dejaras solo tanto tiempo no tendría que molestar.

—¡Eres un empalagoso!

—¡Y tú una rubia gruñona y nadie se queja de eso! —respondió el chico con firmeza para después murmurar por lo bajo —. Además, quería pasar tiempo con mi amada novia y futura esposa. ¿Es mucho pedir?

—¿Qué dijiste? —preguntó Rylie removiendose incomoda por la posición en que la cargaba —. Repiteme eso último que dijiste.

—¿Mucho pedir?

—¡No, tarado! Dijiste novia.

—Ah, sí.

—¿Se puede saber en que momento me pediste ser tu novia, genio?

Carl pareció pensarlo, pero no se detuvó y hasta que llegaron al frondoso árbol la bajó con cuidado.

Y ahí estaban, esos hermosos ojos azulados examinando cada parte de él con curiosidad y molestia. Cuando se lo proponía Rylie Everson daba miedo.

—Creí que ya lo sabías.

—Nunca me lo preguntaste como tal —musitó Rylie mirando sus uñas para disimular la situación —. No puedes solo intuir que lo sé. Ahora, dimelo bonito.

Carl rodó los ojos con diversión y se acercó un poco a ella haciendola sentir ligeramente nerviosa por alguna razón, quizás por la cercanía o tal vez por la diferencia de estatura y la manera tan bonita en que se inclinaba para verla a los ojos al mismo tiempo que acariciaba sus mejillas.

—Rylie, tal vez ya lo sepas, pero mis sentimientos por ti son verdaderos y fieles —comenzó a decir antes de tomar la mano de la chica y ponerla en su pecho —. Este corazón ahora acelerado late por ti. Mi mundo entero gira a tu alrededor, amor. Y me sentiría el chico más afortunado si en este mundo me eligieras. Así que... ¿puedo ser tu novio?

—No.

El rostro alegre de Carl de pronto se transformó en uno totalmente opuesto.

—¿No?

—No hasta que te disculpes por interrumpir mi lectura, por robarme besos, por cargarme como un saco de papas y...

—Si no te callas voy a robarte otro y
no se que pase después —musitó Carl robandole las palabras para después dejar un beso en su frente —. ¿Entonces eso es un sí?

—Sabes que para ti siempre será un rotundo si.

El castaño sonrió y tomó por lo bajo la mano de la chica besando esta misma para después sentarse en el cesped con la rubia en su regazo y el libro entre sus manos.

—¿Contenta?

—Demasiado.

Rowan no tardó en llegar con un par
de liebres muertas junto a Daryl Dixon
y sonrió al ver a su hermana leer animadamente con Carl y por lo visto ella reía con cada cosa que el castaño le susurraba.

Tal vez no los he visto en si tomados de la mano, pero están juntos.

Después de todo los pensamientos de hace un par de años se cumplieron ahora solo faltaba encontrar a su Beth y tendría el valor para no dejarla jámas.







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