━Capítulo Dos
❝ 𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑... 𝐋𝐋É𝐕𝐀𝐓𝐄𝐋𝐀.
𝐀𝐋É𝐉𝐀𝐋𝐀... ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐☼︎༄.✰ 〙
–— infectados —–
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UNA SOMNOLIENTA RYLIE SE TALLABA LOS OJOS CON PEREZA AÚN SENTADA en la cama. Por lo visto alguien se había despertado temprano pues el hueco vacío a su lado lo dejaba en evidencia.
Era demasiado bueno para ser verdad, pensó la rubia mientras se ponía una camisa.
Todas las mañanas era casi igual su despertar. Para cuando ella despertaba no había rastro de Carl aunque ella bien sabía que era que el castaño siempre salía muy temprano a ayudarle a Rick en el huerto para conseguir vegetales.
Con ese pensamiento en la mente empezó a atarse las sucias botas negras para después hacer lo mismo con su alborotado cabello rubio.
Una vez estuvó lista para comenzar
su día se dirigió a la cafetería y por la manera en que caminaba parecía un caminante. No podían decirle nada. A decir verdad aún tenía algo de sueño.
Al llegar lo primero que vió fue a Beth sentada en un banco con Judith en sus brazos. Por lo visto le estaba dando de comer alguna papilla.
Y por lo visto Judith no quería comer eso pues la mayor estaba embarrada de esa papilla verde.
En el otro asiento estaba Rowan viendo a la rubia alimentar a la menor mientras tanto él tomaba una taza de café. Si en algún punto de su vida odio Rowan el café ahora por alguna razón lo adoraba o solo era un hábito anticuado que tomó de algunos adultos.
—Buenos días...
—Hola, Ry —saludó Beth con una sonrisa haciendole un gesto para que se acercará más —. ¿Qué tal dormiste?
—Pues supongo que bien si Carl te abrazaba, ¿verdad, hermanita? —soltó Rowan terminando de darle un sorbo a su gran taza de café.
Rylie quizó desaparecer un ratito de la faz de la tierra o mínimo de la cafetería. En ese momento deseó poder tirarlo algo a la cara con tal de callarlo.
En lugar de eso solo pudó rodar los
ojos visiblemente sonrojada y aunque quisiera ocultar su vergüenza no pudó.
—¡Rowan, dejalos ser! —exclamó Beth tirandole al pecho un trozo de zanahoria algo divertida.
—Es que es la verdad, les doy la confianza y mira lo que sucede —comenzó a decir con una expresión en su rostro seria —. Ese pequeño sheriff cree que puede pasar por encima y no es asi. No quiero saber que va a pasar en unos años más si siguen así.
Esta vez Rylie no soportó las ganas y se acercó a darle un zape a su hermano mayor. Vaya manera de avergonzarla.
—Eres un tarado, Ro —exclamó Rylie con el ceño fruncido mientras tomaba
a Judith en brazos —. ¿Verdad que si, Jude? Dí que si, vaquerita.
Como si fuera de adrede Judith se rió y Rylie la alzó como si fuera lo mejor que pudó pasarle. Rowan simplemente le sacó la lengua a su hermana molesto.
—Que maduros son, eh.
—Nosotros siempre —respondió
Rowan con una sonrisa coqueta después de oír decir aquello a Beth.
Rylie rápidamente tomó asiento junto a su hermano. Con una mini cucharita empezó a darle de comer a Judith. Beth por supuesto miraba sorprendida la escena.
—¿¡Cómo es posible!? —exclamó mirandola con asombro señalando a Judith —. Esa niña definitivamente está encaprichada contigo. Que casualidad que no quisó comer cuando yo le daba, llegas tú y come como si nada.
—Que puedo decir causo ese efecto —respondió Rylie dejando un besito en la cabeza de la bebé —. Y supongo que me tiene un cariño especial. ¿Verdad, Jude?
Rylie la acercó más a ella, a su rostro y empezó a hacerle caras graciosas hasta que la mini Grimes intentó besar sus mejillas y fue más un besito baboso.
—Aw, ven como ella me adora.
Entre risas, comentarios divertidos y balbuceos de la bebé, Rylie terminó su desayuno si es que a un plato de cereal se le llamaba como tal.
Dejó a Judith al cuidado de Beth y se dispusó a ir a despedirse de Michonne, pues saldría y no sabría si regresaría pronto. Además de que quizás podría ir al huerto por algunos vegetales.
Mientras caminaba para allá no dejaba de ver el mini anillo de infinito de su dedo. Definitivamente lo conservaría y cuidaría con su vida de ser necesario. Significaba mucho para ella.
Cuando menos lo esperaba ya estaba muy cerca del huerto y Michonne hablaba muy animadamente con ambos Grimes.
—¿Tan pronto te vas?
La mujer instantaneamente se giró al
oír la voz de la rubia al igual que ambos hombres y asintió sonriente.
—Solo ten cuidado allá afuera.
—Descuida Ry, siempre lo tengo —respondió Michonne revolviendo su cabello al acercarse un poco —. ¿Algún pedido? ¿Libros, historietas, unos chocolates rancios?
—A ti te gustan esos chocolates.
—Entonces sin duda los buscaré —informó ella después de ir a Carl para luego girar a Rylie —. Trataré de ver si encuentro más libros para ti, rubia. Y esas cosas de chicas que me pediste.
Ella asintió con una enorme sonrisa. Que le consiguiera libros era de las mejores cosas que podía traerle.
—¿Por qué ya no usas tu sombrero? —preguntó Michonne deteniendose un momento, dirigiendose al castaño.
—Ya no me gusta.
¡No, el sombrero! Eso le da su toque, pensó Rylie.
—¿Nos vemos pronto?
—Muy pronto —aseguró la mujer encaminandose a la salida de la prisión.
Ambos Grimes se encaminaron también al huerto y mientras Rick echaba composta a un balde, Carl lo sostenía.
—Ry, ¿no quieres ayudarnos?
—Esta vez creo que no —respondió
ella tomando otro balde a la vez que se inclinaba por las verduras —. Tengo que llevar algunas verduras para Carol.
Carl asintió y no pudó evitar mirar a lo lejos como un montón de caminantes golpeaban una de las barreras de rejas.
—Solo han eliminado ayer. Seguro necesitaran más gente hoy —comentó el menor sosteniendo con aburrimiento el balde —. Tal vez podamos ayudar.
—Tengo otros planes que involucran tierra, pepinos y mantener a la gente alimentada —respondió Rick echando más composta al balde.
—Bueno, si tú no puedes quizás nosotros podamos —comentó Carl, refiriendose a el y a la rubia entre las hortalizas —. ¿Podemos?
—Tenemos otros planes eso debía decir.
Después de decir aquello, el hombre dejó a ambos menores unos metros atrás y se dirigió al establo dónde estaba Violet.
Rylie finalmente terminó de recolecar algunas verduras para ese día y sin hacer tanto ruido se acercó a Carl con cuidado dejando un beso en su mejilla.
Por su cara ese gesto lo tomó por desprevenido y al instante se giró hacia ella sonriéndole por impulso.
—Suerte trabajando de granjero, Grimes.
——— ✮✧☾✧✮ ———
La rubia apenas iba llegando al patio de la prisión cuando se topó con Lizzy y Mika, unas hermanitas residentes del grupo. La menores venían corriendo del interior asustadas.
—¿Qué paso, niñas?
—¡Ayuda, por favor! ¡Vengan rápido!
Rápidamente Carol y el resto que estaban en la improvisada cocina se prepararon para lo peor.
Maggie, quien notó al instante los gritos desde la torre de vigilancia, decidió bajar de ahí para ayudar. Rick también corrió para ayudar al grupo.
—¡Caminantes en el D! —exclamó Glenn una vez llegó Rick al lugar.
—¿Qué hay del C?
—Despejado. Cerramos las puertas —informó Sasha llegando al patio junto a algunos otros —. Hershel está de guardia.
—No ingresaron.
—Hemos seguido el plan.
Sin pensarlo mucho todos entraron al bloque de celdas. Por ordenes de Rick,
la rubia se quedó fuera. Era peligroso para ella entrar puesto que estaba lleno de caminantes y no quería arriesgarla a que la mordieran.
Al darse la vuelta notó que Michonne volvía al patio cabalgando con rápidez. Sin embargo, había muchisímos zombies tras de ella y eso le dificultaba las cosas.
No lo pensó demasido y recargó su arma antes de salir corriendo lo más rápido que pudó a las puertas junto a los picos.
Para cuando llegó Michonne ya
estaba peleando con los caminantes que empezaron a entrar. Sin embargo, la mujer no los dejó que avanzaran y con ayuda de su katana empezó a matar uno por uno.
Eran demasiados para una sola personas así que en menos de un santíamen se acercó a las rejas empezando a soltar
los primeros disparos. Segundos después Carl se acercó con un rifle en manos para ayudarla. Entre dos sería mejor.
Uno a uno fueron cayendo de los
que estaban cayendo. Maggie llegó
justo a tiempo para abrir las rejas, pero para cuando llegó encontró a la morena en el piso quejandose adolorida y un caminante en unos picos.
La ojiverde le disparó acabando con él al instante.
Mientras tanto Carl tomó a la yegua
y la alejó del lugar. Rápidamente Rylie guardó su arma y corrió a ayudar a Michonne al igual que Maggie y las tres se apresuraron a entrar al lado seguro.
Con ayuda de los tres lograron traer a Michonne al patio trasero, pues la pobre se había lastimado un tobillo peleando con los caminantes.
Casi al llegar Rick apareció y el castaño las dejó para después salir corriendo hacia él para abrazarlo.
Rylie lo siguió unos metros detrás al ver a su hermano mayor venir más atrás de Rick. Por su rostro no la había pasado del todo bien allá adentro, incluso traía en el rostro algo de sangre seca.
La rubia practicamente saltó a los brazos de su hermano, quien la apartó al instante algo entristecido y la menor no entendió porque esa frialdad suya.
—Estás bien, no te ví salir y pensé lo peor —musitó Rylie con la voz un poco quebrada, tallando algunas lágrimas —. ¿Por qué siempre tienes que ayudar en todo? Maldito idiota...
—Estoy vivo y solo eso importa —respondió él con una débil sonrisa alejandose unos centímetros de ella.
—Oye, no deberías acercarte —exclamó Rick al ver que su hijo se acercaba a él —. Carl...
Aquella orden no fue impedimento para el Grimes. Con lágrimas en los ojos sintió la necesidad de abrazar a su padre.
—Papá lo siento, no te ví salir...
—Está bien. Estoy aquí —empezó a decirle con calma abrazandolo con ternura —. Estoy bien, pero alejate.
—Tuve que usar una de las armas junto a la puerta. Te juro que no quería.
—Estaba volviendo y me caí —informó Michonne a Rick aún apoyandose de las chicas —. Vinieron a ayudarme.
—¿Estás bien?
No hizó falta palabras un asentimiento y no más.
—Dinos que sucedió —pidió Maggie al hombre.
Justo en ese momento una mujer
rubia salía del pabellón con un cuerpo envuelto en una sabana y el hombre por alguna razón guardó silencio al igual que el resto antes de pensar lo que diría.
—Patrick se enfermó anoche. Es una especie de gripe, trabaja rápido. Creemos que murió y atacó el pabellón —empezó a decirles con preocupación antes de girarse hacia su hijo —. Mira, se que era amigo tuyo y lo lamento. Era un buen chico. Perdimos a mucha gente buena.
Aquello último solo hizó que el rostro de Maggie se transformará en uno lleno de angustia y terror.
—Glenn y tu padre están bien, pero estuvieron ahí dentro —aclaró al ver
su expresión de susto —. No deberías acercarte mucho a nadie que pudó haber estado expuesto al menos por un tiempo.
Rylie miró a su hermano y comprendió porque la alejaba. Si es que llegasé a contraer la enfermedad no quería infectarla.
De pronto sintió una horrenda presión en el pecho y quizó llorar de impotencia. Maldita vida, siempre se empeñaba en joder de alguna u otra manera.
—Carl, Rylie, todos.
Fue entonces que con los ojos llorosos,
la rubia se alejó de ambos hombres y se dispusó a ayudar a Michonne al igual que Carl y Maggie.
No soportaría ver más a su hermano y ni siquiera poder abrazarlo.
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—Ey, hola.
Carl levantó la mirada al oír la voz
de su querida rubia y sin pensarlo mucho dejó lo que sea que hacía con
tal de abrazarla.
La chica lo abrazó, pero no con esa emoción de siempre. Al separarse lo primero que notó fueron sus ojos azulados ligeramente llorosos.
—¿Y ahora que te pasa?
—Tengo miedo de lo que pueda sucederle a Rowan —comenzó a decir con preocupación, tallando algunas lágrimas —. ¿Y si está infectado del todo? ¿Y si no encontramos cura? Carl yo me muero si le pasa algo malo.
Antes de que pudiera romper a llorar
o desquitar su frustración contra algo
el castaño la tomó suavemente de las muñecas, obligandola a mantenerse firme en su lugar.
—Rowan es fuerte, no va a pasarle nada malo. Sabrá como resistirlo y además papá sabrá como revolver todo esto.
La chica asintió no tan convencida recibiendo un beso en la frente con sutileza por parte del castaño e intentó mantenerla tranquila.
Los siguientes minutos se pasaron en una ligera charla entre ambos, una muy corta a decir verdas. Tampoco es como si Rylie estuviera de humor después de lo sucedido en la prisión.
Carl seguía enfocado en intentar construir unas cruces para todos los fallecidos, pero por lo visto no era tan sencillo como parecía. Menos si tenía todas las tablas regadas por todos lados.
—Alguien podría caerse, Carl —comentó Rylie desde su asiento cercano divertida —. Yo por ejemplo.
—No exajeres, Ry. Por cierto, ¿sabes si Patrick era cátolico?
—Decía que era un ateo practicante —respondió ella acomodandose mejor en su banco cercano.
Justo unos segundos después Carol apareció de la nada bajando algunos escalones hasta el bloque de celdas dónde ambos estaban. Al instante los dos centraron su atención en ella.
—¿Le dijeron a Rick lo que vieron ayer en la biblioteca?
—No —informó Carl concentrado en la construcción de las cruces.
—¿Van a contarme? —preguntó Carol y solo recibió silencio absoluto —. Tengo que seguir enseñandoles a sobrevivir a esos chicos y ustedes lo saben.
—¿Les contaste a sus padres?
—No.
—¿Vas a contarles?
—Si lo hago quizás después de esto lo comprender, pero quizás no. No quiero tomar ese riego.
—Es entre tú y ellos —comentó Carl restandole importancia para volver a su intento de cruz.
Rylie mientras tanto jugueteaba con
sus manos nerviosa. No había echo
nada malo, pero aún así decidió ir.
—Es entre ustedes y yo —contradijó Rylie con esa mirada de malvada —. Si le dicen a Rick él se los dirá y como les dije: tal vez lo comprendan o tal vez no.
—No quiero menterle a mi papá —interrumpió Carl haciendo una mueca no tan convencido.
—No te estoy pidiendo que lo hagas solo te pido que no le digas nada.
El castaño simplemente se quedó en completo silencio dedifandole una que otra mirada sutil a la rubia a su lado. La verdad es que no sabría que diría o que pasaría, pero tenía que actuar ahora.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Por la mañana temprano las cosas no parecieron mejorar. Rick despertó muy temprano a los preadolescentes y por supuesto que Carl no estaba conforme con irse de su celda para ir con el resto de los niños pequeños del grupo.
Su único consuelo es que tendría a Rylie con él.
—Es por su propio bien...
Rylie echaba la mayoría de sus cosas en algunas maletas mientras escuchaba a Rick regañar a Carl. Lo único que quería era mantenerlos a salvo y él no dejaba de quejarse.
—Estamos bien —respondió Carl guardando una foto familiar en su mochila —. No quiero estar encerrado con un montón de niños.
—Te necesito ahí dentro cuidando a Judith y Rylie y a todos los demás —informó Rick recargado en un tubo de la litera —. Asegurándote de que estén bien.
No hubó respuestas simplemente el chico se pusó de pie guardando en un bolsillo de su pantalón su arma.
—Si alguien se enferma háganmelo saber.
—¿Y qué si ya cambiaron cuando los encontremos?
Que positivismo te cargas, amorcito, pensó Rylie a la vez que terminaba de guardar varias prendas de ropa.
—No dispares a menos que tengas la necesidad —ordenó Rick a su hijo con extremo cuidado, señalandolo.
—Sabes que puedo necesitarlo, ¿no?
Después de decir aquello el castaño
con su maleta sobre su hombro salió de la celda dejándo solo a Rick y a Rylie.
El hombre posó su mirada sobre la rubia y aparentemente estaba por decir algo, pero se vió interrumpido de la jovencita.
—No tienes de que preocuparte Rick —comenzó a decirle sonriente mientras cerraba su enorme maleta —. Cuidaré que no haga nada estúpido si eso es lo que te preocupa. Está a salvo conmigo.
—Espero que esa promesa dure mucho más, eh —susurró sacandole una risilla a la menor —. Y te agradecería mucho si pudieras cuidar de Judith, después de todo ella te adora.
—Cuidar de Judith es de mis hobbies favoritos así que no será un problema.
Con una sonrisa amistosa se despidió y salió fuera de la celda. Llevaba una gran maleta en una mano y en la espalda iba su espada ligera, su fiel compañera.
Justo cuando salía se detuvó un momento para observar el montón de sabanas en la cama de Rowan. No pudó evitar que la curiosidad le ganará y desde las rejas observó una mano humana e intacta saliendo de ellas.
De pronto la preocupación empezó a crecer en ella.
—¿Rowan? ¿Eres tú?
—Rylie...
La rubia en serio quizó dejar todo y meterse con tal de ver que carajos le sucedía a su hermano, pero tampoco
iba a arriesgarse de ese modo.
—¿Qué tienes?
Como si de una respuesta se tratase el chico metido en las cobijas empezó a toser con fuerza de una manera que la asustó un poco. Como si le faltará aire.
—Rowan, ¿qué te pasa? —preguntó la menor asustada dispuesta a entrar a la celda —. ¡Rick, ayuda!
—No, Ry no entres... lo tengo...
—¿Qué sucede? —exclamó Rick apareciendo a un lado de la rubia ligeramente preocupado.
—Rick, por favor... llevátela —pidió Rowan arrastrando las palabras antes de que la tos lo atacará —. Aléjala...
El adulto acatando la orden del adolescente tomó a Rylie de los hombros y a pesar de sus protestas se la llevó lejos junto al resto de los niños.
Sería difícil, pero no podía arriesgarse
a que alguien más se infectará. Sabía que era fuerte, tendría que resistirlo.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Rowan finalmente fue llevado junto al resto del grupo enfermo a la zona de aislamiento, que era un pabellón solo para los enfermos al que nadie entraría a menos que no fuera el Doctor S.
Las cosas dentro no pintaban nada bien. Se respiraba muerte y desesperanza dentro. Incluso el Doctor S se había contagiado y no había nadie más que se hiciera cargo del los infectados.
El mayor de los Everson había estado los últimos días en una celda desocupada envuelto en unas mantas o yendo de un lado para otro dentro de las cuatro paredes intentando no ahogarse con la tos y también tenía demasiafo frío.
De vez en cuando salía sintiendo que en cualquier momento se caería y charlaba con Glenn. El coreano extrañaba mucho a Maggie al igual que él a su hermana y a Beth. El encierro no era tan sencillo.
Ese día estaba en sus sabanas con la fiebre a millón mientras tanto veía un retrato familiar que decidió llevar consigo.
Pues según él eso lo mantendría sereno y quizás evitaría que cayera en la locura del encierro.
Nunca había extrañado tanto a su hermana como esos días. Le habían dicho que Rylie insistía en verlo, pero él no tenía tantas fuerzas para ir a verla y no quería romper a llorar al verla.
—Vámos muchacho, esa enfermedad no puede vencerte.
Rowan se incorporó un poco de la cama sintiendo un escalofrío recorrer todo su débil cuerpo.
—Hershel, ¿qué haces aquí?
—Vine a ayudar —respondió con tranquilidad acercandose un poco
para pasarle un trapo mojado —. Manten esto en tu frente. Son ordenes del veterinario.
—¿Estás conciente de que puedes contagiarte verdad?
—Sí, pero no importa. Lo importante ahora es curarte.
Transcurrieron unos minutos en silencio en los que Hershel pasaba el trapo con agua fría por el rostro del adolescente hasta que el menor se cansó de todo.
—Esto es una reverenda mierda —soltó Rowan sosteniendo el trapo en su frente con voz cansada —. Después de todo lo que pasamos nos matará un resfriado.
—No digas esas cosas. Ni siquiera pienses en eso.
—Lo único que puedo hacer es dejar de decirlas.
—No, puedes hacer más —comenzó
a decirle con una pequeña sonrisa, intentando animarlo —. Si de algún modo llegamos hasta aquí puedes creer de alguna manera. Todos tenemos trabajos aquí, ese es el tuyo.
—Gracias por ayudarme, salvaste a mi hermana y ahora a mi —musitó Rowan con cansancio recargandose en la pared —. Te debemos muchisímo.
—Solo concentrate en mejorar, muchacho.
Un par de días después la Everson menor decidió ir por milesima vez a la sala de visitas con la esperanza de que su hermano se indignará a ir. Entendía perfectamente su ausencia, solo quería que estuviese bien.
Llevaba a Judith en su regazo más despierta que dormida y es que la mini Grimes no se le despegaba para nada.
Rápidamente tomó asiento en uno
de los taburetes cercanos esperando
que Rowan apareciera en cualquier momento y justo cuando parecía que
una vez más la dejaría esperando una sombra empezó a emerger del pabellón revelando el rostro del enfermo chico.
—Rowan...
—Hola —saludó el mayor acercandose un poco a la ventana que los separaba con una sonrisa débil —. ¿Cómo estás?
—¿Te preocupas por mi cuando tú estás más muerto que vivo, en serio? —soltó Rylie divertida acercandose también con la bebé removiendose en sus brazos —. No quizé decir eso, lo siento...
—Por lo visto estás bien —comentó Rowan soltando un tosido, enfocando su vista en la bebé —. Y tu hijita también. ¿Verdad que si, garrapatita?
Desde el otro lado del vidrio la mini Grimes se removió en los brazos de Rylie agitando sus manitas alegre y soltando una que otra risa al ver al chico.
—También me emociona verte de nuevo, duende.
Rylie rodó los ojos divertida al ver la conversación tan animada entre su hermano de diescisiete años y una bebé de apenas unos seis meses de edad.
—¿Y tú como estás, Ro?
—No diré que bien, pero si mejor que hace días —respondió con calma a la vez que apoyaba sus manos en el vidrio? —. ¿Qué tal todo por allá?
—Aburrido y deprimente. Carl se la
pasa vigilando al grupo y para no volverme loca leó un poco —explicó antes de tomar las mejillas de la bebé con ternura —. Además de que esta niña siempre me mantiene haciendo algo.
—Claro, cosas de mamás.
—Oye, es mi otra profesión —respondió Rylie fingiendo eatar indignada —. Por cierto, Luke resultó ser el traidor y huyó del campamento mestizo. Gracias a dios yo siempre fuí team cerebro de algas.
—¿¡Qué!? ¡No, eso no!
—Así como lo oyes, hermanito.
—Acabas de spoilearme, desgraciada —exclamó con diversión haciendola soltar una carcajada —. Ya me las pagarás.
—Adrede me descuidas —comentó
Rylie poniendo su mano justo en la de él —. Ro, constantemente estoy pidiendo que mejores pronto. Extraño tener cerca a mi hermano y oír su espantosa voz. No soportaría verte empeorar y...
—Y te aseguro que no pasará —informó Rowan obligandose a sonreirle con seguridad —. Una simple gripe no me va a arrebatar mi vida. Saldremos todos de esta, te lo aseguro y todo volverá a la normalidad. No voy a dejarte Ry, tengo muchas cosas por ver aún. Necesito ver a mi hermanita menor vivir el amor y querer extrangular al mini sheriff aún.
Rylie sin querer sonrió y no supó si fue por sus ganas de superar ese virus o si fue por lo último sobre Carl.
—Estaré sano muy pronto y podré abrazarte con todas mis fuerzas.
—Te adoro Ro, eres lo único que me queda —soltó Rylie sintiendo una presión en el pecho y su respiración reelentizarse —. Eres mi hermano.
—Yo también te adoro hermana y te extraño con toda mi alma.
—Recuperate pronto —suplicó con esperanza a lo que él asintió —. No te preocupes vendré después a verte. Cuida de Glenn también.
—Lo tendré en cuenta —respondió algo cansado antes de posar su mirada en la Grimes menor —. Y tú niña preocura no absorber tanto a mi hermana, ¿oiste?
La niña solo balbuceo quien sabe qué y él sonrió. A veces Judith era tan tierna que a Rylie le daban ganas de abrazarla y llenarla de besitos.
—Volveremos, Ro.
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