𝗳𝗶𝘃𝗲. ℒove confusion

⌈𝕿𝖍𝖊 𝕱𝖎𝖗𝖘𝖙 𝕮𝖍𝖎𝖒𝖊𝖗𝖆⌋

▌Por favor, vota y comenta. 💙

  𝓐𝒅𝒅𝒊𝒔𝒐𝒏 𝓐𝒓𝒈𝒆𝒏𝒕:

  A la mañana siguiente, me dirigí a la preparatoria con un amargo sabor en la boca; tenía la impresión de que los siguientes días no serían para nada tranquilos.

  Entré a mis primeras clases con normalidad, hasta que llegó la hora de biología avanzada. Me quedé helada en la puerta mientras veía a un par de compañeros acomodarse en sus respectivos asientos con tranquilidad; sentí una presión en mi pecho que me empujó hacia atrás. No pude soportarlo, así que me di la vuelta y caminé lejos con el objetivo de ir al baño.

  Una vez allí adentro, me miré en el espejo solo para notar cómo mis ojeras se vislumbraban; opté por taparlas con algo de base, aunque no solía maquillarme seguido ni demasiado, no quería tener que responder preguntas al respecto. Cuando terminé de cubrir tanto como pude, me contemplé nuevamente y noté una mejora significativa en mi aspecto; aunque no se cubría totalmente la zona oscura, era suficiente como para lucir como una persona que había tenido sus ocho horas de sueño diarias.

  En esos últimos días, me había estado costando demasiado consiliar el sueño. Era una lucha constante entre mis emociones y pensamientos. Quería estar bien y me empeñaba por mejorar cada aspecto de mi vida que se había demoronado desde aquella noche; sin embargo, parecía ser que cada vez que lo intentaba, me hundía más en un abismo sin fin. Recordé las veces en que mi padre solía decirme que era bueno tocar fondo, porque una vez que lo hacías solo quedaba subir. Pero, por alguna maldita razón, cada día que pasaba me hacía creer que yo misma cavaba más profundo.

  Suspiré derrotada por mis pensamientos.

  Al salir del baño, lo primero que vi, fue a Liam corriendo con velocidad por el pasillo; así que me planté delante de él cuando me di cuenta de que no me había notado. Cuando se detuvo abruptamente, su pecho subía y bajaba de forma agitada.

  —¿Qué sucede? —le pregunté confundida—. ¿A dónde te diriges con tanta prisa?

  Liam clavó sus desorbitados ojos en los míos, demostrándome lo alterado que se encontraba.

  —¿Está todo bien? —insistí al no escuchar su respuesta.

  —Tracy está en mi clase de historia.

  Mis ojos se abrieron de par en par; en ese instante fui yo quien sintió preocupación. De inmediato supe que se refería a la chica que Lydia había mencionado la noche anterior. Creí recordar que había comentado algo sobre tener pesadillas extrañas que parecían reales.

  —¿Le has avisado a Scott?

  —Estaba yendo a buscarlo —se apresuró a responder Liam—. No lo encuentro por ninguna parte.

  —Yo le llamaré, tú ve a vigilar a Tracy. Asegúrate de que no haga nada que pueda provocar un alboroto —le ordené, dándole un pequeño empujón.

  Asintiendo, Liam se dio la vuelta y comenzó a correr hacia su salón nuevamente.

  Me dirigí rápidamente a mi salón con el objetivo de buscar a Scott; llegué justo cuando lo escuché empezar una lectura que seguramente le había pedido la profesora. Me detuve a un lado del umbral y comencé a agitar mis manos para que me notara. Apenas Scott volteó a verme con una ceja arqueada, la profesora le llamó la atención para que continuara su lectura, y él me hizo caso. Quise gritar ahí mismo. Sabía que Scott estaba tratando de mejorar sus calificaciones y convertirse en un chico responsable, lo apoyaba al cien por ciento; pero habían momentos y momentos, y, justo ese, estaba siendo una emergencia como para estar intentando ser un buen adolescente.

—Scott —lo llamé por lo bajo con el objetivo de captar solo su atención.

  Mis ojos recorrieron ansiosamente el salón esperando que Scott finalizara su lectura, aunque le costaba concentrarse conmigo esperándolo. Mi mirada chocó con unos ojos verdes que me observaban con atención, probablemente luego de haberme escuchado llamar a mi amigo. Theo agitó un lápiz que sostenía entre sus dedos sin despegar su mirada de encima mío; logró ponerme aún más ansiosa de lo que ya me encontraba. ¿Es que acaso no era capaz de siquiera ayudar con paz y tranquilidad?

  "Eres una simple humana para mí", aquellas palabras con las que Theo se había referido a mí, resonaron en mi cabeza como un eco insoportable. Y tal vez, además de los tormentos del pasado, aquello tampoco me había dejado pegar los ojos durante el resto de la noche.

  Agité mi cabeza cuando noté mi ausencia en el mundo real. Tenía que apresurarme y sacar a Scott del salón.

  —Es importante —insistí.

  Scott volteó a verme nuevamente, pero como si su misión de vida fuese provocarme dolor de cabeza, la profesor volvió a llamarle la atención. Harta de esperar un segundo más, entré al salón rápidamente mientras fingía discreción. Tomé del brazo a Scott, quién me siguió hasta la salida sin rechistar u oponer resistenica. Escuché los reclamos de la profesora, pero no le di demasiada importancia; aunque cuando nos detuvimos y miré a Scott, me di cuenta de que él si estaba preocupado por lo que podría pasarle.

  —Es más importante esto, lo prometo —cuando notó mi seriedad, su semblante se suavizó por unos segundos.

  —¿Qué fue lo que pasó? —quiso saber de inmediato—. ¿Alguien está herido o...?

  —Tracy está aquí.

  [...]

  Luego de que atraparan a Tracy a punto de revelarse frente a todo el salón, decidieron llevársela a la veterinaria; por mi parte, tuve que ir a mi casa en busca de algunas cosas que podría llegar a necesitar. Tenía que estar preparada por si acaso.

  Entré al sótano de la casa y bajé las escaleras con rapidez, echándole un vistazo a mi alrededor con el solo objetivo de localizar el arsenal. En cuanto llegué al final de las escaleras, recordé que mi padre solía esconderlo detrás de una pared falsa de madera del mismo color que la pared. Me planté frente a una de las mesas de metal y la corrí con fuerza lejos de la pared. Apoyé mis manos encima de esta y le di leves golpecitos para asegurarme de no hacer esfuerzo en vano, si luego no se movería. Cuando confirmé su falsedad, la corrí hacia un lado con facilidad.

  Escuché la puerta principal de la casa abrirse y supuse que era mi padre; ¿quién más sería de lo contrario?

  Saqué una de las pistolas que estaban en el arsenal y, luego de confirmar que el seguro estaba bien puesto, la guardé en la funda de bolsillo que colgaba en mi pantalón. Por suerte, mi chaqueta de cuero marrón era lo suficientemente larga como para cubrirlo y no dejarlo a la vista de las personas.

  Agarré un par de cuchillos de combate y los coloqué a un lado de cada una de mis botas.

  El chirrido de la puerta del sótano me hizo girar en mi lugar de inmediato. Me encontré con la sonrisa curiosa de mi padre mientras terminaba de acomodar los cuchillos.

  —¿Ya están en problemas nuevamente? —preguntó divertido—. Creí que ibas a tomar un descanso de todo eso.

  —Sí, bueno, al parecer el universo quiere forzarme a volver en acción. —Me encogí de hombros mientras suspiraba—. Y no me desagrada la idea después de todo. Es difícil sin su... compañía; pero no imposible.

—El dúo inseparable —nombró en voz baja, al tiempo en que bajaba las escaleras—. Bueno, si estás bien con eso...

  Me crucé de brazos al notar que no estaba del todo de acuerdo con lo que quería hacer.

  —Trato de estar bien con eso; ¿pero tú? ¿Estarás bien con eso? —inquirí.

  —No voy a decirte que no ayudes a tus amigos, Addison, porque es lo que siempre hiciste después de todo —aclaró—; pero sí te pido que te cuides, hija. No quiero que pase algo que pueda arrastrarte al pasado nuevamente. —Acarició mi cabeza una vez se acercó a mí.

  Sonreí con los labios sellados y asentí.

  —Sabes que lo haré. Sabes que nunca te dejaría solo en el mundo. Lo prometo.

  Él sonrió y besó mi frente. Sus besos eran tan cálidos y reconfortantes que, cada vez que lo hacía, me sentía segura, protegida, en casa. Ese era el poder que tenía mi padre sobre mí; el único hombre en mi vida que permitiría que me destruyera por completo porque sabría que su intención sería lo opuesto.

  Tomé una bocanada de aire antes de enderezarme aún más y mostrarme segura ante él.

  —Tengo que irme ahora.

  Me jaló hacia él y me abrazó.

  [...]

  𝓝𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓:

    —¿Qué haces?

  Addison se detuvo abruptamente al reconocer la voz masculina detrás de ella. Se dio la vuelta, confundida, preguntándose cómo era posible que Theo estuviera en todos lados cada vez que algo ocurría; tal vez la había seguido, ¿pero cómo y por qué?

  No tardó mucho en recordar que Theo la había estado escuchando cuando fue a buscar a Scott para advertirle sobre Tracy. Pero incluso con esa respuesta, no entendía por qué quería estar con ellos. Sí, Theo desde el inicio había dejado en claro sus intenciones sobre entrar en la manada, ¿pero por qué insistía tanto cuando la mayoría tomaba distancia de él? Addison pensó en que ni siquiera ella habría soportado las caras de disgusto que hacía Stiles cada vez que lo tenía cerca.

  —La pregunta es: ¿Qué haces tú aquí? —apuntó Addison, dando un paso hacia él.

  Theo se encogió de hombros inmediatamente mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. A pesar de contar con casi la misma estatura, Addison se sintió pequeña frente a él; aunque aún seguía siendo notable la diferencia con su masa muscular.

  —Escuché cuando hablabas con Scott.

  —Al parecer eres muy curioso.

  Theo sonrió apretando sus labios.

  —Igual que tú, si no, ¿por qué estarías observándome cada vez que puedes?

  Addison se quedó boquiabierta, sintiéndose ofendida por las palabras de Theo, pero luego se recompuso cuando se dio cuenta de que era cierto. La única razón por la que siempre tenía sus ojos fijos en él se debía a la desconfianza que le generaba. Para ella, no había otro motivo por el cual tuviera tanto interés en su presencia.

  —Puede ser que en cada clase que compartimos te esté observando —se encogió de hombros con inocencia—, o cuando subes y bajas de tu camioneta, si lo quieres saber, pero tengo razones para hacerlo.

  Theo negó lentamente mientras se adelantaba a abrir la puerta de la veterinaria.

  —Como digas, acosadora —acusó en voz baja.

  Addison se volteó al escucharlo, pero cuando estuvo a punto de actuar a la defensiva, Theo cerró la puerta en su cara.


  𝓐𝒅𝒅𝒊𝒔𝒐𝒏 𝓐𝒓𝒈𝒆𝒏𝒕:

  Lo primero que me encontré al entrar detrás de Theo fue a todos tirados en el suelo. Según explicó brevemente Scott mientras se recuperaban de los cortes, Tracy era un kanima.

  Mientras Stiles y yo discutíamos sobre si Theo debía ayudarnos o no, Scott atendió una llamada de Kira, quien le informó que Tracy había llegado a la comisaría y había atacado a Lydia, dejándola gravemente herida. Sentí la mirada de mi mejor amigo encima mío y me intentó tranquilizar, apoyando su mano en mi hombro con cariño. "Ella estará bien", me dijo.

  Reaccioné cuando mis ojos se encontraron con los de Theo, que me observaba con demasiada indiscreción. Sus ojos fruncidos delataban su obvia curiosidad hacia mi comportamiento. Era raro. Parecía que intentaba entender cómo funcionaban las emociones.

  Scott me sacó de mis pensamientos cuando me tomó la mano para salir de la veterinaria. Observé cómo Malia subía a la camioneta de Theo mientras yo me acomodaba en la moto de Scott, sujetándolo de la cintura con fuerza.

  Los primeros en llegar a la comisaría fuimos Scott y yo; él ni siquiera se detuvo con la luz roja de los semáforos. Apenas me bajé de la moto, saqué la pistola que había guardado en el estuche de mi pantalón bajo la mirada atenta de Scott. Al poco tiempo de cargar el arma, Stiles llegó en su Jeep y Theo en su camioneta. Ambos se estacionaron y bajaron para luego dirigirse rápidamente hacia nosotros.

  —Entremos —ordenó Scott.

  En el momento en que Scott abrió la puerta de la comisaría, sentí que los dedos de mis manos se helaron. Con lentitud, clavé mis ojos en el charco de sangre que teñía el suelo de la entrada. Temerosamente, seguí el rastro con la mirada y noté que justo terminaba dentro de la oficina del Sheriff. Con pasos lentos, me dirigí hasta allí adentro mientras sentía que mi corazón amenazaba con salirse del pecho. Cuando vi a Lydia rodeada de sangre en el suelo junto al escritorio, sentí la desesperación esparcirse por todo mi cuerpo. Kira la auxiliaba apretando la zona de su cintura, donde aparentemente yacía la herida. Su respiración era irregular y se podía notar a kilómetros que sus ojos estaban cristalizados; no entendía si era debido al dolor o al susto que tal vez le había provocado ser atacada. Recordé las incontables veces en que Lydia me expresó lo distante que se sentía de todos nosotros por no contar con nuestras habilidades para defenderse, y recordé también que todas esas veces le juré ser yo quien la protegería.

  Sentí la presencia de Theo junto a mí; se detuvo abruptamente a mi lado al toparse con la escena. Una extraña sensación recorrió mi espalda cuando Theo me tomó por los hombros y me apartó de la puerta con delicadeza. Se apresuró a arrodillarse junto a Lydia; mientras se desabrochaba el cinturón de su pantalón, no entendí muy bien lo que intentaba hacer, hasta que lo amarró alrededor de la cintura de mi amiga para así disminuir la hemorragia.

  Noté mi reflejo en el cristal de uno de los cuadros encima del escritorio, y solo entonces me di cuenta de lo quieta que me encontraba. Luchaba contra los recuerdos que intentaban invadir mi mente. Pasé una de mis manos por encima de mi rostro cuando la persona que estaba tratando de evitar en mis pensamientos apareció como una cruel imagen: Allison, muerta en mis brazos, mientras yo seguía intentando asimilar su partida.

  Estaba siendo una idiota. No tenía intenciones de derramar ni una sola lágrima por eso; no era el momento. Sabía que por dentro me estaba consumiendo el dolor, sabía que mi pecho apretaba demasiado fuerte y que todo el malestar disminuiría si lloraba, pero no podía hacerlo. No podía demostrarme débil ante los demás y dejar que supieran que el pasado seguía atormentándome.

  Traté de volver a la realidad y desplazar el recuerdo para ayudar a Lydia, pero mis pies parecían estar pegados al suelo.

  La madre de Lydia —quien parecía haber estado en la comisaría desde antes—, pasó junto a mí y fue directo donde estaba su hija mientras lloraba.

  —¡Stiles! —oí que Scott gritó—. ¡Tienes que venir!

  No me di cuenta de que Stiles estaba junto a mí hasta que vi cómo todos voltearon a verlo. Parecía estar en el mismo estado que yo; no reaccionó ante el grito de Scott, y mucho menos a las órdenes débiles de Lydia.

  —Está bien, Stiles —susurró ella—. Ve con Scott.

  Lo dudó por varios segundos, pero luego se secó las lágrimas que se le habían escapado y fue directo a donde se encontraba Scott.

  Como pude, me acerqué a Lydia y me arrodillé junto a Theo. Este me observó atentamente mientras dirigía mi mano temblorosa hasta la herida de Lydia. Suspiré al cerrar mis ojos.

  Sentí una mano ajena encima de la mía que me obligó a abrir los ojos nuevamente. Para mi sorpresa, se trataba de Theo, quien me regaló una pequeña sonrisa reconfortante mientras alejaba mi mano de la herida de Lydia.

  —¿Estás bien, cierto? —La miré con preocupación.

  Lydia se esforzó por sonreírme, y aunque estaba consciente de que no estaba en las mejores condiciones, logró tranquilizarme ligeramente. También me esforcé por sonreírle un poco, una sonrisa que solo ella entendería porque ya la había visto. Cuando regresé la vista a Theo, mis labios volvieron a la normalidad. La pregunta salió de mis labios tan rápido como sus ojos encontraron los míos.

  —¿Sabes lo que haces?

  Se mantuvo en silencio durante un momento; luego asintió en respuesta antes de observar sus manos llenas de sangre.

  —Ayuda a detener el sangrado —contestó y luego se aclaró la garganta mientras pasaba una de sus manos por su cara, se la quitó de inmediato cuando se dio cuenta de que se había manchado de sangre—Mierda, lo siento. —Negó con frustración antes de volver a ajustar todavía más el cinturón; sin embargo, yo no pude quitar mi mirada de su rostro que aún permanecía con sangre; había algo diferente en él.

  Volteé cuando escuché pasos detrás de mí.

  —Tracy está muerta —informó Scott con su voz agitada.

[...]


  Una vez que dejamos el cuerpo de Tracy de regreso en la veterinaria, llevamos a Lydia rápidamente al hospital. Los latidos de mi corazón no disminuyeron durante todo el camino, y estaba segura de que Theo y Malia lo habían notado.

  Mientras esperábamos noticias de Lydia, yo era incapaz de dejar de mover mi pierna ansiosamente. Aún absorta en mis pensamientos llenos de preocupación, me sentí observada. Mis ojos recorrieron la sala de espera con lentitud; Scott estaba junto a mí, sosteniendo mi mano en forma de apoyo; Stiles movía su pierna del mismo modo que yo mientras me echaba miradas de vez en cuando; y Theo no quitaba sus ojos de encima mío, tampoco pareció importarle cuando me di cuenta de lo que hacía.

  Regresé la atención al suelo y a mis nervios.

  Solo espero que sea un susto.

  Stiles fue el primero en levantarse cuando vimos a Melissa acercarse a nosotros.

  —¿Qué tan malo es? — preguntó preocupado.

  —Podría ser peor — comentó Melissa; y luego se acercó a Theo—. Hiciste bien con el torniquete; probablemente le salvaste la vida.

  Sentí que un enorme peso se cayó de mis hombros. Scott me dio una caricia en la espalda; y luego yo me acerqué a Melissa para darle un fuerte abrazo.

  —Eres mi heroína — le murmuré en el oído completamente aliviada; y la escuché reír.

  —Todo estará bien, pequeña, lo prometo. — Y yo sabía que las promesas de Melissa eran sinceras.

  Una vez que me alejé de ella, Melissa me brindó una sonrisa antes de marcharse por el pasillo.

  Cuando me di la vuelta, Malia estaba conversando con Stiles; y Scott me avisó que iría tras su madre para estar al tanto del progreso de Lydia; para mantenernos informados. Le agradecí con un asentimiento de cabeza mientras él se apresuraba a alcanzar a Melissa. Solo entonces, advertí la presencia de Theo a mi lado; sin embargo, ya no me molestó su cercanía, no luego de haber ayudado a mi mejor amiga.

  Respiré hondo intentando juntar el valor suficiente para tragar mi orgullo, aunque fuera solo por ese instante. Si alguno de mis amigos hubiese escuchado las siguientes palabras que saldrían de mi boca, estaba convencida de que interrogarían a Theo hasta exprimirlo con tal de obtener respuestas sobre cómo había logrado conseguir aquello de mí. Con honestidad, las únicas dos personas que habían escuchado un "gracias" de mi parte, habían sido Scott y Lydia.

  Me aclaré la garganta para llamar su atención; Theo volteó a verme con una ceja alzada.

  —Solo quiero agradecerte por lo que hiciste por Lydia —dije rápidamente—. Sé que si no hubiese ido, probablemente ella...

  —Lo habría hecho por cualquiera, Addison —interrumpió; y agradecí internamente por eso.

  Inconscientemente sonreí; pero tan pronto como me di cuenta, me obligué a regresar a la seriedad absoluta.

  —Me tengo que ir —avisé de inmediato.

  —Si necesitas algo me avisas —ofreció amablemente.

  Asentí al pasar junto a él. Antes de irme del lugar, dejé caer la mirada encima de Stiles, quien, para mi sorpresa, también se encontraba observándome con atención. Tal vez había estado interesado en escuchar la conversación que había tenido con Theo, creyendo que hablábamos de algo más que solo mi agradecimiento. No me fue difícil deducirlo porque había alargado su cuello mientras que una de sus cejas estaba arqueada, esa era su pose habitual de curiosidad. A mi mente llegaron todas las veces en que Scott y yo lo pillamos intentando entrometerse en nuestros asuntos privados. Era un caso perdido, así que dejamos de guardarle algunos de nuestros secretos por un tiempo. Claro que luego no le gustó en lo absoluto que habláramos abiertamente frente a él de nuestras experiencias en la cama.

  Ni siquiera tenía los ánimos suficientes como para acercarme a ellos y saludarlos; así que solo lo saludé desde la distancia y me fui.

  Una vez afuera del hospital, una brisa fresca golpeó mi rostro con suavidad. Me arrepentí enseguida de no haberme venido en mi auto, ya que siempre guardaba ropa extra en caso de que lo necesitara. Pero había salido tan deprisa y preocupada por Lydia, que ni siquiera lo pensé cuando subí a la motocicleta de Scott. Estaba segura de que si entraba y le pedía que me llevara a la comisaría no tendría problema; sin embargo, sabía que Scott estaba bastante ocupado de por sí y no quería molestarlo.

  Levanté mis hombros y cerré mi chaqueta de cuero para resguardarme del frío, cuando escuché la puerta del hospital abrirse detrás de mí. Al darme la vuelta, me encontré con Stiles caminando con algo de recelo en mi dirección. Había guardado sus manos en los bolsillos del pantalón y pude darme cuenta en su rostro que se estaba arrepintiendo de no haberse abrigado antes de salir solo con una camiseta. Cuando se detuvo enfrente mío, noté que su nariz y mejillas se habían tornado de un rosado casi rojo debido al frío, supuse que yo lucía del mismo modo.

  Creí que quería hablarme sobre lo que había querido escuchar adentro; sin embargo, me tomó con sorpresa cuando se acercó aún más a mí y me envolvió en sus brazos. De repente, mi cuerpo se sintió cálido; ya no tenía tanto frío. Deslicé mis manos fuera de los bolsillos de mi chaqueta y lo abracé por alrededor de su cintura. Duramos así unos minutos hasta que se separó de mí luego de acariciarme la espalda con cariño.

  —¿Y eso por qué fue? —pregunté entre confundida y agradecida.

  Stiles se encogió de hombros formando una sonrisa.

  —Sé que es difícil para tí todo esto —dijo—, solo quiero que sepas que estamos para ayudarte.

  Yo también sonreí al tiempo en que el me tomaba de las manos.

  —Por cierto... —Sabía que era curiosidad—, ¿qué fue lo qué te dijo Theo? ¿Acaso ya ha comenzado con las amenaza? ¿O quiere algo a cambio por haberle salvado la vida a Lydia?

  Solté una risa nasal al oír sus teorías alocadas. Apretó mis manos mientras esperaba una respuesta a sus preguntas.

  —Solo hablamos —respondí y pude darme cuenta de que un tic pasó por su ojo rápidamente. No tener respuestas concretas a veces lo alteraba—. Y, honestamente, no parecía querer pedirme nada a cambio.

  Stiles me tomó del rostro con ambas manos y me clavó sus ojos enormes en los míos, como si hubiese tenido una fuerte revelación.

  —¡Es lo que hacen los manipuladores! Estoy seguro de que espera a que confiemos en él con toda esta escena en donde parece ser el heroe —insistió—. Lo sé, lo sé. Estoy seguro de que es así.

  Me encogí de hombros y asentí con la cabeza.

  —Puede ser —consideré—. Uno nunca sabe, ¿cierto?

  —¡Pero yo sé! —Se apuntó con el dedo.

  Alcé mis manos y, al igual que él lo había hecho conmigo, las apoyé en sus mejillas.

  —¡Bien! Entonces, esperemos a que se quite la máscara.

  Quise alejarme de él un poco; pero nuestra cercanía era cada vez más evidente. Cuando sentí el roce suave de la mano de Stiles en mi mejilla, todo mi cuerpo logró estremecerse de inmediato. Estaba totalmente perpleja debido a su comportamiento; no entendía por qué estaba actuando de esa forma conmigo, jamás lo había hecho. Y estaba segura de que, si le preguntaba a Scott si estaba enterado de algo en especial, me aseguraría de que él no sabría nada.

  Al alzar la mirada hasta Stiles, me encontré con unos ojos oscuros y profundos, para nada parecidos al brillo travieso que normalmente tenía. Deslizó su mano lentamente hasta la línea de mi mandíbula, sosteniéndome con firmeza, aunque su tacto no dejaba de sentirse delicado. El mundo pareció detenerse en ese instante, como si de repente los segundos fueran una eternidad. Inconscientemente, apoyé mis manos en su abdomen, intentando apartarme de él, pero me fue casi imposible.

  —¿Qué haces? —pregunté, aunque sentí que mi voz apenas tomó fuerzas.

  Stiles no respondió, pero noté que su mirada se alejaba de la mía, descendiendo por todo mi rostro hasta detenerse en mis labios. No podía mentir; quise besarlo en ese instante; sin embargo, sabía perfectamente que lo que sea que estaba sucediendo era incorrecto. Y como si el universo no quisiera dejarme ni con la menor duda, una voz ajena a nosotros alejó a Stiles al instante.

  —¡Stiles! ¡Stiles! ¿Dónde estás? —la voz de Malia resonó por todo el lugar.

  Cuando la vi asomarse por la puerta principal del hospital, levanté mi brazo para que nos viera. Stiles ni siquiera se molestó en voltearse; parecía estar igual de arrepentido que yo; pero al mismo tiempo, parecía estar analizando su reciente comportamiento y preguntándose de dónde había llegado todo eso. No pude culparlo; yo estaba pasando por lo mismo.

  Malia se acercó a nosotros y, cuando vi quién la seguía detrás, todo rastro de desconcierto abandonó mi rostro. Stiles debió haber notado mi cambio repentino, porque salió de su trance solo para darle la vuelta y encontrarse con su novia llegando a él. Cuando los ojos curiosos de Theo se clavaron en nosotros, pude apreciar la forma en que sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba; como si hubiera sacado la duda de algo. Estuve a punto de caminar hasta él y preguntarle qué era lo que parecía agradarle tanto; cuando sentí el agarre firme en mi muñeca por parte de Malia.

  —Nos vamos ahora, ¿quieres irte con nosotros? —preguntó con tranquilidad.

  Sacudí la cabeza.

  —No, váyanse ustedes. Tengo que pasar por la veterinaria porque ahí dejé mi auto —informé, resguardando mis manos del frío en los bolsillos de la chaqueta.

  —Pero es de noche —intervino Stiles, preocupado—. No tengo problema en acercarte.

  —Sí —estuvo de acuerdo Malia.

  Escuché que alguien carraspeó a mi lado y me abstuve de rodar los ojos.
 
  —Yo puedo llevarla sin ningún problema —se ofreció Theo—. De igual forma, tengo que pasar por ahí.

  Al regresar la mirada hasta mis amigos, me encontré con el claro disgusto en la expresión de Stiles.

  —Chicos, por favor, no soy una niña por la cual tienen que preocuparse. Estoy armada, así que puedo ir sola. Estaré bien — les aseguré.

  —De acuerdo —Stiles suspiró resignado—, pero nos avisas en cuanto llegues. Con todo lo que está pasando, no estará de más.

  Asentí ante su pedido.
 
  Stiles y Malia se fueron luego de saludar. Me quedé de pie observando una ambulancia que salía velozmente con las alarmas encendidas. Las luces rojas y azules aparecieron fugazmente por mi cabeza, trasladandome durante unos segundos a la muerte de Allison. Escuché una voz indistinta perteneciente a mis recuerdos, pero aún seguía demasiado conmocionada como para ser capaz de prestarle atención.

  Sacudí mi cabeza intentando librarme de aquellos recuerdos.

  No me di cuenta de que Theo aún estaba
conmigo hasta que lo escuché aclarar su garganta, nuevamente. Voltee hacia él y me crucé de brazos; mientras que Theo solo me miraba de lado con una diminuta curvatura ladina en su boca.

  —¿Y tú por qué sigues aquí? ¿Es que acaso piensas secuestrarme? —interrogué.

  Theo hizo una ademán de reírse.

  —¿Secuestrarte, es en serio que lo dices? —preguntó con una ceja alzada—. Eres demasiado creativa con tus acusaciones, Addison, cada una supera la anterior.

  —¿Quieres escuchar mi siguiente teoría al respecto?

  Caminé hasta detenerme frente a Theo mientras él asentía con la cabeza.

  —Ilumíname.
 
  —Te enamoraras de mí y luego no serás capaz de matarme.

  Theo se encogió de hombros, como si no estuviera del todo convencido de mis palabras, a pesar de que ambos sabíamos que estaba jugando con él.

  —Creo que soy más propenso a obsesionarme con una persona. —Se encogió de hombros para luego formar una falsa mueca de desdén—. Pero si estás convencida de que será así, no voy a cuestionarlo.

  Jamás debería cuestionarme nada.

  Cuando quise saludarle a medias para irme del lugar lo antes posible, su mano me detuvo sosteniéndome del antebrazo con una fuerza ligera. Por unos segundos me quedé observando su agarre con confusión, hasta que alcé la cabeza y me encontré con su semblante serio.

  —Déjame llevarte —pidió en voz baja.

  Tiré de mi brazo para quitarme su mano de encima sin poder despegar mis ojos de él.

  —¿Por qué insistes en eso?

  —¿Por qué no debería? —contraatacó—. Es de noche, es tarde y lo único que quiero hacer es acercarte a la veterinaria para que vayas a tu casa en auto; ¿hay algo de malo en eso?

  —Nada, como ya dije, no necesito que me cuiden, y tampoco preciso compañía en este momento —dije.

  —¿Siempre eres así de obstinada? —preguntó con una pizca de exasperación en su voz y en la forma en que sacudió sus manos.

  —Sí, ¿y tú siempre te alteras cuando alguien se niega a hacer las cosas a tu manera? —Me crucé de brazos mientras arqueaba una de mis cejas.

  Theo carraspeó y agitó la cabeza de inmediato, aunque no sentí que fuera una respuesta negativa a mi pregunta.

  —¿Sabes qué? Está bien, lo entiendo perfectamente. —Alzó ambas manos—. Scott me lo había pedido, pero...

  —¿Scott te lo pidió? —inquirí totalmente desconcertada.

  Él asintió despacio, como si estuviera analizando con cuidado mi reacción.

  Fruncí el entrecejo con confusión. ¿Por qué Scott le pediría eso a Theo? Conocía a mi mejor amigo como para saber que era fácil obtener su confianza; sin embargo, cuando se trataba de mí, era diferente, Scott se volvía más protector y precavido, sobre todo luego de la muerte de Allison. Por un instante tuve el impulso de entrar al hospital para ir directo hacia Scott y preguntarle al respecto, pero mis pies no se movieron. Examiné con atención la expresión facial de Theo y no encontré ningún rastro de nerviosismo en él.

  Suspiré rendida.

  —Da igual, de todos modos solo será hasta la veterinaria —accedí.

  Pude jurar que los labios de Theo se curvaron ligeramente hacia arriba, pero inmediatamente se dio la vuelta y comenzó a alejarse del hospital.

  —¡Mi camioneta está ahí! —Apuntó en la calle de enfrente.

  Miré la puerta del hospital algo indecisa, pero enseguida agité mi cabeza y caminé hasta la camioneta de Theo, intentando ahuyentar pensamientos pesimistas; lo cierto era que no tenía ánimos de hacer mi noche aún más larga de lo que ya era.

  Theo fue el primero en subirse al vehículo para poder quitarle el seguro a la puerta y dejarme entrar. Una vez lo hice, me removí en el asiento de copiloto hasta sentirme algo cómoda. Afuera no hacía demasiado frío, pero agradecí internamente cuando sentí la calidez de adentro de la camioneta.

  Theo encendió el vehículo y volteó a verme con una sonrisa ladina adornando su rostro.

  —¿Sabes, Addison? Ambos corremos riesgos; yo podría secuestrarte y tú podrías asesinarme sin ningún problema —intentó bromear.

  —Si tú me secuestras, Scott sabrá quién fue e irá tras de ti. En cambio, si yo te asesino, él sabrá que habré tenido motivos más que válidos para llegar a ese punto. —Le sonreí del mismo modo, aunque de forma más forzada—. Da igual lo que pase, todo estará a mi favor; tú eres el que necesita conseguir la confianza de mi mejor amigo.

  Theo guardó silencio durante unos minutos mientras doblaba en una curva. Inconscientemente, mis ojos recorrieron un camino desde el frente hasta las manos en movimiento de Theo; él las deslizaba por el volante de manera tranquila mientras que sus ojos permanecían atentos al camino. Corrí la mirada con rapidez cuando humedeció su labio inferior con su lengua. No supe si lo hizo a propósito cuando se dio cuenta de que lo observaba, o solo estaba demasiado paranoica como para creer aquello; sin importar la razón, extrañamente, sentí que el bombeo de mi corazón iba en aumento.

  Entramos a una calle oscura y Theo aumentó la potencia de luz para poder distinguir más la ruta. Sabía que nos dirigíamos por el camino correcto, pero mi cuerpo se mantuvo intranquilo durante todo el trayecto. La incomodidad fue peor cuando ninguno de los dos habló hasta que llegamos a la veterinaria. Mientras Theo estacionaba, visualicé a Deaton cerrando con llave la puerta de la entrada.

  Sin esperar a que Theo dijera algo, me bajé de la camioneta y caminé hasta el hombre que, para entonces, ya había notado nuestra presencia en el lugar. Me dio una sonrisa de labios sellados, pero aún así amable, y luego miró detrás de mí para ver de quién se trataba.

  —Hola, Deaton —saludé—. No quería molestarte, solo venía por mi auto.

  Él asintió, entendiendo la situación.

  —No te preocupes, Addison, no hay problema. —Cuando miró sobre mi hombro una vez más, su ceño se frunció ligeramente—. ¿Has venido con Theo?

  —Ha insistido en acompañarme. —e encogí de hombros—. Al principio me negué, pero mencionó que Scott se lo había pedido, así que...

  —¿Scott? —preguntó raramente sorprendido—. Qué extraño.

  Suspiré.

  —Lo es, pero la verdad es que solo quiero llegar lo antes posible a mi casa y descansar —confesé algo agotada—. Como sea, nos vemos luego.

  Volvió a sonreírme luciendo muy poco convencido de algo, aunque no supe por qué. Antes de darme la vuelta para ir en busca de mi auto, Deaton me detuvo con palabras.

  —Ten cuidado, Addison —habló casi en voz baja—. No todo lo que brilla es oro.

  Sin esperar a que preguntara o dijera algo al respecto, Deaton se fue luego de un asentimiento de cabeza. En mi mente no dejaron de resonar aquellas palabras con insistencia mientras caminaba hacia mi auto. Sentí una mirada penetrante clavada en mi espalda y cuando voltee mientras seguía mi camino, me encontré con los ojos verdes de Theo puestos en mí. Su semblante parecía ser más serio de lo habitual, pero estaba segura de que mi rostro tampoco tenía una expresión que delatara mi confusión luego de las palabras de Deaton. En silencio, le quité la alarma a mi auto y me subí en él. Theo arrancó la camioneta segundos después y se marchó del lugar antes que yo. No pude estar más agradecida por ello.

  "No todo lo que brilla es oro".

  Estaba más que segura de que se había referido a Theo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top