𝟏𝟑 ⊹ 𝚝𝚛𝚎𝚎𝚑𝚘𝚞𝚜𝚎 🌳
Mundo de los sueños, Ansan, 14 de febrero de 2019.
YJ🦊, 19 años. SB🐰, 18 años.
La casa del árbol, una pequeña casita de madera situada entre las fuertes ramas de unos árboles cerca del bosque por el cuál solían dar largos paseos.
No saben cuando fue construida, tampoco si tiene dueño o algo, simplemente la encontraron de casualidad y automáticamente se convirtió de una especie de segundo hogar para la parejita, un sitio donde podían amarse con completa libertad, sin interrupciones ni terceros presentes.
En este momento, Yeonjun se encontraba sentado entre los peluches mientras observaba con desespero el gran hueco de la trampilla abierta, siendo este la única entrada a la casita.
Soobin era demasiado lento para subir las escaleras. Y no lo culpa, estas estaban algo desgastadas, por lo que el menor siempre iba con cuidado por temor a caerse. Además, no era un secreto que Soobin había desarrollado un leve miedo a las alturas desde una vez que fueron a la feria. Pero esto no le impidió subir los más de 4 metros de altura en unas escaleras hechas únicamente de cuerdas de dudosa seguridad. Todo sea por pasar tiempo a solas con Yeonjun, quien por cierto estaba desesperado por recibir mimos.
Y es por eso que ni siquiera dejó a Soobin subir por completo. Una vez este asomó la cabeza por el hueco, Yeonjun se acercó y le dedicó una necesitada mirada al menor acompañado de un adorable puchero. Hacía eso cuando quería que lo abrazara.
Ante el notorio desespero del rubio, Soobin no pudo evitar sonreír y cumplir un poco el capricho de su pareja al darle unas cálidas caricias en el rostro.
━Yeonjunnie, al menos déjame terminar de subir ━soltó en un tono divertido.
Con esas palabras, Yeonjun se percató de cuán desesperado lucía, retrocediendo completamente avergonzado.
━¿Ahora te pones tímido~? ━bromeó el pelinegro viendo como su novio se ocultaba el rostro con uno de los múltiples peluches.
El resto de pequeños peluditos llenos de algodón se acercaron al menor para recibirlo. Podría decirse que ellos vivían ahí, por lo tanto, eran la única compañía que aceptaban.
Por fuera de la trampilla había un cartel lleno de adorables pegatinas que ponía 'No entres o Tobin te comerá'.
Aunque Tobin es el conejito de peluche más grande de ahí y guardián de la casita, este era tan inofensivo como un diente de león. Se trataba de una "exageración" que escribieron cuando eran pequeños, y parecía funcionar perfectamente pues nadie nunca irrumpió ahí. Incluso Hueningkai, siendo el único que conocía la existencia de ese lugar, nunca tuvo el descaro de ir a molestar.
Porque sí, cualquier persona que se digne a aparecer, automáticamente se le consideraba una molestia.
Y no es para menos, esa casita era únicamente de ellos, su zona segura, un lugar que nadie podía perturbar, uno que a lo largo de los años se ha ido adaptando a las personalidades de ambos.
El suelo estaba repleto de almohadas y peluches; las paredes eran adornadas con dibujos y tiras de luces que encendían cuando caía el sol; además de que en el techo pegaron muchas pegatinas de estrellas que brillaban en la oscuridad, cuidadosamente colocadas de manera que formen algunas de las constelaciones, culpa del libro de astrología que Jungwon les había regalado hace tiempo.
Todo era perfecto, se sentían muy cómodos en ese lugar, por lo que podían hacer o decir cualquier cosa con total confianza. Y es por eso que nadie era bienvenido, pues estando solos entre esas acogedoras paredes sacaban a relucir incluso sus lados más vergonzosos, como el que a Yeonjun le gusta usar faldas a pesar de ser algo socialmente mal visto en hombres, o que Soobin ama ver series consideradas para niños aún siendo un adolescente cercano a la adultez. Son gustos respetables que no tendrían porqué ocultar, pero en aquellos tiempos ese tipo de cosas servían como excusa para justificar actos desagradables como el bullying, y ellos no querían eso.
Aún así, a ambos les resultaba alentador saber como el otro aceptaba sin problema esos gustos considerados extraños. De hecho, gracias a Soobin es que Yeonjun también ha empezado a interesarse en series infantiles, al igual que al menor no encontraba desagradable la idea de imaginarse a sí mismo usando falda.
Ver como su Yeonjunnie lucía tan lindo y feliz llevando una le hizo querer probar, aunque aún le daba vergüenza admitirlo. No por una masculinidad frágil que admite haber tenido en algún momento, sino porque tendría que pedirle prestado una falda a Yeonjun, y se sentiría muy tímido usando algo del mayor.
Pero algún día lo hará, está seguro de ello. Si con tan solo imaginar el rostro de sorpresa del rubio al verlo usando una falda le hacía sonreír, no se hace una idea de qué tan agradable debe ser cuando realmente ocurra.
Sin embargo, no será ahora, tienen un largo futuro por delante y Soobin quería dejar algo tan especialmente simple para una ocasión importante. Quizás para cuando deba recoger a Yeonjun con el fin de llevarlo a una elegante cita en Seúl y celebrar su décimo aniversario dentro de unos años; o tal vez para dar el 'Sí quiero' en el hermoso altar de flores en medio de un bonito jardín de Las Vegas.
Sí, Soobin amaba imaginar un futuro con el mayor porque era consciente de que iban a estar mucho tiempo juntos. Le encantaba saber que las probabilidades de pasar el resto de su vida con Yeonjun eran altas, ya sea como novio o como mejor amigo, pues aunque le gustaría que fueran pareja para siempre, entiende que es algo que no se debe forzar, y si algún día Yeonjun le dice que perdió interés, él lo aceptará con dolor, pero se mantendrá a su lado.
Para su suerte, Yeonjun también esperaba un futuro a su lado y pensaba igual que él, por lo que la posibilidad de una futura ruptura se reducían a cero, y eso es un dato que hacía a Soobin suspirar tanto de alivio como de enamoramiento.
Ama demasiado a Yeonjun, pero no llegaba a ser un amor enfermizo por mucho que el mayor ocupara el 100% de su mente. Es un tierno amor basado en la dulzura que causaban los besos inocentes, las suaves caricias, los "accidentales" roces de manos y las carcajadas que salían de sus bocas cada vez que se estaban divirtiendo.
Era un amor sano y perfecto, tan perfecto que daba miedo, porque la perfección no existe y el temor a que todo se arruinara nunca se había hecho presente en la parejita. O por lo menos no hasta ese día: San Valentín.
Sólo que aún no es el momento de preocuparse por ello. Después de todo, no sabían lo que iba a ocurrir. Bueno, Yeonjun sí, pero quería fingir que no porque odiaba con todo su ser ese maldito recuerdo.
Por suerte para él, su mente se desvió del tema cuando Soobin ━ya estando dentro de la casita━ lo había sentado en su regazo para darle sus tan ansiados mimos.
El menor se encargó de dejar pequeños besitos en su sien mientras sus grandes manos le daban caricias en la espalda baja por debajo de la camisa, a la vez que estas hacían la fuerza necesaria para mantener al rubio pegado a su cuerpo.
Yeonjun se siente pequeño ante Soobin, y amaba eso. Siempre disfrutaba sentir tanto las manos como el corazón del contrario, pero la verdad es que en ese preciso momento estaba lo suficientemente nervioso como para no poder disfrutar adecuadamente, y es la pequeña cajita escondida entre los peluches la culpable de ello.
Se trataba de bombones, algo normal en San Valentín. Todos los años se entregaban chocolates en forma de corazones que compraban en la pastelería de los padres del pollito Lix.
Pero esta vez era distinto, por primera vez Yeonjun decidió cocinar él mismo los bombones, y sus nervios venían exactamente por dos razones:
1. Los hizo de chocolate y mango, el sabor favorito de Soobin, uno que Yeonjun repudia. El simple olor que estos desprendían mientras los hacía le causaba arcadas, por lo que no tuvo la suficiente valentía como para probar uno a ver si estaba bien hecho.
2. No sabía cuál podría ser la reacción de Soobin. Y aunque el menor siempre era positivo con todo lo que él decía o hacía, Yeonjun se negaba a conformarse con lo mínimo, siempre quiere dar lo mejor para Soobin, y hacer unos simples chocolates no era la excepción.
Con eso en mente, está a nada de abandonar la idea de entregar esos chocolates, creyendo que era mejor tirarlos y seguir dándole los bombones ya cocinados de la tienda. Pero recordar las horas que pasó cocinando y el desastre que hizo en la cocina ━que obviamente tuvo que limpiar━ eliminó por completo sus ganas de rendirse.
Ahora el problema es que no sabía cómo dárselos, y mientras ideaba algunas cosas rápidas, un repentino pellizco en su cintura le hizo sobresaltarse y separarse un poco del pelinegro, sin intención de abandonar su regazo, claro.
━No hagas eso ━musitó con el ceño fruncido.
━Perdón, te veías tan despistado que no pude evitarlo~. ¿En qué piensas tanto?
━Oh ━Yeonjun miró discretamente a todo su alrededor en busca de una excusa, pero cuando sus ojos se posaron en los labios de Soobin, una traviesa pero tierna sonrisita se formó en su rostro━. Estaba pensando en lo mucho que me encantaría que mi novio me besara justo aquí ━confesó señalando sus propios labios. Si bien lo dijo para evitar el tema de los chocolates, no ha dicho ninguna mentira.
En respuesta, Soobin se relamió gustoso por la idea, pero algo un tanto divertido se cruzó por su mente.
━Si el gatito quiere un beso, debe ser el gatito quien lo inicie~
Desde hace tiempo, Yeonjun se había vuelto una persona incapaz de iniciar ese tipo de actos por una creciente timidez. Era Soobin quien debía dar el primer pasito. Pero esto no le molestaba ni preocupaba, pues muchas veces usaba eso para molestar un poco a Yeonjun y admirar de cerca todas sus expresiones. Justo como ahora, que con sus palabras el rostro del rubio parecía un poema de confusión y nerviosismo acompañado de ese lindo rojo carmesí en sus mejillas.
━¿D-Debo hacerlo? ━cuestionó tímido.
━Solo si quieres ━y antes de seguir hablando, Soobin abultó los labios para tentar más al mayor━. Si no eres capaz puedo seguir con los besitos en tu linda carita~
Yeonjun infló sus mejillas al notar sus intenciones, pues la provocación había funcionado━. ¡¡L-lo estás haciendo adrede!!
El menor utilizó su tono de voz más suave para poder decir: ━¿De qué hablas? ━con fingida inocencia.
━¡No te hagas el loco, sabes de lo que hablo!
En respuesta, Soobin rió. Y a pesar de querer sucumbir a los encantos de Yeonjun y cumplir su caprichito, se mantuvo firme tentándolo nuevamente al acercarse peligrosamente a sus labios, pero no lo suficiente como para rozarlos siquiera.
Yeonjun soltó un leve sonido de frustración. Al momento cerró los ojos y con las mejillas infladas eliminó la distancia restante para finalmente unir sus labios en un torpe y tímido piquito.
Soobin no podía estar más satisfecho. En ocasiones como esta Yeonjun parecía ser la viva definición de 'pureza', y Soobin jamás se atrevería a corromperlo u obligarle a hacer algo más subido de tono. Lo amaba demasiado como para hacerle daño, y moría de ternura cada vez que este se ponía tímido.
━Lo lograste, Yeonjunnie~ ━se apresuró en celebrar para que este no se sintiera mal, pero al ver que Yeonjun bajaba la cabeza completamente avergonzado, se dejó llevar por la ternura que le causaba y su mano ya se encontraba acariciando las rubias hebras del mayor━. Y pensar que hace unos años eras tú el que hacía estas cosas sin vergüenza alguna. Parece que intercambiamos los roles~
━C-culpo a la pubertad ━murmuró bajito, y en un intento de no permitir que Soobin viera su rostro sonrojado, sin querer había movido unos peluches, pero no se percató de ello hasta que varios Molangs pequeñitos llevaron la caja de bombones hacia Soobin pensando que esa era una señal para entregarlo.
━¿Y esto? ━preguntó el pelinegro tomando la cajita y analizándola. Era simple y elegante, únicamente decorada con una pegatina de corazón en la tapa.
A Yeonjun casi se le salen los ojos al verlo, y rápidamente intentó arrebátarselo antes de que lo abriera.
━¡D-Dame eso! ━exclamó nervioso cuando Soobin alzó la cajita sin intención de dársela.
Viendo que el pelinegro no tenía pensado obedecer, se rindió y gateó hasta una de las esquinas, donde se hizo un ovillo y escondió su rostro sonrojado en Tobin. Ya que no pudo evitar lo inevitable, al menos no quería tener que ver el rostro de Soobin cuando se coma los bombones.
Usando todo su autocontrol para no ir a abrazar al rubio, Soobin decidió alimentar su curiosidad y abrió la cajita, encontrando los lindos bombones ya mencionados. Estaba altamente sorprendido, sobre todo al ver que eran de chocolate y mango, una combinación que únicamente encontraban como helado. Jamás logró verlo como bombones o tabletas de chocolate en las tiendas de Ansan aún sabiendo que sí existían.
━¿Es tuyo? ¿Cómo los conseguiste? ━preguntó Soobin bastante sorprendido.
Yeonjun alzó un poco la cabeza, dejando ver únicamente uno de sus ojitos━. Y-yo los hice para tí ━respondió. Su voz salía amortiguada a causa del peluche.
Solo con esa respuesta, el rostro de Soobin brilló con una gran sonrisa de oreja a oreja, y en un rápido movimiento metió todos los bombones en su boca.
━¡E-Esperaa! No sé si quedaron bien... ━admitió Yeonjun con preocupación, pero ver como el menor masticaba alegremente teniendo sus mejillas abultadas le daba a entender que no tenía nada de lo que preocuparse.
━Ehftan delishioshooo~ ━soltó Soobin con la boca llena.
Yeonjun no pudo evitar soltar una risita ante tal escena. Ahora se encuentra más relajado, y puede decir que quedó satisfecho por cómo resultó todo.
Por alguna razón llegó a pensar que Soobin no los comería. Después de todo, aunque el helado y los bombones tuvieran los mismos sabores, realmente no sabrían igual. O eso pensaba desde que probó las fresas y se decepcionó mucho cuando estas no se acercaban ni un poco al sabor del helado de fresa.
Por suerte ese no parecía ser el caso, Soobin se veía notablemente complacido con el sabor, o tal vez era por saber que lo cocinó Yeonjun. Quizás un poco de ambos.
━Feliz San Valentín, Soobinnie ━felicitó ahora mucho más calmado.
Luego de poder tragar todo lo que había masticado, Soobin soltó un leve grito━. ¡Olvidé los chocolates en casa!
━Está bien, sé cuán despistado eres~
━¡No está bien, tú también mereces chocolates!
━Soobinnie~ ━dejó a Tobin a un lado y gateó hasta quedar a unos pocos centímetros del pelinegro━. ¿Me amas?
━¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Por supuesto que sí! ━respondió algo indignado pensando que Yeonjun dudaba de sus sentimientos, pero la amorosa mirada que le dedicaba le daba a entender que ese no era el caso.
Yeonjun sonrió ampliamente━. Saber que me amas es mil veces mejor que un simple chocolate~. Nada más es necesario mientras te tenga a tí, Soobinnie.
Ante esas palabras, un leve rubor apareció en las mejillas de Soobin, y este se extendió hasta sus orejas. Se le hacía divertido ver cómo Yeonjun no podía iniciar un beso sin pasar por varias crisis existenciales pero sí lograba atacarlo con lindas palabras sin titubear. Cuando se ponía romántico cada frase era como un cálido ataque directo a su corazón, y no podía controlar sus emociones.
━Eres tan lindo... ━admitió bajo. Con su mano libre tomó delicadamente el mentón de Yeonjun para alzarlo un poco y establecer un contacto visual━. Soy muy afortunado de tenerte.
━¿Tú? ¡Yo soy el afortunado por tenerte a tí!
━Se podría decir que nos tocó la lotería al conocernos~
Yeonjun asintió y le dedicó una sonrisa angelical que casi hizo a Soobin morir de ternura. Quería apachurrarlo, pero antes, también quería dedicarle lindas palabras al mayor. No todos los días es San Valentín, y se negaba a desaprovechar la oportunidad de volver a demostrar cuán enamorado estaba.
━Dentro de unos meses el gatito cumplirá los 20~
━Woah, el tiempo pasa muy rápido desde que estamos juntos.
━Eso es bueno, quiere decir que disfrutas de mi compañía ━con delicadeza, apartó los mechones del fleco que estaban molestando la vista de Yeonjun━. Y espero que no te incomode, porque pretendo quedarme para siempre a tu lado y mimarte cada vez que me lo pidas ━Soobin llevó sus labios hasta el cuello del mayor para dejar un suave besito en la zona a sabiendas que su pareja amaba cuando hacía eso━. Cuando vivamos en Seúl no me voy a contener, pienso amarte abiertamente y protegerte de todo lo malo. Podrás relucir libremente esas hermosas faldas que tan bien te quedan, y lo mejor de todo, sin padres molestos. Seremos libres, hyung, y me gustaría hacerte saber que cuando eso pase voy a pedir tu mano en el lugar más hermoso de la ciudad.
Los ojos de Yeonjun mostraban un adorable brillo por tal propuesta━. ¿Lo prometes? ¿Prometes que estaremos siempre juntitos?
━Lo prometo.
Yeonjun rió━. ¿Y no te pondrá celoso que otros vean algo que solo tú puedes? ━preguntó con un tono de burla refiriéndose a lo de las faldas. Ya sabía que Soobin no era nada celoso, pero nunca faltaban pequeñas bromitas sobre el tema.
━¿Por qué debería? Si otros chicos se enamoran de tí al verte aumentaría mucho mi ego. Además, confío en tí.
━Lo sé ━murmuró para luego soltar un suspiro de completo enamorado.
Estaba tan inmerso en el momento que no escuchó un pequeño crujido.
━¿Debería darte ya mi regalo de San Valentín?
Yeonjun ladeó la cabeza confundido, pues nunca se regalaban nada más que chocolate━. ¿Qué es?
━Mmmmhh, sorpresita ━respondió el menor con diversión cuando levantó el mentón de Yeonjun, causando que este soltara una risita tímida por deducir lo que era.
Sin hacerle esperar más, Soobin unió sus labios con los del mayor, esta vez en un beso más profundo, pero no lo suficiente como para que llegara a ser obsceno.
No puede negar que Yeonjun le atrae en todos los sentidos, pero aún no va a sucumbir al placer del deseo carnal, no era el momento ni el lugar, porque incluso algo como hacer el amor por primera vez lo tenía cuidadosamente planeado para cuando vivieran juntos.
Por ahora está más que conforme con los besos. Y así permanecieron durante los siguientes minutos, ambos rodeados de un cómodo silencio que solo era perturbado por los chasquidos que causaban sus labios.
Aún con el sabor de chocolate y mango que tenía Soobin a causa de los bombones, Yeonjun no podía simplemente alejarse o no corresponder. Incluso llegó a pensar que eso que tanto le asqueada podría ser su sabor favorito únicamente si provenía de Soobin. O realmente amaba cualquier cosa que viniera de él, y sabe que si este le da helado de chocolate y mango, Yeonjun se lo comería sin dudar a pesar de no gustarle. Aunque para su suerte, Soobin jamás le haría algo como eso, porque Soobin es un angelito que siempre se preocupaba por su comodidad y bienestar.
En una de las veces que se separaron por falta de aire, Yeonjun se sentía algo aturdido. Soobin no solo le besaba, sino que también le daba leves caricias por la espalda, y eso sin mencionar que volvía a estar sentado en su regazo.
Estaba siendo tan bien atendido por su hermoso pelinegro que necesitaba una pequeña pausa para no quedar extasiado. Nunca ha tolerado correctamente las muestras de afecto, a la mínima se siente en las nubes y se deja llevar por las dulces sensaciones que esos adictivos labios le causaban.
No se le hacía desagradable, al contrario, ama cuando le ocurre porque siente un gran y agradable cosquilleo en su vientre. Pero a la vez siente que debe controlarlo, porque de verdad cree que podría obsesionarse.
Por eso, escondió su rostro en la curvatura del menor invadido por la vergüenza que le causaba pensar en lo mucho que lo amaba. No encontraba las palabras exactas para definirlo.
Y mientras intentaba calmar su acelerado corazón, su vista se desvió hacia los dibujos colgados en las paredes.
Sonrió con ternura al ver el que hizo el pequeño Soobin donde estaba él con las alas de hada deformes. Al lado había muchos otros hechos por Yeonjun, siendo su mejor obra la de unas uvas.
Tuvo que reprimir una risita al recordar el día que las dibujó. Soobin también quiso intentarlo, pero él pintó una uva con carita y a día de hoy sigue en la pared con una pegatina de estrellita que Yeonjun le había puesto como premio al mejor dibujo de la casita.
Mientras seguía observando los dibujos para revivir más recuerdos, uno en especial captó por completo su atención. No lo había visto antes, mucho menos recuerda haberlo hecho y duda que Soobin dibujara algo tan perturbador.
En este se mostraban dos stickmans que parecían ser ellos, pero el de Yeonjun sin un brazo y al de Soobin le faltaba una pierna, ambos ensangrentados y rodeados por lo que cree que son tablas de madera.
Al verlo, el sonrojo que adornaba su rostro hasta hace unos segundos se disipó drásticamente mientras la desagradable sensación de preocupación lo invadía de pies a cabeza. Por instinto llevó sus manitas a los brazos de Soobin y apretó la tela de la ropa, como si quisiera prevenir que este no se fuera.
━S-Soobinnie ━llamó con gran temor, uno que realmente no entendía cómo apareció. Y el que no hubiera respuesta solo hizo que este aumentara, haciéndolo salir de su "escondite" para mirar al menor a los ojos, algo que casi le hizo llorar, pues el brillo que estos tenían habían desaparecido por completo.
Quiso preguntar qué le pasaba, pero antes de poder hacerlo, ramas negras empezaron a crecer de la madera de la casita, causando fuertes y preocupantes crujidos a la vez que estas atrapaban las extremidades de ambos, asustando mucho a Yeonjun. En cambio, Soobin no tuvo reacción alguna.
Antes de siquiera poder zafarse de las ramas e intentar sacar a Soobin de ahí, la casita se había roto, haciendo que todo en su interior empezara a caer, incluyéndolos a ellos.
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