━Capítulo Uno
╔════ 𓏲✮⊰ •˙❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗
〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭u𝐥𝐨 𝟎𝟏 ☼︎༄.✰ 〙
-- chico pez --
╚═══════════════════╝
ESA NOCHE EL CIELO ESTABA CUBIERTO POR UNA TERRIBLE OSCURIDAD, lo que posiblemente indicaba que una tormenta estaba
muy cerca.
Desde su ventana, Diane contemplaba
el maravilloso cielo embelesada por el espectaculo, ajena a la terrible situación entre dos de los dioses mas poderosos.
El dios del rayo estaba no tan alegre
de ver a su hermano, no después de lo que le habían echo. Poseidón tampoco se encontraba muy contento de ver a Zeus.
-Zeus -saludó el dios de los mares, haciendo que su hermano se volteará.
-Poseidón -saludó el dios del rayo bastante serio.
Ambos mantenían expresiones frías en sus rostros, producto de la desconfianza. Ninguno estaba comodo pero una vez estuvieron cara a cara no hubo marcha atrás, la hora de la verdad había llegado.
-Han pasado muchos años -
comentó Poseidón, rompiendo la
tensión del momento pero fue
ignorado por su hermano.
-¿Qué ves ahí? -soltó Zeus, mirando
la tormenta en el cielo que se avecinaba y llamando la atención de su hermano.
-Nubes de tormenta.
-Sin rayos -respondió la deidad
mayor mirando a su hermano con algo de molestia -. Robados.
Y después de eso, Zeus se alejó con lentitud de la cerca donde estaba. Fue
en ese momento que Poseidón entendió lo que su hermano quiso decirle.
-¿Qué? ¿Crees que yo los robé? -
soltó el dios de los mares incredulo, siguiendolo -. La omnipotencia te ha cegado, hermano. Tenemos prohibido robar nuestros poderes.
-Pero nuestros hijos no.
-¿Acusas a mi hijo? -espetó aún más molesto, deteniendose para encararlo de la misma forma -. No lo veo desde que era un bebé. No me conoce, ni sabe quién es por tu culpa.
-Si tu hijo es el ladrón lo enviaré a los abismos del Tártaro.
Y eso fue suficiente para que Poseidón arremetiera contra el Dios del Olimpo, aún si era su hermano no tenía derecho a hablar mal de su hijo.
-Tú le tocas un cabello y te arrepentirás toda tu vida -amenazó Poseidón con un tono bastante sombrio, sujetandolo de su abrigo con furia.
Después de eso, Zeus apartó de un
golpe a su hermano aún con esa mirada de odio y desprecio en su rostro.
-Tendrá que devolver el rayo en catorce días para la medianoche del solsticio de verano -informó Zeus dandose la vuelta para irse, antes de agregar -. Entonces habrá guerra.
Seguido de eso, el dios del rayo con un movimiento veloz de su mano destrozó la entrada hacia el Olimpo, que como era normal irradiaba una luz dorada.
En menos de un segundo, Zeus había atravesado la puerta del Olimpo y esta se había cerrado con rápidez.
Por otro lado Poseidón sabía bien
que las cosas para su hijo y sus amigos no serían fáciles apartir de ahora.
--- ✮✧☾✧✮ ---
Sentada en la orilla de la piscina estaba Diane, observando con desesperación el cronometro que llevaba en una mano.
Solo faltaba casi nada para que rompiera el record. Segundos más tarde el chico emergió a la superficie.
-¡Está vivo! -exclamó el chico su lado en silla de ruedas con euforía, dando un par de aplausos -. ¡Percy Jackson es una bestia!
Diane solo rodó los ojos divertida mientras una sonrisa tiraba de sus labios. Su vista se enfocó en el pelinegro que se acercaba a donde ella estaba nadando con rápidez a la orilla.
-¡Eres una bestia! -repitió Grover entre risas, antes de acercarse un poco
a él y estirar su mano -. ¡Chócalas!
-¿Cuantó fue? -preguntó el chico, subiendose al borde de la piscina a lado de cierta pelirroja -. ¿Siete minutos?
-Siete minutos -confirmó Diane, acercandose para quitar los mechones mojados adheridos a su rostro -. Un nuevo récord. Es increible, cada día nos sorprendes con algo nuevo de tí.
-Concuerdo con la pelirroja -
comentó Grover, pasandole una toalla para que se secará -. Estás loco.
-¿Cómo es que puedes durar tanto tiempo sin salir a respirar? -cuestionó Diane con una sonrisa boba en el rostro, llamando la atención del chico -. ¿Es algún superpoder tuyo?
-No lo sé, me gusta mucho el agua -respondió Percy, secandose el rostro con la toalla -. No pienso en otra cosa.
Grover solo emitió un ruidito de afirmación con algo de incredulidad mirandolo con una sonrisa y haciendo
una seña discreta a la chica su lado.
--- ✮✧☾✧✮ ---
Los tres amigos se movían entre el
mar de estudiantes, intentando no chocar con nadie pero era imposible.
Si no fuera porque Percy sujetaba a Diane de la mano probablemente se hubiera perdido entre la multitud.
-Ojalá pudiera pasar todo el día en el agua en vez de estar aquí -soltó Percy con fastidio moviendose por el pasillo abarrotado, aún sosteniendo la mano de la pelirroja.
-Sí, no es cómo lo vemos en televisión -comentó esta vez Grover, mirando a unos chicos pelear a su alrededor -. Todos los días es lo mismo. Míralos.
Si de algo estaban seguros es que si hubiera un premio para la Academia más peleonera de todo Nueva York sin duda la Academia Yancy se llevaría el puesto sin problemas.
Era todo un espectáculo digno de ver para gente con problemas mentales.
-No cabe duda de que son animales -
-agregó Diane, provocando la risa de los chicos a su lado -. De eso no hay duda.
Sigueron su camino por entre los ruidosos pasillos de la Academia Yancy hasta que llegaron al salón de clases, donde todos ya estaban en sus asientos.
Los tres amigos tomaron asiento en sus respectivos pupitres, uno detrás del otro. Diane solo se sentó y sacó su cuaderno para empezar a garabatear sin sentido en lo que la profesora terminaba de escribir en el pizarrón.
Diane seguía en lo suyo cuando sintió que alguien le picoteaba con suavidad las costillas con un boligráfo.
La pelirroja se volteó discretamente hacía él y como era costumbre una estúpida sonrisa se dibujó en su rostro, era algo de siempre que odiaba.
-Deja de distraerme, Perseus -musitó volviendo a sus garabatos como lo haría una persona madura.
-¿Qué pasa, zanahoria? -preguntó el
de ojos azules con una sonrisa ladeada, volviendo a picarle las costillas.
-Pasa que estoy intentando poner atención, así que no me distraigas.
-¿Desde cuando tú pones atención? -volvió a preguntar, ganandose una de las miradas de Diane de fulminación -. Además, yo no te estoy distrayendo.
-Sí lo haces y mucho -respondió
Diane por lo bajo, sintiendo sus mejillas tan rojas como su cabello.
-¿Exactamente de que manera?
Diane estaba por responderle cuando
se dió cuenta que la profesora, que al parecer era la suplente y se llamaba Dodds, estaba hablandole y todos tenían su atención especificamente en ella.
-La estamos esperando, señorita Gagnon -replicó la mujer aguardando por la respuesta de la pelirroja.
Diane fijó su vista en el parráfo que
la profesora había escrito en el pizarrón pero como era usual en ella las letras siempre flotaban haciendolo difícil de comprender lo que decía el original.
Sin algo odiaba era sufrir de dislexia, sin mencionar su otro padecimiento.
En algún punto de su corta edad
su padre le explicó que por alguna
razón ella padecía de algo llamado Trástorno por décifit de atención
con Hiperactividad. O para abreviar
TDAH. Este trástorno se caracteriza
por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad.
Aunque en un principio se sentía mal por padecer algo que la hacía ver como un bicho raro descubrió que no era la única pues Percy también padecía los mismos trástornos que ella.
-No lo sé -balbuceó torpemente tomando asiento de nuevo, avergonzada como siempre -. Una disculpa.
-¿Alguien más?
De entre tantas personas con la mano alzada su vista fue a parar precisamente en el distraido chico detrás de Diane.
-¿Percy Jackson?
El pelinegro hizo un mohín casi como
no creyendo que le hablará a él. Diane rodó los ojos como diciendo "te lo dije".
-¿Y bien? -preguntó la profesora esperando su respuesta.
Pero por más que Percy lo intentó las letras del pizarrón se movían formando una oración sin ningún sentido.
"Comprendo la furia en tus palabras, pero no tus palabras".
-Lo siento, no lo sé -musitó el chico luego de un silencio haciendo un gesto de confusión.
La clase pareció ser una eternidad y cuando el tiembre sonó los tres amigos salieron disparados a la puerta. Y al parecer no fueron los unicos aburridos con aquella clase.
-Hay algo en esa mujer que no me agrada -comentó Diane haciendo una mueca -. Es como sí quisiera matarte con la mirada, solo recordarlo hace que se me ponga la piel de gallina.
-Sentí lo mismo, fue raro -agregó Grover.
-Yo solo sé que mi dislexia está cada vez peor -comentó Percy llamando la atención de sus amigos.
-¿Por qué dices eso?
-No lo sé, tal vez sea el déficit de atención -respondió, apretando con suavidad la mano de Diane contra
la suya -. Se supone que este lugar debería ayudarme y no lo hace.
-Ey, tranquilizate -musitó la de ojos verdes haciendo círculos en su mano -. Ya verás que todo mejorará.
-Eso espero.
--- ✮✧☾✧✮ ---
-Llegamos -musitó Diane una
vez estuvieron frente a la puerta
de madera su departamento.
-¿Es esta la parte en que suplicas que no te abandoné como en las películas? -cuestionó Percy arqueando una ceja, intentando parecer serio pero la hizo soltar una carcajada.
-Estás loco si crees que alguna vez
voy a rogarte, Perseus Jackson -soltó con burla, acercandose a la puerta -. Además ya te ví todo el día lo único que quiero es librarme de tí.
-¿Oíste eso? -cuestionó haciendo un silencio, ella lo miró confundida -. Fue mi corazón haciendose añicos.
-No seas dramático...
No le dió tiempo de terminar la oración ya que Percy la interrumpió al momento de poner su dedo indice sobre sus labios mandandola a callar al instante.
Y el pulso de la pelirroja por alguna razón comenzó a latir más rapido de lo normal, tal vez por la cercanía o por la acción realizada.
-¿Harás algo esta tarde?
De la boca de la ojiverde solo salían tontos balbuceos o frases incompletas. En ese momento quiso golpear a su cerebro haber si así se componía.
-No, no... estaré desocupada...
-Genial, ¿no te gustaría ir a mi casa?
-preguntó rascando su nuca, sintiendo que sus mejillas se calentaban -. Digo, necesito alguien que me ayude con mis tareas atrasadas y... mamá hará galletas ya sabes como se pone con eso.
-¿Quieres una tutora? -preguntó confusa, fingiendo pensarlo por unos segundos -. No lo sé, tal vez yo...
-Por favor, Diane...
-Está bien, no hace falta que pongas cara de perrito atropellado -comentó soltando una risa antes de ser envuelta por los brazos del pelinegro.
-Gracias, te adoro.
-Demasido afecto por hoy, Jackson -informó ella separandose de él con algo de suavidad -. Tengo que entrar.
-Entonces, ¿a las seis?
-A las seis -confirmó Diane sacando
la llave de entre sus bolsillos -. Hasta entonces, pecesito.
-¡Adios, cabeza de zanahoria! -gritó Percy lanzó un beso en el aire antes de subir las escaleras que guiaban al piso de arriba, donde él vivía.
Ella negó divertida entrando a su casa, donde como siempre todo estaba en orden y silencio.
-¡Papá, ya llegué! -exclamó al no
verlo en la sala sentado viendo la televisión como siempre -. ¡Papá!
De pronto un olor a quemado comenzó
a llegar. Lo peor es que ese olor venía precisamente de la cocina. Mala señal.
No lo pensó ni dos veces antes de salir corriendo a la pequeña cocina donde por supuesto encontró a su padre casi ahogandose con el humo del lugar.
-¡Por dios, papá! -exclamó Diane, apagando la estufa y lo demás como si fuera radioactivo -. ¿Estás bien? ¿Qué te había dicho de la cocina?
-Lo sé, pero quería prepararte algo. Después de todo tú siempre haces todo por mí -musitó Damien en respuesta encogiendose de hombros sonriente.
-Ay, papá. Apreció tu gesto pero mejor ayudame en algo que no sea la cocina -musitó ella con amabilidad, poniendo sus manos en sus caderas -. Tú ve a ver el partido, yo me encargo de la comida.
-Que conste que yo estaba dispuesto a ayudarte -comentó Damien alzando las manos en señal de paz, mientras iba a la sala a ver su tan ansiado partido.
La vida había cambiado de manera tan drastica para Diane y su padre. No fue fácil cuando se mudaron a la ciudad, les tomó tiempo acostumbrarse a algunas cosas, sumado a la dislexia y el TDAH de Diane lo complico aún mucho más.
Pero poco a poco fueron aprendiendo a vivir con ello, aceptando sus origenes y demás.
Al iniciar la escuela Diane siempre estaba sola pues nadie quería ser amigo de la niña dislexica del campo.
Claro que Perseus Jackson, o como
le gustaba que lo llamaran Percy, no dudó en acercarse a ella y hablarle.
No pudo estár aún más feliz cuando descubrió que esa pelirroja tan bella sería su nueva vecina.
Por otro lado Damien consiguió un empleo en una empresa que al menos les brindaba suficiente dinero para poder cubrir sus gastos financieros.
La relación padre e hija seguía siendo la misma solo que con algunos cambios y con eso me refiero a que ciertas cosas se volvían incomodas algunas veces. Pero intentaban llevar todo con tranquilidad.
Una vez Diane terminó de preparar
la comida, la sirvió en unos platos y se acercó a la sala para dejar la comida y las bebidas en la mesita.
-Estas si son albondigas -mencionó
el hombre, llevandose una a la boca para degustar -. Me alegra que tu seas la cocinera de esta casa. No se que haría sin una hija como tú, pequeña guerrera.
-Posiblemente ya no tendrías cocina.
--- ✮✧☾✧✮ ---
Al dar exactamente las seis de la tarde, Diane ya estaba lista para ir a casa de Percy tal como lr había prometido. En su mochila llevaba todo la artilleria pesada, sus libros y demás cosas. Estudiar no era algo que Percy Jackson pudiera hacer sin que algo lo terminará distrayendo.
-¿A donde crees qué vas, jovencita?
La pelirroja se giró asustada hacia atrás, viendo a su padre con el ceño fruncido y las manos en las caderas, justo como lo haría una verdadera madre.
Por un momento se sintió como
esos adolescentes a los que atrapaban entrando a casa a altas horas de la madrugada borrachos. Un horrible nudo se hizo en su garganta y pasó saliva
con dureza.
-Pues ya sabes, a casa de Percy -musitó con rápidez entre balbuceos, señalando la puerta un par de veces -. Quedamos en vernos para estudiar...
-Ese muchacho -musitó el mayor negando con la cabeza divertido -. Anda, ve con cuidado y preocupará llegar temprano para la cena. ¿Okey?
-¡Sin señor! -exclamó ella haciendo una seña militar antes de abalanzarse sobre sus brazos -. Llegaré temprano por eso no te preocupes. ¡Te amo, papá!
-Anda, vete ya antes de que me arrepienta.
Diane asintió y tomó sus cosas con rápidez. Damien solo observó a su hija partir. Si algo estaba claro es que ella le tenía mucho apreció al muchacho, desde que era pequeña. Ahora con dieciseis años era mucho más cercana a él.
No podía estar más alegre, después de todo Percy siempre había sido un buen chico y trataba a su hija con respeto.
Aunque no hubiera nada asegurado entre ellos estaba más que claro que en un futuro no tan proximo lo abría.
Justo cuando llegó a la puerta del departamento de los Jackson, Diane estaba sudando posiblemente de los nervios. Tocó el tiembre y esperó.
Minutos después la puerta se abrió revelando la presencia de Sally, la madre de Percy que como siempre tenía ese aspecto triste y desalineado producto del estilo de vida que llevaba.
-Diane, cariño, que gusto verte -
se apresuró a decir acercandose para envolverla con sus brazos -. Cada vez estás más grande y hermosa. Pasa.
La pelirroja entró y notó que la sala estaba algo desordenada porque había varias latas de cerveza en la mesita.
-Percy dijo que vendrías -comenzó
a explicar, mientras se apresuraba a ir a la pequeña cocina por una charola -. ¿Gustas una galleta?
-Por supuesto -musitó en respuesta tomando una, para después darle un mordisco -. Están deliciosas, Sally.
-Son las galletas favoritas de Percy, cualquier cosa comestible que sea azul lo es. Desde que era un niño -comentó Sally soltando una risilla, sentandose en uno de los asientos de la cocina.
Sally era el prospecto de madre que Diane quisiera haber tenido en su vida. Aquella mujer era la madre perfecta; cariñosa, amable y con unas habilidades inhumanas para la reposteria. Sin duda una mujer que no se merecía la vida que llevaba sino algo mejor.
-Mamá...
La voz de Percy se hizo presente en la sala y hubo un silencio ensordecedor.
Su vista instantaneamente fue a parar sobre la de ojos verdes por instinto, quien solo comía tranquila su galleta.
-Diane, llegaste -saludó el muchacho bajando las escaleras rápidamente -. Espero mamá no te haya perturbado con historias de mi niñez.
La chica soltó una risita poniendo de
pie para posteriormente acercarse a él y acariciar su mejilla cariñosamente.
-Tranquilo chico pez, todo bien -musitó sonriendo y él soltó un suspiro claramente de alivio.
-Estaremos en mi habitación estudiando, mamá -informó Percy, tomando la mano de Diane para después darse la vuelta e irse.
-¿No quieren galletas? -cuestionó Sally con rápidez señalando la charola en sus manos.
-Tal vez después, má -se apresuró a decir Percy, arrastrando a Diane con él hasta su habitación.
-Oye, yo si quería esas galletas -empezó a quejarse la pelirroja haciendo una divertida mueca, subiendo con pereza las escaleras.
-Veníamos a estudiar, no a comer -explicó el ojiazul intentando no reír al ver que ella tenía varias migajas.
-¡Bah, aguafiestas!
-Lo que tu digas, pelirroja.
Sally soltó una risilla por lo bajo aún oyendo la divertida pelea que tenían
los adolescentes. No era secreto que su hijo tenía un enamoramiento con Diane Gagnon desde la primera vez que la vió. En el fondo veía en ambos el mismo sentimiento.
Tenía esperanza en que ella fuera su nuera dentro de unos años.
════════════════════
PRIMER CAPÍTULO PUBLICADO
LINDURAAAS, ¿a que no adivinan quien volvío tal como prometió? Aja, esta nena ;) La inspiracion me trae por aquí y esto fue lo que salio.
Espero les guste pq la verdad si me dio fea la inspiración. Recuerden que me ayudan votando y comentando, asi como tambien agregando el fic a sus listas de lecturas y ya su quieren vayan a seguirme :^
Quiero aclarar que si de algún
modo sienten que la atracción entre Percy y Diane va muy rápido es debido a la maldición que los rodea. Podría decirse que desde que nacieron estaban destinados a ello.
Aunque no se confien del todo.
Eso sería todo por el momento, hasta que vuelva a actualizar. Aquí les dejo mis redes sociales por si gustan seguirme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top