O5. EL MEJOR DE LOS CUMPLEAÑOS

Año 3000 - actualidad

Eran exactamente las ocho de la mañana, Christopher sintió la alarma sonar y se removió en su cama matrimonial, buscando con su brazo a su esposa. Al no hallarla, se sentó en el colchón confuso, estaba por llamar a Donatella, la ama de llaves y empleada doméstica, hasta que la puerta de la habitación se abrió.

— ¡Buenos días! Menos mal estás despierto. Hoy es tu cumpleaños número dos mil, te he preparado tu comida preferida — sonrió contenta sentándose a su lado y destapó la bandeja, mostrándole el omelet de sangría, cola de rata y huevos de cocodrilo que tanto ama.

— Oh, mi colmillito blanco, muchas gracias. Se ve delicioso — le dió un beso como agradecimiento— ¿Qué tienes planeado hoy, mmm? Sabes a lo que me refiero.

— No seas idiota. Espera hasta la noche si quieres averiguarlo. Te va a gustar. — rió cómplice y se fue a su tocador para terminar de arreglar su vestimenta — los chicos me dijeron que van a ir a trabajar y luego vendrán y celebrarán con nosotros. Ya sabes cómo son, se la pasan muy ocupados ahora que no los tenemos a nuestro merced.

— Me siento cada vez más viejo, mis hijos ya trabajan. Me siento orgulloso de que puedan llevar una vida humana además de ser vampiros. En mis tiempos era diferente— exclamó, entusiasmado por ellos.

— Iré a desayunar con ellos, termina tu plato. Abajo hay fruta. Arréglate y nos vemos allá — dejó un beso en su mejilla para marcharse.

Venus salió de su cuarto, bajando por las inmensas escaleras y llegando a la gigantesca cocina de la misión Bang. Hallando a sus hijos, yendo de aquí para allá apurados, desayunando y terminando de empacar sus cosas de la semana. Como todos los lunes, empezó a recordarles algunos detalles que no se les podían pasar. Ya eran adultos, sin embargo, el cuidado de una madre es para toda la vida. Cada uno tienen trabajos de acuerdo a sus habilidades. Les iba muy bien a todos. Minho, al ser el mayor, cuida a sus hermanos todo el tiempo.

— Oye, imbécil ¿me ves cara de maleta? ¿Por qué no pones tus cosas en tu propio bolso? ¿No tienes suficiente dinero para comprarte uno? Pídele a papá — reclama Minho a Han, quien dejó sus planos de arquitectura con sus pertenencias.

— ¡Perdón! Mi bolso se rompió y no puedo llegar con eso a la oficina. El jefe me despediría, solo te pido ese favor por hoy ¿sí? ¡gracias, hermanito!

—¿Dónde está papá? Queríamos felicitarlo antes de irnos a trabajar — preguntó Felix a su mamá.

— Está cambiándose, pero no se preocupen, tienen mucho en la noche para felicitarlo. Pueden irse tranquilos. Oh, tomen, hijos — dejó sus bolsas de comida en la isla — hoy les hice sándwiches de rata que me sobró y les empaqué jugo de sangre puro. Recuerden comer muy bien.

— ¡Gracias, mamá, te amamos! — todos se despidieron de su madre y se fueron de la mansión, corriendo para no llegar tarde a sus trabajos.

— Donatella ¿Puedes comprar y decorar la sala para la reunión de la noche? Te lo agradezco ¡Oh! Y no olvides hornear las galletas que te dije.

— Sí, señora. De inmediato. — la mujer se inclina haciéndole caso su jefa.

Venus tomó su bolso y caminó por el pasillo, a punto de irse.

— ¡Cielo! ¿te vas tan rápido? — Christopher venía bajando las escaleras.

— Sí, debo ir a la empresa. Ya que te tomaste el día libre, alguien debe supervisar las producciones de la semana ¿no? No tardaré mucho — volvieron a darse otro beso.

— Más te vale, debes darme mi regalo. No podrás librarte de mí tan fácil, cariño — la peli blanca soltó una risa y salió de la mansión.

Hace poco, Christopher construyó una empresa llamada "Químicos Bang", en donde venden medicamentos de todo tipo, inclusive para vampiros. Ha sido un éxito total en el mercado por lo que, muchas personas han aprovechado del beneficio y otras simplemente tienen envidia de su gloria. Además de que se volvió un empresario famoso (aunque ya lo era)

Bebió de su taza de café, al mismo tiempo que leía un libro de Homero. Su escritor favorito. Realmente no hace mucho cuando se queda solo en casa, decide relajarse en su salón, tomarse algo relajante y distraerse leyendo. Después de todo, en las épocas antiguas ni siquiera existían los televisores así que se acostumbró a las distracciones tranquilas.

Escuchó un sonido proveniente de la sala, pensó que era Donatella, pero ella se había ido de compras. Ignoró ese hecho y continuó su lectura, aún así, los estruendos siguieron y optó por dejar el libro. ¿Ladrones? Quizás. Tiene mucho dinero y papeles importantes guardados.

Se puso de pie frustrado y caminó con lentitud hasta la puerta de su oficina privada, agarró el arma que tenia escondida y entró apuntando. No había nadie. Frunció su ceño con una mueca y salió de allí, no sin antes cerrar con llave antes. Absolutamente nadie puede entrar ahí, solamente él y Venus. Hay cosas muy valiosas en esa habitación.

Regresó a su silla cómoda, pero no pudo concentrarse, se sentía vigilado y como si algo le faltara. Un presentimiento, como lo llaman.

— ¡Chris, ya volví! — escuchó la voz de su esposa la cual apareció en el cuarto en el que se encontraba. Ladeó su cabeza al sentir su inseguridad — ¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Sucedió algo?

— No, nada, mi amor— negó, dándole una sonrisa calmada para no preocuparla— ¿cómo te fue en la empresa?

— Todo bien, aunque Olivia, la recepcionista del primer piso, me estuvo contando que allá estuvieron unos detectives pero nada grave. Supuso que se confundieron porque se fueron enseguida — le contó colgando su chaqueta — ¿me ayudas a hacer tu pastel? Tengo una receta que te fascinará. Muy pronto llegarán los bocadillos que encargué en Transilvania.

— Claro— Aceptó tomando su mano, siendo guiado a la cocina, mientras mantenía su vista en su oficina. Definitivamente tenía un mal presentimiento.

La noche cayó muy rápido y, pronto, la familia Bang se encontraba celebrando el cumpleaños. En esos días, no invitan a nadie, solo se reúnen miembros exclusivos de la familia a festejar, ya que las tradiciones son así. Es muy difícil que alguien no vampiro se una a la fiesta.

— ¡Ya estás envejeciendo rápido, padre! Aún recuerdo cuando le dimos una paliza a ese niño de primaria que me molestaba — dice Seungmin, causando la risa del resto.

— En mi cumpleaños ¿Podemos ir a cazar? Quiero cazar conejos y quitarles la piel para cocinarla. Escuché que es muy rico — pide Jeongin, su madre hace un movimiento de cabeza indeciso y no le da una respuesta concreta.

— ¿Por qué no repartimos los regalos? Sé que el mío será el mejor — presume Changbin.

— Antes de eso, si me permiten, me gustaría darle algo a su madre — exclama Christopher.

— ¿No debo ser yo la que te de un regalo, amor?

— Mi regalo eres tú — Hyunjin rueda sus ojos con gracia ante las cursilerías de sus padres.

Christopher le entrega una bolsa pequeña, no muy grande. Ella lo abre, encontrando una hermosa pulsera con varios dijes y números dorados. Totalmente brillante.

— Oh, cielo, es muy hermosa. Muchas gracias— se abrazaron cariñosamente dándose un beso corto— me la pondré enseguida.

— ¡Yo quiero ser el primero en entregarle mi regalo a papá! — grita Felix corriendo, peleándose con Han porque también quería hacerlo.

En ese momento, tocaron el timbre de la mansión. Venus se retiró mientras los demás estaban distraídos y abrió la puerta. Se sorprendió un poco al ver a dos policías en el pórtico. Generalmente la policía no se acerca a ese barrio, ya que es una zona rica que consideran una pérdida de tiempo ya que no hay tantos criminales.

— Buenas noches ¿en qué puedo ayudarlos, oficiales? — preguntó amable.

— Aquí vive el señor Christopher Bang ¿cierto?

— Sí, así es. Soy su esposa.

— Tenemos una orden de arresto en contra de él. Por favor, hágase a un lado — Venus arrugó sus cejas sin entender, intentó forzar la entrada, aún así, los policías lograron entrar y se dirigieron a la sala. Deteniendo la fiesta. — ¿Christopher Bang?

— Sí, soy yo ¿Qué hacen en mi casa? — el hombre los miró confundido.

— Está bajo arresto por fraude, delitos financieros/químicos ilegales y haber causado catástrofes en el país por el mal uso de sus medicamentos. Todo lo que diga será usado en su contra y tiene derecho a un abogado— le pusieron las esposas.

— ¿Qué? ¡mi padre no ha hecho nada, debe ser un error! — reclama Felix enojado.

— ¡Es cierto, no pueden llevárselo!

Los policías sacaron a Christopher de la casa, siendo seguidos por la familia Bang. Los vecinos salieron a ver qué pasaba y se sorprendieron ante la escena.

— Cariño, estaré bien ¿de acuerdo? Seguramente no es nada— tranquiliza a Venus, quien no podía creer lo que pasaba. Lo metieron en el auto y se lo llevaron de inmediato siendo seguidos por sus familiares, quienes corrieron a su coche para auxiliar a su padre.

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