1.06

CAPITULO SEIS
ESPAÑA

AGH, ODIO ESTAR NERVIOSA.—ADMITIÓ Cassandra en voz alta, echando la cabeza hacia atrás. Estaba con las piernas cruzadas, y una de ellas subía y bajaba rápidamente.

—Solo es un avión y como doce horas de vuelo.—le respondió Alex, sin despegar la vista de su teléfono.

Ambas estaban en la sala de espera del aeropuerto. Giovanna Ferrusca, mamá de Alex, las había obligado a llegar temprano. Por no decir que llegaron una hora y media antes, y Cassandra llevaba media hora viendo el techo y, de vez en cuando, a la gente ir y venir.

—Tú sabes a qué me refiero.—replicó con molestia.

Alex dejó de teclear y miró a su mejor amiga, quien miraba distraídamente por el gran ventanal junto a ella.

—Estarás bien, ¿sí? Solo serán unos días.

—¿Por qué vamos a la casa que rentó Spreen? Creí que nos quedaríamos en un hotel, si no, ¿para qué hice la reservación?—la castaña se giró hacia Alex, mirándola con interrogación.

—Y lo haremos. Peli y Pablots pasarán por nosotras al aeropuerto, iremos al hotel, nos cambiaremos e iremos con Spreen y los demás.—le explicó Alex, regresándole la mirada.

—¿Los "demás" quiénes?

—Ari, Juan, Ama, Filis, Rivers, Aldo, Rebecca, Quackity, Peli y Lit Killah.—enumeró Alex.

Pero, antes de que la castaña pudiera hacer un comentario por la mención del colombiano, su vuelo se anunció por los altavoces. Cassandra no pudo evitar soltar un suspiro que hizo que su piel se erizara mientras tomaba su bolso.

No se levantaron hasta que la fila de gente disminuyó. Ambas mostraron sus boletos y subieron al avión. Mientras Cassandra buscaba impacientemente sus asientos, Alex se detuvo un momento al sentir que su celular vibraba en su mano.

Su cara decayó en cuanto leyó el mensaje que Pablots le había enviado. Pero no pudo contestarlo, ya que las personas detrás de ella comenzaron a apurarla.

Divisó a su amiga a unas cuantas filas, ya sentada junto a la ventana, y no dudó en llegar hasta ella. Cassandra miró extrañada a Alex cuando esta se dejó caer bruscamente en el asiento junto a ella y se quedó viendo la pantalla que tenía frente a ella.

—¿Estás bien?—preguntó Cassandra, pero su amiga no le contestó.—Alex.—movió su mano frente a sus ojos.—Alexandra.—elevó un poco la voz, hasta que la mencionada por fin la miró.—¿Estás bien?—volvió a preguntar.

Alex la miró unos segundos antes de negar con la cabeza y sonreír débilmente.

—Sí, sí, estoy bien. Solo... estoy nerviosa por ver a Pablots.—mintió, siendo lo bastante convincente para la castaña.

Cassandra la miró burlonamente, antes de poner los ojos en blanco y sacar sus audífonos de diadema inalámbricos.





























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14:30

segura que Cassandra reservó
la habitación??

porque acabamos de ver a una
pareja entrar a su habitación.



























Cassandra se iba a morir.

Alexandra no pudo parar de darle vueltas al asunto, tanto que apenas pudo dormir 2 horas durante todo el vuelo. Y como no podía hablar con Pablots, trató de leer un poco y de ver una película, pero su mente estuvo ocupada pensando en cómo le diría a su amiga que, probablemente, tuviera que dormir con su ex.

O, si el universo la quiere mucho, pudiera reservar otra habitación, aunque esté lejos de ellos.

Alex suplicaba que lo último ocurriera y que no se enterara de que ella y Pablots sabían que su habitación había sido ocupada.

Los nervios de Alexandra se intensificaron cuando el avión aterrizó y comenzaron a salir.

Y mientras entraban al aeropuerto, Cass se giró hacia su amiga para preguntarle dónde estaban su ser amado y su ex.

—¿Dónde veremos a Pablots y Peli?—preguntó la castaña, haciendo una mueca ante el último nombre.

—Déjame le escribo.





























INSTAGRAM DM'S !

14:30

segura que Cassandra reservó
la habitación??

porque acabamos de ver a una
pareja entrar a su habitación.

10:30

ya aterrizamos
donde están??

10:32

estoy fuera.
peli no pudo venir.



























El último mensaje hizo que Alex soltara un suspiro de alivio. Daba gracias de que su mejor amiga estuviera un poco alejada de ella. No podía seguir mintiendo diciendo que estaba nerviosa por ver al colombiano.

Cuando Cassandra se giró hacia su amiga e hizo señas para que se acercara, Alex no dudó en hacerlo.

—Pablots nos está esperando afuera.—informó Alex, haciendo que la castaña la mirara con confusión.—Peli no pudo venir.

—Uf, qué bien.—soltó con alivio, mientras tomaba su maleta de la cinta.—Solo quiero llegar a la habitación y no verlo hasta más tarde.

Alex soltó una risa nerviosa mientras también tomaba su maleta.

Una vez que ambas amigas vieron que sus maletas estaban en buen estado, se dispusieron a caminar hacia la salida y buscar al colombiano.


























Unos agotadores 10 minutos después de buscar a Pablots, y unos 30 minutos del aeropuerto al hotel, llegó la hora que Cassandra temía.

Durante todo el trayecto, Alex no había soltado la mano de Pablots, con quien había acordado fingir que no sabían nada.

La pareja observó cómo la castaña se acercaba a la recepción y cómo la señorita le sonreía dulcemente. Sin embargo, la sonrisa no duró mucho, ya que, unos segundos después, su rostro se transformó en uno de pena.

No podían ver la cara de Cassandra, pero notaron lo rígida que se puso de un momento a otro.

Decidieron acercarse un poco para poder escuchar la conversación.

—¿N-no... no habrá manera de que pueda reservar otra habitación?—la desesperación en la voz de la castaña era evidente.

—Lamentablemente, tenemos todo completo. Lo siento mucho.

La señorita no dijo más y siguió con lo que estaba haciendo, dejando a la cantante perpleja y angustiada.

¿Qué se supone que haría?

La castaña se alejó del mostrador y se acercó a la pareja, quienes la veían con miedo y preocupación, pero ella no se había dado cuenta.

—¿Qué pasó?—preguntó Alex, fingiendo preocupación.

—Dicen... dicen que después de confirmar que se había hecho la reservación, el banco no autorizó el pago y el hotel pensó que había pedido una devolución... entonces le dieron la habitación a alguien más.

La pareja compartió una mirada antes de regresar a Cassandra, que estaba mirando el piso con desánimo.

—¿Qué vas a hacer?—la pregunta del colombiano hizo que la castaña lo mirara.

Pablots pensó que, por la forma en que lo miró, le gritaría. Pero Cassandra no era muy cercana a él, así que no quería ser grosera.

—No lo sé. A este punto, buscar otro hotel no es una opción.

—Bueno, Alex puede dormir conmigo...—empezó a decir el colombiano.

—Y tu puedes...—antes de que Alexandra pudiera terminar, Cassandra la interrumpió.

—¡No... lo digas!—la castaña elevó la voz, haciendo que algunas personas que pasaban la miraran.

No lo haría.

Ni aunque le apuntaran con un arma o le ofrecieran un millón de pesos.

No había poder humano que la convenciera.

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