❀ CÁPITULO ÚNICO ❀

La intensidad del aroma floral le estaba provocando náuseas. Hace horas que se encontraba en aquella cerrada habitación y su cabeza ya estaba comenzando a doler tortuosamente.

Le habían abrazado y entregado palabras esperanzadoras que ya se estaba hartando de escuchar. Resonando en sus oídos murmullos claramente dirigidos hacia él. Pues el cómo le atravesaban con la mirada en ese preciso momento, le hacía sacar aquellas conclusiones.

Soltando el aire contenido en sus pulmones, miró hacia donde se encontraba su madre con su negro y pulcro vestido, el cual guardaba por años en aquella vieja cajonera. Esperando ansioso de ser utilizado este día exacto.

Los ojos serenos de la mujer reafirmaban en él su tranquilidad. Ya no había ya causa de sentir miedo o dolor. Estarían bien a partir de ahora.

Ese cajón de madera lo confirmaba.

Percatándose de que uno de los cordones de sus zapatos se encontraba desatado, se acercó a abrocharlo debidamente. Mientras un grupo de mujeres con pequeños libros en sus manos, comenzaban a cantar en forma conjunta una de las tantas canciones que a él le habían enseñado de niño. Sonrió irónicamente, levantando su rostro y apreciando la gran cantidad de personas hacinadas en la pequeña habitación.

Ridículo.

Intentado mantener esa imagen de respeto hacia el momento que se vivía, desvió su mirada sin intención más que distraerse de los inadecuados pensamientos.

Hasta que le vio.

Con sus hermosos atezados ojos, que pareciesen le habían estado observando desde un buen rato. Sus gastados pantalones de mezclilla, rotos en la rodilla. Aquel polerón con capucha tan característico de él, en el que mantenía sus manos escondidas.

Le sonrió, casi imperceptiblemente.

"-Me llamo Jungkook. ¿Cuál es tu nombre?"

"-Soy Taehyung,... Kim Taehyung."

"-Mmm entonces, Kim Taehyung supongo que eres de acá ¿Me equivoco?"

"-No, no te equivocas Jungkook. ¿Tú? Supongo que no... ¿O me equivoco?"

"-No...claro que no. No te equivocas Taehyung."

Una pequeña mueca de felicidad se deslizó por su rostro, recordando el día que le había conocido hace diez años atrás El cómo habían iniciado una conversación sin recordar el motivo, tan rápida que hasta él se sorprendía.

Casualidad.

Los Jeon habían llegado un mes antes de aquel día de su primer encuentro. Siendo Jungkook el más pequeño de sus hijos, quien atendería aquel nuevo Minimarket en el centro del pueblo.

Jungkook con sus diecisiete años era un luminoso ser por naturaleza. Con su vibrante sonrisa que automáticamente encandilaba su mirada. Su precioso cabello negro, ondulante ante su mirar. Sus delicados movimientos, sigilosos y llamativos para quienes le podrían alguna vez conocer. Y su voz, aquella voz de suave entonación que capturó los oídos de Taehyung irremediablemente.

Sintió miedo, porque estaba pecando.

Porque no es lo que le habían enseñado.

Porque se trataba de un chico.

Y ese chico era hermoso.

Notaba la intención temerosa de Jungkook por acercársele, deseando atreverse a acortar esa distancia y abrazarle eternamente.

Tal vez besarle eternamente.

Contenerle para siempre.

Fue por eso que incentivando a que este se aproximara hasta él por entre la cantidad de personas, se levantó de su asiento mirándole. Llamando la atención de más de alguna indiscreta persona.

"-Me gustas Tae."

Ese día no supo cómo responder. Abandonándole en aquel parque que habían estado frecuentando desde hace dos meses desde que se conocieron.

Estaba asustado y si, se sintió un cobarde al salir huyendo.

Porque le agradaba su presencia.

Jungkook le hacía reír y doler su estómago agradablemente cada vez que le veía.

Y sabía que esto era mutuo.

Pues sus mejillas se sonrojaban cuando estaban muy cerca y podía escuchar su respiración agitándose tenuemente.

Pero aquello era incorrecto. Se lo grabaron con fuerza sobre la piel desde que era pequeño.

Él estaba en este mundo terrenal para engendrar vida. Amar a una mujer. Así lo había decidido Dios.

Era lo correcto.

Jungkook se aproximaba tímidamente por entre los cuerpos de las personas, todas con sus negras vestimentas. Pareciendo que así él brillase más entre tanta oscuridad.

Su pequeña y venerada luz.

Su rostro un tanto rosado por el rubor de sus mejillas aparecía finalmente frente a sus ojos. Estirando sus brazos para recibir la calidez de su cuerpo. Un esperado encuentro desde ya dos años en los que se habían distanciado.

Se percató que Jungkook aún tenía aquel aroma, aspirando fervientemente sobre su cuello. Deseando llevarse consigo cada esencia del pelinegro.

"Tú también me gustas Jungkook....tanto que siento que me estoy ahogando"

Ese día le besó tanto que desvanecerían sus bocas.

Le había deseado tanto que no le importó nada.

Jungkook sabría a pecado. Pero sabía a sinceridad.

No le importó recibir aquellos golpes al volver a casa. Pues su padre le había visto y en su irracionalidad había querido una vez más "sanarlo" a golpes.

Lo ignoró.

-Yo...yo me enteré... —dijo Jungkook mientras apretaba en puño el negro traje de Taehyung. Sintiendo la suavidad de su piel sobre su cuello— Quise estar contigo.

Taehyung se perdía entre la tersa voz de Jungkook, apeteciéndosele inmortalizarse en aquel instante—Lo se.

El pelinegro sonrío mirando por sobre el hombro del castaño chico, el gran cajón rodeado de flores y luces artificiales—Tampoco esperes que diga que siento tu perdida.

Taehyung dejó escapar una leve risa, dándose cuenta de su error cuando una mujer del grupo de coro le miraba con reprobación— Lo se cariño.

Un ardor se instaló en el pecho de ambos, separándose y contemplando sus ojos.

No había nada distinto. Eran ellos una vez más.

"-¿Estás asustado?"

"-No."

"-Pero estás temblando ¿Aun quieres hacerlo? Podemos esperar, podemos..."

"-Quiero hacerlo... yo te amo Tae."

"-También te amo."

Ahora ambos de diecinueve años, ese día se habían encontrado por la tarde en la casa de Jungkook, nadie habría de estar ahí hasta llegar la noche.

Habían decidido ser uno.

Entregarse.

Amarse.

Idolatrarse.

Aquella tarde se habían amado y rendido ante ellos mismos. Ante el deseo reprimido de lo erróneo, lo prohibido y lo equivocado.

Si eran pecadores, se mancharían ambos en él. Incinerándose en el fuego, inmortalizados juntos sobre sus cenizas.

Taehyung ofreció su mano a Jungkook, a lo que él inmediatamente aceptó sonriéndole y entrelazando sus dedos.

Sus manos continuaban siendo cándidas.

Fue entonces que el castaño se percató que su madre le examinaba desde la distancia. Y deseó arrancar sus temores, aproximándose hasta ella de la mano junto a Jungkook.

—Mamá Jungkook vino a verme y...

—Es bueno verte Jungkook—Su madre se levantó de su asiento con la intención de abrazar al pelinegro, a lo que este le recibió con mucho cariño.

Mientras Taehyung les contemplaba con incertidumbre.

—Gracias Señora Kim. Siempre es un agrado verle—le respondió Jungkook con un gentil gesto en su mirada.

—No sabes lo feliz que estoy de que hayas venido por Taehyung.

Tanto Jungkook con el castaño abrieron sus ojos sobresaltándose.

—Señora Jeon yo no...— meditó sus palabras por unos segundos, finalmente asintiendo— Es lo que debí hacer hace mucho.

Jungkook le sonreía a la madre de Taehyung y este no comprendía del todo la curiosa situación.

No es que su madre le haya despreciado, pero siempre había sido una mujer tan temerosa. Siendo violentada durante años por un hombre cobarde que se ocultaba bajo la palabra de Dios. Nunca consideró que ahora estuviese aceptando la homosexualidad de su hijo.

"-¿Te ha golpeado no es así?"

"-No Tae, no ha sido él."

"- ¿Mi padre te ha golpeado Jungkook?... respóndeme."

"-...Si...pero estoy bien. Estaremos bien."

Pero nada estaría bien.

Ese día había llegado a su casa a golpear a su padre, encarándole y desmoronando su orgullo.

"-¡No te atrevas nunca más en tu maldita vida!"

"-¡Defiendes a ese maricón en vez de a tu familia! ¡¿Es que no entiendes que te está destruyendo la vida?!"

-"!Lo amo! ¡Si! ¡Estoy enamorado de un hombre y él me ama a mí papá!"

-"No vuelvas a decir una aberración como esa! ¡Eres un hombre y no un mal nacido maricón!"

-"!Nos amamos! ¡Ni tu ni tu estúpida religión me alejarán de él!"

-"Esta bien, no seré ni yo, ni la iglesia....Lo hará tu madre."

Taehyung pateó y empujó su puerta. Encerrado en su habitación solo escuchaba a su madre gritar, siendo arrastrada por el suelo. Tapó sus oídos mientras lágrimas caían, su garganta dolía y su vientre dolía de las constantes nauseas.

Vomitó en su cuarto, mientras se aferraba a sus rodillas y se quedaba dormido pensando en nada.

Ni en su padre.

Ni su madre.

Ni Jungkook.

Una cálida mano apretaba la suya, mientras se regalaban cohibidas sonrisas sentados en aquel lugar.

Una que otra mirada recriminatoria, deseando entrometerse en su espacio y hacerlos sentirse incomodos. Sin embargo no les importaba. Solo eran ellos.

—Supongo que continúan igual de entrometidos en este pueblo— dijo el pelinegro mientras sentía que uno de los dedos de Taehyung acariciaba su mano. Entrecerró sus ojos.

—Tu sabes,... acá hay demasiado talento para eso—le respondió mientras miraba su perfil, delineando cada espacio con sus ojos.

Jungkook sonrió y le miró a los ojos, advirtiendo sus intenciones.

Apeteciéndole seguir su juego.

–Jungkook amor...no sonrías de esa forma en un momento así - dijo Taehyung murmurando sobre su oído. Logrando erizar los vellos de la nuca de su chico.

–Lo siento cariño... no puedo evitarlo - respondía el pelinegro mientras intentaba esconder su sonrisa.

"No podemos continuar con esto Jungkook"

"¿No podemos? ¿Por qué Taehyung?

"Lo que hacemos es incorrecto. Las personas, todos nos miran porque estamos haciendo algo equivocado"

"! Nos amamos Taehyung! ¡No importa que suceda! ¡Ni lo que opinen de nosotros! ¡Yo te amo y tú me..."

"! Me casaré Jungkook!...yo lo siento..."

El llanto no cesaba aquella tarde. Ni al día siguiente. Ni las semanas que vendrían.

Le había lastimado, pues Jungkook había caído de rodillas cuando había dicho aquello. De paso, también se había roto él. Aplastando su corazón con miedos y mentiras.

Su padre le había amenazado con golpear a su madre día a día si el continuaba con aquella "asquerosa" relación. Pidiéndole de paso aceptar un matrimonio arreglado.

Un matrimonio sin amor, ni deseo.

Un matrimonio basado en lo que le estaba exigiendo su padre. Su Dios y su Iglesia.

Taehyung sintió su cuerpo desmoronarse y fundirse en frío. Quería actuar bien.

—Nos están mirando raro— habló Jungkook a la vez que Taehyung deslizaba la punta de su nariz por su cuello. Había extrañado tanto su aroma.

—Pues que miren hacia otro lado—respondió el castaño mientras dejaba un pequeño beso al comienzo de su oreja.

Jungkook le miró alertado. Su corazón estaba sacudiéndose mucho y su pecho comenzaba a doler.

Pero era un dolor agradable.

— ¿Eres mi mismo Tae? ¿O me lo han cambiado?— Jungkook le hablaba intentando no elevar mucho la voz— ¿Eres su gemelo perverso no es así? Entonces le asesinaste y te estás haciendo pasar por él.

Taehyung rió y se ganó nuevas miradas reprochables. Se acercó a su oído— Ya no quiero esconderme ¿Hago mal en eso?- dijo mientras apretaba más su mano contra la de Jungkook.

Jungkook le miró y sonrió. Dándole un pequeño beso sobre los labios—No Tae...está bien.

"-No puedo hacerlo."

"-¿Qué?"

"-Digo que no puedo hacerlo, no puedo casarme Jungkook....por eso debes irte del pueblo"

"-¿De qué estás hablando Taehyung?"

"-Jungkook,...si tú te vas ya no habrá razón para que mi padre golpee a mamá. Porque tú ya no estarás aquí y yo no puedo casarme con ella."

"-¿Y si te enamoras de otro chico? Yo te amo Taehyung no puedo dejarte aquí. No me hagas esto."

"-No habrá otra persona amor. Siempre has sido tu...entiéndeme por favor."

El tiempo que transcurrió no fue fácil.

Taehyung le pensaba.

Le añoraba.

Él le amaba.

No supo nada de Jungkook salvo pequeños comentarios que hacía la misma gente que solía hablar de ellos.

"-Dicen que ya tiene novio. Creo que es un hombre mayor"

"-¿O sea que ya se olvidó del hijo del predicador? Sabía que eso no perduraría."

"-El predicador dijo que solo había sido una etapa de su hijo. Que su hijo no le gustaban los hombres y que solo estaba probando."

Intentó omitir toda la información que llegaba a sus oídos. Su corazón estaba doliendo más de lo que pensó y no debía ser evidente para su padre.

Él había aceptado la cancelación de su matrimonio. Taehyung le había prometido encontrar a la mujer indicada.

Los años transcurrieron y poco había cambiado en su rutina.

Hasta recibió un llamado pasada la medianoche.

"-Tae..."

"-¿Jungkook? ¿Eres tú?"

"-Taehyung ¿Por qué me hiciste esto?"

"-¿Jungkook dónde estás?"

"-Yo lo intenté... estaba enojado contigo y quise olvidarte."

"-Dime si estás bien por favor"

"-Yo te amo....no he dejado de hacerlo...ni un solo día."

"-....Tampoco lo he hecho amor...te amo...aún lo hago."

Desde aquella noche iniciaron una relación oculta de sus padres. Taehyung viajaba cada vez que podía a la ciudad con la necesidad de verlo.

Necesitándolo. Necesitándose.

—Creo que debiésemos salir de acá—Jungkook sintió que se atoraba y el poco aire que había en aquel lugar, no le estaba alcanzando.

— ¿Y a dónde iríamos? Ya son más de las nueve de la noche. Dudo que exista algo abierto en este pueblo—respondió Jungkook mientras reía disimuladamente. Se estaba hartando de las entrometidas miradas de aquellas personas.

—Conozco un lugar— Jungkook le miró abriendo en demasía sus ojos— ¿Qué? Estoy un poco aburrido de que nos miren. No es que me importe, Ya no lo hace. Pero aquí hay demasiados espectadores y...—se acercó hacia su oído, no deseaba que le escuchasen los demás—....quiero estar contigo.

Temblando un poco Jungkook giró su rostro hacia él, deseando besar sus labios desesperadamente. Su respiración se agitándose levemente y deseando no afectarse tanto por el castaño frente a él— ¿Me estás haciendo una propuesta indecorosa? ¿Aquí? ¿Frente a todas estas personas?— se acercó al oído del castaño con la intención de provocarle— ¿En la iglesia?

Taehyung rio, entendiendo la finalidad del chico. Se acercó nuevamente a su oído, continuando el juego que habían iniciado desde hace un rato—Tómalo como quieras. Yo solo quiero estar contigo... ¿A no ser que quieras que lo haga aquí? Frente a todas estas personas...—se detuvo y aproximó su boca hasta que sus labios rozaron el oído de Jungkook—...en esta Iglesia.

"-¿Creíste que no me daría cuenta?"

Su madre estaba recostada sobre el suelo, bañando sus ropas en sangre.

Él le había golpeado. Lo había hecho por su culpa.

Había regresado de ver a Jungkook. No creyó que él advirtiera sus visitas.

"-Esta es tu última oportunidad Taehyung... si te equivocas una vez más, no solo la mataré a ella. También te lo juro... que viajaré y mataré a palos a ese maricón."

Luego de aquello Taehyung se refugió en su madre. Solo hablaba con Jungkook a través de llamadas y mensajes. Desesperando una vez que el pelinegro tuvo un accidente y Taehyung no pudo estar con él.

Sintió miedo a perderlo. El no estar y perderlo. El no estar para el en todo momento.

Su madre le decía que se fuera, pero Taehyung nunca le dejaría.

Había explicado eso a Jungkook y él estaba bien con eso. Nunca le obligaría a abandonar a su madre.

Con aquel hombre.

Aquel demonio escondido en una piel de oveja.

Dos años habían pasado. Dos años en los que había extrañado su piel, su aroma y su sabor.

Años en los que su padre había enfermado de un cáncer fulminante. Siendo su madre y él quienes le habían cuidado.

Irónico.

"-Taehyung hijo...debes continuar mi legado. El pueblo necesita de un predicador,...necesitan de la fe."

"-Me iré con él papá. Me ha estado esperando por diez años."

"-Tú no puedes hacer eso. Eres un hijo de Dios...no puedes abandonar tu fe."

"-Si Dios me quiere como su hijo, me aceptará junto a él. Al menos él lo hará."

"-Taehyung, Dios nunca te aceptará si tú decides fornicar con otro hombre....Eso es un pecado y tú solo conseguirás quemarte en el infierno."

"-Entonces nos quemaremos juntos papá. Yo....él.....y también tú."

— ¿No me digas que me traes a este granero?—Jungkook se reía mientras Taehyung tiraba de él hacía el interior de aquel lugar. Intentando cerrar las grandes y pesadas puertas.

— ¿No te parece una propuesta interesante?— decía mientras le arrinconaba y hacía que Jungkook chocase su espalda contra la madera — ¿Tu? ¿Yo? ¿Y aquellos animales de allá atrás?

El pelinegro reía a la vez que miraba unas cuantas gallinas, caballos y vacas que les apreciaban con cierto temor desde sus sitios—Tú estás loco. Definitivamente has asesinado a mi Tae ¿Dónde lo escondiste? ¿Tae? ¡¿Taaae?!

— ¡Shhhh! Haz silencio. Tampoco es como que todos estuvieran en la Iglesia y no nos fuesen a escuchar—Jungkook sonrío e hizo un pequeño puchero que inevitablemente enterneció a Taehyung—Y estoy aquí,...sigo siendo yo— Tomó una de sus manos y la beso suavemente—Pero ya no tengo miedo amor.

—Bésame —Le miró con adoración, mientras tomaba su rostro entre sus dos manos—Bésame Taehyung por favor.

Y él no necesitó otra petición, tomando del mismo modo a Jungkook aproximó sus labios hacia los de Jungkook y le besó exasperadamente. Tomando cada espacio de su boca, llenándose de él con la necesidad brutal de saciarse.

Jungkook le respondió de la misma manera. Constatando los años de separación en la intensidad de aquel beso. Entreabriendo su boca para dejar que Taehyung lamiera y se llevara todo de él.

Le pertenecía. Así que le dejaría tomar todo lo que quisiese.

Las manos de Taehyung se deslizaron hasta el cuello del pelinegro, guiadas por besos hambrientos que deseaban aspirar todo de él. Escapándose pequeños ruiditos desde los labios de Jungkook, sonidos que Taehyung conocía tan bien.

Jungkook en su impaciencia tomó el rostro de Taehyung y le besó intentando apaciguar su necesidad, deslizando a la vez la negra chaqueta arrojándola hacia el suelo.

Sin dejar de besarle el castaño comenzó a deslizar sus manos bajo la ropa del pelinegro, encontrándose con su cintura, aquella cintura a la cual rendiría culto perpetuamente. Lo arrimó más contra él.

Taehyung se separó momentáneamente y tomó el polerón de Jungkook deslizándolo hacia arriba y retirándolo junto a su polera.

Jungkook temblaba, más no lo hacía de frío. Su anticipación lo estaba volviendo loco y sentía que deseaba llorar y reír al mismo tiempo.

—Eres hermoso— dijo Taehyung mientras recorría con una de sus manos el pecho de Jungkook, tocando gentilmente con sus dedos aquel dulce botón.

—Tae...— mientras Jungkook comenzaba a desabrochar la camisa del castaño, sus dedos torpes producto de los temblores capturaron la atención de Taehyung, quien sonrió y lo ayudó en su objetivo.

Taehyung le tomó de los muslos e hizo que le abrazase la cintura con sus piernas. Mientras le llevaba a algún destino donde se pudiesen recostar. Jungkook besaba su cuello, deslizando de vez en cuando su lengua por él.

Anhelaba su sabor.

Le recostó sobre un montículo de hierba seca, mientras él se alejaba en la búsqueda de algo—¿Qué haces?— preguntó curioso Jungkook, mientras le veía venir con algo similar a una sábana.

—No creerás que te haré el amor sobre el frío heno— Jungkook se reía de él mientras le ayudaba a acomodar la tela—Marcaría tu piel y eso solo deseo hacerlo yo esta noche—dijo mientras se sentaba y acomodaba al pelinegro sobre él.

—Que detallista...—decía a la vez que deslizaba su dedo índice sobre la boca de Taehyung, quien sacaba su lengua para chupar y juguetear— ¿Debiese sentirme alagado?

El castaño succionaba su dedo sin hacer demasiada presión, entregando una mordida final y observando los vidriosos ojos de Jungkook— Mucho... debieses sentirte muy afortunado.

Jungkook le miró y sin poder contenerse retiró rápidamente su índice comenzando a besarlo. Mientras frotaba sutilmente sobre las caderas de Taehyung. Movimientos sutiles que sabía les harían perder la cordura.

Taehyung deslizó ambas manos sobre los glúteos de Jungkook, aprisionándolo contra sus caderas. A lo que el pelinegro dejo escapar un agradable gemido sobre su boca—Tócame... tócame Tae— le volteó rápidamente dejándolo bajo su cuerpo, deslizando su mano en el lugar que sabía Jungkook le necesitaba.

—Tócame tú también— dijo mientras Jungkook abría los ojos perdido en su regocijo— Necesito tus manos sobre todo mi cuerpo amor— Entonces él también le acarició mientras le besaba delicadamente, queriendo prolongar aquel momento.

Un gemido proveniente de la boca de Jungkook le hizo alejarse y tomar el botón de los jeans, deslizar el cierre de su pantalón y tirar de sus pantalones.

Apreció desde arriba la blanca piel de aquel divino ser que le había hecho pecar por primera vez cuando aún eran unos adolescentes. Tocó con sus nodillos una de sus rodillas, a lo que Jungkook se estremeció. Entonces sus manos se dirigieron hacia el bóxer del pelinegro y le retiró con idolatría.

—Te amo— dijo Taehyung mientras se aproximaba hacia él y dejaba un beso sobre sus labios— Jamás me cansaré de decirlo precioso mío—Jungkook quiso besarlo con ímpetu, pero este se había alejado de él para retirar su pantalón y bóxer.

Jungkook le miraba embelesado, ansioso de abrazar la piel desnuda de aquel hombre al que tanto amaba. Miró con detenimiento sus cicatrices, cada una tallada con dolor sobre la piel del castaño. De muchas de ellas siendo un involucrado directo. Quiso llorar.

—También te amo Tae...como nunca he amado a alguien— le respondió mientras comenzaban a deslizarse lagrimas por sobre sus mejillas.

Taehyung le besó—No llores cariño...ya no hay porque llorar— besó su nariz y le miró mientras secaba sus lágrimas— Ya no habrá dolor amor mío.

El pelinegro comenzó a besarle, rápidamente volviendo su beso una lucha por quien devoraba antes al otro. Es que su apetencia se había acrecentado durante aquellos dos años, no siendo suficiente el escuchar la voz del otro.

Necesitaban tocarse.

Necesitaban sentirse.

Jungkook comenzó a apoyarse sobre su espalda y abrir sus piernas, mientras tiraba al castaño sobre su cuerpo. Comenzando a friccionarse creando una especie de danza dionisiaca, mientras cortaban el beso momentáneamente apreciándose mutuamente en aquel estado de abandono de si mismos.

Taehyung buscó nuevamente los labios de Jungkook, mientras su dedo procuraba encontrar aquel lugar entre sus nalgas—Ahhh...—dando con él, intentando encontrar el rumbo de su deleite. A la vez que Jungkook lo tocaba a él, acariciándolo tortuosamente.

El sudor haciéndose presente, siendo el licor que les acercaba a aquella gloria que solo ellos juntos creaban.

Taehyung le acariciaba como si se fuese a romper. Y tal vez lo haría, miles de veces bajo su cuerpo.

Pretendiendo no causarle daño, escupió un poco de su saliva sobre el dedo que empujaba hacia el interior de su chico. Añadiendo otro para intentar subir la intensidad de la penetración.

Entretanto Jungkook intentaba no arquear su espalda, pues no quería dejar de mirarle. Pero parecía imposible, Taehyung siempre le hacía desplazarse a través de las nubes junto a él.

Sujetaba con fuerza la tela bajo su espalda cuando sintió a Taehyung nuevamente escupir y agregar un dedo más hacia su interior—Ahhh...Tae...— mientras Taehyung le miraba absorto en la imagen celestial de Jungkook.

Quería adorarle día a día.

Arrodillarse ante él y besar sus pies.

Le idolatraba.

Sus dedos ya moviéndose con más facilidad sobre su chico, mientras este le acariciaba entre cerrando sus ojos y deseando no desvanecerse en su propio placer—Ya está Tae....estoy listo.

—¿Estás seguro?...no quiero hacerte daño.

Jungkook sonrió y beso su mandíbula — No lo harás... tu nunca me harías daño amor— entonces le arrastró con él hacia su espacio, dejándolo entre sus piernas.

—Yo no tengo condón...no sabría que vendrías ni que esto pasaría.

—Estoy limpio... no he estado con nadie más que contigo— dijo mientras se avergonzaba un poco y Taehyung reía por el motivo de su repentina timidez.

—También lo estoy...y tú sabes que también has sido el único—se aproximó a él a la vez que comenzaba a deslizarse hacia su interior, inmovilizándose una vez que estuvo completamente adentro.

Se miraron por instantes, mientras Jungkook se adaptaba a él. Besándose tiernamente, riendo entre cada beso, entretanto el pelinegro se permitía hacer sutiles movimientos con sus caderas. Enviando de vez en cuando una maliciosa mirada a Taehyung—Ya...puedes moverte— dijo directamente sobre su oído.

Siendo lo suficiente para que Taehyung tomase el mando de los movimientos, comenzando a penetrar suavemente y con angustiante exquisitez—Ahhh...Jung..kook—el castaño sentía resonar sobre su oído los idílicos sonidos que soltaba su chico. Lo que le hacía difícil contener el ímpetu de sus movimientos.

—Más rápido— pidió el pelinegro mientras apresaba las caderas del contrario con sus piernas cruzadas. Enredándolo en él. No deseándole ir jamás.

Taehyung aceleró sus movimientos, sería su fiel devoto por siempre. A la vez que Jungkook empujaba con ayuda de sus pies, al castaño aún más cerca de su piel.

Ambos temblando, sin poder reprimir la necesidad de fundirse en el otro.

Era su pecado y siempre rendirían culto a él.

Serían inmortales entregándose la vida mutuamente para caer en el fuego eterno.

—Jungkook...te amo— habló mientras se sacudían y comenzaban a acercarse al apogeo de su delirio— Ya nadie nos alejará amor mío....nadie.

El pelinegro quería desfallecer, soltando todo su ser aferrado a la espalda de Taehyung. Podría entregarse a la muerte en aquel momento. No le importaría.

—Te amo Taehyung— dijo mientras ondeaba sus caderas agotadamente, culminando y entregando su devoción sobre su vientre. A la vez que sentía la calidez de su chico evaporarse en su interior.

Se miraron y besaron delicadamente, mientras sus músculos aún temblaban por la fuerza exigida. Bañados en sudor, con sus corazones contrayéndose impetuosamente sobre su pecho. La demostración clara de haber pecado.

—Ya no habrá ni dioses, ni profetas cariño...—dijo el castaño mientras le besaba la sien— ...solo seremos nosotros pecando día a día... acá en este mundo terrenal....—le volvió a mirar— siendo humanos....siendo nosotros...siendo puros.

Jungkook le sonrío y besó hablando sobre los labios del contrario—...Amen...amen amor.

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