# Dieciséis

Estabas despertando de una corta tarde de sueño, y lo primero que viste fue a Chifuyu a un lado tuyo admirando tu rostro.

— Buenos días linda~ — dice el con una sonrisa

— ¿Ya es de día? — preguntas

— Hmm disculpa, era Buenas noches~ — responde apenado

— Ohh esta bien...

El humanoide empieza a repartir besos por todo tu rostro haciendo que sonrías.

— ¿_____, puedo confiar en ti? — pregunta Chifuyu.

— Si, ¿por qué?

— Necesito salir a hacer las compras para mantenerte alimentada, 'puedo confiar en que estarás en casa? — pregunta el

— Si...

Dice bajo, el asiente y sale del sótano dejando la puerta abierta.

Quedas acostada en la cama viendo hacia el techo, todo lo que había sucedido con Chifuyu.

Te parecía horrible todo lo que hacía por "amor" pero mientras le mostraras una sonrisa mientras estuvieras a su lado, todo estaría en su lugar.

Aunque mostraras una sonrisa a su lado, tenía miedo, miedo de que llegara a hacerte algo.

Escuchaste como la puerta fue abierta y luego cerrada.

Viste que la puerta del sótano aún seguía abierta, bajaste de la cama arrastrándote en el piso.

Aún tenía los tobillos hechos una mierda y no podías caminar.

Empezaste a arrastrarte hasta llegar a la puerta del sótano, viste hacia arriba las largas escaleras.

Si bien tu sótano estaba muy abajo, haciendo que fuera casi imposible para alguien de arriba oír gritos de alguien de abajo.

Te sentaste en el primer escalón, ayudándote con las manos para subir todas las escaleras.

Hasta llegar arriba, la cada estaba totalmente hacia, vas en busca de algún aparato para pedir ayuda para no había nada.

Aún arrastrándote por el piso fuiste a la puerta principal tratando de entrar, trataste de abrir pero tenía seguro.

No querías gritar, ya que posiblemente podrías meterte en problemas con Chifuyu.

Así que bajaste al sótano nuevamente para acostarte en la cama.

Y al cabo de una hora, Chifuyu volvió con una sonrisa en el rostro, se acercó a ti y no dejaba de repartir besos por todo tu rostro

— No huiste, que obediente es mi ama — lo escuchas decir — Aunque si vi que quisiste abrir la puerta...

— ¿Me estabas vigilando?

— Siempre te estoy viendo ama, me alegra saber que no intentaste pedir ayuda...

Dice el con una sonrisa sádica en su rostro. Era un jodido loco enamorado.

Sabias que fue una buena idea no gritar por ayuda, ya que no sabias en que problemas pudiste haberte metido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top