🔞 ღ 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝘃𝗲𝘇 🝮︎︎︎︎︎︎︎ 🔞

• [Capítulo 14 en el libro] •

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—Gulf, ven aquí, tengo frío. — Mew se encontraba ya acostado en la cama, sonrió mientras se cubría con la cobija esperando a que el pelinegro saliera de la ducha y se uniera a él en la cama.

—Me sorprende lo mucho que cambias de un momento a otro — Gulf salió, cerrando la puerta frente a él. Llevaba solamente la toalla que cubría de su cintura para abajo, su cabello mojado dejaba caer las gotas sobre el largo de su cuello. Mew tragó grueso al verlo y sintió como una corriente atravesó por completo su cuerpo. —Unos días eres rudo y a los otros te vuelves como una fémina hormonal —continuó el agente, con esa juguetona sonrisa en su rostro.

—¿"Fémina hormonal"? ¿Quieres morir? — Mew le lanzó una almohada, haciendo que el chico frente a él soltara audibles carcajadas. El sonido de la escandalosa risa del menor hacía que el corazón de Mew se sintiera felíz y dichoso.

—¿Eso es todo lo que tienes? —Retó el menor, provocándole para que continuara con ese infantil e inesperado juego.

Aceptando el reto, Mew Se lanzó de la cama y corrió tras él. Gulf se sostuvo la toalla y comenzó a correr en círculos por la habitación, pasando incluso por encima de la cama, Gulf dió un giro hacia la derecha y Mew fue hacia la izquierda y parecía que ahora era Gulf quien perseguía a Mew. El castaño se giró repentinamente, sorprendiendo a Gulf cuando sintió que éste lo empujó sobre la cama y cayó con todo su peso encima suyo.

Mew se colocó a horcajadas sobre Gulf, le sostuvo de las muñecas con ambas manos y las pasó sobre su cabeza, formando un arco por encima de esta. Ambos se echaron a reír mientras se veían fijamente a los ojos. Sus corazones comenzaron a latir frenéticamente a la vez que sus pechos subían y bajaban debido a la adrenalina.

Te atrapé — Mew expresó, en un susurro. Un susurro que salió con un aire de sensualidad y pasión, con la voz más ronca que Gulf haya podido escuchar en su vida. Sus largas pestañas adornaban los marrones orbes que lo observaban con devoción. —Ahora eres mío. — Se inclinó un poco hasta juntar sus narices. Gulf tragó grueso y llevó sus manos para entrelazar sus dedos con los de Mew.

Siempre he sido tuyo —respondió bajito, dejando a merced del castaño sus sentimientos más profundos y sus anhelos más sinceros.

Él quería que esto sucediera. Por supuesto que quería dar el siguiente paso.

Mew sintió que su corazón dió una voltereta al escuchar aquello, ese chico le provocó muchas cosas desde que lo conoció y ahora incluso era capaz de descolocar su mundo con tan solo una frase, de descontrolar sus emociones y sus deseos con tan solo contemplarlo, con tan solo sonreírle.

¿Qué exactamente había echo con él?

Sin duda alguna Gulf había llegado a su vida para darle un enorme giro, para transformarla y a él junto con ella, para volverlo mejor persona, Gulf había hecho renacer en Mew la esperanza de creer que merecía una oportunidad más para poder amar. Para amar y ser amado, nuevamente la llama de aquella esperanza estaba empezando a arder en el corazón de Mew.

Era inexperto en aquello, no sabía cómo debía tratar a una persona tan delicada ante sus ojos como lo era Gulf, solo sabía que a partir de ahí él cuidaría siempre del chico, lo protegería de lo que fuese, tomaría todos los riesgos que implicaran estar con él. Todos los riesgos que debiera correr para protegerlo. Lucharía por hacerlo feliz y rogaba al cielo que esta vez sí pudiera ser feliz porque de verdad lo quería, en serio añoraba tanto poder ser feliz con aquel pelinegro chico que le puso su mundo de cabeza.

Besó suavemente su nariz haciendo a Gulf cerrar sus ojos, ladeó un poco su rostro para poder depositar suaves besos en su mejilla, poco a poco soltó el agarre en las manos de Gulf quien de inmediato llevó sus manos a acariciar la espalda del mayor, sintiendo con la yema de sus dedos la suave tela de la camisa sin mangas del detective. Mew comenzó a depositar húmedos besos en el cuello de Gulf, provocando que este echara su cabeza hacia atrás con intención de darle más acceso a la cálida lengua que lo buscaba.

Gulf acunó con ambas manos el rostro de Mew y comenzó a besarlo, era un beso lento y lleno de amor, un beso lleno de pasión, de inexperiencia e incluso lleno de muchos temores e inseguridades. Inseguridades que no solamente provenían de parte de Mew, sino también del pelinegro.

El beso poco a poco fué subiendo de intensidad pero la pasión continuaba siendo palpable, ambos cuerpos se acaloraban al transcurrir de los segundos, ambos sentían que el tacto del contrario quemaba en sus pieles.

Esa noche ambos darían paso a una nueva experiencia, ambos darían paso a una nueva realidad y a un nuevo sentimiento. Esa noche ambos se entregarían al otro, intercambiarán sus almas y sus corazones y junto a ellos la confianza de que ambos cuidarán del otro sin importar qué.

Un pequeño rayo de luz lunar iluminaba el interior de aquella habitación en la cual ambos cuerpos comenzaban a sentir el aumento de la temperatura. Mew poco a poco comenzó a bajar los besos del cuello del agente y llevarlos a su clavícula, lamiendo y succionando mientras Gulf únicamente cerraba sus ojos y mordía su labio inferior en un intento de no gemir ahora mismo. Es cierto que había actuado demasiado desvergonzado con el detective desde que lo conoció, pero en esta ocasión era realmente diferente, se sentía vulnerable y expuesto, claro está que no de una mala manera, pero aún así no evitaba sentir vergüenza y timidez.

Mng —Su espalda se arqueó de tan solo sentir como la respiración de Mew chocó contra su pelvis, ni siquiera se dió cuenta del momento en que el detective deshizo el nudo de la toalla y ahora ya se encontraba posicionado frente a su intimidad.

Mew sentía que todo su rostro ardía en demasía, como si estuviese en las mismas llamas del infierno en este momento. No conocía realmente cómo debía proceder, aunque claro, es característico de él prepararse e investigar cuando algo es desconocido para él. Tal cual como lo hizo hace unas semanas atras mientras redactaba el informe del último caso, pero como ya era costumbre Gulf no había salido de su mente en todo el día, así que simplemente cedió ante la curiosidad y acudió al ayudante de todos (San Google, obviamente), entonces supo qué hacer, cómo y en dónde tocar.

Pero claro que no es lo mismo verlo que hacerlo, ¿cierto?

Sus dedos temblaban a medida que estos mismos exploraban cada centímetro de piel del delgado cuerpo que se retorcía bajo suyo. Poder sentir lo calido de esa tersa piel era simplemente alucinante. Y como si la piel de Gulf tuviese un elixir que lo llamara cada vez más a sentirla con mayor profundidad, sus labios se estampaban contra ella y succionaban queriendo más y más de esa suavidad que esta tan gentilmente le ofrecía.

Besando húmeda y suavemente la pelvis del contrario Mew se incorporó en la cama, con sus rodillas sosteniendo su cuerpo. Observo con detenimiento y devoción a su acompañante, quien se encontraba con las mejillas ardiendo intensamente en un carmesí, sus labios rojos y entreabiertos a su disposición, su pecho subía y bajaba mientras parecía que los erectos pezones del chico parecían gritarle que los devorara uno a uno y como el premio final, los ojos del menor estaban dilatados y llorosos por la excitación.

Todo Gulf, todo él volvía loco a Mew. Lo hacía experimentar un deseo, pasión y lujuria que nunca antes había sentido. ¿Qué tenía este chico que era capaz de descolocar su mundo con tan solo una mirada?, con tan solo un gesto o una palabra

—Hermoso —siseó, preso de la devoción que sentía por ese hombre, preso de la pasión que emanaba cada parte de su cuerpo con tan solo admirarle. Quería llevarlo al cielo en ida y vuelta, Gulf era hermoso, la obra mas perfecta de Dios que él pudo haber contemplado en su vida.

—M-Mew... — Gulf sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, sus anhelos y deseos más profundos estaban a punto de cumplirse justo ahora, jamás pensó que podría llegar a este punto, jamás creyó que lo lograría. Quería entregarse a Mew en cuerpo y alma, quería darle hasta la última parte de su ser y el último centímetro de su cuerpo. Se levantó para sentarse en la cama y clavar sus orbes con los de Mew —por favor. —Rodeó el cuello ajeno —S-solo... hazme tuyo ahora, Mew. Reclamame como tuyo porque yo... ya lo soy.

Aquellas palabras parecieron ser la única señal que Mew esperaba y necesitaba para proceder, toda su cordura salió disparada por la ventana. Tiró de Gulf para pegarlo a su cuerpo y demandar sus labios en un beso rudo y lleno de pasion, ya no quedaba ni un apice de timidez en él.

Con ambas manos sujetó a Gulf de ambos glúteos y lo posicionó a horcajadas en su regazo. Acarició ambas masas de carne, apretando hasta que las marcas de sus dedos fueran visibles, amando con locura cada que Gulf se veía obligado a pausar el beso para poder gemir.

Gulf ya se encontraba en completa desnudez, por lo cual quiso llevar la situación a términos iguales, aprovechando que Mew comenzó a atender su cuello el agente llevó sus manos al pantalón de pijama del detective y comenzó a bajarlo. Mew ni siquiera se resistió ante aquello, incluso levantó su cuerpo para darle facilidad a Gulf de que pudiera retirarlo, regalandole a criterio del menor, la mejor vista que pudo observar. El pene de Mew se marcaba elevado incluso por debajo del boxer. Gulf no pudo resistir la tentación de apretarlo con su mano, ganándose de inmediato un profundo gemido por parte del mayor.

Alucinando con la sensación tan nueva y embriagadora que experimentaba su cuerpo, Gulf gimió, complacido y encantado prosiguió. Llevó sus manos hasta la cintura del detective e intentó subir la camisa, pero entonces un suave agarre en su muñeca lo hizo detener su acción, de no ser por ese movimiento Gulf no se hubiese dado cuenta de que Mew había detenido la labor en su cuello y en su trasero.

Sus acaramelados ojos se posaron sobre los orbes marrones que lo observaban estupefacto, incluso fue capaz de sentir el leve temblor en las manos del mayor. Frunció su ceño y sin palabras lanzó la interrogante: ¿qué sucede?

—No —sentenció Mew, bajo pero serio, suave pero autoritario. Aquello disparó sensaciones negativas en la mente de Gulf.

¿Mew no quería seguir?

¿Había descubierto a último momento que Gulf no le atraía demasiado como para dar el siguiente paso?

El pánico se apoderó de él, le aterró. Sus ojos se cristalizaron y su mano soltó por fin la camisa contraria. El pecho de Mew subía y bajaba pero no parecía ser por la excitación. El pelinegro tenía su mano apoyada en el pecho de Mew, por lo cual pudo sentir los acelerados latidos del corazón contrario.

—¿Qué ocurre? ¿Algo está mal? —cuestionó asustado. —¿No quieres seguir? Está bien si no, Mew. Tranquilo y-y-- Sus palabras fueron calladas por un profundo y lento beso, las manos temblorosas de Mew fueron a parar a su espalda baja. Ambos fijaron sus ojos al terminar el beso.

—No la camisa —balbuceó Mew, con voz temerosa. ¿Por qué Mew estaba tan asustado?

—¿Qué? — El cerebro de Gulf no entendía nada. ¿Por qué no? ¿Qué ocurre?

—Por favor — El tono suplicante en la voz de Mew hizo sentir demasiado vulnerable a Gulf. —Te deseo, Kana —confesó, lanzando una ola de alegría en el corazón ajeno —. Quiero esto tanto como tú o incluso más, pero por favor...

—Está bien —respondió Gulf, sintiendo la tranquilidad de que no se debía a que Mew no lo deseara como él al mayor —. Está bien, Mew. Como tú quieras. —Sonrió. El mayor le regaló una felíz y agradecida mirada, antes de volver a demandar sus labios en un beso, llevando a Gulf a la cama nuevamente. El agente jadeó al sentir la presión de su propio miembro contra el ajeno, arqueando su espalda y abriendo sus piernas.

Con ambas manos sujetó los costados del elástico del boxer ajeno y comenzó a bajarlos por las piernas contrarias, un gruñido satisfecho fue lo que recibió como recompensa. Acarició con devoción y suavidad ambas masas suavecitas sin poder contenerse de apretar también. Si Mew quería marcar lo justo era que él también lo hiciera, ¿no?

El mayor tiró de su pezón con la punta de sus dedos, arrebatando un sonoro gemido de lo más profundo de su garganta.

—¿Te gusta, Gulf? — El aludido asintió frenéticamente, sujetando del cuello al mayor.

—Otra vez —pidió, sin siquiera un apice de vergüenza. Mew sonrió complacido y esta vez no tiró de él con sus dedos, más bien estos fueron reemplazados por los dientes. —¡Carajo! — Gulf no pudo evitar el temblor que su cuerpo sufrió, si tan solo los juegos previos al acto lo ponían así, no quería imaginar cómo se volvería al momento en que tuviese a Mew dentro suyo.

—Eres un travieso —dijo Mew, con su voz más grave de lo normal —. Disfrutas de como devoro tu pezón sin piedad alguna, ¿no? —Mordió con suavidad. La pregunta era retórica, pero por si las dudas pues Gulf asintió varias veces. —Bien, veamos como soportas ambas cosas entonces.

Gulf quiso preguntar a qué se refería con ello, pero ni siquiera pudo pensarlo con exactitud cuando de inmediato sintió como su erección era tomada entre una de las grandes manos de Mew y al mismo tiempo su pezón era succionando por la calidad de la boca ajena y acariciado con la húmeda lengua del mayor. Juraría haber visto luces ante tal perfecta combinación de sensaciones, retorciéndose bajo el cuerpo del mayor.

—Mierda, mierda, mierda. ¡Ah! ¡Ah! E-sp-pera, Mew ¡Ah! — Pudo sentir como la boca ajena se curvaba en una sonrisa incluso mediante el acto que estaba desarrollando.

La mano de Mew continuaba estimulando su pene en aceleradas subidas y bajadas, al mismo tiempo su pezón era atendido con la cálida lengua. Esto era demasiado como para que él pudiese contener la cordura, su espalda se arqueaba, sus piernas temblaban y su entrada se contraía. Su pene tembló aún siendo sujetado por aquella mano y sin poder contenerlo más se liberó en un fluyente orgasmo, lanzando toda su esencia por encima de su vientre y sobre la mano del detective. De inmediato sintió como su cuerpo se volvió un peso muerto y pareció diluirse en las sábanas. 

Mew se incorporó en la cama, de rodillas en ella, levantó la mano llena de la semilla ajena y sonriendo ladinamente dió una lamida a su dedo.

—Delicioso —susurró. Gulf sintió que el mundo en serio no estaba siendo justo con él, no al menos sí quería mantenerse tranquilo cuando tenía a la octava maravilla frente a él, su pene inevitablemente volvió a alzarse aunque su portador estuviera sin ninguna pisca de fuerza. —Esto es bueno, fue abundante. — Mew acarició su cintura, tomando con la punta de sus dedos un poco de la esencia de Gulf que yacía sobre su propio abdomen —Yo no tenía lubricante. —Sonrió.

—Oh D-Dios... —jadeó el menor, de forma entrecortada. Mew no perdió más tiempo y habiendo untado dos de sus dedos del suficiente semen de Gulf, los llevó a la apretada entrada de este y los introdujo poco a poco. —¡M-mierda! ¡Ah! ¡Ah! — Su espalda formó un arco y su entrada se contrajo en respuesta, quizás debido a la elevada excitación que sentía su cuerpo, el dolor por recibir dos dedos de una sola vez no fue grande.

A medida que aquellos extensos dígitos se aventuraban de adentro hacia afuera, explorando su cavidad, una onda de espasmos era lanzada por todo su cuerpo, sintiendo lo erizado de su piel, lo caliente que era la sensación. Abrumadora en demasía pero de forma buena. Su canal cada vez se acostumbraba más a los visitantes que lo expandían desde dentro.

—I-inclus-so mis dedos están ap-pretados en tu entrada, Gulf —expresó Mew, con fascinación y deseo.

—¡Ah! O-otro. P-por favor. — Su cuerpo había comenzado a moverse de arriba hacia abajo en busca de más profundidad, los dedos de Mew se tensaron ante la nada vergonzosa actitud de Gulf. Pero aunque su rostro ardía en demasía, no tardó absolutamente nada en cumplir las peticiones de su sumiso y agregar el otro dedo. —¡Ah! ¡S-sí! Así, ¡ah!

Mew inició con más brusquedad esta vez, sintiendo como sus dedos eran humedecidos con abundancia. Con su mano libre volvió a atender el pene de Gulf, subiendo y bajando su mano mientras metía y sacaba sus dedos de la ya no tan estrecha entrada.

—Joder, ya no puedo más, Gulf.

Con precisión retiró sus dedos arrebatando un grito glorioso por parte de Gulf y ya sin poder controlar su exitacion lo sujetó de la cintura y luego de colocarse el condón que desde antes guardó bajo la almohada, alineó su miembro en su entrada. Contemplando por milésimas de segundos el desastroso aspecto del menor, el cual no hizo más que excitarlo. Sujetó su grande y erecto miembro y se introdujo hasta el fondo de una sola estocada.

—¡Ah! —gimieron ambos.

—¿Estás bien? ¿Te duele? — Se inclinó para poder comenzar a depositar suaves besos en el rostro de Gulf. El menor pudo darse cuenta de como Mew estaba poniendo de su parte para contenerse de no partirlo en dos ahí mismo, él sabía que eso era frustrante.

—E-estoy bien, s-solo... — Su respiración se aceleraba y entrecortaba con tan solo sentir el palpitante pene dentro suyo —b-bésame. —Tiró del cuello del mayor y fundió sus labios en un beso, llevando ambas lenguas a la fiesta. Sentía como su cuerpo entero y su ser se doblegaban ante Mew, quería más, necesitaba más. Gulf nunca tendría suficiente cuando de Mew se tratara. —M-muévete ahora. Vamos, detective, dámelo todo.

[Ay, Dios mío, Gulf. Tenme compasión, ya estoy anciana y me puede dar un paro cardíaco haha. Estoy roja como un tomate.]

Ni lento ni perezoso, Mew comenzó el vaivén que tanto había anhelado, apoyó sus manos a los costados de Gulf y comenzó a penetrarlo con fuerza y profundidad, siendo deleitado por la forma en como el cuerpo de Gulf subía y bajaba debido a las embestidas. Tensaba y destensaba su trasero al embestir con profundidad.

—Angh, G-Gulf. —Llevó sus dientes hasta el lóbulo de la oreja ajena y mordió levemente, amando la forma en que el cuerpo de Gulf se erizaba. Luego de algunos intentos y de profundas estocadas su miembro encontró su objetivo, dando en él con certeza.

—¡AHH! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Sí, justo ahí! ¡Dame más! ¡Más, más, más! — Con sus manos apretó el trasero del detective, en busca de que se introdujera todo el miembro.

—G-Gulf... — El tono fue de advertencia y Gulf lo supo. Pero poco le importó, siguió suplicando y suplicando, pidiendo más porque no era suficiente, siempre y cuando fuese Mew jamás sería suficiente. —¡Mierda! — Perdiendo todo su autocontrol Mew salió de Gulf y de inmediato lo hizo darse la vuelta, colocandolo en cuatro sobre la cama e introduciéndose de inmediato. Instantáneamente Gulf se arrepintió de sus palabras.

—¡AH! ¡E-ES PROFUNDO, PROFUNDO, MUY PROFUNDO! M-MEW — Los brazos de Gulf flaquearon, queriendo tirar la toalla porque ya ni fuerzas tenían, pero Mew lo sujetó de las caderas y dió la primera embestida.

—Tú me lo pediste —Embistió —y yo obedecí. —Otra embestida. —Siempre haré lo que tú me pidas. — Embistió una, dos, tres, e incontables veces, haciendo a Gulf perder por completo las fuerzas. Sus brazos se derritieron cuál hielo expuesto al sol y su rostro se estampó contra la cama. Por inercia su trasero se alzó y su espalda se volvió en una sensual bajada. —Me vuelves loco, Gulf. ¿Qué hiciste conmigo?

Los dientes de Mew rechinaban entre sus gruesas palabras, debido a que su mandíbula se tensaba en cada embestida. Su mano se colocó dominante en su espalda, manteniendo abajo su cuerpo mientras él destrozaba con pasión el trasero ajeno.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ya no puedo, ya no puedo! ¡M-más! Ah, Me-ew! — Tal parecía que su cuerpo no se podía en acuerdo con su boca descontrolada, aquello hizo sonreír al mayor.

—¿Quieres más? ¿A-aún no es suficiente? — Mew embistió más fuerte y profundo, inclinó su cuerpo hasta morder el hombro de Gulf, la parte trasera de su cuello y también al costado de este. Dejando las ovaladas marcas en el cuerpo ajeno.

Mío, mío, mío. Era lo único que podía repetir una y otra vez en su mente.

—¡Ah! ¡Mew, ya no puedo más! Y-yo... ¡ah!

—¡Gulf! ¡Ngh!

Sin poder controlarlo más, ambos alcanzaron su clímax al mismo tiempo. El cuerpo entero de Gulf se tensó y derramó todo su líquido en las sábanas, mientras que el pene de Mew palpitó y vació toda su esencia en el condón. Aún sin salir de Gulf recostó su cabeza en la espalda ajena, el menor tenía su rostro sumido en las almohadas.

—Gulf... e-eso fue —Su respiración era errática y acelerada al igual que los latidos de su corazón —magnífico.

—Sí que lo fue. — Gulf estuvo de acuerdo, con la sombra de una sonrisa.

Mew salió de él con lentitud, dejando el vacío luego de la llenura. Retiró el condón y lo lanzó al basurero, se recostó en la cama y tiró del cuerpo de Gulf. Su intención era recostarlo sobre su pecho, pero el menor tenía otros planes y se montó sobre él.

—¿Gulf?

—Con gusto quiero otra ronda, Mew, pero no ahora. Solo... quiero dormir aquí. —Sonrió. Mew correspondió con amor a esa sonrisa y asintió sin poder negarle nada a ese risueño hombre.

Gulf lo sujetó del mentón y comenzó a besarlo con suavidad y lentitud esta vez. Sin lenguas de por medio pero sí con una mordida al labio del mayor como cierre. Al finalizar el beso simplemente desplomó sus brazos en los costados del cuerpo de Mew y comenzó a quedarse dormido con el lento subir y bajar del pecho ajeno.

—Muy lindo —siseó Mew, besando la coronilla de su cabeza y rodeando el cuerpo sobre él, cerró sus ojos en busca de su propio descanso.

Los lentos latidos y respiraciones de  ambos cuerpos, se sincronizaron suavemente. Formando una melodía perfecta, esa melodía que quedaría grabada en la mente de ambos inconscientes amantes. Amantes que por primera vez se entregaron al otro, la luna y las estrellas fueron testigos de ello, de aquel amor que se purificó esa noche.







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Amigos, me tiemblan las piernas. 😭
Ay, pero no por lo que piensan sino porque me caí, ya van de mal pensados.😂😂😂🤭

¡PRIMER YELICIOSO! Y yo ya quedé cansada haha, Dios mío estos niños me van a matar algún día.🤭

¿Alguien más quiere una bolsita de agua y un dulcito para la presión? 😂😂 O al más no haber pues una baldada de agua fría para bajarles la calentura 😂😂😂

¿Sí les gustó el primer extra? 😏

Espero leerlos en los comentarios, Feeniks.

Cambio y fuera 💜

PD: Pero que gran primera vez nos estábamos perdiendo 😮🙊. Si así fue la primera vez, en la que estaban agarrando confianza, pues no quiero saber cómo van a ser en las demás.😲🥴😂

Bueno, bueno, ello que se den como quieran, yo no me quejo. Solo que me duelen los dedos, pero por escribir obviamente hahaha. Ay no, que mente la que me cargo, además que yo sé que ustedes malpiensan todo.😂😂😂🙊

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