6. ➷ ❝Tᴜ Nᴏᴍʙʀᴇ❞

❝Tu Nombre❞
Cali & El Dandee / Mike Bahía.

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Pᴀʀᴇᴊᴀ: Connaria
Dᴇᴅɪᴄᴀᴅᴏ ᴀ: _noxxi
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Aclaración: Universo Alterno; aquí Connor nunca se acercó a Aria en la biblioteca. ✫

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ra otro día más en la Academia de Héroes, y como siempre Connor Wilson estaba mirando desde la distancia en el comedor a su perfecta e inteligente Aria Parker, quien se encontraba almorzando tranquilamente en una mesa junto a sus dos amigos arácnidos, mientras él estaba en la alejada mesa que los mutantes habían proclamado como suya, sin decirlo en realidad, completamente perdido en su demente imaginación.

Para todos los demás estudiantes su gusto/obsesión con la pequeña arácnida era un secreto, –nadie le prestaba la suficiente atención al muchacho como para darse cuenta de lo evidente, o decidían no meterse en su camino, tampoco importaba mucho cuál fuera la razón–, pero los únicos que si estaban enterados, o que debían soportarlo, eran el grupo de los Jóvenes Mutantes, quienes sufrían de primera mano el amorío imposible del Wilson.

– No es imposible –objetó Connor, mirando a un lado de la mesa donde suponía estaría la cámara que trasmitía este guión-. En la historia lineal tengo una cita con ella.

– Será en tus sueños –comentó Alexander Summers Grey, ganándose un leve codazo de Ángela Worthington para que fuera más gentil, a pesar de que ninguno comprendía a quien le estaba hablando Connor puesto que allí no había nadie sentado.

– ¿Para qué le hacen caso? –intervino Laura Logan, más concentrada en su almuerzo que en prestarle atención al chico–. Jamás tendrá sentido.

Como niño pequeño Connor le sacó la lengua a la clon de Wolverine, justo en el momento en que Aria y sus dos amigos arácnidos sin importancia se acercaba al grupo de su mesa.

La reacción del muchacho fue instantánea, le sonrió a la chica cuando los saludó a todos, medio mordiéndose la lengua en el proceso, y se quedó perdido viéndola mientras hablaba, incluso aunque no fuera él quien tenía su atención.

– ¿McCoy, usaras el laboratorio hoy? –preguntó la pequeña, con su amabilidad de siempre y Connor dejó de escuchar la conversación por estarla mirando.

Sí, realmente Aria no solía hablar mucho con el de cabello bicolor más allá de un par de palabras, pero en el pasado la había hecho reírse de sus chistes y alguna de sus tonterías accidentales que hacía por toda la Academia, además la había visto preocuparse un par de veces cuando Laura lo perseguía intentando matarlo con sus garras de adamantium.

Creía que lo consideraba un amigo, y de verdad le gustaría asegurarse de que así fuera, pero era incapaz de concentrarse en cualquier otra cosa si ella estaba cerca, cuando intentaba hablarle confundía palabras y hasta se paralizaba si llegaba a dirigirse a él.

Si sólo Aria se diera cuenta de lo que le hacía su presencia las cosas quizás fueran más fáciles.

Sabía que en algún momento podría entablar una conversación con ella, porque no le alcanzaba con mirarla a la distancia, pero por ahora estaba muy ocupado babeando por ella mentalmente como para notar que ya se había despedido de los demás y se iba del comedor junto a Sunyi Moon y Jeffrey Drew.

Laura fue la única que lo hizo volver a la realidad golpeándolo en la cabeza, sin sus garras, toda una rareza.

– Adiós... Puta madre. Se volvió a ir. –Connor refunfuñó, mientras los demás en la mesa se reían levemente–. Sólo quiero compartir una botella junto a ella, darle muchos besos y despertar todas las mañanas a su lado. ¿Pido mucho?

– Sí –le respondió Adam McCoy, intentando hacerlo entrar en razón–, porque ella es mucho menor que tú.

– Cállese. ¿Quién pidió su opinión, personaje secundario?

– Tú –le apoyó Ángela, haciendo que el chico le diera la razón, con la linda mutante alada era imposible enojarse.

Aun así, eso no eliminaba el flechazo de Connor por la pequeña araña, por lo que encogió los hombros haciendo como que no escuchó nada y tomó el refresco de la persona a su lado, sin su permiso.

– Ña... Como dice la canción «Traguito pa' la sed» Así se ahogan las penas.

Bebió lo que quedaba del refresco de un trago y volvió a dejar la botella de vidrio en el lugar de antes, encontrándose con la expresión molesta de Laura, quien empezaba a sacar sus garras en medio de un sonoro gruñido. Esa era señal suficiente para sonreírle como si no hubiera hecho nada.

– ¡Ya me hartaste!

Tras un golpe a la mesa, Connor salió corriendo en medio de una risa maniaca, sin importar que varios otros estudiantes se volvieran a mirarlo mientras escapaba.

Sabía que Laura intentaría matarlo de nuevo inútilmente, porque siempre se regeneraría, y que Adam intentaría detenerla en vano, porque era usual que ella lo atrapara, eso hasta que tuvieran que entrar a clases otra vez.

Al fin y al cabo, molestar a la clon era lo único que lo distraía de no poder hablarle a Aria de frente, eso y que era divertido hacer enojar a la cascarrabias de la Logan.

a sala de descanso estaba inusualmente vacía para ser alrededor de las cinco de la tarde, la mayoría de estudiantes habían optado por pasar su tiempo libre después de clases en otro lugar y los jóvenes mutantes habían aprovechado para adueñarse de la mesa de billar.

Estaban teniendo tanta paz que sólo había una persona capaz de arruinarlo y justamente apareció con un grito animado.

– ¡Ya lo tengo! –exclamó Connor, haciendo que Laura gruñera con fuerza.

No se lanzó sobre él porque Adam se lo impidió, ya lo había matado una vez en el día e incluso habían tenido que limpiar el desastre provocado en uno de los salones de clases mientras intentaba escapar.

Siendo honestos al joven Wilson le había encantado tirarle más de una silla buscando golpearla, se había sentido increíble hasta que los profesores lo hicieron detenerse, no antes de que Laura lograra su objetivo de destrozarle la garganta de un zarpazo.
Sólo gracias a su regeneración seguía con vida, y sin ningún daño permanente, más allá de usual locura.

– Estoy loco de amor, sí señor, y ya sé que hacer para no paralizarme frente a ella.

– ¿Superarla? –inquirió Dimitri Rasputin, quien realmente no estaba interesado en lo más mínimo.

– Jamás –exclamó Connor, dramatizando de más y haciendo a sus compañeros rodar los ojos, exasperados–. ¿Pueden fingir ser mis amigos por un momento y escucharme? Me siento solito y la escritora no ayuda con su narración.

Los demás intercambiaron miradas, concordando en silencio y Alex, como futuro líder del equipo, le hizo una señal para que prosiguiera, luego se iría tranquilo y ellos podrían seguir con su juego como si nada hubiera pasado.

– Muy bien. Ya encontré la forma de invitarla a salir; como hablando puedo equivocarme...

Connor dejo un segundo sus palabras en el aire, haciendo un innecesario momento de suspenso, y dos segundos después sacó una guitarra. ¿De dónde? Ninguno de los presentes lo supo, pero tampoco les interesaba.

– Le hice una canción –terminó de explicar, esperando reacción de sus compañeros.

– ¿Por qué siento que conozco esa guitarra? –preguntó Ángela, inclinando la cabeza al intentar recordar donde la había visto antes, pero los demás no le prestaron atención a ese detalle.

– Pues no es mala la idea –comentó Zelig Wagner, agitando su cola de demonio inconscientemente feliz por no encontrarse con un plan tan descabellado–. En realidad, es bastante romántico. Es lindo.

– Pero la pregunta ahora es –intervino Irene Darkhölme, mientras cambiaba el color de sus uñas con sus poderes–. ¿Sabes tocar la guitarra?

– Claro que sí. Observen... O mejor, escuchen.

Mientras se preparaba para tocar, los demás esperaron completamente seguros de que sería un desastre, tanto así que Laura se cubrió los oídos con las manos, pero para salvación de los jóvenes mutantes, Connor no llego a tocar ni una cuerda antes de que se convulsionara en medio de chispas de electricidad.

Su cuerpo se deslizó al suelo poco antes que una mano detrás del chico tomará la guitarra para quitársela e impedir que cayera con él.

Los demás mutantes se sorprendieron, no por el hecho de que electrocutaran a Connor frente a ellos, habían visto muchas veces la "muerte" del chico como si nada, lo que impactaba era que Torunn Thorsdottir lo hubiera hecho.

– Por eso se me hacía conocida la guitarra. –Saltó finalmente Ángela, agitando las alas blancas un poco cuando se escuchó un leve quejido de Connor–. Fue un poco violento, Torunn.

– Sentimos que te la haya quitado, ya sabes es Connor.

La joven Diosa asintió ante las palabras de Alex, que intentaba ser cortés, evitando reírse de la situación, como Laura estaba haciendo a todo pulmón.

– No vieron nada –masculló la rubia, luego de disculparse también por su acción, dando media vuelta y caminando en dirección al pasillo que llevaba a las habitaciones, llevándose su preciada guitarra con ella.

El grupo de mutantes observaron a Connor en cuanto la asgardiana se perdió de vista, aún tirado en el suelo y con un leve humo saliendo de su piel enrojecida que poco a poco volvía a la normalidad. Se lo había buscado por supuesto, tomar las cosas de los demás traía consecuencias.

Emily Frost inquirió en si debían ayudarlo de alguna forma, pero ya el muchacho se había movido un poco para quedar bocarriba en el suelo de madera de la sala de descanso, con una expresión medio adolorida y triste les aseguro que se quedaría allí un rato más.

– Pasemos mejor a la siguiente escena... –indicó con voz apagada, mientras sus compañeros mutantes volvían a su juego de billar, excepto Ángela quien si se preocupaba, aunque sanaría eventualmente–. Siento que me quedare solito en este One Shot.

Y mientras Ángela intentaba subirle el ánimo, Connor sólo podía maldecir su estúpida parálisis cuando Aria estaba cerca y también estaba imaginando como matar a la escritora por hacerlo sufrir tanto, pero ese era otro tema.

a noche había caído ya, y la mayor parte de los estudiantes estaban en sus habitaciones durmiendo, tal como tenía que ser.

Claro que Connor seguía sus propias reglas, y estaba dando vueltas por los pasillos de la Academia debido a que tenía insomnio y que su compañero de habitación, Adam McCoy, lo había sacado para que lo dejara de molestar.

Era inusual para el joven Wilson pasarse las noches sin dormir, pero cuando no lo lograba sólo podía ser por una razón, con un nombre bastante corto y hermoso a la vez; Aria.

Pensaba en cómo podría hablarle a su chica, la forma perfecta para acercársele y decirle lo que sentía por ella, eso era lo único que lo desvelaba por las noches, además de recordar el hecho que la chica no estaba enteraba de su sufrimiento.

Se preguntaran; ¿Por qué seguía pensando tan detenidamente las cosas cuando era sumamente impulsivo con todo lo demás? Pues ni él mismo lo sabía, quizás por ese cliché donde decían que el amor te hacía tonto –más tonto de lo que ya era–, pero ¡Demonios! Era hijo de Deadpool, la verdad era que ese comportamiento no era propio de él.

– Sí, maldita sea –exclamó el propio Connor, interrumpiendo la narración, mientras iba por uno de los pasillos oscuros, como alma en pena–. Soy el hijo del gran Deadpool, no un alma en pena. No puedo seguir así. Necesito enfrentar esto sin pensar tanto y atreverme a hablarle.

En su cabeza ya pasaban miles de momentos donde dejaría que pasara lo que tuviera que pasar, pero justo se encontró con alguien cuando iba dando una vuelta por el corredor.

Para su fortuna no era un demonio de sombras, o uno de los guardias que rondaban los pasillos en la noche, era simplemente la dueña de su desvelo, quien también había sido tomada por sorpresa al encontrarse con Connor casi a los doce de la noche.

De hecho había lanzado un hilo de telarañas por mero reflejo, dando el disparo directo a la pared fallando por unos centímetros el rostro del chico, y sólo para aclarar, el grito femenino que escucharon no fue de Aria.

– Que susto –comentó la pequeña Parker, luego de disculparse por casi darle con la telaraña–. Creía que era la única por aquí. ¿Qué estabas haciendo?

Connor tardo un momento en poder reaccionar, aún estaba lidiando internamente con su problema de no paralizarse y dejar de pensar, así que cuando habló lo hizo bastante rápido.

– Tenía caminar y decidí insomnio... Espera así no era.

A pesar de su tontería, había hecho reír a la chica y eso era lo que importaba, claro que Aria se cubrió los labios con una mano para amortiguar el sonido, intentando no llamar la atención de algún vigilante y fallando infortunadamente en el intento, puesto que el halo de luz de una linterna de los agentes fue visible desde la esquina del pasillo.

Se suponía que patrullaban en las noches para evitar que los estudiantes se pasearan por los pasillos, aunque nunca hacían un buen trabajo porque los jóvenes no se lo hacían fácil y Connor sobretodos hubiera estado feliz al desmayar al vigilante para salir corriendo, sabiendo que en la mañana lo inculparían, no sería la primera vez que pasaba, pero Aria fue más lista, tomó al chico del brazo para guiarlo apresuradamente por el pasillo que los alejaría sin necesitar de aplicar la violencia y tan silenciosa como una espía de SHIELD.

El Wilson por supuesto se dejó llevar conteniendo la emoción de que la estaba tocando, o bueno se estaba dejando arrastrar por ella.

– ¿Y que estabas haciendo fuera de la habitación? –inquirió Connor, una vez que ya estaban lejos de que los descubrieran.
Se imaginaran el festejo interno del mutante por haber formulado bien la pregunta.

– Probaba mis lanzadores de telarañas, los ajuste un poco aunque todavía fallo en la puntería, pero es mejor tarde para que no se den cuenta quien hace tanto desastre en la sala de entrenamiento.

Le fue inevitable reír tontamente.
La pequeña Parker tenía su lado rompe reglas aunque fuera mucho menos destructiva que el muchacho y ese potencial era el que le encantaba de Aria, además de su inteligencia, y su amabilidad, su cabello, sus ojos... En general todo de ella le encantaba.

Ambos concordaron en irse a sus habitaciones antes de que los atraparan rompiendo el toque de queda, claro que Connor la hubiera seguido incluso si decía que se escaparan de las instalaciones.

Y mientras caminaban, teniendo cuidado de no volverse a encontrar con otro de los vigilantes, u ocultándose deprisa para no ser atrapados, la pequeña Aria fue llevando la conversación mientras Connor se limitaba en escucharla a medias y hacerla reír al contestarle de forma tonta.

Su cabeza estaba ocupada en pensar cómo explicarle que lo único que quería alguna vez sería ella.

Así que ateniéndose a su decisión de que ya no pensaría tanto, detuvo a la muchacha justo en el entrecruce de los pasillos que separaban la sección de chicos y de chicas.

Sí lo pensaban bien esa división de pasillos había sido testigo de muchas confesiones -un escenario muy reutilizado, a falta de presupuesto-, pero es que tenía que aprovechar el último segundo en que el estarían los dos juntos y de que se estaba atreviendo a hablarle, quizás mañana perdiera todo valor y volvería a lo mismo.

– Tengo una pregunta que hacerte...

Frente a frente, con el adorable rostro de Aria prestándole atención a él, Connor se quedó sin ideas.

– ¡Dios! Que difícil. Te había hecho una canción, pero Torunn me quitó su guitarra y la escritora hizo que me electrocutara. –Aunque la de cabello cobrizo inclinó la cabeza sin entender, el Wilson continuó sin importarle ese detalle–. En fin, sólo tú tienes la respuesta. Puedes decir que si o puedes decir que no...

– Connor...

– Shhh. No interrumpas. Pero si dices que no, no te creo porque debes sentir lo mismo que yo o este One Shot no tendría sentido y...

Sin querer escuchar más palabrería sin sentido y viendo que Connor no iba a dejarla hablar, Aria se acercó a él y le besó suavemente la mejilla colocándose en puntillas por la diferencia de altura, dejando al muchacho con una expresión bastante sorprendida y cortando su terrible intento de explicarle que le gustaba guiándose por la letra de la canción que no pudo dedicarle como hubiera querido.

Se llevó una mano a su mejilla viendo como Aria se alejaba un poco, le impacto aún más que lo hubiera besado en su cicatriz y aquello no lo hubiera imaginado posible. Aceptémoslo la marca en su piel le quitaba bastante el tractivo, aunque gracias al cielo no tanto como su padre, pero allí estaba, sonriendo tiernamente por su reacción.

– ¿Me quieres porque yo te quiero? –inquirió el de cabello bicolor, haciendo reír levemente a la pequeña.

– Buenas noches, Connor.

Sin decirle nada más, la arácnida se fue caminando, intentando no reírse. Quizás la pequeña Parker estaba pasando demasiado tiempo con Margaret Rogers y estaba tomando ejemplo de sus terribles muestras de sentimientos, pero para el Wilson era tocar el cielo por unos segundos.

Era probable que nadie más que ustedes, lectores, supieran lo que había pasado, pero estaba demasiado feliz como para irse a la cama, es decir, ¿Cómo podía dormir si sólo escuchaba a Aria diciendo su nombre después de haberle besado la mejilla? Quizás sí molestaría a su compañero de habitación mientras repetía el nombre de la muchacha en medio de su emoción, pero era inevitable.

– El mejor final para un One Shot. Aria me quiere~ –iba diciendo el muchacho, medio dando saltitos por el pasillo–. Aria me quiere. Aria sí me quiere~ Un segundo ¿Por qué ir a mi habitación? ¡Aria, dime qué me quieres!

Y sin más Connor se perdió en la oscuridad del pasillo intentando alcanzar a la pequeña...

Se preguntarán ¿Cómo terminó? Pues por el escándalo los guardias finalmente lo encontraron, -Aria se salvó por muy poco- así que Connor castigado el día siguiente.

– ¡Escritora, cruel!

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Fin del sexto One Shot 🙈

Amo a estos dos jajajajaj
Espero que les haya gustado tanto como yo disfruté al imaginarme la historia.

Cambié un poco mi forma de escribir para adaptarlo a la manía de Connor hablando con los lectores 😅
Ojalá que les haya sacado alguna sonrisa.

Sin nada más que decir, nos leemos mañana en la siguiente parte del Especial.
😉💕

Hasta la próxima, bye bye 😘

༺♡Mel♡༻

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